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Colombia, Pensamiento :: 01/07/2013

La sociología haciendo historia en Colombia: Orlando Fals Borda y Camilo Torres

Analía Goldentul
Recuperando las reflexiones sociológicas de Orlando Fals Borda y de Camilo Torres desde los tiempos actuales.

Orlando Fals Borda (1925-2008)

Un mito se cierne sobre Colombia: el mito del “caos generalizado”, de la violencia por siempre inabarcable. Refranes sobran, “es el país donde votan los muertos, los perros, los gatos y los que no han nacido todavía”. Y aunque las cifras son impresionantes -cerca de 20.000 muertes por año- éstas suelen ofrecer un producto “acabado” y una sentencia concluyente que limita la capacidad interpretativa de los procesos sociales. Deconstruir prenociones tan arraigadas en el campo académico no es una tarea sencilla, muchas de ellas fueron sagazmente construidas. Aquí proponemos intentar desentrañar esta trama a partir de una revisión crítica de la empresa asumida por Orlando Fals Borda y Camilo Torres a fines de los años cincuenta.

Colombia había vivido un período prolongado de guerra civil, conocido en la historiografía oficial como “La Violencia” (1948-1957) que se tradujo en doscientos mil muertos, migraciones del campo a la ciudad y fuerte desarraigo cultural. Se trató de un proceso traumático, un continuo de huellas imborrables en la historia de un país entero. En 1959 Fals Borda y Camilo Torres fundaban la primera Facultad de Sociología de América Latina, justo en vísperas de una década que veía resurgir la violencia, esta vez con otros contenidos políticos e ideológicos. Hoy constituyen referencias ineludibles y merecen el rótulo de “autores clásicos” pues lograron teorizar problemas de largo arraigo histórico allí donde nadie podía/quería convertir la violencia en objeto de estudio.

Combinando la imaginación sociológica con la evidencia histórica, Fals le otorgaba un primer sentido a la aparente multiplicidad “caótica” de hechos violentos a través de su participación en la obra La Violencia en Colombia (1962), mediante la cual proponía tratar problemas acuciantes, aún a costa de rasgar velos, tocar aéreas prohibidas y desafiar la ira de intereses privados. La enorme repercusión de la publicación fue inesperada, al punto de tener que publicar un segundo tomo un año más tarde. No era un escrito inocente, su mirada crítica de varios sectores dominantes -tanto del Partido Conservador como del Liberal- y de sus respectivas funciones en la reproducción de la violencia lo convirtió en un libro histórico y provocador.

El mismo autor nos cuenta cómo sus hojas llegaron a ser leídas incluso dentro de las filas del ejército colombiano. (¿Cuántas veces un texto académico tiene una recepción semejante fuera de la universidad?). Con esta obra Fals introducía un quiebre en la investigación académica, conectando conflicto con cambio social y afirmando que la violencia podía tener funcionalidad y positividad para el desarrollo de Colombia favoreciendo la actualización y revitalización de las normas, creencias y costumbres. Rompiendo esquemas, sostuvo que la violencia no fue caótica sino en breves momentos, pues el elemento humano en conflicto había demostrado una tendencia básica a organizarse aún en situaciones extremas.

Camilo Torres Restrepo (1929-1966)

Esta obra sería el punto de partida y fuente de inspiración para Camilo Torres, que en 1963 publicaba su célebre ensayo “La violencia y los cambios socioculturales en las áreas rurales colombianas”. Y aunque no tenía la ambición ni magnitud de La Violencia en Colombia, allí donde Fals era difuso, Camilo era breve y conciso: la violencia de mediados de siglo había implicado la reorganización de las prácticas y relaciones sociales, llegando incluso a ser el factor de cambio sociocultural más importante en Colombia desde la conquista de los españoles.

Si abordamos la producción de estos autores desde una perspectiva sociológico-histórica, se observa que durante estos años de intensa producción intelectual aparecieron en la arena política las principales guerrillas de orientación revolucionaria: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, 1964), el Ejército de Liberación Nacional (ELN, 1965), y el Movimiento Revolucionario 19 de abril (MR-19, 1974). Sin embargo, en el caso de Colombia, estas referencias no son solo contextuales, pues Fals Borda y Camilo Torres, en gran medida, ayudaron a crear esas condiciones sociales de producción. Se dio lugar a una verdadera “afinidad electiva”, una mutua elección, atracción recíproca o confluencia activa entre los modos de producción científica y el surgimiento de movimientos guerrilleros y campesinos, que puede observarse justamente en las trayectorias personales y profesionales de ambos sociólogos. Existieron figuras semejantes en América Latina durante los años ’60 y ’70, es cierto, pero aquí merece ser subrayado el carácter de ¡“padres fundadores” de la sociología en Colombia!

Frei Betto decía que “la cabeza piensa donde los pies pisan” y estos sociólogos pensaron Colombia porque la vivieron, respiraron y recorrieron; no hablaron solo desde el “pensamiento crítico” sino que optaron también por la “praxis” política. Para ellos, la violencia había que entenderla como una alternativa que se construye colectivamente y que, lejos de ser suficiente para transformar el orden social, debía dotarse de “armas científicas”. Esa misma idea condujo a Fals a vincularse con el M-19 mediante la revista Alternativa, mientras Camilo habría de sumarse a las filas del ELN en las postrimerías de 1965, muriendo en combate dos meses más tarde.

A partir de la década de 1980 el panorama cambiaría. Surgieron nuevos actores en un contexto de enconadas políticas neoliberales. El Plan Colombia en 1999, por el que se comenzó a recibir más ayuda militar de parte de EE.UU que el resto de América Latina y el Caribe juntos (1) abría un nuevo capítulo en la historia nacional. La violencia política, sobre la cual estos intelectuales comprometidos pensaron y crearon sociología, hoy representa menos del 6% del total de los enfrentamientos que tienen como protagonistas principales a grupos paramilitares, milicias urbanas, redes de narcotráfico, arreglos de cuentas, y acciones de “delincuencia” común (2) , conformando un escenario que algunos autores entienden como una “lucha de clases” desorganizada.

Quedaron atrás Fals Borda y Camilo Torres y esto no sorprende, la historia avanza y la sociología se va renovando con ella, a veces a destiempo de los problemas que las sociedades plantean. Hay, sin embargo, olvidos respecto de estos autores que conviene revisar. Lo sugerente de sus obras fue la ambición compartida de querer describir y analizar la totalidad del desarrollo social, de alcanzar una explicación global, una síntesis y genealogía de la violencia en Colombia, lo cual desentona con las actuales condiciones de producción científica. Habrá que examinar, en una suerte de ejercicio de sociología sistemática, qué contribuciones siguen vigentes y cuáles han quedado obsoletas para pensar y repensar un país que en los últimos treinta años se ha convertido en una fibra sensible de América Latina.


NOTAS:

(1) Chomsky, Noam: “On Colombia: introduction to Doug Stokes America’s Other War: Terrorizing Colombia”, Zed, December, 2004.

(2) Pécaut, Daniel: “Pasado, Presente, Futuro de la Violencia” en Revista Electrónica Theorethicos, Año III, N° 003, Septiembre, 2000.

La Rosa Blindada

 

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