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Mundo, Colombia, México :: 16/06/2016

América, crisis del capitalismo, crisis del progresismo

Partido Comunista de México
Sereno ejercicio de crítica revolucionaria sobre la preocupante situación de regresión existente en América Latina y el Caribe

Extracto del Informe al VII Pleno del Comité Central reunido en el mes de Febrero del 2016 en la Ciudad de México

Las elecciones en Venezuela confirman la prognosis de nuestro V Congreso, y la encrucijada no fue ya solo una hipótesis, sino una dura realidad. Señalamos entonces que las fuerzas bolivarianas, PSUV, PCV, movimiento popular, habrían de definir entre radicalizar el proceso o retroceder frente a la contrarrevolución. Las indefiniciones permitieron el avance de las fuerzas oligárquicas al obtener una aplastantante mayoría en las elecciones legislativas.

Hoy a contrarreloj, Maduro y el PSUV buscan tomar algunas medidas, sin embargo siguen titubeantes, por el mismo marco ideológico en que se conducen. El PCV se conduce con madurez y una política revolucionaria buscando conquistar una influencia decisiva, con la que por el momento no cuenta. El triunfo de Macri en Argentina, la derrota de Evo Morales, en general nos presentan un cuadro de derrota del progresismo y del bolivarianismo, así como la recuperación de espacios por parte de la contrarrevolución.

A ello debemos agregar la situación en Cuba y en Colombia. Por más retorica a favor del socialismo en Cuba, hoy día lo que tenemos es la reinstalación de relaciones mercantiles, por ahora de monopolios brasileños, latinoamericanos, rusos y chinos, pero se prepara el terreno para la llegada masiva de los monopolios norteamericanos, algo que se acelerará a partir de la visita de Obama a la Habana el próximo mes, en donde entre otros aspectos de la agenda se prevé una reunión con el sector empresarial. Es decir ya existe una capa que acumula, que invierte, que explota.

En lo ideológico en Cuba el socialismo es prácticamente inexistente, se observa en sus debates, en la prioridad de sus publicaciones, en sus directrices económicas, en sus relaciones políticas. Nuestra Comisión Ideológica debe seguir con atención el día a día, pero las perspectivas son negativas.

Ese mismo contexto latinoamericano y caribeño, tenemos la posibilidad de que las FARC-EP dejen las armas; incursionar la vía política es un derecho que nadie puede cuestionar a una organización revolucionaria que por más de 50 años con heroicidad sin límites enfrentó todo el peso de la oligarquía y el imperialismo. Nos preocupa sin embargo que el programa que ahora enarbola sea de reformas y ya no de ruptura y por el socialismo, un programa por un “Estado social de derecho”, donde ya no buscan destruir al Ejército sanguinario que por décadas combatieron, sino la reconciliación con él. El Acuerdo de Paz no es en las mejores condiciones para el movimiento revolucionario colombiano, ni internacional.

En conclusión tenemos un escenario donde la crisis del progresismo es en favor de la reinstalación de la contrarrevolución, y donde además el progresismo auxiliado por partidos comunistas de prestigio está condenando la crítica revolucionaria. Pero el tiempo trabaja a nuestro favor, y fue correcto deslindarnos del Foro de Sao Paulo, y no eslabonarnos a proyectos procapitalistas como MERCOSUR, ALBA o CELAC como oposición al centro imperialista norteamericano.

En ese escenario es previsible la desmoralización de sectores aliados que cifraron sus esperanzas en esos procesos y la desmovilización de varios movimientos populares. Es en ese contexto que el PCM debe mantener su política de contrataque, ruptura radical con el capitalismo y lucha por el poder obrero, y una política y un criterio clasista, aun remando a contracorriente, aún en la adversidad que puede similar a la crisis política e ideológica de los años 90 que siguió al triunfo de la contrarrevolución en la URSS.

México, profundización de la crisis, agresividad del Estado, convulsión social

Peña Nieto, y los responsables del Gabinete económico han por fin admitido la crisis económica. No podía ser de otra manera pues están presionados por la devaluación del peso frente al dólar y la caída de los precios del petróleo, porqué están realizando ajustes al presupuesto público, al gasto social, y porque se desató una inflación incontrolable que afecta la canasta básica y la economía popular y de las familias de la clase obrera. En estos años del sexenio de Peña Nieto se aumentó en dos millones el número de personas en la extrema pobreza, llegando la cifra a 55.3 millones.
También 2,400,000 personas han perdido el trabajo, por lo que son 8,735,356 los que en términos reales se encuentran en el desempleo, y 26 millones se encuentran en la economía informal y de los trabajadores ocupados el 58% se encuentra sin contrato ni prestaciones sociales . La pérdida del poder adquisitivo es tal que 25 millones de trabajadores no pueden alcanzar a completar la Canasta Básica. Actualmente, según el Centro de análisis Multidisciplinario de la UNAM se requiere trabajar casi 23 horas para adquirir la Canasta Básica, en tanto que en 1987 bastaba con 4 horas y la pérdida del poder adquisitivo es de más del 77%.

En contraste los monopolios incrementan sus ganancias, exportan capitales, y son beneficiarios de la reforma laboral, fiscal y de todas las medidas institucionales del Estado mexicano.

En general el movimiento obrero y sindical se encuentra en condiciones de aumento de la precariedad después de la reforma laboral.

Ahora bien la reforma laboral, es decir la desvalorización del trabajo, así como el recorte drástico de los derechos sindicales y laborales, evita que la burguesía disminuya sus ganancias en tiempo de crisis del capitalismo, pero agudiza la lucha de clases, y ello es palpable iniciando el 2016, con el estallido de huelgas, paros, resistencia a los despidos, de obreros industriales, de maquilas, de los servicios y de trabajadores del Estado. Y tal conflicto de clase es el que viene a cualificar la lucha.

El PCM debe intervenir con decisión- y la bolchevización lo está permitiendo- en la agudización del conflicto capital/trabajo, previendo en el escenario la irrupción de importantes contingentes de obreros industriales, como es el caso de la DINA, Lexmark, pero con gran seguridad de los cientos de miles de obreros petroleros que están siendo despedidos, de los electricistas del SUTERM, del sector de la industria automotriz, del minero-metalúrgico, del metal-mecánico, de los millones de trabajadores de la salud, del sector público sobre todo (SSA. IMSS, ISSSTE), de los trabajadores de la educación; de los trabajadores del transporte, aéreo y terrestre. Estamos en las puertas de un movimiento generalizado de la clase obrera que en sus primeros momentos estará marcado por las reivindicaciones economicistas pero que por necesidad tendrá que politizarse. Un movimiento que abarcará todo el proceso del capital: la producción, la circulación, la distribución.

La burguesía ejerciendo su dictadura de clase a través del Estado procura mantener el control y la dominación política con sus mecanismos tradicionales y en primer lugar el proceso electoral.

Todos los partidos burgueses se encuentran de lleno en la cuestión de la sucesión presidencial, en medio de maniobras, golpeteos, reacomodos y nuevas alianzas. La quimera de la burguesía que es la Unidad Nacional se encuentra de momento inviabilizada, pues una vez que el Pacto por México cumplió con su cometido, es decir el paquete de reformas estructurales, hay espacio para las pequeñas rencillas que son permisibles en la democracia burguesa, es decir polemizar y confrontar todo aquello en que no se cuestione el poder de los monopolios y cerrar filas en todo lo que lo fortalezca y apuntale y contra todo lo que lo cuestione o ponga en riesgo.

Al igual que en Europa, la nueva socialdemocracia tiene un lugar reservado en el protagonismo que permita salvaguardar al poder de los monopolios. La escisión mayoritaria del PRD, partido socialdemócrata de las dos últimas décadas, conformó el Movimiento de Regeneración nacional –MORENA- fundado, dirigido y hegemonizado por el caudillo nacional-populista López Obrador, y no tiene otro objetivo que la gestión neokeynesiana del capitalismo.

Frente a López Obrador los comunistas tenemos ya un claro posicionamiento que corresponde también frente a MORENA, sin embargo no es en automático pues hay factores que no son desdeñables.

MORENA, tiene un carácter de masas, son millones quienes lo integran, y aunque tiene una conformación pluriclasista y así se define, son los sectores populares quienes le nutren.

Con MORENA se agrupará en la disputa electoral la mayoría de lo que hoy se define como izquierda, no solo organizaciones oportunistas, sino algunas que se han caracterizado por su combatividad, consecuencia y con potencial revolucionario, pero que hoy no ven otra perspectiva.

Es posible adelantar que el PCM no participará del proceso electoral del 2018, y en consecuencia tenemos una definición frente a la democracia burguesa en general y frente a MORENA en particular. La cuestión a discernir es el trabajo cotidiano donde los encontramos y habremos de encontrarlos.

MORENA, y eso debemos tenerlo claro, con o sin López Obrador, por más imprescindible que ese caudillo hoy parezca, fue formada para asegurar una propuesta de gestión del capitalismo, y es funcional a los intereses de la clase dominante.

Nuestra crítica debe esclarecer que la honestidad, el amor, el pacifismo, el populismo, el nacionalismo no conforman una salida a los problemas profundos y reales de la clase obrera y los sectores populares, de tal forma que tengan un carácter pedagógico que lleve a romper con esa ilusión y fortalezca el torrente de la Revolución socialista.

Debemos ser implacables, pero nuestra argumentación debe ser suficiente para llevar a miles a cuestionarse sobre la inviabilidad de tal proyecto. No se trata simplemente de romper lanzas.

Debemos estar conscientes que la lucha será cerrada a nivel de luchas concretas reivindicativas donde ellos buscan disputar electores en tanto nosotros buscamos forjar consciencia y organización. Debemos estar conscientes de que los apoyos populares a MORENA son transitorios y están en relación directa con el fortalecimiento del Partido Comunista y de los instrumentos clasistas de la lucha de masas. Insistimos, MORENA es la nueva socialdemocracia, enemiga de clase, y nuestra crítica debe orientarse a desenmascarar ese carácter, sin sectarismos frente a sectores populares que mañana podrán combatir bajo nuestra dirección.

 

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