“Cacerolazo” de maestros, trabajadores de Cotel, enfermeras y pequeños prestatarios colapsó el centro paceño, y vienen más

Agencias/La Haine

La Paz, Bolivia. 5.5.02.- La marcha de los maestros obstruyó por dos horas la circulación de vehículos en el casco viejo de la ciudad. A la protesta docente se unieron los manifestantes del Sindicato de Cotel. La Policía no reprimió.

Con o sin cacerola

Un numeroso grupo de mujeres ocupaba las graderías de la plaza de los Héroes, justo a los pies del monumento de piedra. Eran las madres de familia de la Unidad Mixta Tahuantinsuyo que habían bajado desde El Alto para protestar porque sus hijos no pasan clases desde hace tres semanas. Muy tranquilas, las señoras admitieron que no llevaban cacerolas, ollas o sartenes porque no habían escuchado bien el llamado.

“Anoche nos han ‘perifoneado’ por radio para que asistamos a la marcha, pero no nos han dicho que había que traer una olla de la cocina”, dijo una madre.

Bloqueo contundente: Los marchistas hicieron sentir su hambre con las cacerolas vacías

A escasos pasos se encontraba otro grupo de padres de familia, representantes de la escuela Ingavi de El Alto.

El sonido de palos y ollas, a las diez y media de la mañana, anunció el ingreso en la plaza San Francisco de un grupo de maestros encabezado por los de Uncía, seguidos éstos por los de Potosí, La Paz, El Alto, de la Confederación Nacional de Maestros Urbanos, de provincias y profesores de Fe y Alegría, Cuerpo de Cristo, Luis Espinal y otros colegios.

En principio, muchas de estas delegaciones no portaban cacerolas y sólo llevaban botellas vacías de refresco en las que habían metido piedras, a modo de sonajas, pero más tarde se vio un mayor número de ollas y latas que eran llevadas por los manifestantes.


Mientras que unos se dirigieron hacia San Pedro por la Almirante Grau, otros subieron hacia la plaza Murillo por la Ayacucho, los más continuaban por la avenida 16 de Julio y otros ingresaban por la Camacho, lo que creó un gran caos vehicular.

Varios grupos de maestros permanecieron agrupados en las esquinas de las principales calles y ahí entonaban ingeniosos cánticos al ritmo de saya.

“Anaya, si quieres silencio, que te cueste. Pronto serás derrotada aunque la vida de cueste...”. Otros, cantaban: “¿Dónde estas llorando, Anaya?, cargada de tu reforma, llorando...”

El grupo de marchistas fue apoyado por los trabajadores de Cotel, las enfermeras y hasta los pequeños prestatarios, quienes se encargaron de continuar con la protesta hasta la plaza del Estudiante, desde donde retornaron al lugar de concentración.

A diferencia de otras oportunidades, los efectivos de la Policía permanecieron inmóviles y no reprimieron. Los marchistas pudieron proseguir su recorrido.

La desconcentración de la marcha se produjo cerca de las 12.30, sin que en el centro se haya disparado una sola cápsula de gas. El representante Estanislao Aliaga expresó su satisfacción por el éxito alcanzado y anunció que serán definidas nuevas medidas de presión. La dirigente de base Wilma Plata dijo que las próximas movilizaciones serán más radicales.

 
         
   
 

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