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Europa :: 03/07/2015

El pueblo griego necesita un no, pero doble

Red Roja
Mes tras mes de negociación entre Syriza y la Troika confirman que el “práctico y sensato” reformismo y tacticismo no tienen sitio alguno en una UE podrida de capitalismo

Ante la última escalada en las agresiones sociales y políticas que viene sufriendo el pueblo trabajador griego por parte del proyecto imperialista de la UE, pilotado por Alemania y por los acreedores internacionales, vía FMI, solo cabe expresar de antemano nuestra máxima solidaridad y señalar a esos parásitos como los verdaderos enemigos a derrotar. En este sentido, Red Roja se suma a los llamamientos unitarios a favor de que el pueblo griego pueda expresarse este domingo sin chantajes imperialistas y retome el “Gran No” que les espetaron a las tropas invasoras nazi-fascistas durante la Segunda Guerra Mundial. Pero hoy este “NO” no puede ser grande si no es al mismo tiempo un “Doble No”.

Mes tras mes de negociación entre Syriza y la Troika confirman que el “práctico y sensato” reformismo y tacticismo no tienen sitio alguno en una UE podrida dentro de un capitalismo igualmente podrido de crisis que utilizan el chantaje de la deuda como necesidad propia para su supervivencia y sus conquistas periféricas, y donde, como venimos defendiendo, no hay vuelta posible a "Estado de Bienestar" alguno ni sucedáneo. Por eso hay que decir también NO a ese liderazgo reformista de lo imposible. Porque solo nos puede llevar a la derrota o a algo mucho peor: a la autoderrota por falta de confianza en nuestras propias fuerzas. Hay que dejarse de milongas de que otra Unión Europea es posible. En todo caso, esa otra UE pasaría por revolucionar la presente en el sentido más estricto del término. Y ello, que implica sumar fuerzas entre las clases populares, requiere hablar claro de lo que está realmente en juego. Esta nueva y verdadera guerra social (¿hasta cuándo solo social?) no puede ganarse desde la ambigüedad y la conciliación. 

Cada vez queda menos lugar para la comedia en esta tragedia griega. Y no solo griega. Desde hace años vemos que los actos y escenarios de agresión se suceden y se amplían. En este guión, nuestro papel será más protagonista que el de la “simple” solidaridad. Pues bien, más allá de las intenciones iniciales, en todo este proceso que ha culminado en el referéndum griego del domingo, sobra no poca comedia. Conviene que extraigamos los elementos serios y trágicos que la atraviesan.  

Syriza convoca un referéndum para decir NO a la última propuesta de la Troika, pero ¿para decir sí a la penúltima que ya conculcaba sobradamente sus promesas electorales y que había provocado que miles de griegos salieran a la calle para protestar contra más y más recortes? A este respecto, es claro que Syriza en ese momento ve peligrar su legitimidad, no ya solo por un sector de su propio partido sino frente a fuerzas más a su izquierda, como el KKE, que plantean claramente que no hay “vida digna” para las clases trabajadoras dentro del marco imperialista  la UE y del propio capitalismo.

El referéndum tiene, entonces, mucho de jugada política para retomar un liderazgo en crisis después de meses de retrocesos en negociaciones. Syriza hace un referéndum para una gran distinción (como si fuera realmente una línea de demarcación) entre el último y el penúltimo paquete de recortes brutales que apenas se diferencian en tasas de IVA y fechas de ataques a las pensiones y formas de pagar las deudas. Lo perverso es que es que se busque un “No” para intentar ocultar a los verdaderos defensores del No a la política criminal de la Deuda (que subían en protagonismo) y que este avale a Syriza para continuar las negociaciones de más recortes. Por tanto, hemos de advertir de que, mientras haya una línea de reformismo imposible y de conciliación, el “No” sea una simple modalidad de …Sí.

Grave es -políticamente también- que, para saldar simplemente diferencias entre paquetes de recortes parecidos, se cree una situación de “acorralamiento social” ante la cual ¡¡el propio pueblo pudiera rebajar sus mismas exigencias!!, al ver que su futuro inmediato depende de los depósitos en bancos de capitalistas y ricachones griegos así como de los propias partidas del Banco Central Europeo, cuando lo que realmente se necesita es hacerse independiente de estos factores oligárquicos pasando por la expropiación bancaria y la salida del euro. Grave es también, que los mismos mercenarios que arruinan a los pueblos rescatando bancos y endeudándolos criminalmente puedan recuperar discurso político ante las políticas “de izquierda” timoratas que no rompen radicalmente con aquellos criminales dejándoles toda la capacidad de vengarse ante cualquier amago de puesta en cuestión de su autoridad.

A estas alturas hay que advertir sobre las diferencias interimperialistas que están en juego. EEUU sabe que Alemania busca lisa y llanamente conquistar su periferia bajo el paraguas de la UE.

Y que, en ese sentido, las últimas medidas proyectadas para gravar a los capitales griegos eran bien vistas por Alemania para hacerse con sectores de la economía griega. En ese momento el organismo con sede en Washington (FMI) pone por delante el pago de los intereses a los acreedores internacionales, exigiendo que se siguiera con la máxima austeridad alegando que esas subidas impositivas atrasaban la recuperación, Pero si a EEUU no le interesan demasiado los planes de conquista alemanes, aún menos le conviene que el distanciamiento de Grecia de la UE se haga a costa de caer en la órbita de influencia rusa y china.

Todo esto ha de tenerse en cuenta a la hora de descubrir los intereses (incluso los más inmediatos de orden geoestratégico) que se ocultan detrás de las declaraciones diplomáticas.

Se demuestra, en cualquier caso, que una línea reformista no está en condiciones de preparar a su pueblo para aprovecharse tanto de este juego de contradicciones, como, en definitiva, de las fuertes debilidades y fisuras que presenta el sistema en su conjunto; y que si no se visualizan más es precisamente por la falta de una línea revolucionaria que las ponga de manifiesto como paso previo para utilizarlas. Bien al contrario, cuando se sigue una línea conciliadora, la amenaza es que se termine sirviendo, más allá de intenciones primeras, a una determinada potencia internacional. Todas las loas europeístas del sector mas moderado de Syriza solo pueden llevar a ponerse al servicio de la potencia  imperial europea… Alemania. Y ello, por más que a esta le importe en mayor medida, de momento, una derrota política de Syriza (al menos si se sigue autoconsiderando de la izquierda anti-austeridad), entre otras cosas, porque son muchos los gobiernos aliados (como el de Rajoy) que ven como derrota propia en el triunfo de Tsipras.

En relación con esto último, terminemos recordando lo que decimos en las tesis aprobadas en nuestra reciente asamblea congresual: “Ninguna estrategia de lucha nacional o estatal podrá obviar la situación de guerra en que progresivamente se instala el mundo. Y prácticamente en ningún marco estatal podrá darse una vía de solución sólida en clave popular si no considera que tendrá que enfrentarse tarde o temprano (dependerá también de cómo se altere la correlación de fuerzas a nivel internacional a favor de la revolución) a factores oligárquicos internacionales. Estos tenderán a tomar un mayor peso en la propia “vida nacional” en la medida en que constaten que las propias oligarquías estatales flaquean y pierden margen de maniobra. También aquí las concesiones que se hacen en el discurso, como las que niegan la lucha de clases y apelan a la ‘centralidad electoral’, en pos de la ‘mayoría social’ precisamente electoral.

Ciertamente debemos vernos reflejados en las imágenes de lo que ocurre en Grecia estos días. No solo el pueblo trabajador griego es el que necesita un “Doble No”, sino que tanto él como los nuestros de la periferia de la Unión Europea necesitamos urgentemente que ese gran NO griego traspase las fronteras helenas. La ambigüedad solo sirve a la desmoralización y a la derrota. Se está confirmando que es mucho menos útil que hablar claro y que nos hace perder un tiempo precioso. La victoria solo podrá venir de conjugar una línea revolucionaria y la máxima solidaridad internacionalista. Y hay que prepararla desde ya. ¿Acaso Ítaca no es tanto aquella isla “a lo lejos” como su propia singladura?

 

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