lahaine.org
Estado español, AntiMúsica :: 09/04/2016

Puñalada fatal al pop español de los 80 en 'A mi manera'

Nando Cruz
El programa de La Sexta reúne a siete cantantes en una casa para que se emborrachen de elogios y saquen lo peor de sí mismos

La televisión jamás fue un espacio en el que ejercer la crítica musical. Ni la radio. En España se llegó a un consenso gremial según el cual ambos medios funcionarían como neutros escaparates promocionales, mientras el análisis y la crítica sólo se ejercerían en prensa escrita. Aun así, ningún crítico, revista o fanzine (y eso incluye a 'Mondo Brutto') había perpetrado entonces ni últimamente una crítica tan despiadada y diáfana hacia las estrellas del pop-rock nacional de los 80 como la que está ejerciendo 'A mi manera', el programa de La Sexta. Y da igual que esa no fuese la intención.

El reality, adaptación del programa holandés 'The Netherlands best singers', convoca a siete artistas representativos del pop español en una lujosa mansión junto al mar al norte de Mallorca. El casoplón tiene jardín, chimenea, piscina, inmensas habitaciones y muchos espacios comunes en los que reunirse a conversar durante unos días. Y allí están Mikel Erentxun, Nacho García Vega (de Nacha Pop), Antonio Carmona (de Ketama), Marta Sánchez, Manolo Tena, Sole Giménez (de Presuntos Implicados) y un tipo algo más joven que el resto que dice llamarse David DeMaría (todo junto).

Elogios, contraelogios y autoelogios

El plan es que hablen de lo suyo e interpreten canciones de los otros. Cada programa está planteado como un homenaje a uno de los siete artistas. El martes, en el segundo programa de la serie, le tocaba a Nacho García Vega. El chorreo de elogios, contraelogios y autoelogios fue mareante. Abrió la espita el propio Vega con un "que me homenajeéis va a ser escalofriante". Y de ahí al infinito con mi amiguito. "Te entrego mi corazón y mi respeto", "te ha quedado preciosa", "qué grande eres", "for you, my brother" (esta fue Marta Sánchez), "es un privilegio cantar estas canciones", "me acabas de regalar uno de los momentos más bonitos de mi vida"...

Sí, 'A mi manera' es un masaje colectivo. La salivación mutua no deja de crecer, como la marea, y cuando el nivel alcanzaba ya el metro de altura y el líquido acuoso cubría parte del sofá de piel negra en el que todos estaban sentados, Sole Giménez se la jugó soltando un "Nacha Pop era el listón más alto que había en este país" al que Nacho respondió: "es verdad que nosotros supusimos mucho para mucha gente que vino después, pero es la primera vez que alguien me lo dice así, directamente en persona". Y todos asintieron. Ni en aquel lejano 'Qué noche la de aquel año' de Miguel Ríos ni en las galas televisivas más entregadas al culto raphaelista se han contabilizado tantos y tantos minutos de cháchara nostálgico-narcisista.

No es 'A mi manera' un programa en el que descubrir la cara oculta del pop-rock de los 80. Nadie habla aquí de las contrataciones millonarias de los ayuntamientos, nadie habla de cuando las discográficas se los quitaron de en medio y tuvieron que empezar a buscarse a vida vendiendo su pasado en los platós de televisión, nadie reconoce comportamientos censurables en la época de fama y excesos, nadie saca la lista de canciones que grabó sabiendo que no tenían una mínima calidad, nadie habla de pagos en b, nadie habla de las puñaladas que se dan y se reciben en este negocio...

Sin embargo, el programa es muy transparente en otros sentidos.

Además de incidir una y otra vez, hasta la parodia y más allá, en el 'encantado-de-haberme-conocido-way-of-life', en 'A mi manera' hay mucho más que teledivismo. De entrada, el programa describe perfectamente esa actitud tan típica de las estrellas que es sentirse lejos de la especie humana. Mikel Erentxun habla de cuando se le colaban fans en las habitaciones del hotel. Nacho García Vega relata cómo una admiradora le donó todos sus órganos. Ambos refuerzan el arquetipo del fan como alguien impulsivo y desequilibrado. Hablan como imanes. Más memorable es la frase de Nacho García Vega cuando, reunidos los siete en la mesa, suelta: "Para la mayoría de la gente sería un sueño poder cenar con todos vosotros". Y se queda tan ancho. Sólo Sole Giménez, tal vez la más sensata del pack, apunta que tal vez no tanta gente querría sentarse en esa mesa.

En 'A mi manera' se retrata con cruel elocuencia al rockero nuevo rico y caprichoso. En el primer capítulo, Erentxun ya exhibía unas botas compradas en Japón, carísimas, porque la suela, lo único que no se ve, es de los años 50. De hecho, Mikel se pasa todo el programa con el sombrero en la cabeza; aunque esté dentro de la casa. Nacho García Vega también se pasa medio programa con gafas de sol puestas; aunque esté dentro de la casa. Manolo Tena, en cambio, se pasa todo el programa en la parra. Él también está dentro de la casa, pero solo físicamente. Ha vuelto a la vida pública, pero llega de muy lejos y aún no está aquí del todo. Con su mirada, a menudo perdida, parece preguntarse si todo eso es realidad o parte de su castigada imaginación. Sospechar de este pesebre ochentero es bien lúcido.

Una mansión para siete egos

Mientras uno canta, los demás sonríen, ríen, se abrazan, se conmueven, aplauden, tararean, saltan, bailan... Es la venganza después de tantos años protagonizando playbacks en Televisión Española ante un público condenado a hacer exactamente eso: simular que disfrutaban de sus canciones. Teleemocionarse a cambio de un bocadillo y un refresco.

En el minuto 31'57 del segundo capítulo se ve en la cara de Nacho cómo alcanza el orgasmo mientras Marta Sánchez canta 'Asustado estoy' de Nacha Pop. Y algunos de los comentarios previos y posteriores a cada interpretación tienen telita. A Manolo Tena, sin voz ni capacidad para vocalizar, lo llaman "nuestro Barry White". A Nacho García Vega, David DeMaría lo califica como "nuestro Mick Jagger". Y ahí entramos en el apartado 'cuántas chicas me ligué' al que se apunta Tena en plan modesto.

David DeMaría tiene la misión de caer bien en un grupo de músicos mayores; su primer disco es de 1997. Se integra como todos, practicando la esgrima del elogios y el contraelogio, pero como es gaditano saleroso, también se atreve con las preguntas; algunas más previsibles que otras. Desde luego, ningún periodista habrá preguntado antes a Mikel Erentxun en televisión por qué nunca se arregló los dientes. Pero él sí. Y ese tema de conversación da para bastante en un programa como 'A mi manera'. Mikel calcula que con un solo piño de Nacho García Vega se podría arreglar toda la dentadura. Al rato, Marta Sánchez, en plan vengativo, le soltará al joven DeMaría que ya tiene arrugas en la frente. Ese es el nivel.

Todos son muy amigos, claro, pero se advierten roces sutiles dentro del abracismo generalizado.
Erentxun quien marca las distancias ya desde el primer capítulo cuando declara: "es un reto acercarme a repertorios casi desconocidos para mí". Vamos, que se tendrá que preparar las canciones de la mayoría de los otros artistas porque no los ha escuchado. Pero cuando le toca cantar 'Vístete' de Nacha Pop se comporta como una rocanrol star en ese chalet privado. Es todo muy raro porque no hay un regidor de escenario que obligue al público a aplaudir. Todo el público que hay ahí son esas seis estrellas obligadas a enloquecer de placer mientras aguardan su turno para ser aplaudidas. Bueno, también están los músicos de la banda, pero ellos no mueven ni una ceja. Tocan y callan. Son el servicio de la mansión.

Atentado en una calle de París

Un último ejemplo: en el primer programa Marta Sánchez, en un giro de guión inesperado dentro de esta hermética burbuja de fama que es 'A mi manera', transformó 'Una calle de París' de Duncan Dhu en una sobreactuadísima balada que vinculó con los atentados de París del pasado noviembre. No solo eso, sino que lo hizo disfrazada de parisina de Montmartre con jersey de rayas azules y boina. Amén.

Bueno, va, otro que animó las redes de inmediato: esa reivindicación que hace Marta Sánchez de esos tiempos en los que "los tíos ligabais con nosotras y nos cortejabais; no como ahora, que cortejan ellas". Bueno, va, otro: cuando Nacho García Vega confiesa que su mayor placer es mantener contacto con la gente de la calle, charlar con ellos, y lo que muestra la tele son dos fans haciéndose un selfie con él. Bueno, va, el último: esos brindis señalando el cielo cada vez que alguien menciona a Antonio Vega.

Seguro que habrá más escenas inolvidables en capítulos venideros, pero ojeando la web de La Sexta uno esperaba leer comentarios de la gente tipo 'qué canción de Manolo Tena interpretará Sole Giménez' o 'cómo se las apañaran para corresponder a DeMaría con la misma admiración'. Sin embargo, está claro que algunos espectadores ya le han pillado el punto al programa.
Uno propone juntar cuanto antes a Bunbury, Yosu (Los Suaves), Ivan Ferreiro y Robe Iniesta (Extremoduro). Otro apuesta por reunir a Camilo Sesto, Raphael, Serrat o Julio Iglesias para que canten una versión de Extremoduro.

elconfidencial.com. Extractado por La Haine

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal