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Països Catalans :: 22/09/2016

En construcción

CSA El Cargol
El título no es vano. En una realidad. Una verdad. El Cargol está en construcción.

Se está construyendo. Lo estamos construyendo: sí, personas provenientes de diferentes latitudes y de diferentes paradigmas. Nos juntó una necesidad, una inquietud, un deseo, una ausencia, una esperanza y surgió una Idea: un espacio que fomente el pensamiento crítico a través de actividades recreativas.
Pero las ideas no vienen ni viven solas. No se desarrollan solas. No se materializan por sí mismas. No. Son las personas quienes generan las ideas. Es su práctica diaria sobre la realidad concreta lo que las origina. Pero si las personas no se organizan las ideas mueren.
Se desvanecen.

No basta sólo con personas alrededor de una idea. Si alrededor de un juego de ajedrez hay dos personas y nadie mueve ficha no hay juego. No hay jaque mate. Por lo tanto hace falta el movimiento. La misma contradicción de mantenerse estático o no, de jugar o no jugar, genera el movimiento. Pero el movimiento para qué, hacia dónde. Y entonces surge la necesidad de fijar un destino. Una estrategia. No importa si está lejos y se ve difuso. A medida que nos movemos organizadamente vamos allanando el camino.
Táctica. Pero como somos un grupo el caminar se hace más lento y costoso. Surgen las diferencias. Las contradicciones. Los miedos. Las reticencias. Las disputas. Hay quien decide abandonar el viaje pero también quién decide sumarse. El grupo sigue ahí, con caras nuevas y por lo tanto la Idea también se modifica.

El Cargol, la Idea, se presenta como espacio en construcción para el desarrollo educativo. No copiaremos modelos educativos. Tampoco creemos que exista el modelo educativo. Sí nos apoyaremos en experiencias cercanas y lejanas. Las valoramos: afortunadamente no somos los primeros con estas inquietudes.

Alquilamos un local. Tenemos la cáscara de la Idea. Es un paso, pero…

Entendemos que no se trata sólo de un asunto de forma. Imagen. Aspecto. Sino más bien de una cuestión de esencia. Contenido. Propiedad. Por eso nos centraremos en el método.
Discutir el método es la esencia de la educación.

El grupo humano gira, trabaja y se nutre en torno a un método dialogal1.
Es lento. No es casual que elegimos al caracol como emblema. El culto a la velocidad está en la base de las diversas formas de expropiación del tiempo en el mundo contemporáneo, síntoma que amerita, entendemos, una reflexión. Como grupo queremos ser dueños de nuestro tiempo.

En el camino hay avances y retrocesos pero no estamos en un círculo en el cual es difícil reconocer en qué punto de él estamos. Sino que nos visualizamos dentro de un espiral. No aspiramos a una educación basada en un diálogo de A para B o de A sobre B. Eso es lo opuesto: Anti-diálogo. Sino a un diálogo horizontal entre A y B. Entre educador y educando porque el educador aprende del educando y el educando aprende del educador.
Es un diálogo entre sujetos.

La educación es resultado de la comunicación pero para que ésta exista necesita haber diálogo.
Todo diálogo tiene un elemento clave: la Palabra. Ésta, cuando es verdadera, honesta, es la relación inquebrantable de la reflexión y la acción. Praxis. Una palabra que carece de acción es palabrerío.
Un bla bla bla. Y la palabra que carece de reflexión se convierte en activismo. En un hacer sin finalidad.

La educación no puede ser de arriba abajo ni de afuera para adentro. Esto es donación o imposición.
Sino de adentro hacia fuera porque de lo que se trata es de interferir en la realidad conocida para transformarla. Por eso la educación no puede ser una consumición de ideas sino una actividad creadora de ideas.

Hay quien objetará que no se puede dialogar con todo el mundo. Que tampoco se puede forzar el diálogo.
Es verdad. ¿Para qué dialogar cuando no hay esperanza de que la cosa pueda cambiar o de que es mejor que no cambie? ¿Cómo puede haber diálogo dónde no hay amor, fraternidad y empatía hacia el otro? Menos aún habrá diálogo dónde no hay humildad. Dónde hay paternalismo. La autosuficiencia es incompatible con el diálogo.
Tampoco habrá diálogo verdadero si en sus sujetos no existe un pensar crítico de su propio estar en la realidad. Es decir, un pensar que busque la transformación de la realidad y por lo tanto la humanización del hombre, partiendo de la conciencia de la propia situacionalidad.

La idea debe cristalizarse. Debe ser tangible. Hay que poder tocarla con las manos. Hemos de poder palpar eso que se fue concibiendo en nuestras cabezas. Por eso impulsamos este espacio recreativo en el que tejer lazos y amistades fraternales a través de talleres, eventos culturales y sociales. Primando, siempre, los intereses colectivos por delante de los individuales

También resulta necesario protegerla de los oportunistas que pretendan desvirtuarla. Institucionalizarla.
Anestesiarla. Por eso detrás del proyecto no encontrarán partidos políticos con intenciones electoralistas, ni empresas públicas o privadas. Para ellos las puertas no están abiertas aunque disponemos de ventanas amplias desde dónde observar.

Procurar la autogestión económica es importante. También fomentar la construcción de un espacio amplio, plural, diverso y activo porque todo aquello que es reactivo está condicionado por la agenda de otra cosa. Este espacio es la voluntad y la convicción sólida, por parte de un grupo de personas, de materializar la Idea.

Lo hasta aquí escrito no es el proyecto educativo. Sino un relato de nuestra propuesta. De nuestras inquietudes. El proyecto educativo deberá realizarse a través del diálogo entre los sujetos porque no es algo que deba ser hecho solamente por uno de los polos interesados en él. Talleristas y participantes, socios y socias, vecinos y vecinas, aquellos y aquellas que honestamente decidan implicarse con la Idea, son arquitectos y albañiles del proyecto educativo. De ahí nuestro señalamiento de que no dentro no hallarán profetas, iluminados o visionarios. Tampoco recetas mágicas. Menos aún resultados inmediatos. Pero sí muchas preguntas que intentaremos responder entre todos y todas.

En los talleres existentes hasta el momento habrá juegos en torno a los cuales fomentaremos el diálogo por eso consideramos que una buena manera de aprender es jugando. Ese aprendizaje, ese conocimiento adquirido, se esculpirá a través de una nota musical, una viñeta, un cuento, una partida de ajedrez o una destreza física con los malabares. A través del lenguaje.

No sabemos si alcanzaremos ese objetivo que aún se ve borroso pero de momento nos hemos puesto en movimiento. De lo que estamos convencidos es de que nadie educa a nadie sino que de que nos estamos educando permanentemente uno a los otros.

 

1 Mucho de lo aquí expuesto está tomado y basado de tesis de Paulo Freire. Más allá del uso de palabras textuales (las cursivas) del brasilero nuestra intención no es cortar y pegar para dejar un texto bonito. Nos quedamos con la esencia de su pensamiento: su obstinada búsqueda de una educación que humanice al humano.
Aprendemos críticamente de sus aportes porque sabemos que su pensamiento responde a una realidad cultural y geográfica diferente.

 

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