Principal
España | País Vasco | Internacional
Pensamiento autónomo
Antimúsica
La haine
Buscar
Internacional

El camino de Carlo
Mumia Abu Jamal
25 de julio de 2001


El reciente tiroteo por la policía del joven de 23 años Carlo Giulani en las amotinadas calles de Génova, ha desencadenado una fuerte marejada en todo el mundo.

Giulani, hijo de un sindicalista romano, era uno de las decenas de miles de manifestantes antiglobalización que estuvieron en el último de los lugares donde los políticos y representantes de las grandes corporaciones se han reunido para asegurar la continuidad de su dominio en la economía mundial. Carlo era parte de un movimiento creciente, que está uniendo a los jóvenes del denominado primer mundo con las aspiraciones de muchos en el llamado tercer mundo. Un movimiento que conmocionó Seattle, y que ha logrado que el anagrama “WTO” sea conocido en todo el planeta.

Por oponerse a las reglas del capital, por oponerse al imperio de la riqueza, Carlo Giulani fue tiroteado por los pistoleros del capital y, como si esto no fuese suficiente, un vehículo policial pasó por encima de su cuerpo postrado y herido.

Con el brutal asesinato estatal de Carlo Giulani, el mensaje que se transmite es que el antiglobalismo es un crimen capital. Esta no es sino la última escalada de las fuerzas armadas del capital, que ha utilizado crecientes niveles de violencia para intimidar a las amenazantes hordas de los antiglobalización.

La sangre sobre el asfalto de Génova no comenzó cuando un policía apuntó con su arma semiautomática al rostro enmascarado de un anarquista romano. La sangre de Génova fluyó desde las calles de Gotemburgo, en Suecia, cuando la Unión Europea estuvo celebrando su cumbre. Allí, la policía también disparó sobre los manifestantes, hiriendo a tres, a uno de ellos seriamente.

Ahora un anarquista, un antiglobalización yace muerto.

Tan pronto como se conoció la noticia, me vinieron a la mente las palabras del dramaturgo irlandés George Bernard Shaw, que una vez comentó irónicamente: “El anarquismo es un juego en el que la policía puede golpearte”. Shaw, un ardiente socialista, quizás rectificaría su comentario a la luz de los hechos (si pudiese).

Lo que resulta más asombroso es el modo en que los representantes del estado y su arma propagandística, los media, han reaccionado ante esta tragedia. Mientras los políticos hablaban con la boca chica acerca de la “tragedia", ni una sóla sílaba crítica sobre la polcía fue pronunciada, ¿no es así?.

Para los media, sin embargo, se trata de un juego diferente. En prácticamente todos los reportajes, se hablaba de los manifestantes violentos, sugiriendo además que los mismos estaban malinformados, o bien eras simplemente unos estúpidos por arriesgarse y preocuparse por los pobres de África, Asia o América Latina. Examinad esta cobertura informativa, sesgada a favor de las corporaciones, y haceros una simple pregunta: ¿Qué habrían escrito si un policía genovés hubiese sido tiroteado y su cuerpo atropellado por un Land Rover conducido por anarquistas?. Cada uno de los desagües del sistema habría vociferado acerca de cuan “viciosos”, “violentos” y “terroristas” eran los antiglobalización, ¡acerca de esto no hay ninguna duda!.

En vez de eso, un silencio sordo.

Silencio, cuando los terroristas son los policías.

Silencio, cuando los asesinos son los policías.

Silencio, cuando los pistoleros de las corporaciones se manifiestan.

Habeis oído las lecturas fragmentadas de los políticos, hablando acerca de los “asaltos a los procesos democráticos” y demás. Sin embargo, ¿cuan democrático es el G-8?. Este grupo, que se ha elegido a sí mismo, está integrado por siete de las naciones más ricas del mundo (más Rusia). Si existen en torno a 193 naciones en todo el planeta, ¿qué hay de “democrático” en el hecho de que el 4% de esos países establezcan las reglas de gobierno del resto de la economía mundial?.

Miradlo de otro modo: el G-8 está integrado por representantes de Canadá, Japón, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos y Rusia. Si se suman todas las personas de cada uno de estos países, ello supone en torno a 824 millones, lo que representa mucha gente. ¡Pero hay aproximadamente 6.000.000. millones de personas en la Tierra¡. ¿Cómo puede el 14% de la población mundial establecer las reglas para el 86% restante de personas del mundo?.

Carlo Giulani no estaba “asaltando el proceso democrático”. Él estaba protestando contra un proceso profundamente antidemocrático.

Él estaba luchando por la mayoría de las personas de este mundo.

(Traducción: Casa de los Pueblos de América)

Principal | España | País Vasco | Internacional | Pensamiento autónomo | Antimúsica
Alizia Stürtze
| Reconstruyamos la historia |
La prensa al servicio del neoliberalismo
Kolectivo La Haine