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Medio Oriente :: 22/08/2014

El último clavo en el ataúd de una nación una vez llamada Irak

Haifa Zangana
Escritora iraquí discute papel destructivo de EEUU en su país

Si uno fuera a ver la evolución de los acontecimientos en Irak como el guión de una película trágica, la secuencia de escenas podría progresar de la manera siguiente, arrojando luz sobre los acontecimientos que han llevado a la desarticulación y desaparición de lo que fue una gran nación.

La primera escena es evocadora de la era del cine mudo: cinco figuras sombrías de pie, en trajes oscuros, dos de las cuales se turnan para murmurar frases que son inaudibles para el público. No están asistiendo a un funeral, sino al repentino nombramiento de Haider al-Abadi como nuevo primer ministro iraquí. Las otras cuatro figuras al lado de Abadi son Fuad Masum, el recién electo presidente iraquí entregando la orden para confirmar el puesto de Abadi, la cual presenta a las cámaras; Hussein al-Shahristani, el actual ministro de relaciones exteriores y coordinador general de la energía – entre otras tareas – como vice primer ministro; Ibrahim al-Jaffari, el jefe de la alianza de todos los grupos chiitas; y Salim al-Juburi, el recién electo presidente del Parlamento.

Esta primera escena parece coreografiada para mostrar a los representantes de los partidos sectarios y étnicos que EEUU facultó en acuerdos formales después de la ocupación: Masum para los partidos kurdos, Juburi para los grupos “sunitas”, Jaafary para los grupos chiitas, Shahrastani para las autoridades religiosas en Najaf y Abadi por el partido Da’wa. Una toma más amplia de la cámara muestra cuatro figuras clave de la coalición chiita para indicar un consentimiento más amplio en el grupo parlamentario más grande.

Mostrada en la televisión estatal iraquí el lunes por la tarde [11 de agosto], esta escena tiene lugar en una esquina de una habitación escasamente amueblada, en algún lugar de la Zona Verde, pero no donde los “acontecimientos históricos” en el Iraq post-2003 normalmente tienen lugar: en amplias salas con un público aplaudiendo. Era una escena sombría en desafío al actual primer ministro Nouri al-Maliki.

Se necesita el desafío, ya que Maliki ha sido durante los últimos ocho años el comandante supremo de las fuerzas armadas. También ha estado a cargo del Ministerio de Defensa, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Seguridad Nacional y ha cooptado la Corte Suprema para asignarle nueve cuerpos supuestamente independientes de la Constitución, incluyendo el banco central, a cargo de los $700 mil millones de dólares en regalías del petróleo durante los últimos ocho años; la Comisión de Integridad, a cargo de la lucha contra el fraude y la corrupción; la Comisión Nacional de Medios, televisión, radio y prensa; y la Comisión de Justicia y Cuestionamiento, encargada de decidir quién puede o no puede ser empleado o elegido.

La oficina de Maliki es también la titular de la cartera para la financiación de una serie de milicias que llevan a cabo atrocidades que los soldados y policías no pueden cometer con facilidad, y para financiar a los jefes tribales que lo apoyan contra el levantamiento de la población.

La escena 2 es del mismo desafiante Maliki, de pie con 30 de sus miembros del Parlamento en filas sombrías, en una gran sala con una lámpara de araña. Pero están ausentes todos los peces gordos de su partido o de la coalición chiita. Maliki habla, ofreciendo una diatriba sobre duplicidad y refiriéndose en innumerables ocasiones a la Constitución. Incluso denuncia la aprobación estadounidense de movidas inconstitucionales. Vale la pena recordar que es el mismo Maliki que no ha mostrado ningún respeto por la Constitución durante sus ocho años en el cargo. Ahora él es el guardián supremo de la Constitución, acusando al presidente iraquí Fuad Masum de violarla y prometiendo proteger la Constitución de Irak.

Escena 3 es de unidades militares en puntos clave en Bagdad bloqueando zonas enteras y protegiendo la Zona Verde. Por el momento, ya que Maliki no da señales de abandonar el poder, Irak tiene dos primeros ministros que pertenecen al mismo partido sectario Da’wa. Los iraquíes en general, parecen desconfiar de la nueva situación. Hay un par de manifestaciones de apoyo a Maliki, y las milicias están por todo Bagdad.

Escena 4 es de funcionarios estadounidenses y comentaristas a raudal, cada uno gritando ¡”Eureka”!, lavándose  las manos de más de un millón de vidas iraquíes. Finalmente han descubierto que Maliki es el problema y Abadi la solución. Pero Abadi tendrá que formar “un gobierno inclusivo”, nos dicen. “Un gobierno inclusivo”, como en las películas de Disney, es la varita mágica para deshacerse de todos los demonios. El presidente Barack Obama interrumpió sus vacaciones para dar la bienvenida al nombramiento de Abadi, instando a los iraquíes a “formar un nuevo gobierno inclusivo”. (New York Times, 12 de agosto)

El vicepresidente estadounidense Joseph Biden felicitó a Abadi por teléfono, prometiendo el apoyo de EEUU, y el secretario de estado John Kerry fue más lejos, prometiendo que “EEUU considerará más ayuda militar, económica y política para Irak, una vez se forme un nuevo gobierno inclusivo”.

Al escuchar esta mantra repetitiva de Estados Unidos, uno se pregunta si los funcionarios estadounidenses sufren de un estado agudo de demencia al olvidar su nefasto papel en Irak, o si lo que tienen es desprecio por el pueblo iraquí. ¿Por qué?

En primer lugar, una mirada al Irak de hoy, o lo que queda del Irak que conocíamos, es suficiente para mostrar la magnitud de la destrucción en términos sociales y humanos tanto como en infraestructura. La fragmentación de la sociedad y la animosidad y sentimientos de venganza cada vez mayor luego de la ocupación liderada por EEUU denominada “Operación Libertad Iraquí” del 2003.

En segundo lugar, llamar a los políticos iraquíes a formar un nuevo gobierno de unidad es un acto sin sentido ya que la mayoría si no todos los funcionarios iraquíes de hoy son los mismos políticos que han estado colaborando con EEUU desde los años noventa.  Las etiquetas oficiales pueden haber cambiadas pero la corrupción, el sectarismo y las disputas sobre el poder siguen siendo las mismas.

Las milicias brutales unidas a las mismas partes que participan en el proceso político que ha sido diseñado por la ocupación de EEUU quedan igual.  Como decimos en Irak: “El mismo burro, con diferente silla”.

Las protestas pacíficas, desde hace tiempo aplastadas con masacres, terminando en levantamientos armados bajo una cantidad de etiquetas: consejos tribales, consejos militares, consejos políticos.  Estas fuerzas se mantienen firmes para continuar la lucha por un Irak soberano y unificado.

Estas cuatro escenas son de eventos y cambios que se desarrollan rápidamente bajo el peso relativo de los distintos poderes y actores.

Mientras los combatientes del Estado Islámico aterrorizan a las comunidades vulnerables de cristianos, turcomanos y yazidíes en el norte de Irak — obligándoles a abandonar sus hogares — cientos de miles de sunitas se ven obligados a abandonar sus hogares en las ciudades que han sido sometidas a un bombardeo continuo y ataques aéreos con barriles explosivos lanzados por el régimen iraquí.  Fuerzas de EEUU/R.U. arrojan paquetes de alimentos mientras utilizan el disfraz de ayuda humanitaria para abastecer a la región kurda con armas, lo que es visto por muchos iraquíes como el último clavo en el ataúd de una nación una vez llamada Irak.

Para entender lo que está sucediendo es importante sopesar estos acontecimientos a la luz de la historia reciente de individuos y fuerzas.  También se debe examinar la veracidad de las reclamaciones de los medios, teniendo en cuenta las mentiras sobre las cuales se han cometido tantas atrocidades en el pasado, y determinar la responsabilidad de la ocupación liderada por EEUU en los acontecimientos catastróficos que hoy se desarrollan.  Destruir un país en la mañana y entregar caridad a la población en la noche puede resumir nuestra experiencia con la política estadounidense.

¿Qué podemos hacer en medio de este caos?  Con el fin de preservar lo que queda de este país devastado, es nuestra responsabilidad como iraquíes defender la justicia, desenmascarar los abusos a los derechos humanos y defender el principio de la preservación de vidas humanas.
 Para avanzar en este camino, necesitamos el apoyo del movimiento de solidaridad internacional.

Haifa Zangana es autora y co-fundadora de la Organización Tadhamun de Solidaridad con Mujeres Iraquíes. También es miembro fundadora de la Asociación Internacional de Investigaciones Iraquíes Contemporáneas.
www.workers.og

 

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