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Venezuela :: 30/07/2017

El pueblo venezolano ha salido a votar en defensa propia

Guillermo Cieza
La decisión del presidente Maduro de someterse una consulta popular es coherente con la confianza extrema de Chávez en las capacidades del pueblo

Hoy el pueblo de Venezuela ha salido a votar en defensa propia. La situación económica sigue siendo difícil. La venta regulada por medio de los CLAPs [Comité Local de Abastecimiento y Producción] alivia, pero todavía es insuficiente. Ocurre entonces que buena parte de la vida del pueblo venezolano está ocupada en conseguir alimentos escasos y a precios muy altos.

Frente esa situación, es evidente que los partidos de la MUD, que durante un año y medio controlaron la Asamblea Nacional, no han hecho nada. Peor aún, planteándose como único objetivo echar a Maduro, han trabajado para que la situación empeore.

Pero hay otras batallas que hoy preocupan aún más al pueblo venezolano, que es el derecho a vivir en paz.

Durante mucho tiempo se intentó asociar al chavismo a la criminalidad y la violencia. Por más de cinco siglos la cultura dominante asoció la criminalidad al color de piel y a la condición social. Siendo el chavismo el partido de los negros, los zambos, los indios y los pobres, tenía que ser también el partido de los ladrones y criminales.

Pero según una versión ampliamente difundida por la propaganda de la derecha, el chavismo agregaba un condimento mucho más picante: los colectivos armados. Grupos armados de chavistas, habitantes de barrios populares protegidos por el gobierno, que se dedicaban al delito, el secuestro y la persecución de los opositores.

Las guarimbas de 2014 y 2017 transformaron el fantasma de los colectivos en una realidad palpable. Pero esos colectivos se organizaban en los barrios ricos y sus dirigentes y organizadores eran jóvenes de clase media y tez blanca. Eran ellos los que trancaban las calles, los que quemaban liceos, centros de abastecimientos, oficinas públicas, transportes de pasajeros y mercaderías, centros maternos infantiles y guarderías. Eran ellos los que promovían saqueos y atentaban contra la tranquilidad pública.

Eran dirigentes de la MUD quienes promovían esos actos de violencia y se exhibían con estos jóvenes que se identificaban con los Cruzados, llenando las calles de violencia, con el saldo de más de cien muertos, diecinueve de ellos quemados vivos.

Con remembranzas de la Inquisición, del Ku Kus Klan, de los fascismos del siglo XX y los nuevos terrorismos que asolan Medio Oriente, la propuesta de la MUD ante la crisis de Venezuela ha sido “Gasolina y fuego”.

La gran comparsa mediática internacional que asola a Venezuela ha vendido en el exterior otra imagen, pero el pueblo venezolano sabe de qué lado esta la violencia. Ningún hombre o mujer del pueblo se anima a transitar los barrios ricos con una camisa roja, o con signos identificativos del chavismo. Son los opositores los que gritan a voz de cuello sus protestas en las colas y los transportes públicos.

El gobierno y el pueblo bolivariano han tomado en sus manos la bandera de la paz. No corresponde a ellos ni la violencia, ni el grito destemplado. Son parte de un gran murmullo colectivo de desaprobación al nuevo flagelo de los ricos. Lo expresaran en las urnas.

La derecha venezolana se ha atribuido durante siglos el patrimonio de la democracia. Democracia amañada, concertada por oligarcas, pactada por caudillos políticos y miserablemente distribuida por redes clientelares.

El chavismo retomó la tradición zamorana de la democracia popular y empezó a ejercerla desde las bases. El chavismo ha sido y es el pueblo haciendo política y poniendo en aprietos a todos aquellos que se sintieron sus dueños y ejecutores, incluso a los burócratas y burgueses de camisa roja.

Pero ahora, cuando el pueblo es convocado nada menos que a una Constituyente, a discutir un proyecto de país de mediano y largo plazo, todas las banderas de la Democracia están en manos de los bolivarianos. La MUD se quedó quemando urnas, maquinas electorales y trancando las calles para que el pueblo no pueda ir a votar.

En el momento más duro de la crisis económica y política de Venezuela, y frente a la posibilidad de distintas salidas autoritarias, la decisión del presidente Maduro de someterse una consulta popular es coherente con un rasgo distintivo del liderazgo de Chávez, que fue su confianza extrema en las capacidades del pueblo para afrontar y resolver las situaciones más difíciles.

Convocar a la Constituyente también ha sido hacia el interior del chavismo una posibilidad de abrir el juego interno, para que renueven protagonismo distintas expresiones del chavismo.

En esas urnas estuvieron como candidatos algunos queridos hermanos y hermanas, compañeros y compañeras de lucha como Anaida Núñez de los Consejos Socialistas de Trabajadores, Dioce Canijo de las Comunas Amazonas, Ángel Prado de la Comuna el Maizal, Reinaldo Iturriza, exministro de Comunas, José Luis Valera, por el Consejo de Campesinos y Pescadores, María José Berrio, de las Mujeres por la Vida, los y las compas de la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, los del Alexis Vive y muchas otras compas de Comunas, organizaciones y movimientos populares que empujan para que la revolución bolivariana siga orientándose hacia el Socialismo.

El 30 de julio el pueblo venezolano salió a votar en defensa propia, por la Paz, la Democracia y seguir caminando hacia el Socialismo.

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