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Europa, Asia, EE.UU. :: 14/04/2015

¿Emporio eurasiático o guerra nuclear?

Pepe Escobar
Es un escenario de escalada continua: revoluciones de color, el golpe de Maidan, sanciones, ingreso de Ucrania en la OTAN, bases de la OTAN por todas partes

Una fuente diplomática europea de alto nivel ha confirmado a Asia Times que el Gobierno de la canciller alemana Angela Merkel se ha dirigido enérgicamente a Pekín en un esfuerzo por perturbar su cooperación estratégica multifrontal con Rusia.

Pekín no escuchará necesariamente este gesto político de Berlín, ya que China está afinando las cuerdas de su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda paneurasiática, que implica estrechos vínculos comerciales y empresariales tanto con Alemania como con Rusia.

La táctica alemana revela aún más presión de sectores belicistas del Gobierno de EEUU resueltos a apuntar y cercar a Rusia. A pesar de toda la batahola sobre la indignación de Merkel por las travesuras de las escuchas de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU, la canciller sigue la hoja de ruta de Washington. La verdadera “indignación” no significa nada a menos que termine unilateralmente las sanciones contra Rusia. Ante la ausencia de una reacción semejante de Merkel, llegamos a las tácticas de negociación entre buenos y malos.

El resultado final es que Washington no puede posiblemente tolerar una estrecha relación comercial y política entre Alemania y Rusia, ya que amenaza directamente su hegemonía en el Imperio del Caos.

Por lo tanto toda la tragedia ucraniana no tiene absolutamente nada que ver con derechos humanos o la sacralidad de las fronteras. La OTAN arrebató Kosovo a Yugoslavia-Serbia sin siquiera preocuparse de realizar una votación como la que tuvo lugar en Crimea.

Cuidado con esos S-500

Al mismo tiempo se desarrolla otra táctica fascinante. En EEUU, algunos sectores del país de los think-tanks –con sus confortables vínculos con la CIA– ahora dirigen sus apuestas a la Guerra Fría 2.0, por temor de haberse equivocado sobre lo que sucede realmente en el tablero de ajedrez geopolítico.

Acabo de volver de Moscú y existe el sentimiento de que el Buró Federal de Seguridad y la inteligencia militar rusa están cada vez más hartos del interminable flujo de provocaciones de Washington y la OTAN, de los Países Bálticos a Asia Central, de Polonia a Rumania, de Azerbaiyán a Turquía.

Se trata de un amplio aunque parcial resumen de lo que se ve en toda Rusia como una amenaza existencial: la intención de Washington y de la OTAN de bloquear el comercio y el desarrollo eurasiático de Rusia, destruir su perímetro defensivo e incitarla a una guerra real.

Una guerra con batallas de verdad no es exactamente una idea brillante. Los misiles antimisiles y antiaviones S-500 de Rusia pueden interceptar cualquier misil balístico internacional existente, misil crucero o avión. Los S-500 viajan a 25.000 kilómetros por hora, llegan a una altura de 185 kilómetros, viajan horizontalmente 3.500 kilómetros y pueden interceptar hasta diez misiles entrantes.
Simplemente no pueden ser detenidos por ningún sistema antimisiles estadounidense.

Hay quien dice del lado estadounidense que el sistema S-500 se está introduciendo como un programa acelerado, como una fuente de inteligencia estadounidense dijo a Asia Times. No ha habido ninguna confirmación rusa. Oficialmente Moscú dice que se estima que el sistema se introducirá en 2017. Resultado final: ahora o más adelante el sistema sellará el espacio aéreo ruso. Es fácil extraer las conclusiones necesarias.

Eso convierte la “política” de promover la histeria bélica del Gobierno de Obama, combinada con el desencadenamiento de una guerra de sanciones, del rublo y del petróleo contra Rusia, en la obra de un puñado de especímenes subzoológicos.

Algunos adultos en la UE ya han visto la leyenda en el muro (nuclear). Las defensas convencionales de la OTAN son una broma. Cualquier disposición militar –como sucede actualmente– también es un chiste, ya que podría ser demolida por las 5.000 armas nucleares tácticas que Moscú estaría en condiciones de utilizar.

Cuando tengas dudas amenaza

Por cierto lleva algún tiempo cambiar el actual modo de pensar tipo Guerra Fría 2.0, pero hay señales de que los Amos del Universo están escuchando, como muestra este ensayo [en inglés]. Llamémoslo la primera ruptura (pública) del hielo.

Supongamos que Rusia decidiera movilizar a cinco millones de soldados y pasar a producción militar. “Occidente” cambiaría a una entente cordiale en un destello. Y supongamos que Moscú decidiera confiscar lo que queda de la riqueza de la oligarquía marrullera. La tasa de aprobación de Vladimir Putin –que no es exactamente mala actualmente– aumentaría a por lo menos un 98%. Hasta ahora Putin ha sido bastante mesurado. Y a pesar de todo persiste la infantil satanización histérica de su persona.

Es un escenario de escalada continua: revoluciones de color, el golpe de Maidan, sanciones, el “avieso” Hitler/Putin, ingreso de Ucrania en la OTAN, bases de la OTAN por todas partes. Y a pesar de todo la realidad –como en el contragolpe en Crimea y las victorias en el campo de batalla de los ejércitos de la República Popular de Donéts y Lugansk– han descarrilado los planes más acuciosos de la cancillería de EEUU y de la OTAN. Para colmo Merkel y François Hollande de Francia se vieron forzados a una entente cordiale con Rusia –en Minsk 2– porque sabían que era la única manera de impedir que Washington siguiera armando a Kiev.

Putin está esencialmente comprometido con un complejísimo proceso de preservación e incremento de la historia y la cultura rusas, con matices paneslávicos y euroasiáticos. Compararlo con Hitler ni siquiera da la talla de una payasada de parvulario.

A pesar de todo no esperéis que los neoconservadores de Washington comprendan la historia o cultura rusas. En su mayoría ni siquiera sobrevivirían una sesión de preguntas y respuestas sobre sus adorados héroes Leo Strauss y Carl Schmitt. Además, su antiintelectualismo y arrogancia excepcionalista crean solo un espacio privilegiado para la intimidación concentrada.

Un académico estadounidense, una de mis fuentes, envió una carta a Nancy Pelosi con copia a un notorio neoconservador, el esposo de Victoria, Reina de Nulandistán [aquella de "Fuck Europe"]. Y la respuesta del neoconservador, a través de su correo electrónico de Brookings Institution: “¿Por qué no va y se (grosería borrada)?” Un caso gráfico más de equivalencia entre ambos cónyuges.

Por lo menos parecen existir cocientes de inteligencia sanos en Washington impulsados a combatir a la célula neoconservadora dentro de la cancillería, las páginas editoriales infestadas de neoconservadores del Wall Street Journal y del Washington Post, una variedad de think-tanks, y por cierto, la OTAN, cuyo actual jefe militar, el general Breedlove/Breedhate, se esfuerza en su personificación posmoderna del doctor Strangelove.

La “agresión” rusa es un mito. La estrategia de Moscú, hasta ahora, ha sido pura autodefensa. Moscú hará progresar rápidamente una cooperación estratégica con Occidente si Occidente comprende los intereses de seguridad de Rusia. Si estos se violan –como en la provocación del oso– el oso reaccionará. Un mínimo entendimiento de la historia revela que el oso sabe un par de cosas sobre el sufrimiento. Simplemente no se desplomará o desaparecerá.

Mientras tanto también se ha desenmascarado otro mito, el de que las sanciones afectarían terriblemente a las exportaciones y al superávit comercial de Rusia. Ciertamente ha habido perjuicios, pero soportables. Rusia goza de una riqueza de materias primas y de una masiva capacidad de producción nacional suficiente para satisfacer la mayor parte de la demanda interna.

Por lo tanto volvemos a la UE, Rusia, China y todos los que están por medio, uniéndose todos en el mayor emporio comercial de la historia por toda Eurasia. Es lo que Putin propuso en Alemania hace algunos años y es lo que ya están haciendo los chinos. ¿Y qué proponen los neoconservadores? Una guerra nuclear en suelo europeo.

Asia Times Online. Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens. Revisado por La Haine.

 

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