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Mundo, Anti Patriarcado :: 01/03/2015

Hablar de “Cincuenta sombras de Grey”, es hablar de violencia de género

Jovania Lizana Cortés
Placer y abuso son vivencias contrarias, sentirse querida y sentirse usada, sentirse dueña de sí misma y propiedad del otro son contrarios

“Lo preocupante del contenido de esta película es el no reconocer los actos abusivos en la dinámica relacional entre un hombre y una mujer, y sin ser capaces de cuestionar la imposición (…) poniendo a la figura de mujer como un objeto, validando la violencia y reproduciéndo los estereotipos”.

Desde hace algún tiempo, hemos venido escuchando sobre la famosa novela “Cincuenta Sombras de Gray” la que hace unos meses fue llevada a los cines, siendo una de las películas más vistas de los últimos tiempos.

La película nos muestra a un multimillonario, guapo, conquistador, con un amplio reportorio sexual, el que habría tenido experiencias sexuales traumáticas en la infancia y satisface sus deseos sexuales a través de juegos erotizados bajo la dinámica amo – sumisa. Se enamora de una mujer pobre, virgen, de 23 años, estudiante y trabajadora, con historia de abandono en la infancia, que habría sido criada por un padrastro, porque su madre vivía ya con su cuarta pareja. Entonces me pareció una extraña película de amor.

Ahora bien, esta introducción, analizada desde el enfoque de género, nos habla de una película que tiende a reproducir los estereotipos masculinos y femeninos entendidos como creencias sobre las características de los roles típicos que los hombres y las mujeres deben tener y desarrollar en una etnia, cultura o en una sociedad marcando una evolución diferente para hombres y mujeres y justificando, muchas veces, una discriminación hacia estas últimas. Estas diferencias se trasforman en dificultades que dentro del proceso de socialización nos separan de los hombres, atribuyendo más poder a los hombres y desvaloración a las mujeres.

Christian y Anastasia, personajes principales del films, son una pareja cuya dinámica relacional está basada en una relación de poder desigual entre él y ella, la que podríamos denominar “Violencia de Género”. Y lo podemos reconocer desde el inicio de la película, donde las tácticas y estrategias de seducción basadas en el poder y la dominación de Christian Grey a Anastasia llaman la atención: por ejemplo, durante una fiesta ella se encuentra bebiendo con sus amigos y él llega a 'salvarla' separándola drásticamente de sus amistades.

Él la 'ama tanto' que la quiere proteger. Christian poco a poco comienza a controlar la vida de la protagonista, separándola de sus amigos y familia, aislándola socialmente. Le dice cómo actuar, beber, comer, tipos de anticonceptivos y manipula sus placeres sexuales.

El control como prueba de amor

Christian se aparece en los lugares menos pensados, la corta cuando ella habla, no le permite expresarse, opinar, soñar… Se instala en su hogar sin su autorización y vende su único medio de trasporte, su auto, sin preguntarle antes.

La violencia de género se refiere a todo acto que se ejerce contra la mujer por el hecho de serlo y que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual, psicológico o emocional, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de libertad, independiente que esto se de en el ámbito público o privado.

Esta película enseña a las mujeres que el dolor y la sumisión son eróticos, y a los hombres que las mujeres quieren un hombre que las controle. Perpetúa los estándares de abuso, y sin embargo se la presenta como una historia romántica y erótica para las mujeres.

Lo preocupante del contenido de esta película es el no reconocer los actos abusivos en la dinámica relacional entre un hombre y una mujer. No ser capaz de cuestionar la imposición, el poder disfrazado bajo encantos seductores y actos eróticos mercantiles. Poner la figura de la mujer como un objeto, validando la violencia y reproduciéndo los estereotipos que nos está costando siglos deconstruir.

La propuesta de un “contrato” de Christian a Anastasia para tener una relación entre ambos es entre partes desiguales, A pesar de eso ella, seducida por la belleza de Christian, su dinero y su condición de 'salvador' acepta sus condiciones. Algunas cláusulas del contrato que muestra la película: Anastasia debía comer lo que la nutricionista de Grey indique, los anticonceptivos deberían ser sugeridos por la ginecóloga propuesta por él, no debía consumir alcohol y las relaciones sexuales solo serían con él y en el ámbito de la sexualidad ejercida desde la posición amo – sumisa. Estos indicadores son un claro ejercicio de violencia que refleja la asimetría existente en las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Perpetúan la subordinación y desvalorización de lo femenino frente a lo masculino.

Durante la película las escenas eróticas muestran a Anastasia como una “mujer objeto”, pues ella nunca tiene la posibilidad de practicar sus propias fantasías sexuales hacía Christian, ella debe acomodarse y ceder a las fantasías de él. La violencia y la sexualidad no tienen la misma raíz, porque no son lo mismo, en realidad son opuestos, placer y abuso son vivencias contrarias, sentirse querida y sentirse usada, sentirse dueña de sí misma y propiedad del otro son contrarios, no se debe permitir que estas sensaciones se mezclen.

Cada mujer debe buscar y experimentar lo que desea y que ese proceso de experiencia propia le dirá si está bien o mal para ella. Es la propia mujer la que debe descubrir y elegir lo que le gusta pero a la vez asumir la plena responsabilidad de los actos a nivel personal como social. Estos actos eróticos mercantiles y la violencia se relacionan, pues se ejerce una sexualidad sin consentimiento o con sometimiento por causas sociales.

La mercantilización del placer no solo significa vender y comprar, sino dejación del proceso creativo personal. Que está ligado más bien a los estímulos de los medios de comunicación, cuyas imágenes son violentas, machistas, racistas y destructivas ligando el placer sexual al sometimiento de la mujer. Esta se presenta como sin voluntad propia cuyo objetivo debe ser satisfacer deseos de quien la somete.

Hay que reflexionar sobre los motivos del record de venta de las “Sombras de Grey” y pensar qué nos pasa a mujeres y hombres al sobrevalorar estos actos de seducción con indicadores tan abusivos, controladores y manipuladores.

* Feminista y Trabajadora Social.
elmorrocotudo.cl. Extractado por La Haine

 

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