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Madrid, Estado español :: 03/01/2012

La alienación consumista

Iniciativa Comunista
"¿Por qué a los seres humanos les fascina comprar y consumir, y sin embargo sienten muy poco apego por lo que compran?" Erich Fromm.

Decia el psicólogo y filósofo alemán Erich Fromm, que la gente tiende a consumir de forma compulsiva objetos que realmente son inútiles, por el hábito del consumismo.

Y es que, ese hábito del consumismo extremo, llevado hasta los límites histéricos de nuestra sociedad actual, tiene buenos ejemplos a lo largo del año y ya desde hace mucho tiempo, sobretodo con la introducción de la sociedad de consumo masivo a partir de los años 60 y 70.

En cualquier momento o época del año, esa lacra del consumismo innecesario e impulsivo se puede observar con claridad, aunque sin duda alguna, es en las semanas de fin de año (lo que en la cultura judeocristiana se denomina navidad), cuando, sin duda alguna, se pone mucho más de manifiesto todo ese fenómeno.

Es esta época del año que supone un impulso más evidente al consumimso masivo de todo tipo de objetos (regalos especialmente, que los grandes almacenes nos han dicho que debemos comprar porque si no, no apreciamos a nuestros seres queridos, al pensar que el amor y aprecio a una persona es directamente proporcional a la cantidad de dinero que te gastes en ella, y ya de paso nos dejamos un paston para que sus dueños se forren a costa de nuestro trabajo), no realmente necesarios, sino fruto del hábito social y las falsas necesidades artificiales creadas por los dueños de las grandes empresas y comercios, en todo el mundo.

Y es que, a las fechas creadas artificialmente en estas épocas, debemos darnos cuenta de cómo han ido añadiendo, poco a poco, otras muchas festividades de finalidad consumista a lo largo del año salidas de la nada, o más bien de la mentalidad capitalista de los grandes comerciantes (de los cuales destacan los famosos “dias de”, como el de la madre, que además casualmente coincide con el 1 de mayo, con el evidente propósito de desactivar este histórico dia de lucha obrera, y asentar en su lugar el consumismo y el desinterés social, o el del padre, el del niño, el san valentín, la pascua…), es decir, que al final y como siempre, son los poderes económicos, los mismos que dirigen y controlan la economía y el poder político de nuestros países, quienes claramente nos introducen necesidades falsas y artificiales, y nos lo presentan como imprescindibles en nuestra vida cotidiana, de forma que el no entrar en esa espiral consumista absurda presenta a la persona como como un elemento inadaptado o incluso antisocial.

Y es que, aunque al final la estructura economica es el elemento de desarrollo de una determinada fase de la historia (la capitalista actualmente), es claro y como decían Marx, Engels o Gramsci, que la superestructura, en este caso psicológica e ideológica influye de forma obvia en el desarrollo y asentamiento de la moral social de los países capitalistas, tal y como afirmaban Marx y Engels; “las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época”.

Y es que hoy en día, no sólo la religión, también el consumismo capitalista es, desde luego, el opio el pueblo.

En nuestro caso, son los dirigentes de la burguesía capitalista quienes han creado unas falsas necesidades absurdas e irreales con el objetivo de alentar al consumo masivo e histérico de las masas y es que, esta claro, que mientras esas masas estén más preocupadas en comprar o al menos fijarse o atender a lo ultimo de Armani, o Zara o de Apple (si es que se pueden permitir pagarlo, lógicamente), no se van a preocupar en esos miles de personas que no pueden permitirse ni entrar en esas tiendas o en esos 5 millones de parados que tampoco pueden darse estos caprichos, y desde luego menos aún, no se van a parar a pensar en por qué estas personas y alomejor tampoco ellos pueden hacerlo.

Otro ejemplo práctico y claro de hasta dónde llega la alienación capitalista llevada hasta el extremo fue ver hace unos días imágenes de unos grandes almacenes en el corazón de este mundo enfermo, los EEUU, dónde la gente, presa de la histeria consumista, se agredía físicamente entre ella e incluso ponía en riesgo su integridad física por ser los primeros en comprar el ultimo modelo de una determianda zapatilla deportiva. Es a este tipo de alienación extrema a la que nos referimos cuando halampos de consumismo extremo e histérico.

Sin embargo, no todas las formas de consumo de bienes en la historia debe verse necesariamente como un elemento e alienación capitalista y burguesa. Consumir bienes y cuando los bienes lo son de consumo necesario y no de especulación consumista, es algo físicamente necesario y algo tan natural como obtener alimentación o ropa, por lo cual debemos distinguir claramente entre consumo de bienes y consumismo.

Un buen ejemplo de esta diferencia seria el consumo de bienes que históricamente se ha dado en los países socialistas, con el consumo e intercambio de bienes, en la etapa socialista de la revolución obrera. Por tomar un caso concreto y especifico, podríamos ver el caso de la R.D.A., la Alemania comunista, un país comunista donde se dio uno de los mayores niveles de desarrollo de las fuerzas productivas en todos los ámbitos en el bloque socialista. En la R.D.A., existia un comercio y un consumo de bienes útiles y necesarios para la subsistencia.

Y es que, no nos engañemos, dejemos a un lado el veneno propagandístico de la escoria y de la carroña burguesa y digamos la verdad, y es que, en la R.D.A. sus ciudadanos tenían lo necesario para vivir, nadie se moria de hambre y todos tenían vivienda, trabajao, educación, sanidad, ropa y alimentación garantizada y accesible para todos los ciudadanos, quizá no de grandes empresas y marcas multinacionales que robaban a su pueblo, como sus hermanos occidentales, ya que en la mentalidad socialista no se priman los bienes especulativos, el lujo y la falsa ostentación que sólo unos pocos pueden permitirse, si no los bienes de consumo para todos y que todas las personas del puelo tengan garantizado y asegurado el acceso a todos los bienes básicos de la sociedad.

En la R.D.A, por ejemplo, todos los ciudadanos tenian acceso a un vehículo (el “trabant”, pero tambien el “lada” de la URSS, el famoso “skoda” de la checoslovaquia socialista, o el “dacia” de la rumanía popular ), barato y accesible a todo el mundo, evitando de esa forma el consumismo y la absurda competitividad que tanto hoy en día como en aquellas épocas fomentaban los propietarios capitalistas de las grandes firmas automovilisticas (Ford, Mercedes-Benz, BMW, Ferrari..) que, en la mayoría de los casos se dirigían y se dirigen a un público selecto, minoritario y concreto que puede permitirse pagar esas sumas de dinero, frente a la amplia masa, incapaz de comprarlos y para la cual esa supuesta “enorme variedad” de productos del autodenominado “mundo libre” en realidad no lo son tanto, al verse obligados por sus escasos recursos económicos a consumir una escasa variedad de los mismos productos de siempre, los unicos a los que pueden acceder con su salario.

Pero como este ejemplo del automovil podriamos poner inifidad de ellos de acceso básico, como televisiones, alimentación (guisantes tempo, la crema florena, las salchichitas de Halberstadt, el famoso refresco Vita Cola, el cafe mocca fix o los pepinillos agrios Spreewald, todos ellos de producción exclusiva de la Alemania democratica), frigoríficos, ropa (los pantalones boxer, wisent, shanty o goldfuchs) o el caso más curioso de todos y que ejemplifica mejor que ninguno la diferencia de mentalidad entre ambos sistemas, las famosas bombillas de larga duración “narva” producidas en la Alemania comunista.

Mientras que los productos capitalistas se diseñan con el objetivo de que tenga una duración corta y de menor calidad para obligar a los ciudadanos a estar constantemente consumiento nuevos productos, en la Alemania comunista, eran conocidos sus productos de larga duración y resistencia, como las bombillas “narva” ya mencionadas, que aun hoy en día, 20 años despues de la caída del Muro antifascista, siguen intactas y en perfecto funcionamiento sin necesidad de ser reparadas ni cambiadas, tal cual fueron instaladas en su día en numerosos hogares (lámparas, frigoríficos…) de la Alemania del este.

En los países socialistas, se hacían bienes de consumo orientados al beneficio y el bienestar del pueblo. En los países capitalistas, consumismo histérico de productos mediocres realizados con la intención de fomentar el consumo masivo y continuado y enriquecer a las grandes empresas privadas capitalistas, cuyos propietarios jamás han pensado más que en sus propios bolsillos.

En el socialismo, pues, lo importante siempre ha sido cubrir las necesidades básicas del pueblo y ahondar en el bienestar del pueblo, y es que, el consumismo se nutre y vive de las necesidades creadas de forma artificial por los grandes capitalistas.

Y es que, y ya para terminar, son estas grandes marcas y firmas capitalistas multinacionales las que día a día nos envenenan la mente. Además, estamos hablando en muchos casos de marcas o firmas comerciales capitalistas con una trayectoria más que cuestionable, y que nos deberían hacer reflexionar en varios aspectos a la hora de comprar en ellas;

-Primero el estar dando nuestro dinero a lugares donde se ejerce de forma especialmente intensa y escandalosa la explotación laboral de sus trabajadores, donde se utiliza una mano de obra barata que es explotada de forma escandalosa, ya sea en países desarrollados o en los lugares de fabricación y que explica muchas veces el bajo precio de sus procutos, por el aún más bajo salario casi esclavista de sus trabajadores, como el reciente caso descubierto en Brasil por la textil española “Zara” que usaba a sus empleados de forma esclavista, o los casos de Apple, L’Oreal, Wal Mart, Coca Cola con sus célebres masacres de sindicalistas colombianos, Mac Donalds, Tommy Hilfiger, Siemens, Nike, Adidas, Nestle, Levi’s, H&M, GAP, Ford, Walt Disney, United Fruit-Chiquita Brands, o C&A, por poner sólo ejemplos de las más escandalosas con un largo historial de abusos laborales y vejaciones, despidos masivos, condiciones laborales pésimas, esclavismo y explotación de las fuerzas de trabajo, destrucción del medio ambiente, o colaboración con regimenes dictatoriales en el pasado y presente. Estas empresas conocen muy bien el significado de la explotación laboral, para obtener la mayor plusvalía posible y así poder convertirse en las grandes multinacionales todopoderosas que conocemos hoy en día, gracias al trato inhumano dado a sus trabajadores para luego maquillarnos sus resultados con sus preciosas campañas publicitarias y su marketing consumista.

-Segundo estas empresas y marcas ofrecen una visión clasista de la sociedad y ahondan en el modelo de desigualdad social, al ofrecer en muchos casos precios elevados que, al crear una falsa necesidad en el pueblo, obligan a la gente a gastar grandes sumas de dinero en ellos (el famoso lema “lo bueno cuesta dinero”), creando una falsa idea y una falsa imagen del poder adquisitivo de la gente. La sociedad, totalmente alienada por la mentaliad consumista y competitiva que nos inducen los verdaderos dueños del sistema, los grandes capitalistas, compra de forma compulsiva estos productos aún cuando no tenga realmente dinero para hacerlo y se vea obligada a endeudarse, al creer que por no tener determinado producto de determinada marca, es peor o inferior que su vecino o compañero que sí la tiene.

Por lo tanto, el consumismo compulsivo, que tanto se puede ver en estas fechas, no sólo genera una actitud nefasta en la sociedad, nos crea necesidades que realmente no tenemos para obligarnos a estar continuamente consumiendo, comprando, gastando y enriqueciendo los bolsillos de cuatro listos que se forran a costa nuestra, de nuestro trabajo y de la explotación laboral salvaje de sus propios empleados.

Además fomentan la alienación completa de las masas trabajadoras para evitar que piensen en el lamentable estado socio-político-económico de su país y se revelen contra él, para lo cual se les hace necesario introducirnos unas preocupaciones que realmente ni tenemos, ni necesitamos, que nos ponemos a veces nosotros mismos sin darnos cuenta por una mentalidad de esclavos, como decia Franz Fannon, que nos han impuesto y que hemos asumido nosotros mismos, y es que a veces “no nos damos cuenta que nosotros mismos somos los culpables de la mayor parte de problemas y conflictos que nos vamos encontrando en nuestro camino”.

Problemas que, obviamente, nos han creado los capitalistas y la burguesía, para adormecernos, para alienarnos, para drogarnos en un opio constante de consumismo, gasto y desenfreno, como dirian Marx y Engels.

De nosotros depende empezar a analizar este tipo de cosas y empezar a darnos cuenta, realmente, de la necesidad de ir poniéndole fin a esta maquinaria de explotación consumista que, paremonos a pensar, supone el corazón y la esencia del sistema capitalista.

Por Wilfo, militante de Iniciativa Comunista

 

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