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Medio Oriente :: 13/05/2016

Alepo ciudad mártir

Eduardo Luque
Las potencias agresoras, que apoyan a los grupos terroristas (EEUU, Turquía, Arabia Saudita, Qatar, Israel…), están realizando esfuerzos ímprobos para reforzarlos

La batalla de Siria es hoy la batalla por Alepo. Esta ciudad, la segunda en importancia del país, se ha convertido en el fiel de la balanza de una guerra que se inclina del bando del gobierno de Damasco.

Nuevas reservas de combatientes (entre 6.000 y 10.000, según las fuentes) procedentes de los campos de entrenamiento de Turquía refuerzan la ofensiva sobre esta ciudad mártir. Miles de toneladas de armas han penetrado vía Turquía y Jordania en territorio sirio para rearmar a los grupos terroristas que ahora toman como objetivo la ciudad. En un entrevista a la agencia rusa Sputnik el senador republicano Richard Black confirmaba lo que es un secreto a voces: que EEUU está intentando salvar las posiciones de los grupos terroristas en Siria. En la entrevista afirmaba: “Está claro para mí. Lo que está sucediendo es que estamos tratando desesperadamente de frenar el avance del Ejército sirio, que está a punto de aplastar al Frente Al-Nusra (rama siria de Al-Qaeda) y liberar Alepo de una vez por todas”. El ministro de exteriores ruso Sergei Lavroz confirmaba esta apreciación. El miércoles día 5 indicó que Washington estaba tratando de crear una “zona de seguridad” en Alepo que cubriría las posiciones de combate del Frente Al-Nusra.

Las bombas de barril llueven sobre Alepo

EEUU habla de paz en Ginebra pero alimenta la guerra. Kerry amenaza con la intervención en Siria un día para reconocer al día siguiente que son las fuerzas de Al-Nusra las que bombardean hospitales en Alepo, mientras que, en un ejercicio de infinito cinismo, rearma a los grupos que él mismo ha calificado como terroristas. Pretende ganancias territoriales que le proporcionen una posición de fuerza en la mesa negociadora o, en su defecto, ocupar una franja en el norte, lo que le permitiría rearmar a los grupos terroristas para reiniciar la guerra posteriormente. En este sentido, el senador republicano volvía a afirmar: “Todo esto es para que los terroristas que están en contra del Gobierno de Bashar Al-Assad se queden en Siria. En algún momento ellos podrán reconstruirse y tomar el control de Siria de nuevo”.

La Turquía de Erdogan es su gran baza. El premier turco sueña con convertirse en el nuevo sultán otomano y amenaza con intervenir directamente en el conflicto. Lavroz, el ministro de exteriores ruso, ha sido claro: “Una intervención militar en Siria sería una agresión directa”, afirmó el 4 de mayo. Turquía está a las puertas de convertirse en una dictadura. Este 5 de mayo, Can Dündar, redactor en jefe del diario Cumhuriyet, y el periodista Erdem Gül eran condenados a 5 años de prisión por haber denunciado la ayuda del gobierno turco a las bandas terroristas en 2014. A la salida del tribunal un miembro del partido de Erdogan intentó asesinarlos disparándoles dos veces. Numerosos políticos europeos han calificado estos juicios como “vulneración de la libertad de prensa”, lo cual no impide que la UE esté financiando a través de la supuesta ayuda a los refugiados a los grupos terroristas apoyados por Estambul.

Desde el inicio del conflicto en 2011, la guerra en Siria es, a todas luces, una guerra internacionalizada. El diario Washington Post definía la batalla en Alepo como una mini-tercera guerra mundial. Es el lugar donde se acumulan todos los esfuerzos. Por un lado, fuerzas terroristas venidas de más de 86 naciones diferentes. Por el otro, la población siria, su gobierno y sus aliados (entre ellos Irán, cuyas tropas voluntarias han intervenido en combate). En este momento, el gobierno controla más de 500 ciudades en el conjunto del país y las mayores ciudades están prácticamente libres de terroristas. El alto el fuego se ha extendido en torno a 60 nuevas localidades. Sin embargo, la situación para la población civil es más y más dura.

Una gran parte de la población de Alepo en las zonas controladas por el gobierno fue evacuada hace tiempo; pero quienes han permanecido en la ciudad sobreviven en condiciones durísimas. Las fuerzas yihadistas están machacando las zonas civiles. Utilizan sistemáticamente las bombas de barril. Su utilidad militar es relativa por que no tienen capacidad para fijar sus objetivos; sólo pretenden provocar el máximo sufrimiento en la población civil.

Nuevamente algunos medios de comunicación occidentales y, como no, algunas ONGs que viven del presupuesto de Washington o de los grandes donantes internacionales, han coordinado sus acciones y editoriales con las ofensivas yihadistas en Alepo. La publicación norteamericana Global Research señalaba en un documento de análisis que grandes medios norteamericanos de comunicación están falseando la situación en esa ciudad. En paralelo y para proveer de mayor “credibilidad” a esas afirmaciones, la Administración Obama utiliza una serie de ONGs para que publiquen informaciones que siempre apuntan a la aviación rusa o el Ejército sirio cuando se producen bajas civiles.

Éste es el caso de los Cascos Blancos, organización financiada generosamente por donantes muy importantes de Wall Street. Uno de sus fundadores es el antiguo soldado británico y posteriormente mercenario, James Le Mesurier. Su figura más representativa es Raed Saleh. Este individuo fue invitado hace pocas semanas a EEUU para recoger un premio “humanitario”: las autoridades le prohibieron la entrada y lo deportaron a Estambul por su pertenencia al Frente Al-Nusra. Médicos sin fronteras (esta organización humanitaria fue creada por el médico francés Bernard Kouchner, posteriormente ministro, para los servicios secretos franceses durante la guerra de Biafra), que tiene varios hospitales en las zonas controladas por los yihadistas y donde atienden a sus heridos, ha denunciado el bombardeo, por parte de la aviación rusa, del hospital de Al-Quds que habría provocado 50 muertos, entre ellos el único pediatra de Alepo; aunque imágenes tomadas en octubre del 2015 y el 29 abril del 2016 muestran como ese hospital ya estaba destruido hacía 7 meses. Tanto estas dos organizaciones “humanitarias” como los grandes medios de difusión han vuelto a mentir sobre lo que pasa realmente en Siria.

Foto satelital del hospital tomada en Octubre de 201

Foto satelital del hospital tomada en abril de 2016

Una vez más, la enésima, la verdad desaparece en esta guerra brutal. Los medios de difusión se convierten en las nuevas divisiones armadas, imprescindibles para justificar la intervención militar de las potencias que han decidido, como en el caso libio, apropiarse de las riquezas y las vidas de los pueblos.

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