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Venezuela :: 28/07/2015

La convocatoria a una nueva epopeya

Guillermo Cieza
Es en el campo, en las pequeñas ciudades, donde son mas participativas las Comunas, donde la Revolución está más viva

La convocatoria realizada por el Comandante Hugo Chávez para recuperar PDVSA y que cada venezolano recuperara la gota de petróleo que le corresponde ha empezado a mostrar síntomas de agotamiento.

El fallecimiento del Comandante privó al país de un liderazgo excepcional, pero el problema había empezado con Chávez vivo. Las políticas de incluir, contener y pagar la deuda interna han encontrado un límite.

La gota de petróleo, aún una gota de petróleo más cara y más grande, va a perder siempre la carrera contra el consumo. O mas preciso aún, va a perder siempre la carrera en un país donde el consumo va reemplazando a la epopeya.

El gran paso adelante dado por Chávez que permitió que millones tuvieran servicios básicos de salud, que millones se alfabetizaran y realizaran estudios primarios, secundarios y universitarios, que cada familia venezolana comiera tres veces al día, se duplicara el consumo y se construyeran 700.000 viviendas, generó una importante movilización popular y canalizó energias que resolvieron problemas cruciales del pueblo, pero no impidió que algunos problemas sobrevivan y surjan nuevos desafíos.

Resolver esos nuevos desafíos que son sin duda: la inseguridad, el accionar del paramilitarismo, el desabastecimiento, el alza artificial de los precios y el consumismo, no se logra desde el Estado, ni con ejércitos de policías y fiscalizadores. Exige una nueva movilización popular, una nueva epopeya

Pensar en una nueva epopeya presupone volver a discutir un proyecto de país. Qué agregamos a reivindicar el derecho de que cada venezolano recupere su gota de petróleo.

Desde hace muchos años se ha venido hablando en el proceso bolivariano del desarrollo endógeno, de la necesidad de romper la matriz rentista. Pero ese desarrollo no puede ser indiscriminado. Un ministro de economía argentino, Domingo Cavallo, que se caracterizó por su entreguismo, decía que había que producir lo que fuera: acero o caramelos. Esa es la lógica imperial. Un país, y en particular un país asediado con la baja del ingreso de sus divisas a causa de la caída del precio internacional de su principal producto de exportación, no puede darse el lujo de no establecer prioridades de producción.

Para hablar de proyectos de país es muy interesante echar un vistazo al proceso de la Revolucion Paraguaya que entre 1812 y 1870 convirtió a esa Nación en la primera potencia industrial de Sudamerica. Paraguay estatizó la tierra, la cedio a campesinos para que la trabajaran a cambio de un canon, e invirtió el dinero recaudado en la mejorar la instrucción publica (elimino el analfabetismo infantil) y en desarrollar una industria endogena (siderurgia, textiles, astilleros, comunicaciones) contratando a técnicos y cientificos extranjeros para acceder a las mas modernas tecnologias. Y pudo desarrollarse cerrando sus fronteras con Inglaterra, la potencia hegemonica de la época.

Valorando que ninguna Revolucion puede sostenerse si no se autoabastece de alimentos, debe contemplarse que Venezuela tiene ventajas comparativas que debe aprovechar y está inserto en un mundo mucho mas abierto que el que debió enfrentar la Revolucion Paraguaya. En este nuevo mundo que debemos saber leer, existen demandas y sobreproducciones, aliados que le garantizan canales comerciales abiertos y enemigos que van a restringir o bloquear sus mercancías.

Mencionando sus ventajas comparativas hay que puntualizar que en un mundo donde el aumento de la población mundial y el empobrecimiento de los suelos, provocados por la etapa química del modelo agropecuario industrial, auguran una sostenida demanda y encarecimiento de los alimentos. Venezuela, que hoy es un neto importador de alimentos, cuenta con una amplia disponibilidad de terrenos fértiles, reservas de agua y todas las posibilidades no solo para abastecerse, sino para convertirse en una potencia agroalimentaria

Debe mencionarse que en un mundo donde la industria farmacéutica es un negocio floreciente, el país importa medicamentos, cuando tiene una de las mayores biodiversidades del planeta, y cuenta con aliados como Cuba, China y la India que han desarrollado importantes avances en esa dirección.

Es importante tomar en cuenta que contando con elementos basicos para desarrollar una industria (acero, litio, aluminio, petroleo), las inversiones industriales deben contemplar que está inserta en un mundo saturado de producciones textiles, electrónicas y automotrices y con canales comerciales abiertos con países aliados que los producen. No tiene sentido que inversiones en esa dirección posterguen objetivos como desarrollar una red ferroviaria que permita conectar social y productivamente a todo el país y astilleros que permitan desarrollar una poderosa flota mercante estatal marítima y fluvial.

A modo de ejemplo. Si vamos a producir industrialmente, no es lo mismo ponernos a producir automóviles o zapatillas, donde competiremos en desventaja con las industria china, que a producir barcos en un pais que en los proximos 100 años va a exportar petróleo por vía maritima y cuenta con una de las vias navegables mas importante del mundo (el Orinoco) .

La nueva discusión de un proyecto de país no puede evadirse de la dimensión ecológica, de la comprensión de que vivimos en un planeta amenazado y que quien apuesta a ser vanguardia debe dar el ejemplo.

Me parece que la nueva epopeya que debe proponerse el proceso bolivariano incluye desandar un camino que se inició hace 100 años cuando el descubrimiento del petróleo provocó un creciente despoblamiento del campo y un aumento de la aglomeración en las grandes ciudades con la proliferación de todos los males que las afectan.

La nueva epopeya del pueblo venezolano debe ser “Enfrentar la guerra economica con la producción popular de alimentos y un desarrollo industrial endogeno, apoyándose en las capacidades ya construidas por el pueblo venezolano y promoviendo una amplia movilización popular, que incluya la vuelta al campo”.

Cuando hablamos de capacidades ya construidas partimos del reconocimiento que en nuestro pueblo no hay solo necesidades. Hay tambien capacidades demostradas. Si analizamos cualquier trama de producción vamos a descubrir que todos los componentes necesarios estan presentes, nuestro propio pueblo ha sido capaz de desarrollarlos. Pero están aislados, ni siquiera hay una socialización de que esos logros existen. Falta un proceso planificador centralizado que los articule. Y ese proceso no puede ser tarea de oficinistas o tecnocratas sino fruto de un dialogo de los comuneros, los campesinos, los productores, los tecnologos populares, las universidades, los consumidores y los funcionarios del Estado

La propuesta de la vuelta al campo no es una idea descabellada, sino que permite visualizar y proyectar la búsqueda protagonizada por muchas familias que en los últimos tiempos han regresado a sus lugares de origen, evitando la vulnerabilidad a la que los someten las grandes ciudades. Significa descentralizar las grandes ciudades como Caracas y Maracaibo y fortalecer polos de desarrollo endogeno y repoblación en las pequeñas ciudades del interior, en promover la ocupación de los territorios y los campos con familias, cultivos y animales.

En ese regreso se recuperan valores tradicionales como son la seguridad, la comida garantizada y una vida mas sana, pero agregan los logros de la revolución en vialidades, salud, educación y otros servicios básicos que ahora disponen.

Para convertir en ese regreso hormiga en epopeya, en movilización masiva convocado por una esperanza compartida, es imprescindible el protagonismo de los jóvenes y el acompañamiento con recursos desde el Estado venezolano. Son los jóvenes quienes cuentan con energías necesarias para construir una epopeya . Si esa energía no se orienta hacia motivaciones revolucionarias, se volcará al consumo, que es de antemano un terreno donde gana la oposición. Siempre habrá algún producto que no podrán tener los jóvenes venezolanos, siempre habrá una insatisfacción alentada por una gigantesca maquinaria comercial, psicológica y politica.

Desde el nuevo proyecto de país planteado, desde su estrategia movilizadora deben contemplarse la construcción de viviendas, los planes para desarrollar las vialidades y transportes, crear escuelas y universidades, subsidiar las producciones y contratar, si fuera necesario, expertos locales u extranjeros que permitan desarrollar aquellas tecnologías de avanzada que el pueblo todavía no ha sido capaz de procrear.

En el nuevo contexto que vaya creando esta movilización y el nuevo proyecto de país habrá mejores condiciones para desarrollar una revolución cultural y concretar el sueño del Estado comunal. Y esto no es una expresión de deseos, sino una simple comprobación de la realidad. Es en el campo, en las pequeñas ciudades, donde son mas participativas las Comunas, donde la Revolución está más viva.

No solo se trata de afirmar que para construir un desarrollo endogeno no hay que confiar ni un tantico en la burguesía. Se trata de general las mejores condiciones para que la economia comunal pueda desarrollarse.

El presidente Maduro que ha tenido que lidiar con reemplazar a Chávez, una baja coyuntural de los precios del petróleo a la mitad del valor de 2013 y una sistemática guerra económica, puede ostentar un logro: que más del 60% de los venezolanos confía en los cambios que puede hacer desde su gobierno para enfrentar la crisis, y que solo el 33 % confía en la oposición. No es poco, cuando no solo la derecha venezolana, sino mucha materia gris del imperio esta puesta al servicio de desestabilizar el proceso bolivariano.

Ya no alcanza con incluir, con contener, con defendernos. Se trata de salir adelante con propuestas que generen entusiasmo, que vuelvan a entusiasmar y esperanzar al pueblo.

Estamos a tiempo, pero las oportunidades no son eternas.

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