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Argentina: Masa y Poder

Documento del Colectivo Nuevo Proyecto Histórico

"Sin la UCR ni el PJ, organización y pelotas" (graffitti callejero, 19 de diciembre del 2001)

1) Sorpresas te da la vida: Muchos corrieron apresurosos a los estantes olvidados y polvorientos. ¿Dónde dejamos los libros de Lenin, Trotsky y el viejo Marx? Por lo menos encontrar alguno de segunda línea, un Víctor Serge o al menos Malatesta. O robar algunas líneas de Marat o Saint Just. Algo del capital financiero. ¿La Comuna de Paris? ¡Perdimos la brújula! Otros ni siquiera pudieron hacer eso. Habían vendido los ejemplares en las librerías de viejo de la Avenida de Mayo. La historia volvió a dejar desnudos a los frívolos ideólogos de esa vasta "No Man´s Land" llamada pudorosamente como centroizquierda. La gente en la calle y sin línea política. Los cuadros desarmados y desguazados por el militantismo burocrático del día a día. El FREPASO una organización política que sólo existe en la nómina de cargos, contratos y funcionarios del estado. Un partido que vegeta en forma de nómina contable. La muerte de las utopías bajo el estandarte neoliberal de la "gestión " eficiente y el aislamiento en el grado cero de la actividad política. Nos hacemos cargo de la defunción de una cultura y una comunidad política. Seamos los que anunciamos la llegada imprevisible del fin de las certidumbres clasemedieras, que incluyen el mito de la tercera fuerza como pata izquierda del régimen corrupto y del capitalismo perverso. Nada nuevo se podrá hacer desde los escombros de éste sistema político. Nada que esperar de los herejes y renegados de la generación política de más de cuarenta años. Nada revolucionario cabe esperar de la regeneración de éste régimen. Emitamos con dolor el certificado de defunción de una época e intentemos colocarnos a la altura de las esperanzas y sueños de un pueblo.

2) Nuevas formas de soberanía, poder dual, masa crítica para un poder constituyente: Los movimientos sociales son así. Gigantes sin cabeza, mobys dicks que arrastran arpones, herida antiguas y botes de inocentes. Amorfos, amorales, caóticos, informes. Llenos de exigencias dispares (recuerden los cuadernos de quejas antes de estallar la gloriosa Revolución Francesa) de cualquier origen social. Energía segmentada, ebullición de universos de clase, reclamos de franjas y desclasados. "Status nascendi": no hay liderazgos reconocidos, sin programa vertebrador, sin metas al mediano plazo. Lo quieren todo ahora. No importa aquí el "input" sino el "output". Fenómeno eminentemente urbano, "sansculottiere", inmaduro y como tal imprevisible. ¿Oposición entre poseedores y desposeídos? No es exacto, ya que entre el ejercito de caceroleros los pequeños comerciantes, profesionales y empleados jerárquicos son propietarios o están en vía de serlo. Más bien, si se puede hablar de una oposición difusa, es entre los defensores de una propiedad privada limitada, acotada, racional y controlada y los partidarios globales de los derechos totales y arbitrarios sobre la propiedad (variante política del libre mercado radical). Es más: oposición entre los defensores de formas de regulación, reglamentación y control sobre el mercado versus el mercado puro.

Más: oposición entre consumidores y productores. El enemigo esencial es una nueva aristocracia de banqueros, empresas privatizadas, grupos beneficiados con la convertibilidad y la cobertura político-jurídica, incluidas las capas superiores de la administración estatal. Esta reacción instintiva se está convirtiendo lentamente en una actitud sistemática, estratégica e incluso una regla de acción política para los más conscientes. Externo todavía a formas de institucionalización, no ha madurado su forma en institución, es impulso aún pre-soviet. Definido por negación hegeliana: es "anti". Imagina su mapa político buscando enemigos concretos, al mejor estilo de Schmitt. Su estado es deliberativo, su dinámica es de movilización y alerta permanente. Es una inundación de demandas, furia y poca planificación. Todo movimiento social que merezca llamarse así es, por definición, antirrégimen y antisistema. En su estado embrionario actual sólo se puede acompañarlo de cerca, soplarle al oído, preveer sus giros, aguardar sus puntos de leva y cuajo, crear desde su seno las nuevas formas de dualidad de poder. Unificar los "tempos" de las diferentes clases sociales en su ímpetu de cambio y lucha.

En este momento, a nuestro entender una clásica situación prerrevolucionaria leninista (un poco parecida al febrero de 1917, aunque suene libresco), las tareas políticas se resumirían a escuchar, proponer y avanzar. Febrero significa: estallido espontáneo de masas desesperadas y exasperadas; levantamiento bien recibido y utilizado por un amplio estrato de la burguesía y la clase política, incluso sectores del funcionariado; sin participación central de ningun partido revolucionario o de la izquierda pre-existente, que no esperaban un estallido y que quedaron, en un primer momento, paralizados; actos espontáneos de creación de poderes duales sin dirección centralizada y apartidista; embriones de poder dual que nunca pretendieron conquistar el poder gubernamental; de alguna manera, Lenin dixit, una actitud de entrega voluntaria del poder estatal a la burguesía y a su gobierno provisional, Rodríguez Saa primero, Duhalde después; fundamentos prácticos y fortuitos que producen que exista, durante algún tiempo, una dualidad de poder; vanguardia más consciente en los centros urbanos, sobre todo en la capital política.

El pueblo le ha dado, con cautela y vigilia, el poder a un sector de la burguesía. Esto es así. La forma organizativa debe adaptarse a esta primera etapa: un colectivo amplio, laxo, de gran flexibilidad, de dirección colegiada, reunido en torno a no más de veinte puntos básicos de las demandas populares y con libertad geográfica (tipo los anarquistas en EE.UU, la IWW en los treinta), con puntos de inserción en las tres patas del movimiento: el cacerolazo urbano, el piquetero y el inactivo frente sindical. Porqué no proponer una publicación impresa, el andamio de la futura obra institucional, que mantenga el espíritu de las jornadas de diciembre y ampliamente representativa con corresponsales en todos los barrios o lugares de resistencia activa a nivel nacional. Incluso se puede aventurar una explosión de medios de comunicación alternativos, desde FMs por asambleas barriales (estilo la Italia de las ondas rojas de los 60 y 70) hasta cadenas de e-mails como instrumento colectivo de convocatoria y discusión. Esto debería ser la antesala a intentar acelerar la segunda etapa, la segunda pero no inevitable conmoción revolucionaria que depende de la militancia y de las nuevas organizaciones que surgan en el calor dialéctico (¡se olvidaron del concepto!) de la lucha y la movilización. Necesitamos nuestra propia estación Finlandia. Una conclusión positiva para la gente es que las formas asamblearias, autoconvocadas y de potencial gestión y representación política son la única forma revolucionaria y verdaderamente democrática de un gobierno por y para la gente. Esto implica trabajo de educación de masas, tanto con fuertes tesis políticas como de carácter económico. El paso de la primera a la segunda etapa, en la consciencia de la gente, es el objetivo primordial y debería ser en torno a esta cuestión, sería como un buen síntoma, donde se comienze a librar la batalla. Un dilema no resuelto: ¿podrán las clases populares avanzar hacia posiciones socialistas o de centroizquierda o la burguesía y el PJ los hará retroceder hacia la regeneración del experimento de Duhalde, reestableciendo una nueva alianza entre clases ricas y pobres al estilo menemista? El futuro del país en los próximos meses será decidido por el resultado de esta lucha política que libran la burguesía de La Montaña argentina, presionando por la contrarrevolución, y las clases medias por conseguir la adhesión del proletariado ausente y los pobres.

Esta fase transitoria de lucha política que debe terminar, sí o sí, con la victoria de uno u otro bando, porque, como el viejo Hegel decía, no puede haber dos poderes en el estado, dos fuentes de soberanía. La presunción de una colaboración entre la democracia de los cacerolazos y los saqueos populares con el Gobierno provisional de Duhalde y De Mendiguren es inviable. Antes o después tendrá que derribar o reformar al régimen; caso contrario Duhalde los aniquilará, por cooptación, domesticación o simple manu militari. Se debe trabajar para que todo el poder pase a manos de la gente autoconvocada. Los esbozos de organos de debate, consulta y asamblea permanente que se multiplican en los barrios de la capital, no nos debe quedar duda alguna a pesar de los disparadores egoístas, fueron fundados por las capas revolucionarias de la sociedad, de una manera totalmente revolucionaria, semiinsurreccional, fuera de las leyes constitucionales, las reglamentaciones municipales y los canales formales o jurídicos. Un poder cuyo fundamento es, no una ley previamente discutida y aprobada en una comisión del Congreso por elegantes burócratas en trajes italianos, sino una iniciativa directa de las masas populares urbanas desde abajo, en las calles, una usurpación directa a la burguesía, una prefiguración y esbozo de los que podría ser una verdadera democracia popular radicalizada. Son un producto único y exclusivo, tanto en forma como en contenido, de la creatividad popular primitiva e instintiva, atroz exhibición de la acción autónoma e independiente del Pueblo concreto. Hay que señalar una máxima: que el error más grande que podemos cometer es mirar demasiado hacia atrás, hacia las revoluciones del pasado, mientras la vida de las masas nos ofrece toda una larga serie de elementos nuevos, fascinantes, que desarman el escenario histórico.

3) Sobre antirrégimen y antisistema: cómo cambian los regímenes políticos: Los acontecimientos tuvieron, además, una componente de generación interna. Es parte de lo permanente de la política moderna. No podemos olvidarnos que los acontecimientos de diciembre fueron también consecuencia no-deseada de las operaciones políticas, dentro de la lógica del régimen y del sistema, de los partidos del orden: PJ, UCR y parte del FREPASO. La operación "Golpe bonaerense", pensado como un recambio extremo dentro de la normalidad institucional burguesa y sin correlato en la infraestructura, fue más allá de lo que sus propios autores pensaron. Existían necesidades tácticas de sectores extremistas de la burguesía (para usar una imagen sería nuestra "Montaña" en el esquema de la revolución francesa) de fomentar esta oposición. Se necesitaba la combinación de pánico colectivo y apoyo popular en las capas medias para remover la alianza en el poder. La línea de demarcación "Cavallo-AntiCavallo", pre-19D, quedó pulverizada por una línea de frente heterogénea, gomosa, dónde amplias demandas y consignas son concretamente revolucionarias, otras reaccionarias, con zonas de retaguardia y elementos aislados que ya quedaron desfasados para siempre. El régimen perdió, momentáneamente, la estabilidad burguesa entre "amigo-enemigo", se abrió la brecha de la anarquía social y la escalada geométrica de metas y objetivos del pueblo. A esta "caja de Pandora", a esta cesura en el tiempo normal burgués, un momento kairológico en la mitología cristiana donde se avecina la llegada de nuevos tiempos, todavía no la ha podido cerrar ninguna componenda de partidos, ni la Iglesia o la ONU. No funcionó el mecanismo de la Constituyente sin elecciones.

El poder está en las calles, vacante, sin dueño, despojado de máscaras y esperando al mejor amante. De todo esto se saca la conclusión que la "sansculottiere" de diciembre afirma una identidad por sí misma en oposición a la aristocracia capitalista de los años ’90, antagonismo que revela los límites imprecisos de su universo ideológico, la inexistencia de una unidad de clase, que se diferencia claramente de esa aristocracia neoliberal pero que mantiene límites nebulosos con amplios sectores de la burguesía que acompañaron el "golpe". Una burguesía de brumoso populismo neokeynesiano: devaluación, lógica intervencionista, aranceles y favorecer a determinados sectores de la producción mediante los subsidios. El ejercito de la cacerola es una coalición de elementos socialmente dispares, minada por contradicciones internas, que podrían explicar la incapacidad, aún, de establecer un programa mínimo y coherente y que, a futuro, nos daría las causas de su fracaso político. ¿Se podrá liberar del abrazo de oso político de la burguesía nacional de La Montaña?

4) Régimen y sistema: Un régimen político es un mix de valores, normas y estructuras de autoridad. Los valores (principios) están vivos e invisibles en la base de la ideología de la democracia argentina (al estilo: "Un hombre, un voto", "El Pueblo no gobierna, sino a través de sus representantes…",etc.) y entran implícitamente en la praxis política habitual desde 1983. Los valores del régimen repudiado en las jornadas de diciembre están articulados en expresiones simbólicas o son justificaciones latentes de la propia existencia del régimen. Ejemplo: el "consenso popular", "la voz de las urnas", etc. Estos imponen los límites en la praxis del régimen, es decir: determinan el inventario o el catálogo de fines, objetivos y metas posibles que se pueden perseguir sin salirse del sistema y condicionan a los otros elementos del régimen: las normas y las estructuras de autoridad. Hoy éste componente se encuentra erosionado y sin recambio a vista. La gente ha decidido cuándo, adónde y cómo hace su praxis política, ignorando los ciclos políticos normales Segundo elemento: las normas del régimen son simplemente las reglas del juego que especifican los modos y tiempos en que los miembros, nosotros, pueden participar en el proceso político y de qué forma resolver los conflictos sociales. Evitan, obvio, el desorden, el caos y la lucha de clases. Se formalizan en constituciones y códigos con sanciones previstas. Ejemplo: mecanismos electorales, derechos civiles y políticos, competencia de partidos, sucesiones institucionales, etc.

Esto también se encuentra cuestionado por el diciembrazo, aunque no ha llegado a la conciencia la necesidad de una Asamblea Constituyente. La última cuestión: las estructuras de autoridad. Esto es el paquete de modelos y conductas regularizados de comportamiento y de expectativas acerca del modo en que efectivamente actuarán los que ocupan posiciones o clivajes claves en el sistema y, además, el modo en que los demás actuarán frente a ellos. Se pueden contar tanto la estructura de las decisiones (una circular del banco central) como las de ejecución, que fuerzan obediencia y extraen recursos de la sociedad civil. Clivaje, rol, una posición envestida de autoridad. Ejemplo: el presidente, la Corte Suprema, el Jefe de Policía, etc. Hoy esto se ha perdido y aún no se ha podido regenerar. Conclusión: el movimiento es antirrégimen y se encuentra repudiando sus valores básicos, cuestionando, no en profundidad, sus normas e ignorando sus estructuras de autoridad.

La pregunta del millón: ¿Es antisistémico? Primero deberíamos especificar si estamos hablando de sistema político o social, incluyendo lo económico. Los elementos de toda superestructura o sistema político son tres en orden de importancia: comunidad política, régimen (que ya vimos) y autoridad. El primer nivel (que incluye a los partidos políticos, las ideologías, las doctrinas y las creencias) a sido desbordado sin plasmarse en una forma estable, junto con parte del segundo y del tercero. Por ahora, lamentablemente, existe sólo un horizonte de cambio político sistémico innovador, sin que el movimiento parezca avanzar hacia demandas antisistémicas económico-sociales. Es decir: la cuestión de la riqueza o los derechos de propiedad. Al mismo tiempo, se trata de un cambio descompensado y segmentado, demandas añorando un proteccionismo populista de irreal aplicación. El objeto de transformación, por ahora, es el régimen modelo 1994, pero no el sistema político. Esto es fácil de deducir, ya que no hay que olvidarse que el depósito de la ideología dominante se extiende no sólo al régimen, sino a la comunidad política y a la autoridad. Ergo: el diciembrazo puede efectivamente cambiar de régimen sin que cambien la comunidad política (sus actores y partidos políticos) y la autoridad. Esto depende de la creatividad del Pueblo.

5) A modo de conclusión: El problema del régimen del estado está aún en el orden del día de las masas. La fracción de la burguesía de La Montaña que hoy tiene el poder del estado quiere una república burguesa similar a la que regía hasta el 19-D, es decir: un régimen parlamentario un poco más pulcro, que siga gobernando al país con todas las viejas instituciones: la policía, la burocracia, el bipartidismo y, en el fondo, el ejercito expectante. Nosotros queremos una nueva república, distinta, radicalmente diferente, que responda en su diseño institucional a los intereses y demandas de la gente, más democrática. Una democracia popular y revolucionaria. La base de esta república está en las asambleas de los barrios, de allí debe surgir el grito de convocar a establecer una nueva constitución a través de una Asamblea Constituyente. No permitamos que el poder constituyente nacido con el diciembrazo pase a manos de políticos del viejo régimen o a funcionarios que nadie eligió, que no pueden ser revocados hasta el 2004 y con retribuciones y privilegios iguales a los que la gente repudió. Nuestra tarea micropolítica es sacar a la línea de clase del pantano pequeñoburgués del plazo fijo y el "corralito".

Buenos Aires, 20 de enero de 2002

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