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Colombia, Mundo :: 17/10/2016

Abrazando la Libertad

Harrison Alberto Martínez- Prisionero político de las FARC-EP
Crónica de la participación en la X Conferencia Nacional Guerrillera de un prisionero políticos de las FARC-EP

 

                                                                                                                   X Conferencia Guerrillera

 

Todos los muros de una prisión transpiran angustia, tristezas y odios. En cada bloque de cemento y de concreto está impreso el dolor, el sufrimiento de una condena. Como es obvio, un juez es más y es menos. Es más porque maneja la espada de la ley, y es menos porque no tiene corazón.

En Colombia ser perseguido, estigmatizado, asesinado, desaparecido, condenado por razones divergentes frente al régimen político e imperante es muy normal. Pero que estés condenado a cadenas perpetuas y salgas como delegado a una Conferencia Nacional Guerrillera sí es algo insólito. Todo puede pasar en el país del sagrado corazón de Jesús, que ya ni es sagrado, ni tiene corazón.

De diferentes prisiones fuimos convocados a participar en la X Conferencia Nacional Guerrillera que sesionaría en la sabana del Yarí, en la vereda El Diamante, entre los días 17 y 23 de septiembre del año 2016. Por los prisioneros políticos participaríamos 24 combatientes, entre ellos 5 mujeres, pero solo 21 tuvimos el honor de participar, pues hubo 3 camaradas que el juez a última hora les negó el permiso, aun sabiendo que había una orden presidencial.

En la cárcel La Picota de Bogotá fuimos concentrados. La solidaridad, el afecto de camaradas fue muy notorio. Todos los delegados nos preguntábamos ¿cómo fue esto? ¿por qué nosotros? Todavía no lo creíamos. Era algo más que un sueño para cada uno, pero allí estábamos. Los combatientes que habitan en los diferentes pasillos nos felicitaban y de paso nos entregaban notas, razones o cartas para determinados camaradas. 

El 16 de septiembre nos dieron a conocer los protocolos con los cuales deberíamos de viajar y proceder. En palabras de los funcionarios del Alto Comisionado para la Paz, ninguno de nosotros deberíamos tomar ningún tipo de armas o prendas militares como uniforme, gorras, etc., y menos tomarnos fotos con dichos elementos. Aunque íbamos a tener completa libertad, allí estaría el cabo Víctor Alba del INPEC, quien nos pasaría revista.

El 17 de septiembre partimos con la felicidad reflejada en cada rostro. En el aeropuerto fuimos recibidos por dos representantes de la Cruz Roja Internacional y un representante de la Coalición Larga Vida a las Mariposas. En dos cómodas aeronaves, vuelo charter, iniciamos un vuelo feliz. Pronto nuestra nave tomó su altura y así estuvimos por encima de las nubes; fue placentero apreciar la gran cantidad de paisajes, siluetas y cirros que forman las nubes. A ratos, daba la impresión que volábamos en un inmenso cultivo de algodón. El cielo completamente azul y un sol que a ratos formaba hermosos destellos al reflectarse entre las nubes. 55 minutos después, estuvimos en el aeropuerto de La Macarena, allí nos esperaba un helicóptero MI con logos de la Cruz Roja, que a su vez nos transportaría hasta nuestro destino final.

Desde la aeronave íbamos apreciando la espléndida y hermosa sabana que encierra el Yarí. Desde lo alto se mira la llanura como si fuera una gigantesca alfombra persa con gran cantidad de matices de colores y un inmenso río que parecía una gran serpiente en movimiento. Los caminos y carreteras se iban presentando ante nuestros ojos como pequeños retazos de hilo abandonados. Las casas humeantes parecían diminutas cajas de fósforos.

15 ó 20 minutos después estábamos desembarcando. He allí la locura! una escuadra de hombres y mujeres nos recibía. Eran nuestros camaradas de armas, de sueños, de ilusiones, tejedores de futuro de la Nueva Colombia. En medio de abrazos, risas, vivas y besos de las mujeres farianas y de cámaras retrocedí en el tiempo, viajé por las distintas cárceles, por cada patio donde me han llevado mis carceleros. Recordé la cara de condenado de cada uno de mis compañeros de infortunio. Recorrí los calabozos de castigo donde me han llevado mis verdugos. De nuevo platiqué con mis amigos imaginarios que me he inventado para no enloquecer, acaricié a Cleopatra, una araña que fue mi mascota y compañera de la celda de castigos en La Dorada y en Doña Juana, Caldas. Recordé a mis padres que hace más de 20 años que no los veo; a mis dos hijos, que conozco gracias a fotos; a mis tres nietos, que gracias a la tecnología sé de sus sonrisas. De pronto me di cuenta que mis ojos se inundaban de lágrimas y que mi garganta no permitía gesticular nada. Una fría cerveza fue mi mejor coartada, bebí un largo trago y con el resto me lavé la cara. Luego aspiré hasta más no poder el aire, el oxígeno de la libertad.

Aún no lo comprendía. Miré al cielo y recordé que el día que llegamos a la prisión de Normandía un nutrido número de golondrinas volaban a ras de nuestras cabezas, como dándonos la bienvenida.
Allí estaban igual, en lo alto danzando con alegría. Y también estábamos nosotros en medio del regocijo, de la alegría, en la Sabana del Yarí, rodeados de ese indescriptible color de la naturaleza y lo más importante, rodeados de nuestros camaradas, hombres y mujeres dignos representantes del sueño de nuestro inolvidable Comandante Manuel Marulanda Vélez, de Jacobo, Alfonso, Iván, Efraín, Jorge y de tantos y tantas que han ofrendado sus vidas por la construcción de una Nueva Colombia. Allí estaban recibiéndonos todos esos héroes, habían salido de la selva, de la maraña y de las trincheras para jugársela en el nuevo escenario, ya no con los fusiles sino con las ideas.

En un carro fuimos transportados hasta la sede de la X Conferencia “Manuel Marulanda Vélez”. Un nudo de combatientes salió a nuestro encuentro, todos querían saludarnos, tocarnos, abrazarnos, felicitarnos, en cierta forma querían cerciorarse de que éramos reales, que éramos los representantes de los prisioneros políticos, mujeres y hombres de carne y hueso. El camarada Lozada se vino en lágrimas al momento de saludarnos, Granda dijo “¡este es el precio de la firmeza!”, Iván Márquez “¡esto sí es historia!” mientras nos invitaba a tomarnos fotos a su lado, el comandante Timochenko “¡bienvenidos camaradas!” y así entre lágrimas, abrazos, vivas fuimos recibidos como unos héroes. Yo estaba tan trémulo que sólo decía “gracias, gracias camarada, no tengo palabra para describir este momento tan importante en mi vida”.

En medio de todo este derroche de alegría apareció un hecho que estoy seguro que a más de uno le puso la piel de gallina.
Fue el encuentro de padre e hija, del camarada Marbel Zamora con su hija, una niña que se tira a los brazos de su padre y se aferra a él como lo hace el lúpulo al roble. De sus ojos negros solo salían destellos de felicidad. No creo que Zamora haya experimentado otro momento de emociones tan especial como este.

Por mi parte fue muy grato reencontrarme con un gran número de camaradas de hace 25 ó 30 años, hombres y mujeres que hemos compartido, amasado el barro en las largas caminatas, que hemos llorado nuestros muertos, que hemos celebrado nuestras victorias. Entre ellos Fabián Ramírez, el negro Punta, Jairo Mechas, Anderson 36, Rubén Manteco, Rubín Moro, Cadafi, Yuri 36, Ezequiel 34, Pedro 34, Hermes 18, Yira Castro, Remorado, Giovani J, Gustavo 8, Fabio 41, entre otros.

Lo más especial fue encontrarme con mis segundos padres: el comandante Isaías Trujillo y su compañera Erika Montero.

Esta experiencia es muy importante en mi vida, no solo como prisionero de las mazmorras del régimen sino porque me di cuenta que las FARC-EP se nutren constantemente, se alimentan con los mejores hijos del pueblo. Ahí me encontré con una guerrilla disciplinada, educada, formada en los preceptos comunistas.

Las guerrilleras con sus hermosas cabelleras sueltas o en trenzas, con sus blusas ombligueras, con sus aretas, piercings, tatuajes, y con toda su indumentaria cosmética. Y lo más hermoso, muchas de ellas en estado de gestación, con gran orgullo caminaban mostrando su abultado vientre, allí donde germina la nueva vida, el jardín, la flor de la esperanza y el nuevo explorador del universo.

La X Conferencia Guerrillera “Manuel Marulanda Vélez” se desarrolló en medio de la más grande fraternidad. Un 34% estuvo representado por mujeres, que fueron elegidas en las asambleas de los Frentes.
Otro tanto estuvo representado por jóvenes de la nueva generación de comandantes. El resto lo cubrieron los veteranos aquellos que con su tesón, disciplina y abnegación, han entregado lo mejor de sus años dorados en la construcción el Ejército del Pueblo.

No todo era trabajo. Sesionábamos desde las 8 de la mañana hasta las 17 hs. A las 19 hs comenzaba la hora cultural. De distintas unidades farianas iban llegando los combatientes. Unos a pie y otros en carros. El improvisado caserío “Brisas del Diamante” iba tomando vida, sus angostas calles se llenaban de combatientes, de población civil que llegaba a sumarse a la recreación. Un verdadero río de gente se movía como hormigas en dos direcciones: llegar y salir del concierto. Cada noche se presentaba una agrupación diferente que nos hacía aplaudir, saltar, bailar y cantar con ellos.
Los Rebeldes del Sur (agrupación fariana), Giovany Rivera, Andy Rivera, Carlos Lugo, alias Vigor, Totó la Momposina, Alfredo Gutiérrez, La Sonora Matancera, El Binomio de Oro, Juan Alex Castaño, entre otros.

Los periodistas, como siempre, a acecho buscando la nueva chiva. Ahí estaban los que cumplen su labor muy profesional de informar, pero también los que tratan de imprimir la cizaña. Cierto periodista lo escuchamos llamando a sus superiores, en donde decía “hagan algo! Estos señores andan libres por todos lados”. Se refería a nosotros, los delegados de los prisioneros políticos. ¿Sería que este señor pensó que nuestros camaradas nos esperaban con calabozos? Pero nuestro Trump tampoco se perdía media. Llegaba todas las noches y nos saludaba volando casi a ras de nuestras cabezas. Luego a hacer su trabajo.

En medio de las sesiones de la Conferencia iban llegando los saludos de diferentes personalidades, gremios, estudiantes, profesores, académicos, sindicatos. Hasta vimos en pantalla al gran cantante Piero, que de una forma muy emotiva nos envió sus saludos. El ultimo día, el gran arquero René Higuita nos honró con sus presencia.

Como todo estaba previsto, el 23 de septiembre se terminó la Conferencia Nacional Guerrillera. Su conclusión central es la disposición por unanimidad de convertirnos en un partido político. Para ello el Secretariado y su Estado Mayor Central trabajarían para en los próximos meses convocar al congreso constitutivo. El 24 de septiembre se despidieron y partieron los negociadores de las FARC-EP. La gran Cartagena los esperaba para finiquitar el gran acuerdo de paz que había sido refrendado por toda la guerrillerada de las FARC-EP en su X Conferencia Nacional “Manuel Marulanda Vélez”.

El 27 de septiembre, con un montón de sentimientos encontrados, nos despedimos de nuestros camaradas, amigos y compañeros de armas. Todos salimos con la firme convicción de que en adelante nos convertiríamos en los nuevos artesanos, que hilaríamos el gran pabellón por la paz y el nuevo país con justicia social. Sin embargo, cada bolso nos pesaba tres tantos más, pues la desilusión de regresar a prisión nos atormentaba. Pero bien las FARC se han caracterizado por cumplir lo pactado y sus militantes en ser subordinados frente a las orientaciones.

Es de anotar que pese a que fuimos atendidos como los huéspedes de honor, donde no se escatimó nada para hacernos sentir lo mejor posible (comida, alojamiento, bebida, etc.), nuestro grupo pese a la gran cantidad de años de privación, siempre estuvo a la altura de la disciplina. Ese fue nuestro gran baluarte.

Gracias al grupo de prisioneras políticas con quienes estuvimos y a los demás camaradas. Y si alguien me pregunta cómo he hecho para soportar tanto encierro, le diré lo mismo que le contesté a una guerrillera, por cierto muy hermosa, y a un guerrillero cuyo nombre nunca supe.

¿Y usted camarada, cuántos años lleva en la cárcel? 17 años cumplí el 27 de septiembre de 2016. ¿Y cómo ha hecho para soportar tanto encierro? Me he aferrado a nuestra causa, a mis principios, a mis sueños y ante todo he aprendido a vivir con el cuerpo prisionero pero con mi mente libre. Ningún juez ha podido, con sus macabras condenas, retenerla. Gracias al camarada Robinson, que pese a que lleva más de 22 años en prisión, siempre fue ese punto de referencia, con su buen humor y alegría desbordante. Así mismo, mil gracias a la Coalición Larga Vida a las Mariposas y a la Corporación Suyana que han estado siempre ahí acompañándonos, brindándonos su apoyo incondicional para que los prisioneros políticos podamos respirar un poco más de dignidad.

 

Colectivo de abogados Suyana.

Colombia.

 

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