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Mundo :: 29/02/2008

::Crisis in the matrix: El cyber-Capital frente al poder del general intellec

Colectivo NPH

Crisis in the matrix

El cyber-Capital frente al poder del general intellec
- M+M –

Anticipo del nuevo libro de NPH:
Tesis sobre el Partido Unico del Capital
La Nueva Clase = El PUC

video including in: http://www.colectivonph.com.ar/librosnph/250208.htm

“La acumulación del saber y de la destreza, de las fuerzas productivas generales del cerebro social, es absorbida así, con respecto al trabajo, por el capital y se presenta por ende como propiedad del capital, y más precisamente del capital fixe (..) La maquinaria, pues, se presenta como la forma más adecuada del capital fixe y el capital fixe –en cuanto se considera al capital en su relación consigo mismo- como la forma más adecuada del capital en general. Por otro parte, en la medida en que el capital fixe está inmovilizado en su existencia como valor de uso determinado, no corresponde al concepto del capital. (..) no es en el obrero sino en el capital donde está representado el trabajo generalmente social. (..) el trabajo vivo aparece subsumido bajo el objetivado, que opera de manera autónoma. (..) el proceso entero de producción (..) como aplicación tecnológica de la ciencia”.
Karl Marx.

“Hay algo de ficción en lo verdadero, y hay algo de verdad en la ficción. Para conocer la verdad hay que arriesgarlo todo”.
Animatrix.

“En Norteamérica, el salario se ha estancado pese a un fuerte aumento de la productividad, mientras que el déficit comercial ha llegado a nuevos récords. En el sector fabril se han perdido 1.8 millones de empleos. Antes de 1980, el empleo industrial aumentaba durante cada expansión y siempre superaba el máximo anterior. Entre 1980 y 2000, el empleo industrial siguió creciendo durante las expansiones, pero ya no recuperaba el pico previo. Esta vez, de hecho disminuyó durante la expansión, algo sin precedentes”.
Thomas Palley, 2/08.

“La política implementada ha alentado la reindustrialización del país, el trabajo digno, la inclusión social y la distribución equitativa de la riqueza”.
Unión Industrial Argentina (UIA), Comunicado de prensa, 19/2/08.

“Pasará, ya pasará, este espejismo pasará”.
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

SYSTEM FAILURE_

Para la tendencia postfordista del Capital, como el conocimiento del general intellect es sobreabundante, vale poco. Y como todo tiempo de vida a devenido tiempo de trabajo, el Capital se apropia gratis de todo lazo social que excede lo estrictamente laboral. La vida misma es una jornada de trabajo, la fábrica es la sociedad y las relaciones sociales THE MATRIX_

El know-how como ciencia aplicada del intelecto general (máquinas, robots, internet), como capital fixe (fijo), ya está sobrevalorado como conocimiento histórico objetivado. Y agregarle más valor a la tecnología, plus-valorarlo -bajo su forma de Capital fixe-, resulta cada vez más costoso, porque el saber como valor inmaterial, cooperante y gratuito, ataca la capitalización del plustrabajo cognitivo. La cooperación del conocimiento, del inmaterialado como trabajo relacional extra empresario, resulta inmedible bajo las leyes del trabajo abstracto y el valor del tiempo de trabajo. Reglas de la reproducción del plusvalor que distinguía, en la jornada laboral fordista, entre el tiempo necesario para mantener con vida a la fuerza de trabajo y el derroche del tiempo excedente de trabajo para el lucro del Capital_

La autovalorización del Capital fijo, atenta contra la antagonía entre el salario y el plusvalor. Ante esta tendency de lo más avanzado del Capital postfordista universal (¡Cuidado, no únicamente de EE.UU. sino en todo el planeta!) the Global Empire of THE MATRIX contraataca, difuminando socialmente la ley secular de la explotación humana del Capital sobre todo tiempo y espacio de vida. Pero, a su vez, esto provoca la reducción de la tasa media de ganancia del Capital, que se desvaloriza, cuanto más productiva se vuelve la tecnología, es decir, cuanto menos trabajo precisa para ponerse en movimiento pero más para plus-capitalizarse, al mismo tiempo que desplegó y exasperó, onerosa y gratuitamente, toda la riqueza inmaterial del cerebro colectivo de la humanidad_

El capital fixe domina al hombre en tanto Capital, pero trabaja contra sí mismo en tanto que se autonomiza como tecnología. En cambio, el capital fijo, en tanto tecnología como valor para el uso anticapitalista de la multitud, libera al individuo del trabajo, desmantela la cosificación que domina al hombre, lo hace dueño colectivo de las cosas y servicios que crea y director de las nuevas relaciones sociales comunistas, lo emancipa universalmente del mercado y, desde luego, destruye a LA MATRIX como sociedad artificial del Capital creada por la raza humana.

Mientras la Nueva Clase le hace los deberes al Capital, la cúpula de la burguesía Argentina profundiza su extranjerización. De las 500 empresas más importantes, 337 son foráneas y concentran el 78% del valor de la producción y el 93% de los beneficios.

La ganancia de la burguesía fabriquera ha superado niveles históricos. No solamente son mayores al 2001, sino a la mismísima década de los ’90. En comparación al gobierno de De la Rúa, la burguesía fabril gana un 21% más; y con relación a 1997, donde gobernaba Menem, su lucro se ha incrementado en un 28 por ciento. Ya llegará el día en que Mendiguren y la mass media, Alfonsín y Moyano, Duhalde y los Kirchner, van a tener que rendir cuentas por haber promovido, apoyado y presidido, la devaluación salarial más feroz que vivió la república Argentina con el retorno del peronismo al gobierno a fines del 2001. Cabalgando sobre la insurrección de la multitude del 20 de diciembre de 2001, la explosión de la ganancia empresaria, que implicaba la devaluación de la moneda Argentina como pulverización de los ingresos fijo de la multitud, es la clave de bóveda que explica el golpe de estado de la UIA, la CGT y el PJ, contra el gobierno de la Alianza. Desde 2001 hasta el 2006, las utilidades del conjunto de los patrones creció un 30%; contrariamente, la masa salarial subió un escaso 18%. La contratendencia del Capital para aumentar su tasa de ganancia, iniciada con nuevas acumulaciones originarias, estuvo clara desde el 2002. Ahora no se hace más que confirmar sus consecuencias devastadoras para la clase obrera fabril, los asalariados en general, y la fuerza de trabajo toda, incluida la autoexplotada, jubilada y negada por el Capital.

La industria produce un 25% más, pero emplea menos trabajo que en el año 1997. Esta resulta la célebre “productividad” del Capital, o aumento de la producción por obrero ocupado. Lo que hace, ciertamente, es reducir el tiempo necesario de trabajo, o sea, que disminuye el tiempo que tarda el obrero en pagar por su propio salario, reproducirse como fuerza de trabajo del Capital, y volver al otro día para seguir trabajando. Una productividad mercantil que esconde una mayor intensidad, un mayor desgaste nervioso, un mayor esfuerzo, una mayor explotación del trabajo; al mantener, o inclusive disminuir, la extensión de la jornada laboral como antes que se utilizaran los nuevos equipos.

El obrero resulta un esclavo social, que se esclaviza pagando por su propia esclavitud. Se cree un empleado que vende libremente todo su trabajo al Capital, y que este se lo está pagando íntegramente bajo la forma del salario. No es así, el salario es una forma del Capital. Nunca olvidemos que el salario viene del Capital que, a su vez, proviene del trabajo despojado al propio obrero y acumulado como Capital. El Capital es trabajo acumulado. Todo lo que tiene el Capital se lo ha quitado al Trabajo. El salario lo paga el trabajo vivo y presente del obrero, con el trabajo muerto y pasado como dinero acumulado por el Capital. El trabajador se autoesclaviza en el presente en base a su esclavitud pasada. El obrero se autopaga. El Capital no paga nada.

La extensión del nuevo tiempo sobrante de trabajo, de un plus-de-tiempo, robado al tiempo necesario; resulta expropiado con el empleo de la nueva maquinaria aplicada al proceso de extracción de un mayor trabajo, o plus-trabajo; un valor del trabajo que produce más plus-valor y es sustraído por el patrón. Un gasto improductivo de energía, un tiempo de trabajo impago, esquilmado, no salarizado, superfluo para el obrero, resulta inherente al modo de producción capitalista para perpetuar la esclavitud de la fuerza de trabajo, y mantener con vida al obrero productor de plustiempo, plustrabajo, plusvalor y plusvalía en beneficio del Capital. Sino, no existiría el derroche de plustiempo para el Capital (dinero y trabajo, salario y plustrabajo, plusvalor y mercancía, mercado y consumo, bancos y finanzas, plusvalía y ganancia, estado y acumulación de Capital) y se desmoronaría la propia reproducción de la sociedad capitalista.

Para el anticapitalismo, la tecnología está más allá del mercado de trabajo; para el Capital, es un conjunto de técnicas, un procedimiento, un método, una herramienta que perfecciona la explotación del trabajo. La tecnología, que bajo el anticapitalismo finaliza con la parte excedente, improductiva, redundante, parásita, de la jornada de trabajo y, de ese modo termina con el Capital y con la obligación de trabajar, a su vez, sirve para reducir tendencialmente a cero el tiempo de trabajo necesario para reproducir materialmente la existencia humana. Por el contrario, bajo el capitalismo, la productividad que aportan los nuevos descubrimientos técnicos para la utilización de la creación humana transformada en trabajo, no hace más que ampliar la brecha entre: la disminución del trabajo necesario, el salario y el consumo, por un lado; y el incremento del tiempo de plus-trabajo, un tiempo sobreabundante de la jornada de laboral en que el obrero trabaja gratis, por el otro. Un tiempo sobrante, un derroche de tiempo de trabajo, que resulta indispensable para la producción de nuevo plusvalor. Un trabajo vivo, subjetivo, excedente, impago, sobre-expoliado con nuevas máquinas, informática y robots; bajo la forma del trabajo objetivado, capital fixe (fijo) o trabajo muerto.

Durante el 2007 los salarios de los obreros industriales se incrementaron en un 22.2%; en tanto que el verdadero IPC (Indice de Precios al Consumidor) fue del orden del 26.2%, y los alimentos subieron el 39.5%. En el último año, al proletariado industrial, el Capital le roba otro 4% de poder adquisitivo del salario como trabajo necesario, y pauperizó al obrero que puede consumir un 17.5% menos de alimentos para reproducir su fuerza de trabajo, eso sin contar la productividad. Mientras que el costo salarial creció un escaso 20% entre 2003 y 2006; la productividad, el costo por unidad producida, descendió otro 14%. El 67.4% de las 500 firmas más importantes, que explotan trabajo humano en Argentina, son extranjeras, e integran LA MATRIX universal del Imperio del Capital. En este genuino corazón del bloque dominante postfordista, los costos laborales no dejan de descender desde 1993. El obrero produce más y gana menos, una verdadera delicia de la paradoja postfordista del Capital. Más trabaja y menos gana; más produce, menos vale. A + empleo del trabajo + pobreza del obrero = working poor = pobreza con empleo. Más crece la industria, menos obreros necesita. El mito empresario y del Partido Unico del Capital, que apela a la necesidad, de invertir en bienes de capital y servirse de más y mejor tecnología en la industria para emplear más trabajo vivo, es eso, nada más que un mito capitalista de la Nueva Clase y los patrones. Más crece la economía postfordista menos clase obrera industrial ocupa, más intensamente la explota y menos paga por su trabajo.

Tendencia Postfordista del Capital (TPC)= a mayor trabajo objetivado, pasado, empleado como tecnología y capital fixe = menor cantidad de obreros utilizados como trabajo presente + intensamente explotados en su subjetividad = menor salario pagado como capital circulant.

Así, la TPC de los ’90 se perpetúa, extiende y profundiza en el siglo XXI. El postfordismo subsume al fordismo postdevaluatorio. La plusvalía relativa continúa conduciendo el proceso del empleo del trabajo, alimentada por la contratendencia de la nueva plusvalía absoluta iniciada en 2002. El peronismo kirchnerista es la continuación del peronismo menemista, pero por otros medios. El progresismo es el neoliberalismo por otros medios, un [neo]neoliberalismo.

Durante 2007 la economía se incrementó un 8.7%. Pero no fue impulsada mayoritariamente por la industria, los bienes primarios y la construcción; que crecieron, respectivamente, 7.5%, 7.9% y 9.2 por ciento. Sino, que el mayor empuje provino del sector de los servicios, donde aumentó el comercio, el transporte y las transacciones financieras; tanto como el 11.8%, 13.5% y 18.2 por ciento, respectivamente.

De este modo, la TPC de los ‘90 hacia la subsunción real del trabajo en el Capital (la robotización y el capital fijo, la plusvalía relativa y el inmaterialado, la financiarización y la preeminencia de los servicios, que tanto ataca el nacionalismo industrialista demodé, el neofordismo decadente y el regresismo kirchnerista) sigue su curso como bajo el menemismo.

Con el modelo devaluatorio de los salarios, e ingresos fijos de la multitud, hay más pauperización que bajo la última dictadura cívico militar. El 55.2% de los asalariados registrados y el 75% de los empleados en la ilegalidad, son, de pobres a indigentes. La vieja aristocracia obrera, representada por la entreguista CGT, es un espectro de lo que fue. La reedición del “Pacto Social” setentista resulta imposible, siquiera bajo la modalidad de una simulación de pacto, porque los actores laborales y patronales de la modernidad, se han transmutado definitivamente bajo la posmodernidad. De los 5.7 millones de trabajadores en blanco de la economía privada, apenas 1.2 millones laboran en la industria manufacturera. El empleo del trabajo de matriz keynesiana y fordista, es sólo un recuerdo en LA MATRIX postfordista. El working poor y la economía de servicios conduce la sociedad mercantil. De la otrora aristocracia con empleo, ganando tres veces por encima de la línea de la pobreza, generalmente industrial y hegemónicamente registrada, sólo quedan sus despojos. La reconstrucción del peronismo histórico, y su momento de mayor esplendor del ’45-’51, resulta una entelequia. Del 100% de la multitud activa, o potencialmente productiva, entre empleados en blanco, en negro, autoempleados y desempleados, el 78% son pobres y desheredados. De la multitud jubilada y pensionada, el 88.2% está en la miseria. Esta es la verdad del postfordismo peronista, un país arruinado por la utilización del conocimiento, creatividad y potencia humana, transformados en trabajo para la reproducción de LA MATRIX del Capital.

Se pasó de una inflación negativa, la deflación, del -1.8% en el 2001; a un inflación de 8.5% en el 2007, según el último escandaloso registro del INDECK (Instituto Nacional de Estadística de Cristina y Kirchner). Cuando, en realidad, la inflación fue del orden del 26.2%, según los técnicos desplazados del INDEC por el propio estado.

Bajo la ley menemista, mantenida por los Kirchner, se legaliza que el 70% de las divisas generadas por las exportaciones de hidrocarburos vayan a parar al extranjero.

Una sociedad que tiene más desigualdad, una superior presión tributaria sobre el trabajo, y una mayor deuda externa que con De la Rúa.

De las más de 170 millones de hectáreas agropecuarias de toda Argentina, el 43.7% está en poder de 4.000 terratenientes. Se han vendido tierras, mayoritariamente a extranjeros, semejante a la extensión de toda Gran Bretaña. Y está a la venta otra cifra equivalente a la república de Portugal.

Existe una evasión tributaria del 40%, de la que goza, sobremanera, el Capital. Con las y los asalariados, autoempleados, jubilados y asistidos sociales, pagando el 50% de las cuentas del estado mercantil, para sólo recibir a cambio una participación del 25% del PBI (Producto Bruto Interno). Un capitalismo donde menos se gana y más se paga, otra faceta del regresismo progresista. Donde los impuestos indirectos como el IVA (Impuesto al Valor Agregado) son la base del sistema tributario, que descansa sobre las espaldas del working poor. Donde el IVA pesa el doble para el 10% más pobre que para el 10% más rico, y donde prácticamente el 100% del consumo de los miserables va a parar a una canasta de indigencia y pobreza, cuyos productos, mayormente, tributan IVA.

Un PBI que creció un 43.2% en cinco años, con un gobierno que estafó a la sociedad con el canje de la deuda, apelando, a que así, el país se desendeudaba; cuando en realidad se sigue hipotecando a la multitud con más emisiones de nueva deuda. Que abonó cifras record de deuda externa -53.000 millones de dólares en 5 años- y, sin embargo, pasó de deber U$S121.877 millones en 2001 a deber U$S137.114 millones en 2007.

Un estado nacional quebrado, como el porteño y el bonaerense, que continuará contrayendo nueva deuda y desangrando a la sociedad con impuestazos, para “honrar” el pago de los servicios de la deuda por U$S15.000 millones al año. Más se crece y más se endeuda, más se paga y más se debe.

Con la burbuja financiera y sus instrumentos: fideicomisos, bonos privados y estatales, acciones y opciones, derivados y futuros, hipotecas sobre hipotecas, créditos sobre créditos, deuda sobre deuda, trabajo sobre trabajo, el Capital aplaza el descenso de la tasa de ganancia apostando con la disciplina de los empleados, la concreción de su expoliación, y especulando con un mayor plusvalor del trabajo futuro.

Los derivativos crean crédito, masas de dinero ficticio, activos volátiles en el presente, sobre la contingencia del trabajo futuro. El mercado de opciones y futuros convierte deuda futura, pasivo en potencia, en activo presente al contado.

El Capital busca estirar una tasa de beneficio que enfrenta una cada vez mayor desproporción entre todo el trabajo vivo (no sólo el obrero) y el Capital Total (no solo el industrial).

Entretanto, el Comando-Dinero del Capital, descansa sobre la propensión al trabajo muerto como capital fixe (fijo), el knowledge o conocimiento del inmaterialado, el general intellect o inteligencia general productiva y social power, y el trabajo vivo como capital circulant (circulante). La famosa subsunción real, o modo de producción específicamente capitalista, que le muerde la yugular al propio Capital hegemónico, más tecnológicamente avanzado en el campo y la ciudad, en Argentina y el planeta.

Para el Capital no hay divorcio permanente, que se pueda sostener por mucho tiempo, entre valorización del trabajo, tierras, industrias, comercio, finanzas, estado y la disminución progresiva de la tasa media de utilidades. El capitalismo industrialista, transparente, sano y productivo; autónomo al capitalismo de casino, opaco, enfermo e improductivo, nunca existió. Y menos, que menos, va a existir en el era del Imperio del Capital, un capitalismo, no ya libre de tropiezos y crisis formidables, sino exento, de catástrofes humanitarias y Eco-Globales.

Si el imperialismo ponía a la humanidad ante el socialismo o la barbarie, y cuánta razón tuvo esa consigna, el Imperio enfrenta al planeta entre el anticapitalismo o el exterminio.

El dinero no hace dinero, la especulación capitalista no es autónoma del trabajo. Lo único que agrega valor al Capital es el trabajo vivo. La auris sacra fames, maudite soif de l’or, maledetta fame del danaro, es una herencia aristotélica y medieval que diferencia economía de crematística. La economía financiera triplica a la real, pero solo el trabajo humano valoriza al Capital. En todo caso, el crédito y el capital ficticio, siempre tendrá como último límite el valor de cambio del trabajo; la producción de plusvalía; la acumulación de esa plusvalía como nuevo Capital; el aumento de la composición orgánica del Capital y, por consiguiente, la tendencia hacia el descenso de su tasa media de ganancia, que condiciona, y determina, la reproducción ampliada y universal del mercado de los empresarios del Capital y de sus comandantes de la Nueva Clase.

China, India, Europa del Este, América Latina, pueden hacer crecer la masa absoluta de trabajo vivo: nuevo plusvalor absoluto y subsunción formal del trabajo en el Capital pero, incluso así, el nuevo plustrabajo apropiado por el Capital puede ser menor, puede descender, en comparación al Capital desembolsado como trabajo objetivado.

El descenso de la utilidad del Capital objetivado, puesto en movimiento por el trabajo subjetivo para plus-valorarlo, es lo mismo, que la disminución relativa del plustrabajo apropiado por el Capital.

La progresiva tendance hacia el descenso de la tasa media de ganancia, por la tendencia postfordista dominante hacia el aumento de la composición orgánica del Capital, y la relación que se establece entre plusvalor global y Capital global (entre el incremento mundial del Capital como trabajo muerto, objetivado, cada vez más costoso, hiper valorizado por cada una de las generaciones humanas que colaboraron en crear la tecnología; y la reducción de su valorización, por una disminución de la absorción del trabajo vivo, cada vez menos necesario para hacer funcionar la máquina y el robot, pero indispensable para mantener el lucro empresario), tornan al trabajo subjetivo cada vez más productivo, pero socialmente menos necesario. Un trabajo cada vez menos valorizante para el Capital, porque con su desarrollo histórico necesita incorporarle cada vez menos energía, trabajo vivo, valor.

La tasa de beneficio actúa de manera inversamente proporcional al desarrollo del trabajo muerto, objetivado, o capital fixe. A mayor plusvalía relativa, mayor subsunción real, mayor postfordismo, baja tendencialmente la tasa media de ganancia del Capital. Se establece una desproporción creciente, entre la autovalorización del Capital y la productividad del trabajo del individuo social.

A mayor plusvalía relativa, mayor reducción de los obreros necesarios. Pero también, un mayor aumento de la población como riqueza inmediatamente social, fuerza de trabajo directamente social, obrero de lo social, multitud. Un biopoder mercantil, que pasa del dominio de los obreros en la fábrica, a dominar a la sociedad como a una empresa de multitudinarios obreros sociales. Reduciendo toda relación social a los tiempos del trabajo abstracto, haciendo de la sociedad productiva una MATRIX de plusvalor, sobre la biopolítica de la multitud.

El postfordismo abre las puertas a una brutal disminución del trabajo necesario de toda la humanidad. El dominio real del trabajo por el Capital, la inclusión completa de la multitud en la sociedad-mercancía, la subsunción de la sociedad global en el Capital Global (sin el Capital y su Nueva Clase, sin pobreza para la mayoría porque trabaja, a cambio de entregar su tiempo libre de trabajo para que lo gocen los patrones), extingue tendencialmente aquello que conocemos como la antagonía entre tiempo de trabajo socialmente necesario y tiempo de trabajo socialmente excedente.

La hegemonía de la tecnología como trabajo muerto, liberaría a los vivos en el presente de seguir trabajando. Hoy es capital fixe, pero bajo el anticapitalismo sería valor de uso objetivado por el trabajo pasado y liberación del trabajo en el tiempo presente. Para el anticapitalismo, mayor productividad del trabajo significa menos, y no más, trabajo; a contrario sensu a lo que impone el sentido común mercantil de la Nueva Clase. La productividad del trabajo muerto y vivo, pasado y presente, no significa trabajar más, sino aumentar el disposable time, el tiempo libre de trabajo, para todos. La medida de la fortuna social ya no se cuenta bajo la pobreza del tiempo de trabajo como bajo el capitalismo; inversamente, bajo el comunismo, la riqueza humana no se mensura por el trabajo, sino por el tiempo libre de trabajo.

La autonomía de la multitud es la liberación del trabajo, no solo de los capitalistas. No se independiza al trabajo para seguir trabajando. No se redime al trabajo, sino que nos libramos del trabajo. No se pacta con la apoteosis del trabajo, sino que nos rescatamos de la obligación de trabajar.

La consigna no es más trabajo para todos, sino el rechazo al trabajo. No se trata de que trabajemos todos, sino de que no trabaje ninguno. Después, que cada uno y una haga lo que quiera con su tiempo. Además, sin los patrones, sus estados y mercados ¿Para qué los humanos van a seguir trabajando cuando el knowledge de la general intelligence ha creado la tecnología que lo salva de trabajar?

Si el trabajo no paga las deudas del mercado; sino se subordina a su dominio; si su valor de cambio desciende por encima del valor del capital fijo; si la tendenz de la subordinación de la sociedad productiva global en el Capital global se dirige hacia el desmoronamiento de la propia ley del valor; si el trabajo se insurrecciona contra el propio trabajo; hay crisis económica, social y política del Capital.

Crisis que siempre detona primero como debacle financiera, porque la lucha de clases se expresa en el Comando-Dinero que ha devenido comando inmediato de todo el Capital global. Con la Tendencia Postfordista del Capital (TPC) el Comando-Megabyte-Money subsume a la soberanía del estado-nación. El Comando-Financiero-Electro-Dinero pasa a ser, de hecho, un estado universal del Capital. El dinero virtual triplica al dinero físico, y se abre un abismo entre plusvalor y la desvalorización del Capital.

El Capital entonces resuelve su crisis de utilidades de tres maneras: a) la inflación: los activos virtuales, electrónicos, especulativos, salen a comprar activos físicos para resguardar su beneficio y aumentan sus precios; b) la recesión: default y licuación de capitales ficticios, destrucción de capitales como quema de trillones de horas de trabajo en la hoguera del mercado dinerario, reinicio de acumulaciones originales planetarias, y la necesidad de más plusvalía -extensiva e intensiva- del nuevo trabajo vivo para recomponer la tasa de ganancia del Capital; c) la Stagflation: una mezcla de ambas, combinación de inflación+recesión= Estanflación.

Así se suceden crisis y recomposiciones hasta la próxima catástrofe, en tanto que no se produzca el destronamiento del Capital por la multitud. Crisis que se sucederán siempre en mayor escala que la anterior. Porque el scientific power, como poder social del trabajo, como tecnología y conocimiento, es un acervo humanitario que no se detiene y que atenta como riqueza de las fuerzas productivas del individuo social contra las relaciones de propiedad mercantiles, que lo limita y le impide la conquista de su tiempo libre de trabajo, el tiempo de ocio creativo antimercantil y el descanso no consumista, del que ya podría gozar sino continuara sometido, como capital circulant del general intellect, a la autovalorización de la tecnología como Capital fixe.

Breton Woods ha muerto y los Bancos Centrales son una hoja en la tormenta. Las respuestas clásicas del neokeynesianismo, los monetaristas, regulacionistas y socialistas, no están preparadas para este escenario.

Las crisis financieras anticipan las crisis políticas. Los cracks especulativos no hacen más que mostrar la rebelión del Trabajo contra el pago de las deudas del Capital, bajo una forma fetichista, invertida, negada, del propio dinero como relación universal y antagónica entre el Trabajo y el Capital.

Pero lo que oculta el precio del dinero como mercancía, es que toda bancarrota financiera es una crisis de la economía real, del poder del trabajo cognitivo, versus la tecnología y su autovalorización como capital fijo. Una crisis que solo se puede resolver, de manera positiva para la multitud, si revoluciona el modo de producción capitalista y construye en su lugar el anticapitalismo.

Esta resulta la lógica inapelable del mercado y el estado en el siglo XXI. Vivir de crisis en crisis, sobrevivir en la crisis, vivir de la crisis. La crisis como normalidad, la política como guerra y la guerra como política. La excepción como regla, y la emergencia permanente del mercado y el estado del Capital, ante el poder productivo de la multitud.

Crisis cada vez más recurrentes y destructivas. Con ondas cortas de euforia, donde el crecimiento económico se iguala a una mayor desigualdad social; donde a mayor empleo del trabajo más crece el precariado y el working poor; donde el comando estatal deviene un parásito político deslegitimado, centralista y autoritario; donde la distancia entre el poder del intelecto general y la apropiación privada de la riqueza inmaterial, por parte de los capitalistas vs. la socialización autónoma y desbordante del trabajo del general intellect, se torna cada vez más irreconciliables. El resto, es pura sanata del reformismo, populismo, nazismo y socialismo. Que se muerden la cola queriendo explicar la industria sin finanzas, la autonomía nacional por fuera de la transnacionalización mercantil, el Nacional Socialismo como keynesianismo de guerra y el comunismo como capitalismo de estado.

El estado sigue siendo un excelente negocio para el Capital. Que lo endeuda para vivir del plusvalor del trabajo, toma de rehén a la multitud para que pague por su ganancia, lo provee de bienes y servicios con contrataciones directas de los empresarios amigos del gobierno de turno, evade y elude su carga impositiva, y descarga el mayor peso tributario, para sostener a este vampire político, sobre el trabajo vivo.

El estado argentino posee el triste privilegio de ser el único que paga sus compromisos indexados con el Capital, mientras ello está prohibido para el resto de los contratos que pactan los mortales. El estado de Das Kapital en Argentina, en su forma dineraria, hace circular por el planeta la plusvalía social bajo la figura de un impuesto financiero, cuya base imponible, resulta, anualmente, el equivalente al 25% de toda la recaudación del fisco. Una deuda pública cuya fuente de tributación es el trabajo robado a la multitud.

¡Cuánto desfalco contra el trabajo!, ¡Cuánta cleptocracia! ¡Y encima toda esta rapiña peronista se realiza bajo la capa del autoproclamado “Gobierno de los Derechos Humanos”! ¡Pobres desaparecidos!, ¿Para esto murieron?

Capital y estado resultan indisociables. El Capital y su plusvalorización resultan imposibles sin el metabolismo social del trabajo devenido mercancía y plusvalía, comercio y consumo, crédito y finanzas, dinero y acumulación, ganancia y reproducción del Capital gestionado por el estado.

El estado es una relación política -y antagónica- del dominio social del Capital sobre el trabajo, y un dispositivo recaudatorio para beneficio del lucro privado del Capital local y universal, y la multitud constituye su prisionero a cadena perpetua.

La plusvalía como ganancia, se tiene que producir a cualquier costa y a cualquier precio: Crecimiento económico vs. desigualdad popular; concentración del Capital vs. fragmentación del trabajo; riqueza privada vs. pobreza social; centralización del poder de mando estatal vs. dispersión del poder político de las masas; heteronomía estatal vs. autonomía de clase; Nueva Clase vs. Multitud; Capital vs. Trabajo. El resto, para el mercado del Capital de los empresarios particulares, dueños de la propiedad privada obtenida con la sustracción del trabajo, sobreviene subalterno. ¡Cómo el Partido Unico del Capital y la Nueva Clase, no van a combatir a muerte la irrupción de las asambleas populares como protoinstituciones emancipantes de la democracia de mercado! ¡Cómo los empresarios no van a pedir asesinar a todos los Darío Santillán que hagan falta, con tal de sostener la forma política que los mantiene con vida como clase!

No hay Capital sin estado y no hay estado sin Capital. No existe Partido Unico del Capital sin patrones, como no existen empresarios sin Nueva Clase. Atacar al PUC es atacar al estado, como antagonizar al Capital es antagonizar a la NC.

En el 2008 existe la mitad del desempleo de 2001, pero, producto de la miseria asalariada y la inflación, la Argentina tiene prácticamente la misma pobreza y más indigencia que en el 2001. El ingreso para los hogares más ricos, unos 2 millones de habitantes, concentra el 32% de la riqueza con un ingreso promedio de $6.678 (U$S 2.086). En la otra punta, el decil subindigente, tiene un ingreso mensual de $337 (U$S105) y sólo recibe el 1.2% de toda la riqueza social generada. Son 13 millones de humanos, el subsuelo menesteroso del trabajo. El 88.2% de los 5.5 millones de jubilados y pensionados están en la miseria, ya que su haber promedia los $800 (U$S250), el equivalente al 40% del sueldo medio de los trabajadores activos. Es decir, la democracia le comió a la clase pasiva el 42% del 82% móvil. Una sociedad con dos millones de niñas y niños que trabajan; el 45% de la fuerza de trabajo sin registrar; con el 65 por ciento subviviendo en la estrechez con empleo; 10% de trabajadores negados y otra cifra igual de subocupados; con profesionales proletarizados, o descendidos a su condición de lumpenes ilustrados; con 200 empresas recuperadas por la clase obrera autogestionando su propia explotación; campesinos y pueblos originarios tratados como escoria modernista; la economía social piquetera en el subconsumo; el ProleDelito como profesión masiva y legiones de cartoneros; 60.000 presos y record de empastillados y suicidados.

En este contexto, el Capital se reserva la “Solución final”, para exterminar por medio del hambre y las enfermedades curables a los miserables que el mismo creo. Como en el 2002, el mercado asesina, y el estado deja morir, a 25 bebés de menos de una año por día. Concomitantemente, la Nouvelle Classe, elimina con el gatillo policial a los indisciplinados que tienen poco para perder bajo el exterminio democrático que los despojó de casi todo, y los vistió para el sepulcro con la nuda vita (vida desnuda).

Mientras el Partido Unico del Capital PoliGestiona la sociedad del Excedentariado y el Precariado en su conjunto, controla a los indomesticables y se deshace de los incorregibles, expulsa como masa sobrante del Olimpo estatal a las y los empleados que no entendieron, que el estado, es la gran interface del Capital, la empresa de lo político, el agenciamiento del biopoder mercantil sobre la biopolítica social. Y al que no se doblega, le espera ser arrojado a las fauces del mercado extra muros.

Para la Nueva Clase es mejor que los someta el mercado privado. Es un darwinismo social al que apelan derechistas, progresistas e izquierdistas del PUC. Un control poblacional más limpio, más seguro, más “Pro”. Un biopoder democrático, que disocia poder de autoridad, legalidad de legitimidad, autoridad política de responsabilidad ejecutiva por sus actos.

Volver a la calle, donde se gana la muerte en vida la mayoría de la multitud y donde termina el becado político que no supo corregirse a tiempo. De esta manera, el PUC, se saca de encima a los insumisos, abroquela su planta de personal desde el terror económico, y blinda políticamente la fortaleza Capital-Parlamentaria desde el neostalinismo falocéntrico. Una nueva forma de liquidación EcoPolítica contra los díscolos, militantes y a-normales. Y reaseguro del genocidio con elecciones que mantiene sobrecogidos, fragmentados y debilitados; a los empleados con veleidades de honestidad, unidad de clase de la multitud y sueños de cambio social desde el estado.

22 de febrero de 2008

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