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Argentina :: 16/01/2016

Economía 2016: mal comienzo

Eduardo Lucita
El conjunto de desregulaciones en curso implica una fenomenal transferencia de recursos a los ricos, deteriorando la capacidad adquisitiva de los sectores populares

Los datos de la economía mundial no son nada alentadores, predomina el crecimiento débil y las materias primas siguen a la baja. En este contexto la política de ajuste y de desregulación de los mercados puesta en marcha por el gobierno Macri está haciendo sentir sus efectos sociales, mucho más rápido de lo que preveían sus impulsores.

En la primera semana del año la economía global tuvo un serio golpe en China que se expandió por los circuitos financieros mundiales y cuya onda expansiva aún se hace sentir. La fuerte caída del índice bursátil volvió a encender las alarmas en los principales centros financieros. No son pocos quienes, como George Soros, advierten que el mundo está ante problemas muy serios que recuerdan a la crisis mundial del 2008.

Datos duros

Los organismos internacionales no son nada optimistas. Más aún la directora ejecutiva del FMI, Christine Lagarde, no ha vacilado en pronosticar que el crecimiento mundial en el 2016 será decepcionante, agregando que también son muy débiles las perspectivas a mediano plazo.

Cuatro datos sostienen sus afirmaciones: la suba de las tasas de interés en los EEUU luego de casi una década de tasas a la baja (que fortalece al dólar, debilita el flujo de fondos y encarece los costos de financiamiento para los países emergentes); la desaceleración de la economía china, se espera para este año un crecimiento de apenas 5 por ciento (que impacta fuertemente sobre la demanda mundial); la caída de los precios de las materias primas arrastradas por el precio del petróleo que está en su mínimo en más de una década (que desacelera el crecimiento especialmente de los países de la América latina): la continuidad de la recesión en Brasil y Rusia y, como resultado de estas variables combinadas, el estancamiento del comercio internacional.

Así si en septiembre del año pasado se estimaba un crecimiento de 3.6 por ciento del PBI mundial, ahora fue re calculado al 2.9, cuando fue de 2.4 en el 2015. En América latina destaca las mala performance de Venezuela y Brasil. La principal economía regional, está fuertemente afectada por la baja de los precios de la soja y el mineral de hierro y los conflictos políticos internos. Conviene recordar que se trata de nuestro principal socio comercial y también principal receptor de nuestras exportaciones industriales. Pero también son malas las perspectivas para Chile, Perú y Ecuador. En México se espera un leve repunte de su economía, en tanto que Bolivia es el país que mejores perspectivas tiene.

El BM estimó que Argentina crecerá este año un 0.7 por ciento, aunque otros cálculos pronostican crecimiento neutro o negativo. Es en este contexto que asume en nuestro país el gobierno de la derecha empresarial. El ajuste y el nuevo endeudamiento, ya anticipado por esta columna cualquiera fuera el resultado electoral, se está verificando día a día.

El poder real marca la cancha

Durante la campaña fue ganando espacio el gradualismo, incluso luego del triunfo por escaso margen y las dificultades para formar mayoría en el Congreso el gobierno Macri decidió no llamar a sesiones extraordinarias y gobernar por decreto, dándole prioridad a las reformas políticas y dosificando las medidas económicas. Sin embargo la estampida de precios, impulsada por los grandes formadores en los últimos días del anterior gobierno y continuada en los primeros de este fue un claro mensaje: “Apuren el gradualismo”. Lo mismo pasó con la devaluación y el levantamiento del llamado cepo. Exportadores y productores prometieron ingresar divisas retenidas pero solo después que se modificara el tipo de cambio, se disminuyeran y quitaran retenciones y se eliminara la administración de divisas. Aun así cumplieron a medias, al momento de redactar esta nota ingresaron menos del 50 por ciento de lo prometido. Los 25.000 millones que ingresarían rápidamente según promesas de Macri en campaña, también de Scioli, están todavía por verse.

El macrismo había adelantado su propuesta de llegar a un acuerdo de precios y salarios sobre la base de retrotraer los precios al 30 de noviembre pasado. Los empresarios le dijeron claramente que acuerdan con el acuerdo, pero que no habrá retroceso alguno.

Es un signo de los tiempos. Son los grandes empresarios quienes apoyan decididamente al gobierno, incluso le aportaron numerosos funcionarios, pero esto no impide que le impongan condiciones. Los intereses del capital, son los intereses del capital, gobierne quien gobierne. Mientras tanto se está discutiendo un protocolo para “ordenar” el conflicto social. Saque el lector sus propias conclusiones.

Modelo para armar

El ajuste quema etapas rápidamente. Lo que viene ahora es la reducción del gasto público –tratando de que crezca menos que la inflación- para ir achicando el déficit fiscal, estimado en 7 puntos del PBI (aunque otros cálculos dicen que está sobreestimado exprofeso y que sería de 5 puntos). Han comenzado por el empleo estatal aprovechando la multitud de precarizados que dejó el kirchnerismo. Hasta hace una semana ya se computaban más de 16.000 bajas, el 80 por ciento en el Estado nacional y provincias de Buenos Aires, Mendoza y Salta, administrados por Cambiemos; el 20 restante en Santa Cruz, Catamarca y La Rioja, administradas por el FPV. No estarían computadas aquí las bajas municipales. Se supone que para marzo se habrán perdido 60.000 empleos públicos. Este mes se definirían las rebajas de subsidios y por consiguiente el alza de tarifas de servicios públicos, todo para reducir la emisión monetaria y bajar la inflación según metas programadas.

Se puede seguir –declaración de emergencia eléctrica, reanudación de negociaciones con los buitres…pero ya es suficiente. El conjunto de desregulaciones en curso –para desmontar el esquema heterodoxo implementado por Kicillof y garantizar condiciones más favorables al capital- implica una fenomenal transferencia de recursos a los sectores más concentrados deteriorando la capacidad adquisitiva de los asalariados y sectores populares. La inflación esperada para este año es del 35 por ciento.

Contra el ajuste y algo más

Es indudable que enfrentar esta brutal ofensiva del capital, que será acompañada por un neoconservadurismo que se hará sentir en la vida cotidiana requiere de la más amplia unidad de acción de todas las clases y sectores perjudicados.

Pero para quienes nos ubicamos desde una perspectiva anticapitalista no se trata de priorizar un gobierno sobre otro y volver a donde estábamos, como ha pasado numerosas veces en nuestra historia. Se trata de rechazar el ajuste explicando una y otra vez que la principal traba para resolver los problemas que la lógica del capital provoca en nuestras sociedades es el propio sistema del capital. Y actuar en consecuencia.

* integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda
La Haine

 

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