Argentina: La consigna "que se vayan todos", anclada en el terreno de la democracia parlamentaria

x Osvaldo González

La consigna “que se vayan todos”, nacida en las jornadas del 19 y 20 de Diciembre golpeó hondamente a los partidos políticos del sistema, a cuyos legisladores, gobernantes y funcionarios estaba dirigida y se convirtió en la bandera popular de toda la oposición luchadora o democrática parlamentarista.

La consigna exige de forma popularizada una idea subyacente: “Abajo el gobierno, los funcionarios, jueces y toda la casta gobernante que hundió el país”.Pone por si misma la lucha en terreno político, toda vez que reivindica que las soluciones del país, solo pueden ser efectivas, con la desaparición de las autoridades gubernamentales. Va derecho a un punto fundamental, en un reclamo no pasivo, pero simbólico, aunque lanzado a los vientos, sin estrategia y organización.

Descifrada la consigna, dice claramente: los partidos de la democracia capitalista que gobernaron durante los últimos 20 años no sirven. La solución de los problemas de los trabajadores, el pueblo y la nación es tarea de ellos mismos.

Para los que se proponen que avance la revolución en Argentina y con el protagonismo y la unidad política de la clase trabajadora y el pueblo; con la edificación de un partido de la vanguardia revolucionaria, combatiente, protagonista decisivo de la organización armada de los explotados por el poder obrero y el socialismo, la consigna “que se vayan todos” requiere dotarla de un contenido y un programa de lucha.

Nacida del pueblo desde abajo, es carente de contenido programático, y se convierte su significado en una puja que conlleva por un lado el intento de darle un contenido revolucionario, anticapitalista y antiimperialista, y por otro un vaciamiento del aspecto revolucionario colocándola en un terreno suave de esperanza en el progreso de la democratización burguesa; de transformaciones del “el estado mafioso” (al decir del ARI y sus dirigentes) sin tocar el capitalismo, que fabrica a los mafiosos.

Es así, que “que se vayan todos”, ha quedado reducida por la campaña del ARI, CTA y Zamora, aceptada por muchos partidos de izquierda, en una consigna cuyo objetivo central es apenas que renuncien provisoriamente todos los cargos de poder legislativo, para que sin impedimentos, revaliden sus mandatos en las próximas elecciones. “Que se vayan todos”, es el argumento para que haya elecciones que “no sean truchas”.

Se trata solamente de revocabilidad de mandatos del sistema parlamentario capitalista y que podrán ser convalidados en las próximas elecciones. Un reclamo de reforma electoral negado con toda vehemencia por Duhalde y su equipo. El PJ, no acepta la revocación de mandatos que la propia constitución prevé.

Que “se vayan todos” se redujo de pronto a la revocación de mandatos en el sistema burgués parlamentario y su contenido apenas un cambio propuesto a la convocatoria gubernamental para las próximas elecciones. La mutación de la consigna “que se vayan todos” cambia no solo el potencial contenido revolucionario de la consigna, además trastoco la vieja consigna de la revocación de los mandatos que siempre sostuvo la izquierda como consigna de la estrategia de la lucha de los trabajadores.

Los revolucionarios obreros desde la Comuna de Paris de 1871 explican la posibilidad de una dictadura revolucionaria de su clase con las resoluciones que tomo como experiencia esa Comuna:

1) el primer decreto decía la supresión del Ejército Permanente para sustituirlo por el pueblo armado.
2) los miembros de la Comuna estaba formada por consejeros municipales en los diversos distritos de la ciudad. Eran revocables en todo momento.

Entonces ésta fue la propuesta democrática de la dictadura del proletariado, la revocabilidad de los mandatos obreros o de los representantes reconocidos de la clase obrera.

Hoy la revocabilidad de los mandatos, ha tomado otro carácter, impulsada por el ARI y la CTA, Zamora y otras corrientes de la izquierda electoralista, que adhirieron a esta campaña, o sea ha sido recuperada por un planteo de democratización de la democracia burguesa.

Asume la caraterística de la legalidad istitucionl del régimen democrático capitalista, que implica a los juicios políticos a los parlamentarios. En este punto ha anclado aquel viejo planteo de los revolucionarios.

En esto se ha transformó para Carrio, Zamora y otros grupos de izquierda la consigna “que se vayan todos”, lo peor es que ha sido asumida por la izquierda sin explicar su sentido institucional- reformista Cambiar el contenido de esta consigna popular y darle un significado revolucionario implica además una lucha encarnizada contra el imperialismo, su ejército y sus fuerzas de represión.La preparación de las organizaciones de base de los trabajadores ocupados y desocupados y las organizaciones populares dispuestas a sacarse de encima la explotación al pueblo y la opresión del país.

 
         
   
 

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