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Andalucía :: 22/08/2016

¿Puristas o consecuentes?

Juanfe Sánchez
No lo llamen “purismo”. Llámenlo por su verdadero nombre: coherencia. Y a sus valedores como lo que realmente son: consecuentes

Últimamente, dentro de los cenáculos del neo-regionalismo por una parte y de ciertos sectores denominados nacionalistas, proclives a establecer pactos con sectores españolistas, se utiliza un término para intentar estigmatizar al independentismo andaluz: “purismo”. Un término de evidentes connotaciones negativas y acusaciones difusas. Un término peyorativo que podría valer para cualquier cosa, lo mismo que para un roto que para un descosido. Un término, que en definitiva, no nos lleva a ninguna parte más que a la cosificación del independentismo andaluz en torno a tópicos y mentiras dañinas, a huir de un debate con palabras certeras, a hablar de principios y de hechos, a separar el trigo de la paja. Todo ello con la dialéctica pertinente, y no vulgares excusas que en mi opinión es lo que esconden quienes utilizan ese término.

Pero, ¿qué es un purista?

Según definiciones de diversos espectros académicos, podemos definir el purismo como “una tendencia a defender el mantenimiento de una doctrina, una práctica, una costumbre, etc. en toda su pureza y sin admitir cambios ni concesiones.”

Bien, esto de entrada no nos dice nada, porque no podemos hablar en abstracto. Habría que ir al caso concreto y estudiar todos sus factores para determinar si podría existir dicho comportamiento. Y si este, dependiendo del caso, es positivo o negativo.

Habría que empezar reconociendo que cualquier opinión que mantenga cualquier persona podría ser catalogada como purista, sea cual sea, ya que, al ser nuestra y al confrontarla con la del adversario, inevitablemente caemos en su defensa acérrima. Es un ejercicio primario y natural de defender en lo que una persona cree. Y defenderá sus creencias si realmente cree en lo que dice defender. Opondrá resistencia, la más feroz si hace falta, en alto o en silencio, para defender su verdad. En este punto, queridos amigos, estamos como con la muerte, somos todos iguales. Considerando esto, es ridículo pues, que alguien acuse de purista a otro.

Evidentemente,  también cuando nos referimos al campo político podrían hacerse esas observaciones. Mantener tus propias opiniones y creencias al parecer, ahora es sinónimo de intransigencia y no sé cuantas cosas más. Ergo, mejor deberías no tenerlas y no pensar por ti mismo, no ser librepensador. Además, la política, donde cada cual tiene su opinión, es un mundo donde es fácil deslizarse hacia el camino del insulto gratuito, la invención malévola y la cosificación del otro.

Las redes sociales son un excelente caldo de cultivo para todo tipo de variopintos personajes que dan rienda suelta a sus egos y más bajas pasiones. Es un lugar que se presuponía apto para el debate pero no está siendo más que un negador del debate, un lugar cenagoso no apto para quienes quieren debatir en serio sobre cuestiones fundamentales, y en concreto en lo que nos toca, para la Liberación de Andalucía. Es muy fácil infiltrarse en ellas para hacer contra información al movimiento revolucionario y torpedear desde su núcleo al movimiento independentista que intenta devolver la conciencia, la tierra y el poder a los andaluces en su propio país. Allí se puede matar al mensajero, poner palitos a las ruedas, desbaratar debates con mil pamplinas, acusar de corruptos a personas honestas sin ninguna prueba, avalar rumores de todo tipo, crear simpáticas presunciones, inventar historias en detrimento de ideas o personas concretas o moldear corrientes políticas que tienen objetivos totalmente divorciados del proceso de Reconstrucción Nacional de Andalucía.

Por lo que nos acusan de “puristas” está muy claro según nuestros detractores: lxs independentistas defendemos que sólo desde un movimiento propio podremos ejercer y defender nuestra soberanía y no desde la integración en movimientos y confluencias españolas cuyo objetivo es cambiar España y no nuestra situación de opresión. O porque siempre hemos luchado para unificar las fuerzas andalucistas revolucionarias en un Bloque Andaluz de Izquierda y nos hemos negado a injerencias españolas. O porque  mantenemos un debate ideológico en pos de la Independencia y el Socialismo, que señala las contradicciones, evidencias y carencias del MLNA. O porque hemos sido los primeros en poner en cuarentena el chovinismo gran español, partidario del imperialismo español, que contienen muchos sectores que se reivindican republicanos españoles. O porque hemos sido los primeros en hablar claramente de República Andaluza de Trabajadores. O porque seguimos empeñados en la titánica tarea de devolver la conciencia de la propia Identidad al Pueblo Andaluz. Hay muchos más porqués y ninguno, ninguno justifica ni ha justificado jamás que no debamos de luchar por la Independencia y el Socialismo. Hace tiempo escribí un artículo que contiene el rosario de prejuicios fundamentales contra el independentismo andaluz, en cuyas respuestas y argumentos, tan justos y necesarios se basan algunos para acusarnos de “puristas”.http://2014.kaosenlared.net/secciones/94290-36-mitos-m%C3%A1s-comunes-contra-el-independentismo-andaluz (pincha en enlace)

Aplicado al independentismo andaluz, es curioso que alguien nos etiquete de puristas, de enemigos del cambio. ¿Cómo vamos a ser puristas, enemigos del cambio, si somos transformadores sociales? Es curioso, en mi vida siempre he intentado no seguir, cuando no transgredir de manera directa, todas aquellas tradiciones, pensamientos e ideas carcas que ha heredado una sociedad que aun no se ha sacudido el franquismo sociológico de sus cabezas. Mi práctica política e ideológica siempre ha sido plenamente revolucionaria y para nada me considero una persona cerrada ni intransigente. Quien me conoce personalmente lo sabe, quien no me conoce, presupone, imagina, cree saber y se construye un imaginario sobre mí a su medida. Pero aquí lo importante es que considero que si se tienen unas ideas hay que defenderlas y actuar consecuentemente con ellas. Tener esas ideas no me hace ser sectario, me hace ser lo que soy, independentista andaluz. Tampoco me considero dogmático, puesto que conservo no solo amistades en prácticamente todos los sectores que se reconocen andalucistas, sino además con gente que piensa lo contrario a mí.

No puedo entender como un regionalista andaluz puede acusar de purista a un independentista andaluz. Empezando porque esos regionalistas tipo PA no han reconocido jamás a nadie que no fueran ellos, en una actuación permanentemente cainita entre hermanos de no reconocer al otro. No puedo entender cómo hay sectores que se denominan andalucistas pero no ponen en cuestión las bases de dominación y dependencia que sufre Andalucía por parte de España. No puedo entender cómo hay gente que en nombre del andalucismo puedan defender la existencia de España, porque aparte de ser un Estado que nos niega a día de hoy nuestro derecho a decidir y nos niega como pueblo, sin nuestra anexión a Castilla, ésta no hubiera nacido jamás. Y pertenecemos a un Estado por la fuerza, no por propia voluntad. Parece que según para los “no-puristas” la dependencia y el subdesarrollo de Andalucía le hubiera caído del cielo, como si pertenecer a España hubiera sido un acto divino que siempre estuvo ahí. Esto no es sólo una falsedad histórica que evidencia lo “bien” que conocen algunos la Historia Andaluza, sino que es creacionismo puro y duro. O como si la acción de ese Estado, unas veces mediante el terror y más actualmente mediante la manipulación de masas, no hubiera tenido nada que ver en que haya una mayoría de andaluces y andaluzas que se consideren españoles y cuyo mimetismo de las ideas de la clase dominante es más que evidente. Y quien niegue esa manipulación de masas, está negando la existencia de la superestructura llamada Estado Español. Lo está negando todo lo que ello conlleva. O dicho de otra manera: no tienen ni idea de por donde les viene el viento.

Los “no-puristas” no nos perdonan que les hiciéramos críticas tan claras como las siguientes, contenidas en el artículo “Aprender de la Historia”, de marzo de 2008, que era en sí una respuesta al inefable de Javier Aroca, a un artículo insultante que había escrito para nuestra Historia y para el Andalucismo de verdad. Sí, el que no teme en absoluto decir INDEPENDENCIA: (http://juanfesanchezindependenciasocialismo.blogspot.com.es/2014/04/aprender-de-la-historia.html pincha en enlace)

“Mucha culpa de lo que pasa en el andalucismo ha venido no solo por no saber explicar las cosas tal y como son, por no hablarle claro al Pueblo Andaluz, sino por otros problemas como por ejemplo:

– Sustitución del discurso andalucista por el del agravio comparativo.

 Se basa esto brevemente en no reclamar las cosas porque los andaluces así lo exijamos y merezcamos como nación, sino porque “otros” (Cataluña, Euskadi…) lo tienen y exigen.

-La involución españolista dentro del Andalucismo.

 Se refiere esto a que en el PA (que no ha sido el único referente del nacionalismo andaluz, ahí están el FAL, el FLA, Liberación Andaluza, la CUT, el SOC, Nación Andaluza o Jaleo!!!) todos los dirigentes que ha tenido han sido pseudoandalucistas, algo más desarrollados que el simple regionalismo, pero incapaces de adaptar el Andalucismo a lo que Andalucía y sus Derechos Nacionales demandan de él. Desde Arredonda (que para un Congreso Nacional para anunciar la victoria de España en la copa Davis…) a Rojas Marcos, Ortega, Pacheco, el personaje de Utrera o Ronda…son incapaces, como niños chicos, de balbucear siquiera, la palabra Independencia, por temor a ser acusados por el desconocimiento de un Pueblo Andaluz falto de información sobre él mismo y sus orígenes y derechos, alienados y dependientes. La cabeza visible del nacionalismo andaluz jamás ha tenido en mi opinión, un sólo dirigente nacionalista de verdad.

-La falta de estrategia.

 Entendido esto no sólo como todo lo anterior expuesto brevemente, sino por la falta de respeto y legitimidad que ha destilado a los grupos nacionalistas y andalucistas anteriormente citados y que el PA y el antiguo PSA no han reconocido nunca, en una actuación permanentemente cainita respecto al buen hacer de los demás, cuando ellos mismos no se atrevían a decir a los andaluces lo que otros grupos y partidos si lo hicieron y lo siguen haciendo. Aun recuerdo cuando el PAU-PTA se integró en el PSA en aras de la unidad del nacionalismo andaluz de izquierdas a mediados de los 80, cuyo resultado no fue un programa de Liberación Nacional y Social, sino el triunfo de las tesis de los españolistas regionalistas, que acabaron fagocitando todo intento serio de un Partido Andalucista consecuente con los principios que decía defender. Buena parte de culpa en ello no la tuvieron sólo los dirigentes españolizadores, sino que estos mismos promovieron una espiral que aún sigue y que es el siguiente punto:

– La primacía de la cantidad sobre la cualidad.

 Es decir, la entrada en el PA de personas y grupos con nula conciencia política andaluza, que hace que no se adapte y asuma el discurso andalucista consecuente, primando por tanto la entrada de militantes sin formación a los que por otra parte tampoco se preocupan en formar, en detrimento de los andalucistas preparados y con las cosas claras, que fueron y siguen siendo los únicos en los que Andalucía y su Andalucismo, tienen las esperanzas depositadas.

Se ha primado el sillón y la poltrona, el poder presumir de “influencia” y militantes, pero se ha perdido en conciencia y en coherencia con los principios andalucistas, y esto no lo paga el sector españolista del PA, lo paga el andalucismo y sus cuadros más coherentes ante la sociedad andaluza, lo paga Andalucía y su Liberación nacional y social, que sólo hace retrasarse y bloquearse por el actuar de los españolistas dentro del PA. Esto, si hubiera sucedido en el seno de cualquier otro partido nacionalista, sea andaluz, o vasco o gallego o catalán, hubieran sido convocados a un debate interno primero y luego posteriormente expulsados por incoherencia e incompatibilidad con los principios.”

Estos son claros ejemplos de lo que “no perdonan” gente como la descrita, que alguien les recuerde quiénes son y a qué se han dedicado. No puedo entender cómo hay andalucistas que su práctica política haya quedado en el agravio comparativo. No puedo entender cómo se puede vender como único y exclusivo andalucismo el descendiente de los continuos bochornos entre pachequistas y rojamarquistas. No puedo entender cómo al desparecer un partido de obediencia andaluza, su gente no se integre en los ya existentes (aquí nadie va a inventar ya nada nuevo) y hagan otro para integrarse nada más y nada menos que en un partido declarado patriota español como Podemos. NI siquiera puedo entender cómo en una nación como Andalucía, el regionalismo señorial haya podido comerle tanto terreno al andalucismo revolucionario tantos años. Y en esto creo que ha tenido más que ver más lo que ha permitido el sistema que se difunda, que el valor en sí de las ideas y de la práctica. Durante los años de la eclosión de andalucismo (años 70-80) le era necesario al sistema, al régimen español, no fomentar el independentismo, y sí un remedo de andalucismo que calmara una posible salida revolucionaria y andaluza a la situación de dependencia, subordinación y subdesarrollo que padecíamos y padecemos.

No entiendo que se nos pueda llamar puristas a quienes hemos luchado por clarificar conceptos. Por poner nombre a nuestra opresión. Por decir que o se está con Andalucía o se está con España. O se opta por la Independencia o se opta por la dependencia. O se opta por la ruptura con España o se opta por la reforma de España. O se opta por las propias fuerzas y la autogestión de las clases populares andaluzas y del pueblo trabajador andaluz o se sigue supeditado a la superestructura imperialista y capitalista de la que España como Estado es su punta de lanza.

La disonancia cognitiva de cierto andalucismo

La disonancia cognitiva es una teoría que explica el autoengaño. El psicólogo Leon Festinger propuso la teoría de la disonancia cognitiva, que explica cómo las personas intentan mantener su consistencia interna. Sugirió que los individuos tienen una fuerte necesidad interior que les empuja a asegurarse de que sus creencias, actitudes y su conducta son coherentes entre sí. Cuando existe inconsistencia entre éstas, el conflicto conduce a la falta de armonía, algo que la gente se esfuerza por evitar.

Esta teoría ha sido ampliamente estudiada en el campo de la psicología y puede definirse como la incomodidad, tensión o ansiedad que experimentan los individuos cuando sus creencias o actitudes entran en conflicto con lo que hacen. Este displacer puede llevar a un intento de cambio de la conducta o a defender sus creencias o actitudes (incluso llegando al autoengaño) para reducir el malestar que producen. En política, los debates con estos individuos suelen empezar y acabar en broncas de patio de colegio.

Una persona imparcial, conocedora de los términos y conceptos de uno y otro adversario en que se plantea un debate, podría observar una serie señales contradictorias si escruta o cuestiona la lógica de estos comportamientos, haciendo preguntas muy claras, para lograr que aumente la disonancia cognitiva, pues esta situación tendría un efecto en sus gestos, su tono de voz o sus afirmaciones. En palabras del propio Festinger, “Las personas nos sentimos incómodas cuando mantenemos simultáneamente creencias contradictorias o cuando nuestras creencias no están en armonía con lo que hacemos”.

Un ejemplo: una persona llamada X, que ostenta un cargo de importancia en una organización andalucista. Se ve en la tesitura de iniciar un proceso de acercamiento a otras organizaciones andalucistas más veteranas, en el camino de la unidad andalucista en un Bloque propio, o tener que integrar a su colectivo en un partido español, con el cual tendrían más visibilidad e imagen.

El andalucismo político es toda aquella idea que defiende a Andalucía como nación y por tanto, su expresión política como tal nación solo podría realizarse mediante la Independencia, no mediante la inclusión en otro estado, que además, como el español, niega el carácter nacional de Andalucía y su derecho a decidir. Bien, esta persona no considera que, en situaciones de dependencia y con un movimiento de liberación bajo mínimos, haya que hacer un esfuerzo de clarificación ideológica y de unidad con otras fuerzas andalucistas. Convence a su grupo de personas de que si se integran en un partido español, a pesar de que éste haya despreciado a Andalucía, van a tener la oportunidad de dar más voz a Andalucía.

Cuando se alude a esa persona o su organización que porqué, por ejemplo, da la espalda a crear un bloque andaluz y se le achaca que no está siendo honesta con sus ideas al hacer algo que va contra las ideas que dice defender, se produce un claro ejemplo de disonancia cognitiva: en vez de reconocer que su práctica no tiene nada que ver con lo que expone, acusa a quienes le hacen un critica lógica de “puristas”, “sectarios” y lo que se le ocurra en el momento. No es que se sea mejor o peor nacionalista renunciado a crear un bloque andaluz e integrándose en un partido patriota español o acudiendo al acto de una fundación españolista sometida a la Junta, sino que directamente va contra los principios que se dicen defender. No es pureza de sangre ni otras invenciones prosaicas para eludir debates políticos concretos, se llama lógica. La diferencia es que mientras unos quieren vender un andalucismo pro-español, algo de difícil digestión, los independentistas no concebimos que el movimiento de liberación nacional de Andalucía pase por nada español, al contrario, tengo muy claro que España y todo lo relativo a ella es el problema. Algo parecido les ocurre a los individuos que cometen infidelidades no consentidas: mientras la hacen, o repiten, se intentan convencer de que no lo hacen mal, que no están engañando a la otra persona, que además la culpa es de ésta debido a motivos como carácter, que si siempre está con sus amigos, que si no responde como quiero en la cama, etc. Para finalmente afirmar que sí, que aunque haya engañado a la otra persona, la quiere. Pues menudo querer. Disonancia cognitiva.

Ayer mismo en una red social también fui objeto de otro ejemplo de disonancia cognitiva. Mientras exponía mi artículo “El año que echamos a Chaves y el año que volvieron los españolistas donde asesinaron a Blas Infante” con cuestiones fundamentales para el andalucismo, un total de 14 páginas, individuos que se sintieron molestos con mi reflexión “respondieron” a tales exposiciones de ésta manera: “mentiroso”, “Sigue otorgando carnés, que vamos muy bien”, “La pureza de sangre…”, “El manual del buen nacionalista andaluz” y algunas cosas más. Todo un ejercicio de dialéctica andalucista responder así ante 14 páginas de argumentaciones, sí señor. Y por supuesto, un “gran ejercicio” de autocrítica.

Confundir la coherencia con la intransigencia es propio de disonantes cognitivos. Confundir ideas con dogmatismo, es propio de disonantes cognitivos. Confundir práctica consecuente con purismo es propio de individuos que padecen esta disonancia cognitiva. Más le valdría a esos individuos hacer una examen de conciencia y una reflexión política, sobre todo en la parte que le planteamos los demás. Que esto puede hacerse sin broncas ni insultos, estoy completamente seguro. Pero aún hay “no-puristas”, que como son tan abiertos y tan poco dogmáticos ellos, creen que porque desaparezca su organización de referencia, las demás ni existimos, ni resistimos. Como han tenido que vivir eso, piensan que a los demás nos tiene que ir igual de mal y también se nos debe hacer la puñeta. Lo que no está muy claro es porqué y en base a qué intereses hacen eso. Lo que sí está claro, es que no buscan la unidad del andalucismo en un bloque andaluz de izquierdas. Es más, creo que nunca tuvieron en su mente esa idea.

No deja de ser curioso que por la parte derecha del regionalismo, pasen de la desaparición del PA a crear una pléyade de nuevas siglas, las cuales alguna se ha integrado en partidos patriotas españoles de moda como Podemos. Tampoco deja de ser significativo que la CUT, tan alejada de la cuestión social respecto a los sectores provenientes del PA, haya pasado de salirse de IU, a pasar a hacer confluencias al mismo partido patriota español que los anteriores. Ni unos ni otros, han considerado la opción más lógica y la que sería de esperar: iniciar un proceso de diálogo y acercamiento con el independentismo andaluz y otras fuerzas andaluzas para la formación de un Bloque Andaluz de Izquierdas. Al contrario, ha resultado lo más inesperado, lo más extraño:  han convergido (CUT y ex PA) en un partido que para más inri se declara patriota español y “ni de derecha ni de izquierdas” y cuyo objetivo confeso para las naciones sometidas al estado español es seguir teniéndolas bajo su tutela. Y dentro de esto, tanto a andaluces como a vascos se les ha denegado grupo propio en ese partido. Quien tenga ojos que vea. ¿A quién beneficia esta situación? A Andalucía y al Movimiento de Liberación de Andalucía seguro que no. ¿Hacer una crítica a esta ilógica de la lógica corporativista es purismo? Me parece a mí que no.

En todo caso, actualmente se está dando una correlación de fuerzas a favor de esos “puristas”, demostrando la tenacidad, la justeza y sobre todo la lógica de sus tesis, pues hasta el actual secretario general del SAT, Oscar Reina, se ha posicionado favorablemente a la Independencia y al Socialismo. Espero sinceramente que no quede todo en una mera declaración de intenciones como ha ocurrido tiempo atrás y se den los pasos para iniciar contactos con otras fuerzas y coordinar y unificar esfuerzos,  lo cual es muy favorable para iniciar, por fin, sin injerencias españolas, la unidad de todos los nacionalistas andaluces en una Mesa Nacional que nos permita, juntos pero no revueltos, sin pretender ni ser nadie más que nadie, y desde el respeto sincero y mutuo, iniciar el camino de la Liberación de Andalucía de forma efectiva. Potencial hay. Otra cosa es que las organizaciones andaluzas quieran usarlo. Algunas ya venimos trabajando por ello desde hace más de 26 años. En el actual momento que vive Andalucía y el pueblo trabajador andaluz, no nos está permitido más que unirnos y caminar juntos hacia la Independencia y el Socialismo, que no es un capricho, sino una necesidad vital.

Si como dicen el purismo es inmovilidad, no permitir cambios, no somos los independentistas los puristas. Nosotros si pretendemos cambiar la situación de atomización del nacionalismo andaluz, llevamos toda la vida clamando en el desierto porque nos unifiquemos todos bajo un mismo Bloque, juntos pero no revueltos. Pretendemos cambiar el inmovilismo de quienes anteponen sus cargos, sus poltronas y sus intereses personalistas. Pretendemos que cambie toda situación opresiva para el pueblo andaluz y no hemos exigido nunca a nadie que se integre con nosotros, (que, por otra parte, en vez de crear más partidos, hubiera sido lo lógico), al contrario, hemos contado con los demás muchísimas veces, mientras que los demás no se acordaban tanto de nosotros. Si de algo hemos pecado los independentistas no ha sido de purismo, señores, no. Ha sido de ingenuidad. De creer que quizá a nosotros también nos veían como compañeros y no como enemigos políticos a los que superar con todo tipo de malas artes. El ataque hacia el otro que intenta hacerte ver un error o te hace una crítica no es siempre la mejor defensa. Puede ser la peor.

Las personas que han hecho avanzar el mundo fueron siempre revolucionarias, jamás se les comprendió en sus inicios. Personas acusadas de puristas en su tiempo, cuando no de algo peor, como le ocurrió a Servet con la inquisición así como a otros muchos. Servet fue acusado de purista por defender lo que creía. No era enemigo de los cambios, al contrario, fue un profeta del cambio frente a la cerrazón inquisitorial que aún a día de hoy sigue viva en estas latitudes peninsulares. Sin embargo, si por purismo entendemos algo negativo, en Servet vemos toda esa falsedad acusatoria: cosificado como blasfemo, fue acusado de destruir los cimientos del Cristianismo (oficial, se entiende) por medio de varias herejías sobre la Trinidad, la persona de Cristo, la inmortalidad del alma o el bautismo de los niños. Miguel Servet admitió algunos de estos cargos, otros los negó por ser falsos y a otros les encontró una explicación convincente añadiendo, sin embargo, que si en algo se había equivocado, deseaba ser corregido. Pero los cargos se mantuvieron y se dictaminó que se iniciaría un proceso. Hoy todo el mundo reconoce que Servet tenía razón, pero entonces, cuando lo asesinaron, no era más que un blasfemo minoritario, obstinado y cerrado. Algo así nos pasa a los independentistas cuando queremos clarificar conceptos políticos para que Andalucía recupere su conciencia nacional: se nos acusa de minoritarios, blasfemos al andalucismo, repartidores de carnés, cerrados, sectarios…sólo les falta decir que nos comemos a los niños crudos. Y por supuesto, por mucha razón que tengamos en nuestras apreciaciones, los sanedrines del “andalucismo”, ese que tan bien se entiende con nuestros opresores, dictaminan nuestra condena.

Según los mecanicistas, el Che Guevara también sería un purista, ya que se enfrentó  quienes dirigían a la Unión Soviética repetidas veces, achacándole que tenía demasiado apego a la burocratización de algo tan poco dogmático como el marxismo, mientras se olvidaba de la cuestión de los valores, de los principios, de la moral y de haber abandonado totalmente las lecciones y presupuestos de El Capital. De ahí desarrolló su teoría del hombre nuevo. También, según los mecanicistas, las revoluciones de Cuba, Vietnam y muchas más, serían puristas, por no haberse guiado por los cánones del marxismo clásico del siglo XIX por los cuales explicaba como sucedería y que pasos se darían antes de una revolución. Y sin embargo esas revoluciones se hicieron. Y ahí sigue Cuba.

Si alguien tomara el purismo como algo negativo, como rémora, que es como se presenta hoy muchas actitudes y comportamientos coherentes, me gustaría saber qué opinan de lo que llaman purismo en el flamenco. Analicemos el purismo referido a nuestra música nacional, el flamenco. Muchos dirán, qué malos esos puristas que intentan mantener puro al cante. ¿Cómo que mantener puro al cante? En todo caso, se querrá mantener al cante tal y como se ha transmitido a lo largo de siglos y aún no pareciéndonos mal que se hagan mezclas y mestizajes, el flamenco debe seguir siendo el flamenco. Me parece que perder el flamenco como tal, un patrimonio oral y musical de muchísimos siglos, por querer incorporarle cajas de ritmos o similares, es algo que no se le podría perdonar a Andalucía y a los andaluces y andaluzas. Si el flamenco se ha mantenido hasta hoy, salvando prohibiciones y latiendo por cauces subterráneos, ha sido porque numerosos puristas, como llamarían hoy a esas personas, conservaron esa música, la practicaron y nos la legaron. Si por más de un “no-purista” de aquella época hubiera sido, el flamenco no hubiera llegado a nosotros jamás, y no es difícil imaginarse sus argumentos. Los que nos acusan de puristas a lo mejor les parece que Navajita Plateá hacen seguiriyas, pero nosotros creemos que no. Tanto de lo mismo opinamos del andalucismo que se reclama español. Y así con todo. Al pan, pan. Y al vino, vino.

Evidentemente esto no quiere decir que, en otro orden, sentido y ámbitos de los que hemos hablado antes, tácticas o estrategias, según circunstancias y coyunturas, no puedan ser debatidas o discutidas. Los Programas políticos, así como iniciativas y práctica política de cada cual que se reclame andalucista… deben de ser escrutados y confrontados desde posiciones de mutuo respeto y diálogo sincero. Podríamos andar mucho camino juntos si los demás también ponen de su parte, y sobre todo, si aportan su grano de arena para la confluencia por Andalucía y no para confluir por España. Evidentemente es un camino más difícil que si te lo dan todo hecho. Pero cuando se trata de valores, de ideas, de construir desde aquí y desde abajo, de no vender la tierra propia, eso no se puede cambiar. No se puede dar otra definición al andalucismo que ser un movimiento político de liberación nacional y social, y cuya consideración de Andalucía como realidad oprimida y como nación, solo puede llegar a expresarse, bajo una concepción de mínimos, con un Estado propio. Tiempo habrá de ver hacia donde se dirige ese futuro Estado y de discutir si ha llegado o no el momento de superarlo y suprimirlo. Pero eso serán ya debates de otros tiempos venideros. Puede que estemos equivocados, porque no nos creemos con la verdad absoluta, pero no vemos otro camino para la Reconstrucción Nacional de Andalucía que su completa Independencia. Una Independencia con base en las clases populares. No una Independencia para dejar todo como está y cambiar una bandera por otra y un Estado por otro. ¡No! Independencia, pero para cambiarlo todo.

Creo que las personas que acusan a los demás sin fundamento esconden claras carencias ideológicas, son poco amigos del debate sano y las más de las veces, intentan con ello esconder su propia trayectoria o errores. No hace falta dar más vueltas para nombrar aquello de lo que se quiere hablar, aunque no guste. No lo llamen “purismo”. Llámenlo por su verdadero nombre: coherencia. Y a sus valedores como lo que realmente son: consecuentes.

 

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