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Europa :: 22/09/2014

La derrota del ejército ucraniano fuerza el alto al fuego

Roger Annis
Apenas están apareciendo los detalles de las impresionantes pérdidas militares sufridas por el ejército del régimen ucraniano y sus milicias derechistas

Un alto el fuego en la guerra en el este de Ucrania fue anunciada en Minsk, Bielorrusia el 5 de septiembre El presidente ucraniano Petro Poroshenko hizo simultáneamente el anuncio en Gales donde fue invitado especial en la reunión cumbre de la alianza militar de la OTAN.

El acuerdo de 12 puntos fue firmado en Minsk por los representantes del gobierno de Kiev y las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. También estuvieron en la firma el ex presidente de Ucrania Leonid Kuchma, el embajador de Rusia en Ucrania Mikhail Zurabov y Heidi Tagliavini de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.

Las condiciones incluyen el cese de las hostilidades militares, el intercambio de prisioneros de guerra y la liberación de las personas detenidas ilegalmente, ayuda humanitaria y asistencia para la reconstrucción, y lo más importante, el reconocimiento de la autonomía política de las regiones de Donetsk y Lugansk, en el sur-este del país.

La instauración de autonomía presumiblemente obliga al retiro de las fuerzas militares y paramilitares de extrema derecha ucranianas del sureste de Ucrania. Pero no está claro si eso va a suceder, incluso en las ciudades importantes de Mariupol y Slavyansk.

Un conflicto sin resolver

El alto el fuego, y la autonomía política que se reconoce, son considerables logros políticos para la rebelión en el sureste de Ucrania. Durante los últimos cuatro meses y medio, los habitantes de la región han resistido a una brutal ofensiva militar lanzada por el régimen de Kiev. Hace sólo unas semanas, la ofensiva militar amenazaba con rodear las grandes ciudades de la región y aplastar a las fuerzas de autodefensa.

El 27 de agosto, los rebeldes lanzaron un contraataque a lo largo de la costa del Mar Negro y en varios lugares del interior, produciéndose lo que los testigos llaman una derrota catastrófica de las fuerzas de Kiev.

Ambas partes en el conflicto están militarmente agotadas, lo que significa que las perspectivas de que se sostenga el alto al fuego en el corto plazo son buenas. Pero hay muchas razones para dudar de lo qué pasará en el largo plazo. La razón principal es que Kiev y sus aliados internacionales están manifestando poco interés en mantenerlo.

La OTAN dice que seguirá adelante con más sanciones contra Rusia, y no muestra signos de ceder en su guerra de propaganda afirmando que Rusia ha "invadido" Ucrania.

Un asesor del presidente Poroshenko, Yuri Lytsenko, dice que cinco países de la OTAN -EEUU, Francia, Italia, Polonia y Noruega- proporcionarán armas avanzadas a Ucrania. Según 'Associated Press', la respuesta de la OTAN ante el hecho de que esa noticia se hubiese filtrado es decir que, si bien la propia alianza no enviará armas a Ucrania, "los aliados individuales pueden optar por hacerlo".

Los paramilitares fascistas, que forman un componente importante de las fuerzas militares de Kiev, dicen que no le deben obediencia ni tienen lealtad o compromiso con el alto el fuego. El primer ministro Arseniy Yatsenyuk ya está hablando de volver a imponer la "ley marcial" en el sureste de Ucrania a la primera señal de ruptura del alto el fuego

Por otro lado, ¿cuál es la reacción del pueblo del sureste de Ucrania ante la noticia? Muchos estarán agradecidos si los bombardeos de Kiev se detienen. Sin embargo, han sufrido cinco meses de bombardeos, ocupación y matanza provocada por Kiev, y es difícil para ellos ver algún futuro en el país. Al menos tres líderes de las fuerzas de autodefensa, Paul Gubarev, Igor Strelkov y Alexey Mozgovoi, han expresado escepticismo ante el acuerdo. Todo esto significa que la paciencia ante las provocaciones inevitables y las violaciones de alto al fuego de parte de Kiev y sus aliados fascistas, no va a ser mucha.

Un ejemplo del desafío político a Kiev lo da un informe en 'The Guardian' el 4 de setiembre desde el puerto de la ciudad del Mar Negro de Mariupol, región de Donetsk. La ciudad ha estado bajo el control de Kiev, y sin embargo "Muchos en Mariupol, especialmente entre los trabajadores de dos plantas gigantes de acero de la ciudad, mantienen una actitud ambivalente hacia el gobierno en Kiev y algunos apoyan abiertamente a los rebeldes de Donetsk, lo que sugiere la posibilidad de una batalla dura si tiene lugar un asalto a la ciudad”.

Es dudoso que muchos del millón o más de personas convertidas en refugiadas por la guerra puedan volver a casa en medio de la incertidumbre en curso, incluyendo el hecho de que los intereses económicos que impulsan la guerra siguen empeñados en su curso.

Un revés militar impresionante para Kiev

Apenas están apareciendo los detalles de las impresionantes pérdidas militares sufridas por el ejército ucraniano y las milicias derechistas después que las autodefensas lanzasen un amplio contraataque el 27 de agosto. Tim Judah informa en el 'New York Review of Books', el 5 de septiembre:

"La magnitud de la devastación sufrida por las fuerzas ucranianas en el sureste de Ucrania durante la última semana tiene que ser visto para ser creído. Esto equivale a una derrota catastrófica y será recordado por los ucranianos amargados como uno de los días más oscuros de su historia."

Judah dice haber visto largas columnas de tanques y otros vehículos blindados completamente destruidos, y otros que trataban de retirarse de las posiciones avanzadas, donde corrían el riesgo de ser rodeados.

La victoria rebelde y el alto al fuego al que se se llego tienen ambos un excepcionalmente alto costo humano en ambos lados. Las cifras de víctimas exactas del ejército y las milicias de Ucrania se mantienen en secreto. Las cifras de Kiev hablan de casi 1.000 muertes de militares y miles de heridos desde que lanzó su "operación antiterrorista" a finales de abril. Pero las cifras de víctimas no oficiales están en las decenas de miles.

Los crímenes de guerra cometidos por Kiev han tenido un enorme número de víctimas civiles. No le fue posible capturar las grandes ciudades, a pesar de que las bombardeó con artillería de grueso calibre durante varios meses. Miles de residentes han muerto o sufrido lesiones. Muchos miles de casas y apartamentos han sido dañados o destruidos, al igual que las fábricas y las minas de carbón. Los sistemas vitales, como el agua, la electricidad, la comunicación y los servicios médicos han sido fuertemente dañados o destruidos. Entre los objetivos de los bombardeos ha habido colegios y hospitales.

Las ciudades de Donetsk y Lugansk han visto cerca de la mitad de su población, de 1,1 millones y 450.000 personas respectivamente, huir por razones de seguridad. La Agencia de Refugiados de la ONU indica que el número de refugiados de la guerra dentro de Ucrania es más de 260.000 -el doble de la cantidad de un mes antes. La agencia cita cifras del gobierno ruso de que más de 816.000 ucranianos han huido a ese país este año.

El costo de la reconstrucción de todo lo que ha sido destruido es de miles de millones de dólares.

Una guerra loca por la austeridad y el autoritarismo

La guerra es un esfuerzo para aplastar la resistencia al gobierno neoconservador que llegó al poder en Kiev a finales de febrero de 2014. El nuevo régimen se embarcó en una abrupta ofensiva sobre todo el país, anunciando que iba a firmar un acuerdo económico de austeridad con Europa y por lo tanto la producción industrial y agrícola del país quedaría abierta a los caprichos del mercado capitalista internacional. Otra condición de cualquier acuerdo con Europa (y los EE.UU.) son profundos recortes en el gasto social, que el gobierno puso en marcha hace meses.

La industria en el este es muy dependiente del comercio con Rusia y especialmente vulnerable a la competencia del supuesto "libre comercio" de Europa Occidental. Esto explica por qué la rebelión anti-austeridad fuese más profunda allí, en comparación con la Ucrania occidental más agrícola.

La austeridad y la campaña de guerra se acompañan de medidas represivas severas contra los derechos democráticos. Estos incluyen la limitación de la libertad de expresión en los medios de comunicación e Internet, la prohibición de los partidos políticos, especialmente el Partido Comunista de Ucrania, y una medida que da a la policía el derecho de disparar en el acto a cualquier persona considerada como "separatista".

Las protestas de los familiares y amigos de los soldados contra la guerra y contra la conscripción han ido en aumento desde entonces. Kiev impuso una tercera ronda de reclutamiento militar en julio. Un vídeo de la entrevista con un soldado ucraniano capturado recientemente por las fuerzas de autodefensa describe las duras condiciones de servicio de los conscriptos y la creciente desafección a una guerra que ni ellos ni sus familiares y amigos quieren.

Ante la ira y la amargura de los manifestantes y soldados, el gobierno y otros partidarios de la guerra se dieron cuenta que van a cosechar un creciente torbellino de recriminaciones en las próximas semanas y meses. Y la mala noticia no es sólo militar. El Tesoro Nacional de Ucrania es ahora dependiente en gran medida de los préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras instituciones financieras internacionales. Escribiendo en la revista 'Forbes' el 5 de septiembre, Mark Adomanis dice que el costo de la guerra y la magnitud de la destrucción que ha causado adelanta que Ucrania entrará en quiebra financiera:

"Incluso con ayuda internacional sustancial, Ucrania va a deber mucho dinero a un montón de gente diferente y no va a tener los medios necesarios para pagar este dinero."

"También vale la pena tomar un segundo para recordar que las "reformas" exigidas por el FMI serán sobre todo medidas de austeridad (recortes principalmente en los subsidios al gas) que son masivamente impopulares entre los ucranianos y que tendrán un impacto muy negativo en el nivel de vida de la población, que para empezar ya no es muy alto. Es la razón por la que Yanukovich y todos los otros líderes de Ucrania postsoviética obstinadamente se ha negado a poner en práctica estas reformas. Y no se necesita una imaginación particularmente activa para diseñar un escenario en el que las reformas tengan efectos contraproducentes y en última instancia provoquen una nueva crisis política".

El gobierno se enfrenta a un agudo reto en la preparación del país para el invierno. Su confrontación imprudente con Rusia ha puesto en peligro el suministro de gas natural ruso que Ucrania estaba recibiendo a precios reducidos. Y la guerra ha dañado gravemente su producción de carbón. Hace varios meses, el aprovisionamiento de agua caliente municipal en muchas ciudades del oeste de Ucrania se redujo en un esfuerzo por conservar las existencias de combustible para el invierno.

Antes del alto el fuego, muchas de las fuerzas que lideran la rebelión dijeron que su objetivo era la creación de un nuevo estado. Lo llaman Novorossia [Nueva Rusia], un término histórico para las tierras en la costa del Mar Negro que se extienden desde las fronteras actuales con Rusia hacia el oeste hasta la ciudad de Odessa (sin incluir Crimea).

Pero las perspectivas para realizar ese proyecto son de enormes proporciones. Está el poder de fuego militar de Kiev para lidiar contra eso, incluyendo a sus poderosos amigos extranjeros. La opinión política entre las poblaciones diversas de la región no es unánime, solo en Donetsk y Lugansk hay un probable apoyo mayoritario a la secesión. Incluso allí, el descontento con el gobierno político de los rebeldes ha sido considerable.

Y, contrariamente a las afirmaciones de Kiev, la OTAN y sus propagandistas, Rusia nunca ha apoyado ninguna versión de un estado soberano en el este y el sur de Ucrania. El presidente Vladimir Putin declaró expresamente hace apenas unas semanas que un acuerdo político en el sureste de Ucrania debe preservar el estado unitario de Ucrania.

Un elemento nuevo puede entrar en el cuadro político como consecuencia de la derrota militar: un aumento de la oposición a las políticas de austeridad en el oeste de Ucrania y el ascenso del nacionalismo de extrema derecha que ha impulsado la guerra. Las perspectivas de alianzas socialmente progresistas de alcance nacional harían a la opción por la secesión menos deseable o inevitable ante la población en el este.

Papel e intereses de Rusia

El dramático cambio en el equilibrio militar creado por la ofensiva rebelde plantea importantes cuestiones sobre el rol y los objetivos reales de Rusia.

Una vez más, a pesar de los propagandistas de Kiev y de la OTAN, no hay casi ninguna evidencia de que los miembros del ejército ruso hayan jugado un papel directo en la decisiva ofensiva rebelde. Más bien, como han reconocido abiertamente las fuerzas rebeldes, sus combatientes recibieron entrenamiento intenso durante los últimos meses y ha habido una afluencia significativa de combatientes voluntarios procedentes de Rusia.

El armamento pesado obtenido por los rebeldes jugó un papel clave en el contraataque, al igual que la protección militar de la frontera (que facilita el movimiento de los rebeldes). La protección en frontera es la fuente de la condena más aguda de la OTAN de Rusia -- quieren que la policía rusa frene el movimiento autonómica, algo parecido a la forma en que Egipto colabora con Israel en la restricción de la circulación de personas y mercancías hacia y desde el territorio palestino de Gaza.

Pero los gobernantes de Rusia no tienen nada que ganar y mucho que perder en ceder a los dictados del imperialismo. El público ruso apoya firmemente el movimiento rebelde y espera que su gobierno lo defienda.

La OTAN

Kiev y la OTAN han rechazado repetidamente las modestas propuestas de Rusia para poner fin al conflicto, no dejando ninguna duda de que su objetivo es aplastar la revuelta. Tal resultado dejaría a Rusia con aún con menos influencia para evitar que Ucrania se una a la OTAN. Para Rusia, Ucrania en la OTAN sería poco menos que catastrófico. La ayuda militar a la resistencia podría evitar ese resultado.

EEUU y Gran Bretaña, en particular, dejaron a Rusia con poco que perder si le da mayor apoyo a los rebeldes. Independientemente de las formas de contención que Putin y el canciller Sergei Lavrov intentaron con los combatientes rebeldes, a pesar de sus afirmaciones de que Rusia no tenía planes territoriales en el sureste de Ucrania y no quería que la guerra se instalase, la prensa occidental sigue demonizando a Rusia y los gobiernos occidentales continúan la escalada de sanciones. Así, Rusia tenía poco que perder si hacía algo de lo que era acusado de hacer de todos modos, ayudando secretamente a los combatientes rebeldes a evitar una dura derrota.

Una consideración importante para Rusia es la extrema vulnerabilidad de los esfuerzos de guerra de Kiev. En julio y agosto, Kiev libró una implacable campaña para paralizar o destruir a los rebeldes del sudeste. Se hicieron algunas conquistas territoriales, pero las grandes ciudades de Donetsk, Lugansk y Horlivka no pudieron tomarse. El Ejército y sus milicias aliadas estaban mal dirigidos y aprovisionados, y la moral se estaba hundiendo. A mediados de agosto, estaban mal distribuidos y altamente vulnerables al contraataque.

Al mismo tiempo, la situación económica en el país se está deteriorando rápidamente. Una contraofensiva rebelde podría mostrar la imposibilidad de una victoria de Kiev fomentando al mismo tiempo la resistencia interna anti-rusa.

El hecho de que el alto el fuego fue firmado antes que ciudades como Mariupol y Slavyansk fuesen retomadas por las fuerzas rebeldes sugiere que el enfoque del gobierno ruso es inclinar la balanza militar apenas lo suficiente para que ninguna de las partes logre una victoria decisiva.

¿Qué nos depara el futuro?

El acuerdo de alto el fuego deja un gran número de incertidumbres sobre el futuro. Pero se ha aprendido mucho a lo largo de la región durante los últimos seis meses. Las perspectivas son buenas para las nuevas formas de lucha por la justicia social y la autodeterminación nacional que aparezcan a pesar de la división este-oeste.

Las protestas contra la guerra, por ejemplo, han continuado en Ucrania tras el anuncio de alto el fuego. La población del sudeste de Ucrania ya ha tomado medidas para frenar la dominación económica de los multimillonarios que son dueños de las grandes industrias de la región. Teniendo en cuenta el apoyo de la elite a la guerra de Kiev, es probable que las medidas contra la oligarquía se profundicen. Esto despertará el interés en el resto de Ucrania, cuando el programa de austeridad del presidente Poroshenko y el primer ministro Yatsenyuk calen más hondo. También se notará en Rusia, en donde no son populares ni la elite económica ni su capitalismo corrupto. (Casualmente, hace poco el Gobierno regional en Crimea ha incautado y pondrá a la venta los activos del más notorio multimillonario derechista de Ucrania, Ihor Kolomoisky.)

El papel cauteloso de Rusia en estos eventos, incluyendo su presión por un alto el fuego ambiguo, hará que muchos en el este de Ucrania tengan una mirada mucho más crítica sobre su papel e intereses.

Por encima de todo, las amenazas belicistas de la OTAN y los intereses capitalistas globales a los que representa son un poderoso catalizador para todos los pueblos de la Europa del este y Rusia para unirse contra las políticas gemelas de austeridad y de guerra. Ese será un resultado positivo frente a su contrario trágico, cinco meses de guerra. Un movimiento de solidaridad internacional con Ucrania puede desempeñar un papel clave para bloquear un retorno a la guerra y facilitar la reconciliación popular y la lucha anti-fascista y por la justicia social.

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