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Chile :: 31/01/2005

Con el corazón y la cabeza Empresas recuperadas y MTD: conversando sin patron

Colaboradores Anónimos Hommodolars
Cuatro fábricas recuperadas se reunieron en Enero Autónomo con movimientos de desocupados y con los visitantes al evento, para relatar sus experiencias a partir de la publicación del libro Sin Patrón (de lavaca editora). Los diálogos, las anécdotas, losinterrogantes durante el taller, y la sensación de potencialidad que suele generar el acto de encontrar amigos nuevos. (x Enero Autonomo, difunde hommodolars)

Con el corazón y la cabeza
Empresas recuperadas y MTD: conversando sin patrón

Cuatro fábricas recuperadas se reunieron en Enero Autónomo con movimientos de desocupados y con los visitantes al evento, para relatar sus experiencias a
partir de la publicación del libro Sin Patrón (de lavaca editora). Los diálogos, las anécdotas, losinterrogantes durante el taller, y la sensación de potencialidad que suele generar el acto de encontrar amigos nuevos.

El encuentro se fue organizando en el sector denominado El Camping. Varios integrantes del MTD de La Matanza y del de Solano, de Ammar Capital (que nuclea a mujeres en estado de prostitución), de la comunidad indígena guaraní de El Tabacal de Salta, de asambleas barriales, entre otros colectivos, se instalaron sobre el césped para escuchar a Cándido González (Chilavert), Guillermo Sabatella (Maderera Córdoba) Hugo Fucek (Viniplast) y Elsa Montero (Fénix Salud, ex clínica IMECC).

Todas pertenecen al Movimiento de Empresas Recuperadas (el otro gran movimiento es el de Fábricas Recuperadas) e incorporaron a Enero Autónomo un elemento que no suele ser tema de debate: el de la producción, que pareció interesar particularmente a los movimientos.

La propuesta de lavaca fue la de escuchar la experiencia con el corazón y la cabeza. Efectivamente, ambos misterios de la anatomía del cuerpo humano parecieron funcionar sin descanso en las dos horas de reunión.
El truco del número de domicilio Hugo contó el caso de Viniplast, de Mataderos, productora de telas plásticas tales como cuerina. Una empresa que fue líder, exportaba cinco camiones diarios de materia prima para Brasil y llegó a exportar a China. Con la convertibilidad empezó la crisis. Con el crecimiento de la industria de Brasil "más el enriquecimiento y el afano", dijo Hugo, pasó de 70 empleados a
9. La patronal cedió el control de la empresa a un grupo que terminó de vaciarla y la endeudó en 3 millones de dólares.

"No hubo lucha ni policía. Fue un proceso en el que tuvimos mucha suerte y nos movimos muy rápido judicialmente".

¿Tuvieron que ocupar la fábrica? "Sí, cambiamos la llave y nos quedamos adentro. La policía vino tres o cuatro veces a allanarnos. El tema es que traían la orden de allanar Garzón al 6003, y nosotros cambiábamos la chapita y la poníamos en la vereda de enfrente. Como no había número no sabían dónde
allanar". Cuando los obreros entraron a la fábrica no había un gramo de materia prima. "Arreglamos un facon en negro durante tres meses. Facon significa que el que te contrata te pide un trabajo, te da la materia prima y te paga por la mano de obra. Es un sistema de explotación. El facon te deja en un nivel
de producción que no te permite crecer". Los trabajadores no cobraban la ganancia de 600 pesos mensuales, vivían de un subsidio del gobierno de la
Ciudad de 200 pesos mensuales, más bolsones de comida. Vendieron unos 1000 tachos metálicos para combustible a 5 pesos cada uno. Les dieron 5.000 pesos. Con eso más el pago del primer facon de 12.000 pesos compraron materia prima
para hacer una producción de plantillas para calzado. Vendieron la producción. Los 12.000 pesos se convirtieron en 35.000, que a su vez convirtieron en 70 y finalmente en 120.000.

Eso fue la vuelta completa: a los dos meses ya no hacían más facon, y tenían producción propia.

El jubilado que enseña

En Viniplast empezaron siendo 9 y actualmente son 20: aumentaron el número de trabajadores en más de un 100 por ciento. Los nuevos, dijo Hugo, se
incorporaron con los mismos derechos y los mismos ingresos que los
fundadores. Los ingresos, por otra parte, son igualitarios, como
prácticamente en todas las recuperadas.

Hugo contó que actualmente no hay mano de obra calificada. Cándido: "Con la
desocupación se perdió la dignidad, el oficio". En Viniplast se les ocurrió
una idea brillante para amortiguar ese problema: "Un compañero jubilado de la
empresa va a venir tres horas por día para formar a los más jóvenes. Así se
transmite el oficio. Va a cobrar, y está más contento que todos nosotros
juntos con la idea".

Julio, del MTD de Solano, le preguntó por los costos del producto.
Hugo: "Cuando trabajás, los costos de una cooperativa son menores que los de
una empresa normal, donde el gerente mantiene a la secretaria, le paga la
tarjeta gold a la amante, el auto a la hija. Acá no hay nada de eso, se
aprovecha la ganancia para reinvertir, y nuestro único capital de trabajo es
este (golpeándose por encima del hombro): el lomo".

Julio: "Ustedes anularon el eje más importante de la empresa, la plusvalía".
Cándido contó que los obreros confiaron en la patronal, pensando que al no
cobrar, o cobrar tarde y mal, estaban poniéndole el hombro a la empresa. En
realidad se trataba de un vaciamiento.

Cuando se intentó concretarlo, lograron evitar que se llevaran las máquinas,
y resistieron el desalojo policial con la intención explícita (tenían listos
los bidones de combustible) de incendiar la fábrica.

La policía se quedó custodiando la planta por orden judicial, para impedir
que los obreros trabajaran. Sin embargo, en Chilavert tenían pendiente la
entrega de las tapas para el libro "Qué son las asambleas populares", trabajo
que realizaron de modo casi clandestino. Para sacar las tapas abrieron un
boquete en la pared lindera con el vecino, pasaron las tapas y el vecino las
llevó en el baúl de su auto, frente a las narices policiales.

Cándido: "Yo estuve 42 años en la empresa. No podés estar dos años y ser un
veleta. Pero tuvimos que tomar la fábrica. Fue como cuando te golpeás el pie
y gritás. Fue una reacción instintitiva. No es que queríamos hacer una
cooperativa o conseguir la revolución. Queríamos por lo menos cobrar algo".
Hombres blancos, y los negros del fondo

Las máquinas habían sido eliminadas del inventario de Chilavert. Contó
Cándido: "Aprendimos que así se vacía a las empresas, con el inventario. Ese
fue un negociado del juez, el secretario, el síndico. Todos arreglados con el
empresario: una asociación ilícita, una organización mafiosa. Venden algunas
máquinas viejas, y se llevan las que valen tres millones de dólares".
Había puentes con el barrio. Cándido participaba en la Asamblea de Pompeya.
Los vecinos estaban enterados de la toma. Un día golpearon la puerta de
Chilavert a las once de la noche: "Pensamos que era la policía, pero eran del
centro de jubilados de enfrente, que nos traían pastelitos..."
Cándido no pudo terminar esta parte de su relato, ahogado por la emoción y
las lágrimas.

El corazón y el cerebro de todos los que estábamos en la ronda seguían sin
descansar.

Guillermo refirió entonces el caso de Maderera Córdoba. La empresa entró en
convocatoria en el 2002. Sabatella fue convocado a la parte de
administración, lo que le permitió conocer el manejo general de la
empresa. "Queríamos salvar a la firma, a los patrones, porque pensábamos que
eso era nuestro beneficio".

La empresa profundizó su crisis, dejó de pagar salarios. Los trabajadores
descubrieron que una de sus compañeras tenía como domicilio uno de los
correspondientes a la maderera. Para que se entienda, está ubicada en una
serie de casas viejas conectadas entre sí, en Córdoba al 3100, Buenos Aires,
con una fachada común salvo la de esa entrada que está a pocos metros del
local principal.

La bautizaron "La Puertita". En diciembre de 2003 se instalaron allí,
mientras la justicia clausuraba el negocio. "Fue difícil decidir, pero lo
hicimos. En estos casos todo suma. El tipo que estuvo en una marcha alguna
vez sabe lo que es tener enfrente a los azules, la policía. Esa experiencias
te van preparando. Ya uno sabe que si la policía tira algo, vos se lo podés
devolver", describió Guillermo.

La justicia había fajado las puertas interiores. Cortaron un pedazo de
aglomerado que tenía la faja, y lo usaban para quitar, entrar a utilizar las
máquinas, y volver a ponerlo al finalizar.

Empezaron a recuperar clientes y a enfrentarse a la policía. Los clientes
preferían seguir trabajando con ellos, antes de probar la incertidumbre
criolla de lo que podría llamarse "una empresa normal".
El promedio de edad en la maderera era de 40, 45 años. "Eramos viejos, no
teníamos posibilidad de encontrar otro trabajo". Guillermo explicó que aún
existe una diferenciación interna en las fábricas: "Están los de
administración, y los negros del fondo, como si en la administración fueran
blanquitos.

Cándido, más repuesto, quiso aclarar: "Yo me emociono mucho, pero no por la
lucha que uno lleva adelante. La emoción la produce la pelea que el otro da
por mí". Lo dijo, y volvió a ser inundado por las lágrimas.

El piquete de Parque Centenario

Elsa, de Fénix Salud, la clínica de Parque Centenario, relató la caída de la
empresa, la convocatoria, la quiebra y el cierre en enero del 2004 por parte
de empresarios médicos, que seguían siendo cada vez más ricos.
Elsa recordó el día del cierre de la clínica. "No sabía a dónde ir, no sabía
cómo le iba a decir a mis hijas..." Nuevamente la emoción cortó el relato.
(Luego, Toty Flores del MTD de La Matanza le diría: "es bueno de vez en
cuando poder llorar".

Había miedo acerca de tomar la clínica, pero en marzo Elsa decidió, junto con
Eduardo Murúa (presidente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas)
dar ese paso. La jueza ya quería rematar todo, incluido el edificio.
El 2 de marzo tomaron IMECC. "A la noche ya éramos 120 personas representando a todas las cooperativas. Unos traían arroz, otros fideos, todos traían lo que podían. En vez de sentirte apaleado te sentís grande".

El juzgado intentó impedirlo y unos días después, el 12 de marzo, envió a la
policía para recuperar al edificio como fuera. La policía aprovechó un
momento en el que había relativamente poca gente, y entró por la fuerza a la
clínica. Golpearon a varios trabajadores e integrantes del MNER, incluido
Hernán, el hijo de Cándido.

Elsa contó que hicieron un piquete con gomas quemadas en la avenida Díaz
Vélez, frente a la puerta de la clínica, pero dejaron un carril para que
pasaran los autos: "Una señora pasó y me gritó: 'vagos de mierda, ¿por qué no
se van a laburar?' Y yo pensaba, eso es lo que queremos".
Resolvieron quedarse hasta las últimas consecuencias. Apareció Eduardo Luis
Duhalde, secretario de Derechos Humanos, que quedó a cargo de la clínica. "La
policía destrozó todo adentro, robaron todo lo que se podía robar". Hoy la
clínica está reabriéndose con el proyecto de normalizar totalmente el nivel
de trabajo durante el 2005. Fue una de las 13 expropiadas por la Legislatura
porteña. Los trabajadores tienen 20 años de plazo para pagarla.
Cándido volvió a hablar: "Uno particularmente no ganaría una lucha. Pero la
gente es solidaria y hay un compromiso moral que es más fuerte que el
dinero".

¿Estatización o cooperativas?

Neka, del MTD, preguntó por las diferencias concretas en la vida de los
trabajadores, entre cooperativas y el reclamo de estatización con control
obrero. Y contó además que los MTD tienen proyectos productivos, ¿es posible
articular experiencias?

Hugo dijo: "Somos trabajadores que necesitan hacerse cargo de su puesto de
trabajo, porque no existe el trabajo, no existe el patrón, no existe la
autoridad, y todo se va a la mierda. Y el único horizonte que te queda es la
desocupación. Hicimos cooperativas porque es la única figura jurídica para
dar la pelea. La verdad es que lo nuestro es una autogestión de trabajadores
para hacerse cargo de una fábrica. No tenemos nada que ver con cooperativas
tradicionales.

Cándido: "Para que te den la empresa tenés que tener una figura jurídica.
Nosotros siempre decimos que, más que cooperativas, somos fábricas
recuperadas que tomamos la figura legal de cooperativas.
Para mi no se puede tomar una fábrica para hacerla funcionar para la
política, sino para hacerla producir.

Hugo: "La discusión sobre estatización es ideológica. En Brukman querían
estatizar y que el Estada les pagara el sueldo. ¿quéré ser un empleado del
Estado? Es una locura. Nos decían: ustedes están proponiendo la
autoexplotación obrera. Pero no es así, yo me estoy apropiando de los medios
de producción, genero lo que genero y distribuyo lo que genero. Esa es la
discusión.

Cándido: "En el caso de Zanón ahora hicieron la coperativa. Y han trabajado
muy bien. Tuvieron el apoyo del pueblo, es una fábrica enorme, incorporaron
gente, son eficientes".
Elsa: "La estatización es más de lo mismo, que un paciente tenga que esperar
6 meses para que se le haga un estudio de corazón. Clínica Medrano fue
estatizada, mandaron a cada compañero a un lugar distinto, la cooperativa se
terminó".

Cándido: "Fue una estrategia del gobierno para desarmar un conflicto. Eso fue
la estatización".

Hugo: "Sobre la articulación con los emprendimientos, las empresas entran en
lo que llamamos economía social. Hay fábricas que producen elementos que
ustedes pueden llegar a utilizar, desde materias primas , comida, alimentos,
hasta productos finales".

Otro asunto: "Lo central no es pedirle al Estado que se haga cargo de esto,
sino pedirle que genere políticas públicas genuinas de distribución, de
crédito, de apoyo a la economía social, a las empresas recuperadas. Esos son
los instrumentos que nos sirven".

Cándido: "No se lo pedimos al Estado. Se lo arrancamos".

El trabajo y la presión

Surgió la consulta siguiente: en Zanón, el argumento es que ser estatales
impediría que la empresa se transforme en puro lucro para un grupo, y
permitiría que los beneficios redunden en la sociedad. Al menos esa es la
teoría. ¿Cómo lograr eso en las cooperativas?

Cándido: "Una, nosotros éramos 8 y somos 12. Dos, el otro día fuimos a
recuperar máquinas para Global, nos podían meter a todos en cana, pero lo
hicimos. Es el compromiso moral del que hablaba antes".

Hugo: "Además hay algo esencial. No vamos a ser el nuevo Instituto
Movilizador de Fondos Cooperativos. No somos la nueva burguesía que nace de
la pobreza. Esas son categorías ideológicas que no se condicen con la
realidad. Nosotros triplicamos salarios, mejoramos la condiciones de trabajo,
reparamos máquinas y duplicamos el personal. Y cobramos todos lo mismo. Si
genero trabajo genuino, buen salario, aumento la base social, todos ganamos
lo mismo, genero educación, ¿qué más?

Cándido: "Además no somos fábricas cerradas, somos de puertas abiertas. A
veces las tenemos cerradas por los chorros. Pero tenemos un centro cultural.
La Cooperativa Patricios (ex talleres Conforti) directamente tiene una
escuela.

Hugo: "Estas cosas no se conocen, tienen una escuela para recuperar a los
chicos de la calle. Hay más de 200 pibes en esa escuela, dentro de una
fábrica. Si eso no es trabajar por la sociedad, ¿cuál es?"
Una de las asistentes a la ronda consultó: ¿cómo se lleva a cabo la toma de
decisiones, y como es la forma de organización?
Hugo: "Cada fábrica tiene su esquema de organización interno, pero la
decisión de qué se produce, qué se arregla, en qué se invierte, qué ganancias
se reparten, todo lo resuelve la asamblea. Lo decidimos todos".
Cándido: "Otro mito es la seguridad. Desde que empezamos, jamás hubo un
accidente. Hay menos accidentes que en las que tienen patronal".
¿Será porque hay menos presión?

Cándido: "Claro, antes entrábamos a las 7, decidimos entrar a las 8.
Decidimos cuándo parar, cuando tomar mate. Cuándo recibir visitas.
Prácticamente no hay accidentes, tampoco en las otras".
Cándido explicó otro aspecto de la idea de seguridad: "La única seguridad
para nosotros es luchar por los otros".

Una joven contó que trabaja como docente en un jardín de infantes recuperado,
casi como una cuestión ideológica, pero su decepción ocurrió al comprobar que
las fundadoras de la cooperativa explotan a la gente que contratan (no las
incorporan a la cooperativa) y cobran tres o cuatro veces más.
Hugo: "Como cooperativa estás habilitado para contratar gente. Pero eso no lo
vamos a hacer nunca. Nunca".

Guillermo contó que en los estatutos del MNER se aclara que salvo un contador
o un profesional que facture por un servicio, el resto tiene que ser
integrante de la cooperativa.

La autogestión

Toty Flores, del MTD de La Matanza, retomó la charla que se había iniciado 24
horas antes junto al uruguayo Raúl Zibechi: "En esta etapa de la resistencia
las formas organizativas que toma la resistencia son múltiples y todas son
buenas en tanto apunten a la recuperación de los lazos sociales. A mi me
parece importante lo que ustedes hacen, el impacto que produce en la cabeza
de los compañeros. Si lo viéramos como resultados solamente, 1000 puestos de
trabajos no es par recuperar el país. O la actitud de los compañeros que
están casi obligados a tomar una empresa, porque es lo más conservador que se
puede hacer. En ese sentido yo creo que hay trayectoria de otros movimientos
que vienen pedaleando, buscando una forma para salir de la crisis, y esta
nueva forma que se incorpora me parece muy fuerte. Es difícil recuperar la
cultura del trabajo, y es muy importante que estemos acá hablando de esto.
Nosotros editamos un libro en Chilavert. La ganancia es para la manutención
de un jardín de infantes. Fíjense cómo se va creando un poder simbólico casi
invisible. La fábrica, el movimiento de desocupados, el jardín de infantes.
Esa es la importancia de la eco social. Esa diversidad. Pero no me quiero
engañar. Este es un proceso largo, terriblemente traumático, y es bueno que
lo digamos porque acá no hay soluciones mágicas".
"Quiero saludar este encuentro con ustedes, más allá de que tenemos muchas
cosas para discutir. Es bueno porque es múltiple la forma de la resistencia".
Cándido: "Nosotros decimos que no nos tienen miedo porque hacemos producir
las fábricas. Pero sí porque creamos conciencia".
Soledad, de La Matanza: "Le queiro decir a Cándido y a Hugo que dijeron que las fábricas son para producir y no para hacer política. Y yo pensaba que me
encanta la política que ustedes hacen, porque ustedes producen y trasnforman.
Uno hace política cuando dice 'ganemos todos lo mismo, tratemos a la gente con respeto'".

Cándido: "Tenemos también una politica hacia fuera, defender los recursos no renovables. Considerar a YPF como una empresa emblemática. Nosotros podríamos recuperarla. Ojalá el tema se pueda instalar en la sociedad’.
Luego pronunció otra definición a futuro: "Dentro o fuera de la ley, vamos a seguir tomando las fábricas".

Neka, de Solano, fue cerrando la ronda: "Lo que aprendí de este encuentro es que los medios legales, como las cosas que le podemos arrancar al Estado, son eso: medios. Lo más importante son las personas. Y otra cosa que aprendí es que con estas acciones le están diciendo no a la explotación, no a la
estatización y sí a la autogestión. Y la autogestión la ejercemos nosotros". Hubo aplausos y un reconocimiento a los trabajadores: por las lágrimas, y por las risas.

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