Evo Morales: "Este movimiento ya es imparable…"

x Ernesto Montero Acuña - Periódico Trabajadores

Como un Acuerdo Legal para Colonizar a las Américas definió el líder boliviano Evo Morales al Área de Libre Comercio para las Américas, conocida como ALCA, en su discurso ante los miles de asistentes al Foro Social Mundial, concluido el 25 de agosto en Buenos Aires.

Los más de 500 invitados extranjeros y los representantes de unas 600 organizaciones locales repudiaron allí los intentos estadounidenses de imponer el ALCA “a sangre y fuego” y desnudaron al neoliberalismo, continuando el precedente de otras citas en la ciudad brasileña de Porto Alegre.

El líder de los cocaleros bolivianos afirmó categóricamente, además, que “terroristas son los que nos imponen políticas de hambre y miseria -como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional”- y “los responsables de las tragedias que viven nuestros pueblos”.

Previamente había declarado en La Paz, el siete de julio, que va a haber muchas Cubas pronto, pues “la solución pasa por acabar con el sistema, como lo demuestran los levantamientos en Brasil, Ecuador y Perú, en oposición a las privatizaciones”.

Evo Morales Ayma, con 43 años, es el presidente de la federación de los productores de hoja de coca en Chapare y símbolo de la lucha contra la política neoliberal en Bolivia. En los últimos cuatro años ha sido diputado por el Movimiento al Socialismo (MAS) y en las elecciones presidenciales del 30 de junio pasado recibió más del 21% de los votos, aunque luego el Parlamento eligió al políticamente debilitado Gonzalo Sánchez de Lozada.

¿Por qué Evo Morales no triunfó totalmente? Por la intervención de Manuel Rocha, embajador estadounidense, como lo precisó el propio Evo en una entrevista. Según encuesta de la representación diplomática, él encabezaba entonces a la segunda fuerza política en el país. “Esto les preocupó -dijo entonces-, más aún porque nuestro partido siguió subiendo. Por eso nos atacó duramente, para bajarnos”.

En enero, la sede diplomática norteamericana también había cursado instrucciones a los cinco partidos del “modelo oficial”, con representación parlamentaria, para sacar a Morales del legislativo.

Poco después detuvieron a casi todos los dirigentes de su organización y decidieron darle “muerte civil” -como él mismo explica- y llevarlo a la cárcel.

“Con mucha fuerza, con mucha organización salimos fortalecidos de ese conflicto” -explicó en entrevistas posteriores.

La intervención de la representación de Washington en La Paz y las características del sistema electoral boliviano -en el que las alianzas en el Parlamento, dictadas por los compromisos entre los políticos tradicionales- contribuyeron a que Evo Morales no sea hoy el presidente, a pesar de salir con una fuerza parlamentaria y política nacionalmente determinante.

Si hubiera triunfado -dijo después-, “el poder habría estado en las organizaciones sociales...”, porque “la llamada gobernabilidad es sinónimo de perversión, nepotismo y corrupción, y dentro (de nuestro) movimiento eliminamos eso”.

Con respecto a la política antidrogas, sostiene una posición meridiana: “Estados Unidos siempre ha buscado imponer una hegemonía mundial y para ello necesita dominar a toda Latinoamérica, no solamente a Bolivia. El tema de la coca, la lucha contra el narcotráfico, son siempre pretextos. La droga es una simple excusa para que Estados Unidos mejore el poder y el control sobre nuestros países.”

“De qué lucha contra el narcotráfico nos pueden hablar, si hay una falsa guerra a la droga, una falsa guerra al narcotráfico; si el origen del narcotráfico está en Estados Unidos, en la demanda y en el mercado de la cocaína...

Si no existieran esta demanda y este mercado en Estados Unidos, ni una hoja de coca iría al narcotráfico. Sólo controlando el secreto bancario lo derrotarían.

“Según datos de Naciones Unidas, el 50% de los narcodólares se lava en Estados Unidos. Entonces ¿de qué lucha contra el narcotráfico nos hablan?

El interés fundamental es seguir penalizando la protesta social. Así, en las décadas de los 60 y 70... a los pobres nos acusaban de comunistas. Y en la democracia, desde el 80 y 90, somos ”narcotraficantes". Y a partir del 11 de septiembre, quienes defendemos la vida somos “terroristas”. Son pretextos para penalizar las protestas sociales.

“Si hablamos de la exportación de hoja de coca, hay que decir que Estados Unidos sigue comprándola en Chapare. No sé para qué. Tal vez estén haciendo un ”stock" de cocaína en Estados Unidos -¿quién sabe?-, como anteriormente han hecho con otros recursos naturales como el estaño, para después ponerlo en el mercado y provocar una baja de precios.

Su posición con respecto al crucial problema del modelo económico no es menos categórica: “El neoliberalismo es la reproducción del capitalismo salvaje e inhumano que sigue permitiendo la concentración del capital en pocas manos, y que no da solución a las mayorías en todo el mundo... En el caso boliviano, después del fracaso del capitalismo de Estado y del actual fracaso del neoliberalismo, le toca el turno a los pueblos, a las empresas autogestionarias, colectivas... Desde el Parlamento ya presentamos un proyecto de ley que nos permite recuperar nuestros recursos naturales, hoy en manos de multinacionales”.

Mas, ¿cuáles son las condiciones? Las luchas sociales en Bolivia crecieron al ritmo del fracaso de las reformas neoliberales impulsadas por Víctor Paz Estenssoro y Gonzalo Sánchez de Lozada, a partir de 1985. Los bloqueos de caminos por los campesinos cocaleros del Chapare y las organizaciones indígenas del Altiplano, se articularon con la llamada “guerra del agua”, que, en abril del 2000, frenó la privatización de ese líquido en Cochabamba y el contrato de concesión firmado con una empresa multinacional.

La participación del líder campesino y su enfrentamiento entonces con el embajador norteamericano, han ampliado el apoyo popular al MAS, movimiento que postula “la unidad en la diversidad” y ha permitido que -por primera vez- decenas de indígenas ocupen bancadas parlamentarias y se expresen allí en quechua y aymara.

El MAS cuenta con ocho de los 27 senadores y con 27 de los 130 diputados, además de disponer del apoyo de los cinco parlamentarios del Movimiento Pachacuti, del líder indígena Felipe Quispe, en un Parlamento de partidos tradicionales atomizados.

“Ahora que nos decidimos a recuperar el poder y el territorio para nosotros mismos, los quechuas, aymaras y tupiguaraníes, junto a los trabajadores y la clase media, tiemblan los enemigos. Y la conciencia va creciendo: Este movimiento ya es imparable. Con Evo Morales o sin Evo Morales va a continuar.

Claro que hay mucho riesgo. Afectar a las transnacionales es afectar grandes intereses. Por esto estamos organizándonos, estamos construyendo comités por la defensa de la soberanía, y con ellos vamos a defender la lucha del pueblo” -asegura. Para él “es muy importante la combinación de la acción parlamentaria con la acción social”, al tiempo que reclama una actuación continental conjunta.

“Somos antiimperialistas, antineoliberales y defendemos nuestra identidad” -proclama, en el preciso momento en que la amenaza del ALCA exige la presencia de consistentes líderes continentales, unidos en su diversidad, como reclama Evo Morales, que es uno de ellos.

Lunes 23 de septiembre de 2002

 
         
   
 

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