lahaine.org
Andalucía :: 30/11/2003

Cooperativas y autogestión

La Haine - Sevilla
Existe un debate abierto en el CSOA Casas Viejas de Sevilla que cuestiona el modelo de funcionamiento actual del mismo.

Una gran parte de la autogestión del espacio se basa en los benéficos obtenidos por la barra, que hace funcionar una cooperativa en la que los individuos que la forman obtienen una remuneración en base a su tiempo de trabajo. La cooperativa es un ente autónomo del csoa y sus miembros gestionan su trabajo de forma totalmente independiente.

La asamblea del centro social, a partir de un debate interno, decidió promover la creación de cooperativas dentro del csoa, como un contenido más del espacio y una forma de mejorar su funcionamiento.

Una parte importante de los miembros de la asamblea son favorables ahora a suprimir las cooperativas y volver al modo de funcionamiento anterior. Así la gestión del centro social volvería recaer por completo en la asamblea del csoa y en las barras ocasionales que se realizaran con motivo de conciertos u otros eventos.

Esto es un manifiesto a favor de las cooperativas como medio de autogestión y no me ciño solamente al caso de Casas Viejas, sino que pretendo hacer una defensa más general de este tipo de modelos de funcionamiento.

Cooperativas y Autogestión.

La realidad de un proyecto autogestionario cualquiera, ya sea un espacio ocupado o no, implica directamente la existencia de un trabajo cooperativo, esto es evidente a todas luces. Sin embargo la cosa cambia cuando hablamos del trabajo remunerado.

Existe una tendencia común a plantear la gestión del trabajo cooperativo de una forma idealista y algo inocente a mi parecer. Según esta visión, el trabajo en un proyecto autogestionario (podría tratarse de una revista, un espacio ocupado, o cualquier otro proyecto que implicase un tiempo de trabajo prolongado y constante) debería ser asumido por todos los colaboradores sin recibir a cambio nada fuera de la satisfacción del resultado de su trabajo. Esto es lo ideal y es la forma en la cual realizamos las cosas siembre que sea factible. Sin embargo, no creemos que sea factible cuando el trabajo necesario es algo que debe ser empleado con una constancia e implica una porción considerable del trabajo disponible por una serie de individuos.

Los que hemos estado implicados en este tipo de proyectos, sabemos las consecuencias negativas que puede conllevar la mala gestión del trabajo sobradamente. En las condiciones actuales nos vemos obligados a realizar trabajos asalariados, a usar dinero y a consumir para beneficio de empresas capitalistas. Para ello poco importa si estamos en contra de la división del trabajo, el salario, el capitalismo o el dinero como forma de intercambio.

La mayoría de nosotros nos vemos obligados a ceder la mayor parte de nuestro tiempo a la obtención de un salario. Cuarenta horas semanales o más a las que se suman el tiempo necesario para trasladarse al lugar de trabajo, para reponerse del mismo o para mantener nuestras relaciones sociales de familia, amistad y o pareja. Esto deja poco tiempo para el activismo. Las consecuencias, para un proyecto autogestionario dado, no deberían pasar desapercibidas para ninguno.

La primera seria la autoexplotación del activista, que se ve obligado a restar el tiempo dedicado a dicho proyecto de sus relaciones personales o de su tiempo de descanso. En un trabajo activista constante e intenso, a largo plazo, la connivencia del trabajo asalariado y el activista, así como el deterioro de las relaciones personales llevan por lo general a la extenuación y la insatisfacción.

Esta perspectiva puede ser asumida por visiones mas guevaristias y cristianas de la labor social, sin embargo no deberían serlo, en teoría, por perspectivas autonomistas y o libertarias. La cultura del auto sacrificio está, aún más, en duda cuando el proyecto al que dedicamos nuestro esfuerzo vaya a dar, bien resultados a muy largo plazo, bien resultados a corto plazo pero de escasa perdurabilidad, lo que no quiere decir que no merezca la pena que sean realizados.

La segunda reside en el hecho de que el trabajo suele recaer sobre unos pocos hombros, y que estos individuos sobre explotados no encuentra sucesores o rotación en otros activistas. Inevitablemente muchos de los que den uso al proyecto autogestionario o de los que participen en su organización, solo podrán dedicar tiempo de trabajo esporádico al proyecto de acuerdo con sus posibilidades y conocimientos, otros no podrán dedicar su tiempo de trabajo en absoluto.

Existe también el caso de los que vuelcan todo su tiempo y energías en un proyecto durante un periodo mas bien corto de tiempo y luego lo abandonan a su suerte, sin buscar su necesaria rotación, o sin hacer siquiera un seguimiento del proyecto e el que han participado, o del que incluso han lanzado la idea, renunciando a participar de el de una forma que puede encontrar diversas justificaciones.

Si estas dos actitudes son, como por lo general son, las más comunes, el trabajo recaerá sobre unos pocos individuos cuyo nivel de auto explotación seria inaceptable para una persona sensata. El agotamiento haría abandonar también el proyecto a estos individuos, más tarde o más temprano.

Ante este problema planteamos nuestra solución, que claramente no es la única posible, para la autogestión de proyectos que requieran un trabajo continuado, constante y que absorba una proporción de horas elevada de las disponibles por un individuo. Nuestra propuesta es que, dicho trabajo, sea remunerado a través de cooperativas asamblearias.

Esto no asegura ni la supervivencia del proyecto, ni la ausencia de injusticias en el reparto del trabajo. Pero si consigue funcionar puede asegurar la gestión del proyecto de una forma mas continuada y eficiente, necesario para que de sus frutos, y la autogestión del trabajo de una serie de individuos que al mismo tiempo prestan un servicio, un espacio, gestionan información útil, etc.

Probablementente si el trabajo cooperativo asalariado se dedicara a la creación de un producto o a su manufactura, no existiría polémica dentro de la izquierda extraparlamentaria. La organización cooperativa y asamblearia de una fábrica o una producción agrícola por ejemplo. De igual forma, y al vivir en una sociedad terciaria, tampoco existirían dudas si unos trabajadores gestionaran de forma cooperativa un servicio remunerado. Por lo tanto tampoco debería haber dudas a la hora de apoyar el trabajo cooperativo a través de un bar o de un periódico.

Claro que querríamos que los servicios se intercambiaran sin mediar relaciones monetarias, pero antes seria necesario abolir el salario y la moneda, en la producción y el intercambio de bienes. Y mientras esto no ocurra nos enfrentamos a la realidad cotidiana y a los problemas expuestos con anterioridad.

Reduciéndonos a nuestra realidad inmediata y local, el trabajo cooperativo podría sentar algunos cimientos a través de la creación de ciertas estructuras económicas, y la gestión de algunos servicios, sin tener que ser demasiado ambiciosos, y de hecho los sienta en las experiencia habidas.

Sin más nos posicionamos a favor de las cooperativas como forma de autogestión.

RI

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal