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Medio Oriente, EE.UU. :: 03/07/2015

Los cables saudíes de Wikileaks confirman el ultraderechismo de la dictadura

Mahdi Darius Nazemroaya
La ridícula naturaleza de la 'inteligencia' saudí. El papel de UN Watch en la defensa de los intereses de los regímenes de EEUU e Israel

WikiLeaks publicó la primera tanda de los llamados "cables saudíes" el 19 de junio de 2015.
El día 22 había en línea 61.214 documentos. Más de medio millón de estos cables están en manos de Wikileaks.

Se cree que los documentos habrían sido "hackeados" al Ministerio de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí en mayo de 2015 por un grupo autodenominado Ciber Ejército de Yemen en represalia por la guerra contra Yemen lanzada por la Casa de Saud.

En el mundo árabe hay un enorme interés por estos documentos. El periódico libanés Al-Akbar se ha puesto de acuerdo con Wikileaks para publicar los llamados cables saudíes, como ya hizo con filtraciones anteriores. Sin embargo, estos cables no dicen al mundo ni a los lectores de Wikileaks casi nada nuevo sobre Arabia Saudí.

La influencia comprada con los petrodólares de Riad

La Casa de Saud se ha caracterizado por intentar comprar influencia. Cree equivocadamente que la lealtad se puede comprar. Llámenlo subvenciones, subsidios o contratos comerciales: unas y otros son formas de soborno.

Los documentos revelados por Wikileaks confirman que la Casa de Saud se ha valido del soborno como una importante herramienta de política exterior financiando a figuras políticas de otros países –como el señor de la guerra pro-israelí Samir Geagea en el Líbano– y comprando tanto a personas a título individual como a organizaciones para asegurar sus intereses. Este soborno incluye cooptar y reclutar medios de comunicación árabes y no-árabes.

Asimismo, los cables confirman que el reino de Arabia Saudí ha estado espiando a sus ciudadanos en el extranjero, siguiendo de cerca a estudiantes universitarios saudíes para averiguar si quieren cambios en Arabia Saudí, vigilando a disidentes, haciendo todo lo posible para perjudicar los intereses de Irán, desestabilizando Iraq, ayudando a los dictadores de Bahrein y utilizando los medios financiados por ellos mismos para limpiar su imagen y engañar a la opinión pública árabe. Una vez más, casi nada de todo esto aporta algo nuevo a lo que ya sabíamos sobre el Reino y sus decadentes soberanos.

La guerra informativa de la Casa de Saud

Los documentos muestran a la Casa de Saud llevando a cabo una continua y sistemática campaña para influir y dirigir los medios como parte de una vulgar estrategia de gestión de la percepción. En esta política de "comprar influencia" utilizando los ingresos provenientes de la venta de petróleo no solo participan los medios de propiedad saudí como Al Arabiya y Asharq Al-Awsat, también el Ministerio de Cultura e Información de ese país ha tenido un papel central.

Los cables saudíes muestran que los gobernantes de Riad han utilizado una estrategia ascendente. La estrategia comunicativa de la Casa de Saud comienza con la cooptación mediante el soborno a través de lo que podemos llamar "agentes de influencia". Entre los agentes de influencia encontramos diplomáticos, empresas de relaciones públicas y abogados. La Casa de Saud tiene equipos de abogados, consultores y agencias de relaciones públicas trabajando permanentemente para ella, controlando los medios de comunicación y su propia imagen pública a todas horas.

La tarea de los agentes de influencia es encontrar y contactar medios de comunicación que informen negativamente sobre la Casa de Saud. En algunos casos los encuentran y en otros son los funcionarios saudíes en Riad quienes ordenan a los agentes ponerse en contacto con terceras personas. La tarea preliminar de los agentes de influencia es "neutralizar" la información negativa sobre la Casa de Saud. Esto se lleva a cabo principalmente mediante el soborno. Riad ha financiado suscripciones masivas de periódicos árabes en países como Jordania, Líbano, Kuwait, Siria y Mauritania como un medio de obligar a dichas publicaciones a auto-censurarse o a proporcionar una cobertura positiva de la Causa de Saud.

Si el soborno no funciona entonces se aplica una estrategia de "contención" que implica la difamación, seguida de otra de "confrontación" que conlleva pleitos y sabotajes. Ambas maniobras de la Casa de Saud requieren sembrar historias falsas bajo lo que habitualmente se conoce como propaganda negra. Además de promocionar la imagen de la Casa de Saud, los medios de comunicación cooptados desempeñan un papel importante en las estrategias de contención y confrontación atacando a los objetivos de la Casa de Saud, entre los que se encuentran activistas árabes, Irán, Rusia, Hezbolá, el diario Al-Akbar y Siria.

Lo obvio frente a lo no mencionado

Tras la publicación de los cables por parte de Wikileaks, Arabia Saudí ha advertido a sus ciudadanos que se abstengan de leer esos documentos. Riad ha recalcado que ignorarlos es una cuestión de seguridad nacional, y ha declarado también que los documentos revelados por Wikileaks son invenciones manipuladas que no proporcionan ni un solo ejemplo.

Uno de los documentos que está recibiendo cada vez mayor atención es un acuerdo entre Rusia y Arabia Saudí para votar la una por la otra para formar parte del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra. ¿Es una mera coincidencia que [la organización] UN Watch decidiera centrarse en este acuerdo para criticar a Rusia e incluso referirse a ella como una dictadura en un artículo firmado por Hillel Neuer el 21 de junio de 2015? UN Watch, en cambio, se ha mantenido en silencio sobre multitud de acuerdos similares entre EEUU y la Casa de Saud y otras dictaduras. ¿Qué ha dicho sobre Bahrein o Gaza? ¿Por qué se opone al Gobierno de Venezuela? En realidad, el objetivo de UN Watch ha sido utilizar el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas para favorecer los intereses de EEUU e Israel, mientras lo critica por denunciar las violaciones de derechos humanos cometidas por Israel. UN Watch ayudó incluso a legitimar la guerra contra Libia lanzada por la OTAN en 2011 y ha presionado a favor de una guerra contra Siria. Ahora su objetivo es Rusia.

Aunque Riad podría estar manipulando a Moscú para Washington, los fondos conjuntos, la cooperación espacial, los acuerdos nucleares, las inversiones y la venta de armas, todo ello parece estar en juego. La última vez que Arabia Saudí firmó acuerdos importantes con el Kremlin nada se supo de ellos, o bien porque la Casa de Saud estaba jugando a la independencia, o bien por las órdenes enviadas a Riad desde EEUU.

La ridícula naturaleza de la inteligencia saudí

Otro punto que conviene señalar es la naturaleza poco profesional del servicio de inteligencia saudí. Tampoco esta información es nueva, pero vale la pena comentarla. Al leer los documentos filtrados queda claro que el servicio de espionaje saudí es chapucero y poco sofisticado, y que está mal preparado. Los análisis que aparecen en los informes de la inteligencia saudí son ridículos y están basados en la prensa amarilla y en información no comprobada de fuentes abiertas de Internet.

Un caso ilustrativo es el informe de la inteligencia saudí en el que se menciona la trayectoria de varios colegas que hemos explicado cómo Arabia Saudí ha apoyado el terrorismo y ha colaborado con EEUU e Israel en la campaña de desestabilización de Oriente Medio y el Norte de África. Las descripciones son vulgares caricaturas que simplemente los califican de "anti-americanos" o "anti-occidentales".

La falta de pensamiento crítico en la era de la información

El tipo de análisis incorrecto que ilustran los analistas de la inteligencia saudí empieza a ser característico de los servicios de inteligencia y las empresas de consultoría a los que recurren cada vez más los Gobiernos de todo el mundo, incluido el de EEUU.

Respecto al memorando de la inteligencia saudí, está claro que no se hizo ningún esfuerzo por verificar la información fuera de Internet. Lo que le lleva a uno a preguntarse cínicamente si el servicio de inteligencia de Arabia Saudí hace algo más que vigilar a la población del Reino y si no serán los cuerpos de inteligencia de EEUU y otros países, incluidos Gran Bretaña e Israel, quienes estén haciendo el trabajo de inteligencia para Riad.

Echando un vistazo a los documentos publicados por Wikileaks es obvio que vienen a confirmar lo que ya se sabía sobre la Casa de Saud y que el sistema de inteligencia de Arabia Saudí adolece de un serio de problema de análisis. La falta de pensamiento crítico no es una cuestión que pueda resolverse con dinero ni con sobornos. Con este tipo de mentalidad y sin un pensamiento analítico sobre el mundo, no es de extrañar que Riad se haya metido en un atolladero en Yemen. Sin embargo, quedan pendientes preguntas importantes sobre las razones que han motivado la publicación de los cables saudíes y sobre la historia del Ciber Ejército de Yemen.

Global Research. Traducido del inglés para Rebelión por Sara Plaza. Extractado por La Haine

 

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