Dejar que el PSOE se autodestruya

El PP lo hizo muy bien después de las elecciones del 20 de diciembre de 2015: dejar que los partidos de la izquierda parlamentaria se destruyan entre ellos. Se suponía que Rajoy tenía que intentar una investidura que iba a fracasar mientras los partidos de la izquierda parlamentaria se jactarían de que todo el mundo estaba contra el PP. Y sin embargo Rajoy, muy inteligentemente, se echó a un lado y desapareció dejando en evidencia que esa supuesta imagen de unidad recogida alrededor de "todo el mundo" era algo ficticio. No había unidad alguna.

Las encuestas previas a diciembre habían reflejado que el pacto preferido por los votantes era el de PSOE-Podemos, sin embargo la realidad de los intereses de poder impactaron en la cara de los votantes, demostrando que eso del "gobierno de cambio progresista" no iba a existir porque a la cúpula del PSOE, en realidad, no le interesa ningún tipo de cambio. Y entonces comenzó la guerra de la comunicación. Podemos se lanzó a las ruedas de prensa espectaculares, el PSOE respondía con el ninguneo... y el PP, que se había echado a un lado dejando el mensaje de que "cuando estos de la izquierda se pongan de acuerdo que me avisen porque yo más no puedo hacer", paradójicamente acumulaba fuerzas.

Podemos, entre las elecciones de diciembre y las de junio, no consiguió ninguno de sus dos objetivos. El primer objetivo era el de conseguir un pacto de gobierno con el PSOE en el que mandara el PSOE pero Podemos les tuviera "pillados por las partes nobles", para garantizar que los mínimos programáticos se llevaran a cabo. El segundo objetivo era, en caso de no conseguir el pacto, desgastar lo suficiente al PSOE como para conseguir el sorpasso en junio. Ambos objetivos fracasaron y hoy podemos decir que fue porque esas ruedas de prensa espectaculares fueron bien utilizadas por la prensa y por el PSOE para colocarse en una posición de víctimas frente a la "arrogancia" de Podemos. Llegaron las elecciones del 29J sin "pacto progresista" y el PSOE retuvo suficientes votos como para evitar el sorpasso.

Las ruedas de prensa espectaculares de Podemos tenían una intención positiva: demostrar que si el llamado pacto progresista no se daba no sería por ellos, sino por los intereses de fondo de la cúpula del PSOE. La intención era buena pero el resultado no fue el buscado, por lo tanto se puede decir que la táctica no fue la adecuada. La mejor táctica fue la del PP, que no por casualidad tienen bastante experiencia en maniobras políticas.

Ahora, después del 29J, a Podemos no le ha quedado más remedio que echarse a un lado también. Se acabaron las ruedas de prensa espectaculares y poco a poco el PSOE empieza a quedarse desnudo ante sus contradicciones. Ya no tienen excusas con las que dar pena o ganar tiempo. La realidad interna del PSOE es la misma que antes del 29 de junio, sin embargo aunque se han perdido unos cuantos valiosos meses Podemos ha aprendido de su error y está siguiendo una táctica más efectiva: dejar que el PSOE se autodestruya.