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Venezuela :: 16/09/2014

Maduro

Guillermo Cieza
La decisión de fondo es intentar seguir avanzando en una transición al socialismo. Hay errores, dificultades, pero no hay cambio de rumbo

Cada vez que regreso a la Argentina por unos días me topo con la pregunta de amigos y compañeros sobre mi opinión sobre como va el proceso bolivariano y sobre la gestión de Nicolás Maduro.

Las fuentes de información en mi país sobre Venezuela incluyen a las cadenas mediáticas de la derecha, lo difundido por los medios oficialistas, la posibilidad de ver Telesur de quienes pagan por el servicio de algunos cableras que la incluyen en la programación y el acceso al portal Aporrea. Sumaría a esas fuentes los aportes que hace en círculos mas informados y progresistas Pedro Brieguer desde los espacios que dispone y el de algunos portales alternativos de izquierda.

Las preguntas burdas merecen una rápida respuesta. Venezuela no es un país en llamas, donde el pueblo pasa hambre y se violan cotidianamente los derechos humanos. Venezuela es un país amenazado y demonizado por EEUU y los poderes capitalistas mundiales por dos razones fundamentales. Porque tiene las reservas de petróleo mas importantes del mundo y porque constituye un ejemplo a seguir, de “otro país posible”, tal como lo fue el Paraguay entre 1812 y 1866.

Los problemas del gobierno venezolano no son los mismos que los del gobierno de Cristina o Dilma. En países donde todavía se mantiene como dominante la economía capitalista, no es un detalle menor si el rumbo es transitar hacia el socialismo, o consolidar un “capitalismo serio”.

Las preguntas de personas mas informadas, que reivindican a Chávez y a los avances generados por el proceso bolivariano, pero plantean dudas sobre el liderazgo de Nicolás Maduro, sobre el presente y el futuro del experimento chavista, exigen respuestas mas elaboradas y nos ponen en la obligación de reflexionar.

Si tengo que opinar sobre Maduro lo primero y casi obvio es comentar que ponerse los zapatos de Chávez significó un desafío personal durísimo. Y que la elección del propio Chávez recayó en quien consideraba estaba mejor preparado para sucederlo. Esa elección da una pista, no lo consagra, Chávez era falible.

Un año y medio después de reemplazar a Chávez, ganando una elección muy ajustada que pretendió ser desconocida por la oposición, con guerra económica e intento de golpe de Estado, me animo a sugerir que Maduro ha consolidado su liderazgo.

Maduro no es Chávez que era un comunicador excepcional con capacidad de manejar la coyuntura y el mediano plazo de su país y ejercer un liderazgo continental. Pero Maduro sí es un gobernante honesto y trabajador que está demostrando capacidad de conducir sin que le tiemble el pulso, tomando decisiones de fondo que le han permitido atacar problemas gruesos que afectaban la continuidad del proyecto bolivariano.

Me refiero concretamente a haber tomado medidas correctivas y ejemplificadoras con tres grandes focos de corrupción como fueron las prácticas de acaparamiento y promoción artificial de la inflación (ley de precios justos); el contrabando de frontera, y mas recientemente empezar a meter mano en los nichos infectados de PDVSA.

Con respecto a su continuidad con Chávez, hay dos miradas posibles. O se cargan las tintas sobre todo lo que no se parece a Chávez, o se advierte que se parece en algo esencial: no haberse institucionalizado como gobernante, mantener su condición de “infiltrado” en el Estado capitalista.

Desde ese lugar puede mantener su dinamismo como gobernante y su condición de crítico de su propio gobierno. Hacer lo contrario de lo que recomendaba un politiquero argentino para mantenerse en el poder: “Hay que saber mirar para otro lado y hacerse el boludo”. O como decía otro politiquero venezolano “Son malos funcionarios, pero son panas” [amigos].

Ocurrido el intento de golpe de Estado de febrero-marzo de 2014, hay un cruce entre Lula y Maduro que me parece importante destacar. Lula le recomienda “ampliar las alianzas”, lo que conociendo la trayectoria de Lula y el PT significa “gobernar con la burguesía”. Maduro le contesta que su gobierno ya tienen alianzas amplias contenidas en el Polo Patriótico.

Alguno podrá decir que el PSUV y el propio Maduro les ceden pocos espacios a sus socios del Polo Patriótico, o que en plena crisis y en ocasión de los diálogos de paz el presidente le hizo concesiones a la burguesía. Pero esa no es la decisión de fondo. La decisión de fondo es intentar seguir avanzando en una transición al socialismo. Hay errores, dificultades, pero no hay cambio de rumbo.

Hay una cuestión que dejó planteado Chávez en su Golpe de Timón que fue asignar a la construcción de las comunas un valor decisivo en la implantación del socialismo. Y se la encomienda expresamente a Maduro. “Nicolás, te encomiendo esto como te encomendaría mi vida: las comunas, el estado social de derecho y de justicia. Hay una Ley de Comunas, de economía comunal. Entonces ¿Cómo vamos a estar nosotros haciendo…? “.

Sobre el punto me parece necesario hacer una precisión. Es responsabilidad del gobierno promocionar la construcción de Comunas. Es responsabilidad del gobierno no trabar el desarrollo de las iniciativas comunales, ni tratar de subordinarlas o controlarlas. Es responsabilidad del gobierno desechar las prácticas clientelistas. Pero la responsabilidad de construir las Comunas es del propio pueblo. Corresponde al propio pueblo organizarse, movilizarse y exigir cada vez más decisión en lo político, lo social y lo económico.

Quien gobierna debe apoyar a las comunas y toda iniciativa que aporte a la construcción del socialismo, pero no puede prescindir de las relaciones de fuerzas existentes en el terreno de la economía, de la política e incluso dentro de las propias fuerzas del chavismo.

Existe un radicalismo de asesoría que atribuye, como la oposición, todos los males del país a lo que hace o deja de hacer el presidente. Lo que va a definir en última instancia que el proceso hacia el socialismo sea irreversible es una relación de fuerzas que se construye cotidianamente en los territorios, en los lugares de trabajo y de estudio.

Creo que esta confusión sobre lo que puede hacer la gente y pueden hacer los pueblos mete la cola al promover un estilo de trabajo que le llevó la vida a Chávez y compromete la de Maduro y algún otro alto funcionario que conozco. Provocando diría que hay altos funcionarios que deberían trabajar menos . Poner el cuerpo abnegadamente, tratando de resolver tareas que deben ser asumidas colectivamente, es un esfuerzo que no puede sostenerse a largo plazo.

En Venezuela hay una revolución cultural pendiente, y previa a eso una reflexión pendiente de quiénes han asumido mayores responsabilidades, trabajando abnegadamente por mantener en pie el proyecto revolucionario.

No puede pensarse una economía sostenible y sustentable en el largo plazo si no se frenan las tendencias consumistas de la sociedad y no se reduce sustancialmente la importación de bienes no esenciales y absolutamente superfluos. Hay que generar un fuerte rechazo al modelo clientelista, a políticas basadas en la dádiva y la humillación de quienes la reciben. Hay que reivindicar la cultura del trabajo, de la solidaridad, desarrollando los mercados no capitalistas, la propiedad social, las economías familiares, desarrollando toda propuesta que subvierta el orden capitalista.

Hay una disputa de imaginarios colectivos a la que debe prestársele tanta importancia como a la planificación económica y es la construcción de una nueva institucionalidad, para la defensa de la Patria y el avance hacia el Socialismo.

La debacle de los proyectos neodesarrollistas del continente pone una nota de atención con respecto al futuro del continente. No fracasaron Fidel, Evo y Chávez. Fracasaron quienes quisieron conjugar Soberanía, Justicia Social y Capitalismo.

El aislamiento de los procesos de cambio propone “ampliar alianzas” en el único sentido revolucionario. Promoviendo un mayor protagonismo, conciencia, movilización y organización del pueblo. Nicolás Maduro está enfrentado a ese desafío y cuando dice que los avances deben medirse ”por cuánto poder real tiene el pueblo”, está en el camino correcto.

www.dariovive.org

 

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