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EE.UU. :: 22/01/2008

En recuerdo de Philip Agee: La CIA y la financiación de las ONG

Bob Feldman
La CIA utiliza para financiar sus redes globales no gubernamentales un gran plantel de fundaciones, algunas ficticias, otras reales. También hay un gran número de organizaciones que reciben fondos de la CIA: revistas académicas de renombre, sindicatos y think tanks políticos

Philip Agee, ex agente operativo de la CIA (1) que descubrió muchas de las actividades antidemocráticas de esta organización en su libro Inside The Company: CIA Diary Book, en 1975, murió el pasado lunes 10 de enero a la edad de 72 años. Agee escribió otro libro, en 1987, titulado On The Run, en el que describía los intentos de la CIA de impedir la publicación de Inside the Company. Además, en 2003, Agee describió cómo la CIA ha utilizado en el pasado a organizaciones no gubernamentales (ONG) para alcanzar sus objetivos políticos antidemocráticos en todo el mundo. En un artículo aparecido en el número de verano-otoño de 2003 de Socialism and Democracy titulado “Terrorism and Civil Society as Instruments of U.S. Policy in Cuba”, (http://www.sdonline.org/34/philip_agee.htm) Philip Agee escribía:

“(…) Volviendo a los años del gobierno Reagan, a comienzos de la década de 1980 se tomó la decisión de impulsar las actividades terroristas necesarias para imponer el cambio de régimen en Cuba (…) A partir de ese momento Cuba estaría incluida en un nuevo programa de alcance mundial destinado a financiar y desarrollar las organizaciones no gubernamentales y voluntarias –lo que hoy conocemos por sociedad civil— en el contexto de las políticas neoliberales de EE UU en todo el mundo. La CIA y la US Agency for International Development (USAID ó AID)(2) tendrían un protagonismo central en este programa, y a ellas se añadió un nuevo organismo, creado en 1983, bautizado como The National Endowment for Democracy (NED)(3).

En realidad, el nuevo programa no era tan nuevo. Desde su fundación en 1947, la CIA había estado involucrada en la financiación y manipulación secretas de organizaciones de voluntarios no gubernamentales. Estas operaciones tenían lugar en todo el mundo e iban dirigidas a los partidos políticos, los sindicatos, las organizaciones patronales, las organizaciones juveniles y estudiantiles y los medios de comunicación. La red funcionaba a escala local, nacional, regional y mundial. Las operaciones en los medios de comunicación, por ejemplo eran ininterrumpidas en casi todos los países, y la CIA financiaba a periodistas para que publicasen sus materiales como si hubieran sido elaborados por los mismos periodistas. En la Dirección de Operaciones (DoO) del cuartel general de la CIA, estas operaciones se coordinaban con la división de operaciones regionales por la División de Organizaciones Internacionales (IOD), dado que muchas de las operaciones tenían ámbito regional o continental, y algunas incluso mundial.

Durante muchos años, la CIA ejerció una influencia enorme, entre bastidores, en una serie de países, utilizando estos poderosos elementos de la sociedad civil para penetrar, dividir, debilitar y destruir las organizaciones enemigas izquierdistas, e incluso para imponer cambios de régimen mediante el derrocamiento de gobiernos contrarios a sus intereses. Así fue, por ejemplo, en Guyana, en 1964, donde tras diez años de esfuerzos, el gobierno de Cheddi Jagan fue derrocado mediante huelgas, actos terroristas, violencia y sabotajes perpetrados por agentes sindicalistas de la CIA. En esa misma época, durante mi misión en Ecuador, nuestros agentes de la sociedad civil provocaron dos golpes militares en tres años contra gobiernos civiles elegidos, mediante manifestaciones masivas y agitación civil. Y en Brasil, a comienzos de los 60, se utilizaron idénticas operaciones de la CIA junto a las de la sociedad civil opuesta al gobierno, con el resultado de provocar el golpe militar de 1964 contra el presidente Joâo Goulart, que dio comienzo a 20 años de una represión política indescriptiblemente brutal.

Pero el 26 de febrero de 1967, cayeron rayos y centellas sobre la citada IOD y sus redes mundiales de sociedad civil. Coincidió con unos días en que me encontraba de visita en el cuartel general de la CIA en Langley, Virginia (EE UU), entre dos misiones en Ecuador y Uruguay. Ese día el diario The Washington Post publicó un extenso artículo en el que revelaba un gran plantel de fundaciones, algunas ficticias, otras reales, que la CIA utilizaba para financiar sus redes globales no gubernamentales. Esta estructura financiera se conocía como “conductos de fondos”. Junto a las fundaciones, el diario descubría también un gran número de organizaciones que recibían fondos de la CIA: revistas académicas de renombre, sindicatos y think tanks políticos. Pronto, periodistas de todo el mundo completaban el cuadro con listas de nombres y organizaciones de la red que operaban en sus respectivos países.

El presidente Johnson ordenó una investigación y afirmó que había que poner fin a estas operaciones secretas, pero de hecho nunca lo hizo. La prueba es que las exitosas maniobras de la CIA en Chile provocaron el golpe militar del general Pinochet, en 1973, contra el gobierno elegido de Salvador Allende. Aquí, las fuerzas combinadas de la oposición –partidos políticos, sindicatos, organizaciones patronales, asociaciones de amas de casa, etc.— y los medios de comunicación crearon una situación de caos y desorden, en el convencimiento de que más pronto o más tarde los militares chilenos, fieles a las tradicionales doctrinas militares fascistas de América Latina, utilizarían esta agitación para justificar la usurpación del poder gubernamental a fin de restaurar el orden y acabar con la izquierda. Las operaciones fueron prácticamente fotocopias del programa de desestabilización y el golpe militar de Brasil, diez años antes. Todos recordamos el horror que siguió durante años en Chile.

Avancemos en el tiempo hasta el día de hoy. Cualquiera que haya sido testigo del desarrollo de la sociedad civil de oposición al gobierno venezolano de Hugo Chávez puede tener la certeza de que los organismos gubernamentales estadounidenses, la CIA y otros como la AID y la NED, están coordinando la desestabilización y estaban detrás del fallido golpe de estado de abril de 2002 y de la fallida “huelga cívica” de diciembre-enero de 2003. Hasta el International Republican Institute (IRI) del Partido Republicano de EE UU ha abierto una sucursal en Caracas.(…)

A fin de comprender el método de funcionamiento de estas operaciones de sociedad civil, echemos un vistazo a su lado burocrático. Cuando inicié mi curso de formación en la CIA, las dos primeras palabras que escuché fueron disciplina y control. El gobierno de Estados Unidos no era una institución de caridad, me dijeron, y el dinero debía gastarse en los objetivos específicos designados. El agente operativo de la CIA en que me estaba convirtiendo es responsable de asegurar esta disciplina mediante un riguroso control del dinero y de los agentes bajo su mando que lo utilizan. Las órdenes a los agentes en materia de tareas y obligaciones han de ser claras y sin ambigüedades, y el agente operativo debe impedir que ninguno de sus agentes se apodere de más dinero del especificado en su salario, y para ello debe exigirle facturas de todos sus gastos y pagos a otras personas. Toda excepción a esta regla debe estar especialmente autorizada.

En la CIA, las actividades destinadas a infiltrar y manipular la sociedad civil se conocen como operaciones encubiertas (covert action operations) y deben regirse por una normativa detallada. Esta normativa establece que las peticiones de dinero se realicen mediante un documento llamado Project Outline (Esbozo de proyecto), si la actividad es nueva, o uno llamado Request for Project Renewal (Solicitud de renovación de proyecto), si se trata de la continuación de una actividad ya existente. El documento en cuestión proviene de una “estación” de la CIA en un país extranjero o de la Sede, y describe la situación existente, las actividades que han de emprenderse para mejorar o cambiar la situación a favor de los intereses estadounidenses, un esquema temporal para conseguir objetivos intermedios y finales, el potencial de riesgo y la resonancia (los daños si la operación se descubre), además de un presupuesto detallado con información de todas las organizaciones e individuos participantes así como del dinero destinado a cada uno.

El documento contiene también un resumen de la situación de todos los agentes participantes, con referencia explícita a los procedimientos de garantía de seguridad operativa y su historia de servicios a la CIA. Todas las personas implicadas se incluyen en el documento, desde las organizaciones financiadoras visibles –como los cargos de una fundación— hasta cada receptor intermedio y final del dinero.

Además de estas especificidades presupuestarias, se incluye una cierta cantidad de dinero que se contabiliza como Developmental and Targets of Opportunity (D&TO), que se utiliza para financiar las nuevas actividades que surjan durante el periodo de aprobación del proyecto, pero, por supuesto, tras contar con información detallada y garantías de seguridad de todos los individuos que vayan a recibir esta financiación. Hay que presentar también un informe sobre los “derivados” de inteligencia que vaya a proporcionar la operación propuesta. Así, del apoyo financiero a un partido político se espera que produzca información secreta sobre la política interior del país en cuestión.

Los documentos Project Outlines y Renewals citados pasan por un proceso de aprobación por diferentes estamentos, como la División de Organizaciones Internacionales, y en función de su oportunidad y coste, puede exigir aprobación exterior a la CIA (…) Cuando finalmente se aprueba, la División Financiera de la CIA asigna el dinero y la operación comienza, o continúa en caso de renovación. El periodo de aprobación y renovación suele ser de un año.

Tanto la AID como la NED tienen sin duda exigencias de documentación y procesos de aprobación similares a las de la CIA en la financiación de sus proyectos en la sociedad civil de otros países. Todas las personas involucradas deben contar con la aprobación previa tras un proceso de investigación, y cada una de ellas ha de tener tareas claramente definidas. Una comisión inter-organismos determina cuál de las tres –CIA, AID o NED—, o varias de forma combinada, deberá llevar a cabo tareas específicas en la sociedad civil de los países designados y cuánto dinero debe aportar cada una de las organizaciones. Las tres han estado colaborando en el desarrollo de una sociedad civil de oposición en Cuba.

Es preciso señalar que la tan renombrada NED tiene sus orígenes en las operaciones encubiertas de la CIA, y fue concebida tras las desastrosas revelaciones antes señaladas, iniciadas por el Washington Post el 26 de febrero de 1967 (…)

Los éxitos de los movimientos revolucionarios de Etiopía, Angola, Namibia, Zimbabue, Grenada, Nicaragua y otros países reunieron a veteranos de la guerra fría del Partido Demócrata y a “internacionalistas” del Partido Republicano en la creación, en 1979, de la American Political Foundation (APF). La fundación tenía por función estudiar la viabilidad de establecer una fundación legal financiada por el gobierno para subvencionar las operaciones en las sociedades civiles de otros países por intermedio de organizaciones no gubernamentales estadounidenses.

En el seno de la APF se crearon cuatro grupos especializados –task forces— para llevar a cabo el estudio: uno de los demócratas, uno de los republicanos, uno de la Cámara de Comercio de EE UU y uno de la gran confederación sindical estadounidense AFL-CIO. El trabajo conjunto recibió el nombre de Democacy Program. Estos grupos consultaron una amplia serie de organizaciones nacionales y extranjeras, y las que más les llamaron la atención fueron las fundaciones de los principales partidos políticos de Alemania Occidental, financiadas con fondos públicos: la Fundación Friedrich Ebert, del Partido Socialdemócrata (SPD); y la Fundación Konrad Adenauer, del Partido Cristianodemócrata (CDU/CSU). Cuando se crearon estas fundaciones, en la década de 1950, su tarea consistía en construir una (…) sociedad civil basada en el modelo parlamentario occidental, a la vez que utilizar su fuerza para reprimir los movimientos políticos comunista y otros de izquierda.

Desde muy pronto, la CIA canalizó fondos a través de estas fundaciones para las organizaciones y grupos no gubernamentales de Alemania. Luego, a partir de 1960 estas fundaciones comenzaron a apoyar a los partidos políticos y otras organizaciones afines de otros países, a la vez que canalizaban dinero de la CIA con este fin. En la década de 1980, estas dos organizaciones tenían programas en funcionamiento en cerca de 60 países y gastaban alrededor de 150 millones de dólares al año. Y lo que es más interesante, operaban en un secretismo casi total.

Una de las operaciones desarrolladas por la Fundación Friedrich Ebert demuestra el alto grado de efectividad que pueden alcanzar. En 1974, después de 50 años en el poder, el régimen fascista de Portugal (país miembro de la OTAN) fue derrocado, y un puñado de oficiales militares comunistas y de izquierda se hicieron cargo del gobierno. En ese momento, el número de socialdemócratas portugueses, encuadrados en el Partido Socialista, a duras penas daba para formar un equipo de fútbol, y vivían todos en París sin ningún tipo de seguidores en Portugal. Gracias a no menos de diez millones de dólares provenientes de la Fundación Friedrich Ebert, además de otros fondos de la CIA, los socialdemócratas regresaron a Portugal, crearon un partido de la noche a la mañana, lo hicieron crecer como los hongos y en pocos años el Partido Socialista fue el partido gobernante en Portugal. La izquierda, en plena confusión, se vio relegada a un segundo plano.

(…) Antes incluso de que el Congreso creara la NED, el presidente Reagan fundó lo que se conoció como Project Democracy, en el seno de la US Information Agency (USIA) (4). Una “orden ejecutiva” (presidencial) de carácter secreto, aunque luego filtrada a la prensa, aseguraba la participación secreta de la CIA en el programa. Uno de los primeros aportes de fondos –170.000 dólares— fue destinado a dar formación a cargos periodísticos de El Salvador y otros países con gobiernos autoritarios de derechas sobre cómo tratar con la prensa de Estados Unidos (…)

“En noviembre de 1983 (…) el Congreso creó la NED y la dotó con 18,8 millones de dólares destinados a crear sociedad civil en el extranjero durante el año fiscal que finalizó el 30 de septiembre de 1984 (…) Donde la CIA había canalizado antes dinero a través de una compleja red de “conductos”, la NED podría ahora funcionar como “megaconducto” para hacer llegar el dinero del gobierno estadounidense a la misma constelación de ONG que la CIA había estado financiando en secreto.

(…) La NED proporciona fondos directamente a los “grupos en el extranjero que trabajan en pro de los derechos humanos, los medios de comunicación independientes y una amplia gama de iniciativas de la sociedad civil” [Del sitio Internet de la NED, mayo de 2003]

El estatuto no gubernamental de la NED proporciona la ficción de que los receptores de sus fondos reciben dinero de particulares y no del gobierno de Estados Unidos (…)
Los nuevos programas de Reagan destinados a la sociedad civil registraron un gran éxito inicial en Polonia. Durante los años 80, la NED y la CIA, en operaciones conjuntas con el Vaticano, mantuvieron vivo el sindicato Solidarnosc (…) El programa fue aprobado conjuntamente por Ronald Reagan y el Papa Juan Pablo II con ocasión de la visita de Reagan al Vaticano en junio de 1982. Le proporcionaron información secreta, dinero, faxes, ordenadores, equipos de impresión y fotocopia, discos, receptores de televisión y reproductores de vídeo, suministros y equipos de todo tipo, hasta transmisores de radio y televisión. Años más tarde, en mayo de 2001, el senador Jesse Helms presentó un proyecto de ley para una dotación de 100 millones de dólares con el fin de reproducir en Cuba –dijo— los éxitos de la CIA, la NED y el Vaticano en Polonia.

Podríamos preguntarnos porqué es necesaria la CIA en estos programas. Hay varias razones. Una de ellas, desde el comienzo, es la extensa experiencia de la CIA y su enorme “cuadra” de agentes y contactos en la sociedad civil de muchos países en todo el mundo. Al unir sus esfuerzos a los de la CIA, la NED y la AID se embarcaron en un complejo de operaciones ya en funcionamiento de cuya financiación se hicieron cargo, mientras que la dirección cotidiana sobre el terreno era llevada a cabo por empleados de la CIA. Además, era preciso que alguien controlara e informara de la efectividad de las actividades de los receptores locales de dinero. La NED no dispondría de mucho personal sobre el terreno con este fin, como tampoco sus fundaciones, en condiciones normales. Y dado que los fondos de la NED eran visiblemente privados, solo la CIA tenía el personal y las técnicas necesarias para llevar a cabo un discreto control a fin de evitar comprometer a los receptores en la sociedad civil, especialmente cuando se hallaban en la oposición a sus gobiernos.

Por último, la CIA disponía de fondos propios en abundancia para ser utilizados en caso de necesidad. En Cuba, la participación de agentes de la CIA encubiertos en la Sección de Intereses de Estados Unidos era particularmente útil, por cuanto los fondos de la NED y la AID serían encaminados a través de ONG estadounidenses que tendrían a su vez que hallar medios discretos, si fuera posible, para conseguir pasar sus equipos y su dinero a los receptores en el interior de Cuba. La CIA sería de una gran ayuda en esta operación (…)

10 de enero de 2008


Notas

(1) Central Inteligence Agency (CIA), organismo estatal de EE UU responsable, entre otras, de las acciones encubiertas desestabilizadoras y terroristas de este país en el extranjero. (N. del T.)
(2) United States Agency for International Development (USAID), organismo estatal de EE UU responsable, entre otras, de la ayuda no militar estadounidense a otros países. (N. del T.)
(3) National Endowment for Democracy (NED), organismo semigubernamental estadounidense creada en 1983 por el gobierno de Reagan. Con carácter complementario a las dos agencias antes citadas, tiene un amplio historial de interferencia política destinada a imponer regímenes favorables a EE UU. (N. del T.)
(4) United States Information Agency (USIA), organismo estatal de EE UU que funcionó desde 1953 a 1999 y cuyo cometido era generar apoyo internacional a las políticas de EE UU y difundir propaganda anticomunista. (N. del T.)

Traducido para Rebelión por S. Seguí


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