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Anti Patriarcado :: 14/12/2015

On ne naît pas femme: on le deviant

Mikel Arizaleta
Un alto en el camino. Pongámonos las “gafas moradas” y mirémonos con ojos de mujer. ¿Por qué el hombre, que nace niño se vuelve asesino de mujeres?

La mujer no nace, se hace, esta frase archirrepetida de Simone de Beauvoir se hizo grito de llamada en una de las puertas del parque de doña Casilda de Bilbo el 8 de marzo de 2015. Una frase de ayer que sigue siendo aviso a navegantes de hoy, recogida y explicitada por Simone de Beauvoir en su famoso libro de 1949 “Le Deuxième Sexe”, “El segundo sexo”.

«El segundo sexo» (1949), una visión de mujer hecha libro que –como comentará el filósofo y crítico literario Iñaki Urdanibia- “hizo llevarse las manos a la cabeza a todos los machitos del mundo, encabezados por la santa madre Iglesia, que prohibió su lectura, catalogándola dentro del índice de libros prohibidos. Las novecientas cincuenta y ocho páginas, impresas en dos tomos, se alzaban contra una supuesta e inamovible naturaleza femenina; en ellas, la autora critica los discursos dominantes (biológicos, sicoanalíticos, del materialismo histórico) y revisa la historia, la antropología y los mitos creados por la literatura, para pasar posteriormente a estudiar la vida de las mujeres (la menstruación, la maternidad, la prostitución…), abriendo así el camino al feminismo moderno y a sus distinciones entre género y sexo... La libertad no se mendiga sino que se coge, eso es lo que hizo en su vida, como señaló, desde muy joven, Simone de Beauvoir: luchar por ser una mujer libre e independiente y no tener siempre a algún hombre por encima (Padre celestial, padre terrenal, cura, marido, por no referirme a otros comisarios”. Para no tener que soportar un moscón en su vida.


“Gafas moradas”, un grupo de mujeres bilbaíno que desde hace ya tiempo al día siguiente de cada asesinato de mujer por un hombre despechado y salvaje convoca a la ciudadanía a la rebelión en la calle Ercilla de Bilbao, junto a la estatua de quien fuera su primer lehendakari, José Antonio Agirre. Siempre a las 8 de la tarde y con un grito de dolor y rabia. Con un “¡ya está bien!” ensangrentado y ronco.


La escritora Coral Herrera nos recuerda en su libro “Más allá de las etiquetas” que asimismo “los hombres no nacen, se hacen”. Porque también hoy la reivindicación y deseo de mujer sigue tropezando con la realidad terca del hombre macho de ayer y también de hoy. Un hombre, que con demasiada frecuencia es carga ácida y no compañero gozoso. Y la realidad actual en esta península Ibérica es brutal. Semanalmente asistimos a asesinatos bestiales y planificados de hombres salvajes, que matan y torturan a mujeres, que muchas veces fueron durante años parte importante de sus vidas, que generaron hijos y futuro y terminaron en un charco de sangre de hombre ruin y despechado. Hombres, que fueron niños, que una mujer les dio la vida, les parió, les amamantó, les vistió y que han terminado… ¿Qué fue de aquel niño? ¿Por qué este monstruo de hoy? ¿Qué ocurre en ese intermedio para generar este ser tan deshumano, tan chulesco, tan macho, tan patriarcal, tan imbécil? ¿Por qué ése “tú eres mía” tan de ternero de campo? ¿Por qué esa actitud compasiva, de mirada desde el hombro, de superioridad? ¿Tíos, qué estamos haciendo en la vida? ¿Qué respondemos ante el grito ensangrentado de mujeres envueltas en tormento y muerte a nuestro alrededor?

Y ahora, que andamos en elecciones, no podemos olvidar la reflexión amarga de Beatriz Gimeno: “Después llegan las elecciones y entonces aparecen feministas saliendo de todas las madrigueras. Todos los partidos se reivindican feministas y te encuentras a compañeros de militancia que te han hecho la vida imposible declararse feministas, sin vergüenza de ninguna clase. Se programan conferencias y mítines donde las mismas mujeres que han servido para vaciar de feminismo el grupo de mujeres pontifican sobre el feminismo, del que ahora se declaran activistas. Ahora todo el mundo lleva siempre encima una lista de reivindicaciones feministas para leerlas en cuanto se tenga ocasión”.


* Un alto en el camino. Pongámonos las “gafas moradas” y mirémonos con ojos de mujer. ¿Por qué el hombre, que nace niño se vuelve asesino de mujeres? Porque tampoco el hombre nace, también él se hace.
Mikel Arizaleta

 

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