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Cuba :: 04/10/2015

PCC será siempre la columna vertebral de la resistencia de la nación cubana

Granma
El Partido Comunista de Cuba será siempre la columna vertebral de la resistencia de la nación cubana

Discurso del compañero José Ramón Ma­chado Ventura, segundo secretario del Co­mité Central del Partido y vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto por el aniversario 50 de la creación del Comité Central del Partido y la fundación del periódico Granma.

Compañeras y compañeros:

El 3 de octubre de 1965, en un acto celebrado en el antiguo teatro Chaplin, hoy Karl Marx, ocurrieron varios hechos que fijaron in­deleblemente ese día en la historia patria. El Par­tido tomaba su nombre definitivo: Partido Comunista de Cuba; se anunciaba la decisión de que contase con un órgano oficial que se llamaría Granma; se presentaba su Comité Central y, para explicar la ausencia del Che entre sus miembros, Fidel leía la carta de despedida que aquel le dirigiera.

Para entender a plenitud el significado de esos acontecimientos, es imprescindible re­cor­dar que el Partido es fruto legítimo de la Revolución. Su raíz está en el que fundó Martí en 1892 para organizar la guerra necesaria, y su antecedente más inmediato en el que organizaron Mella, Baliño y Rubén, de cuya fe­cunda historia hizo un resumen brillante en su 90 aniversario, hace apenas mes y medio, el compañero Jorge Risquet, fallecido recientemente.

Aquel primer Partido Comunista se sumó al Movimiento Revolucionario 26 de Julio y al Directorio Revolucionario 13 de marzo, en la lucha que condujo a la caída de la sanguinaria dictadura de Batista. Esas tres organizaciones estructuralmente eran completamente dis­­tintas, cada una tenía su dirección, tenía su táctica, tenía su esfera de acción.

Era una necesidad imperiosa la búsqueda de un acercamiento entre los revolucionarios que, con métodos diferentes, tenían un objetivo común: consolidar la Revolución Cu­ba­na. Tras el triunfo, la acción independiente de esas tres fuerzas políticas entorpecía la coordinación de las actividades y la conjunción de esfuerzos.

En los primeros momentos se realizaban encuentros esporádicos entre las direcciones de las tres fuerzas. Hasta que se produjo, co­mo destacó el compañero Fidel, una fusión de facto, como resultado del acercamiento, de los contactos que teníamos desde antes de la guerra, de los ulteriores, del hábito que se creó de consultarnos los problemas más importantes.

Con su visión de la importancia estratégica de la unidad, Fidel encabezó el proceso de conformación de las Or­gani­zaciones Revo­lu­cionarias Integradas (ORI), concebidas como organismo transitorio para dirigir la sociedad y preparar las condiciones hacia la cohesión completa de todos los revolucionarios cubanos.

En todas las provincias se consolidó el proceso para formar las estructuras de dirección de las ORI con los dirigentes de las tres organizaciones, al tiempo que se creaban células de base en los centros de producción industriales y agrícolas.

Sin embargo, este proceso de unidad revolucionaria no transcurrió exento de dificultades. En la labor de crear un nuevo partido muy pronto comenzaron a surgir serias contradicciones, debido a algunas posiciones y errores sectarios. Pues, como el propio Fidel expresara, “ningún proceso de esta índole se desarrolla idílicamente”.

Tras superar los errores del sectarismo, se constituyó oficialmente la Dirección Nacio­nal de las ORI. En la reunión del 22 de marzo de 1962 se adoptaron los acuerdos de nombrar Primer Secretario al compañero Fidel y Se­gundo Secretario al compañero Raúl e integrar un secretariado; también, designar al expe­rimentado dirigente comunista Blas Roca Cal­derío como director del periódico Hoy.

Con esas decisiones y a partir de las ideas de Fidel, el Partido comenzó a fortalecerse por la vía de la reorganización de los núcleos en la base.

Queremos destacar que, en el enfrentamiento a las manifestaciones sectarias, Fidel hizo un aporte extraordinario a la teoría y la práctica de la organización de un partido revolucionario en el poder. Una de las principales ideas de nuestro Comandante en Jefe se convirtió en guía de la construcción partidista a lo largo de aquellos años y hasta el día de hoy. Él mismo la explicó, el 11 de abril de 1962, cuando acerca de las relaciones entre el Partido y las masas dijo:

“La revolución se hace por las masas y para las masas. Esa es la razón de existir del Partido, y todo su prestigio, toda su autoridad estará en relación con la vinculación real que tenga con la masa. Ese Partido no tendrá au­toridad ante la masa por ser Partido, sino que será Partido por la autoridad y el prestigio que tenga ante las masas. Si no tiene conexión con las masas, ni prestigio y autoridad ante las masas, no es Partido; se vuelve una organización raquítica, pobre, y será cada vez menos Partido, porque su razón de ser estaba en su vinculación con las masas”.

También se convirtió en pauta de la construcción partidista lo referido a la calidad hu­mana y revolucionaria que deben tener quienes aspiren a ser miembros del Partido. Sobre este principio Fidel señaló:

“Tenemos que establecer verdaderos re­quisitos para pertenecer al núcleo y, antes que nada, ser trabajadores ejemplares”.

A partir de entonces dos normas fundamentales se aplicaron para decidir el ingreso al Par­tido: primero, consultar con los trabajadores su opinión sobre los que pueden ser considerados trabajadores ejemplares. Se­gun­do, se­leccionar por los organismos co­rres­pon­dien­tes del Partido, a los que tienen méritos suficientes para ser militantes.

En mayo de 1963, las Organizaciones Re­volucionarias Integradas pasaron a llamarse Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC). No se trataba de un sencillo cambio de nombre: el concepto de organizaciones revolucionarias integradas ya no co­rrespondía a lo que era el Partido en ese mo­mento, a su composición, a la calidad de sus militantes, a la pureza de sus filas, a sus funciones y a sus métodos de dirección.

El PURSC comenzó, a partir de 1964, a de­sarrollar asambleas de renovación y ratificación de mandatos desde las organizaciones de base hasta el nivel provincial. Todo este proceso marcó una nueva etapa en el desarrollo del partido marxista-leninista cubano.

Y, precisamente, hace ya 50 años, el primero de octubre de 1965, fue celebrada una trascendental reunión de la Dirección del PURSC con la participación de sus dirigentes provinciales y regionales, en la que el compañero Fidel informó los acuerdos referidos a cambiar el nombre al Partido, constituir el Co­mité Central, el Buró Político, el Secre­ta­riado, las comisiones de trabajo y fusionar los dos pe­riódicos de la organización. Se había decidido que el periódico Hoy del Partido Socialista Popular y el periódico Revolución del Mo­vi­miento 26 de Julio se unirían bajo el nombre glorioso e histórico de Granma.

El 2 de octubre sesionó la primera reunión del Comité Central recién constituido. Ese día, en la última edición del periódico Revo­lución fueron  publicados los nombres de los miembros del Comité Central, de su Buró Político, del Secretariado y de sus cinco comisiones: la de las Fuerzas Armadas Revo­lu­cionarias y Seguridad del Estado; la Eco­nó­mica; la de Estudios Constitucionales; la de Educación y la de Relaciones Exteriores.

La constitución del Comité Central dotaba al Partido de un Órgano que a partir de entonces actuaría como centro en la conducción de la vida política del país, donde se analizarían y decidirían las políticas que con su ejecución fueron cimentando el camino socialista escogido y el cual en su integración misma era expresión de la voluntad unitaria de las fuerzas revolucionarias.

El 3 de octubre de 1965, se presentó el Comité Central. Fidel al referirse a quienes lo integraban destacó:

“No hay episodio heroico en la historia de nuestra patria en los últimos años que no esté aquí representado; no hay sacrificio, no hay combate, no hay proeza —lo mismo militar que civil— heroica o creadora que no esté representada; no hay sector revolucionario, social, que no esté representado […] en este Comité Central”.

Acerca del acuerdo referido a la denominación del Partido precisaba Fidel : “Es necesario que el nombre de nuestro partido diga no lo que fuimos ayer, sino lo que somos hoy y lo que seremos mañana”.

Ocurrió entonces el momento fundacional e inolvidable, en que Fidel preguntó a los presentes en el teatro “¿cuál es, a juicio de ustedes, el nombre que debe tener nuestro Partido?”, y en medio de grandes ova­ciones, los fue interpelando y desde todas partes del teatro se fueron escuchando las exclamaciones de ¡comunista! Y vibrante proclamó Fidel: ¡¡Partido Co­­mu­nista de Cuba!!

“Este Partido nació de dos factores esenciales, fundamentales, invalorables: la unión de todos los revolucionarios, y una doctrina científica, una filosofía político-revolucionaria: el marxismo-leninismo. […] Y por esas dos cosas tendremos que velar siempre: por la unidad y por la doctrina, porque son nuestros pilares fundamentales”, sentenció Fidel.

En aquel instante de su intervención, Fidel aclaró: “hay una ausencia en nuestro Comité Central, de quien posee todos los méritos y todas las virtudes necesarias en el grado más alto para pertenecer a él y que, sin embargo, no figura entre los miembros de nuestro Co­mité Central”.
Todos sabían que se trataba del comandante Ernesto Che Guevara.

Es imposible olvidar la voz quebrada por la emoción con la que Fidel leyera la conmovedora carta de despedida del Guerrillero He­roico que combatía ya en otras tierras.

La primera edición del periódico Granma conservó para la posteridad la esencia de lo tratado el 3 de octubre de 1965.

Con esas históricas decisiones concluía esencialmente el proceso de formación del partido comunista, iniciado en abril de 1961. Pero el Partido no se detuvo, sino que a través de los años ha enriquecido su arsenal ideológico como organización, demostrando que no se puede llevar adelante una revolución sin una fuerte y disciplinada organización política; que la seriedad de un partido revolucionario se mide por la actitud que asume ante sus propios errores; que el Partido no es prebenda sino sacrificio; que el Partido es el mejor fruto de la Revolución.

Este es un Partido de vanguardia, que de­manda de cada uno de sus militantes pensar con cabeza propia y expresarse libremente en el seno de los órganos partidistas y actuar unidos; que educa y aprende en su permanente contacto con el pueblo trabajador; que tiene como estilo de trabajo conocer en todo mo­mento las dificultades, los criterios y las propuestas de las masas; que ha educado a varias generaciones de cubanos; que ha conducido con firmeza e inteligencia la resistencia del pueblo; que tiene por ideología las enseñanzas de Marx, Engels y Lenin, la doctrina martiana y las ideas creadoras y el ejemplo de Fidel y de Raúl.

Un solo Partido, como lo predicó Martí. Porque frente a los sueños del imperialismo de fragmentar a nuestra sociedad, dividirla en mil pedazos, nuestro escudo principal es la unidad. Y es el Partido, vanguardia organizada del pueblo, quien asegura, junto a este, la continuidad histórica de la Re­vo­lución.

Compañeros y Compañeras :

En un día de recuento como el de hoy, en el que renovamos el compromiso con los fundadores del Partido y de su Comité Cen­tral,  en el que nos enorgullecemos de que centenares de miles de cubanos hayan extendido el legado internacionalista del Che en honrosas misiones militares y civiles en otras tierras del mundo, y seguimos aspirando a que las nuevas generaciones se forjen como él, rendimos también homenaje a los fundadores del Pe­riódico Granma y a todos aquellos que durante 50 años han hecho posible que nuestro Par­tido y nuestro pueblo cuenten con ese insustituible medio de información, enseñanza, ideología y cultura.

Nos sentimos legítimamente orgullosos de nuestro órgano oficial, por todo lo que ha contribuido a esclarecer la política del Par­tido, a movilizar a la militancia y al pueblo, a forjar el consenso y fortalecer la unidad, a defender, en fin, a la Revolución.

Los exhortamos a seguir avanzando en la aplicación de los cambios que necesita Gran­ma, para acercarlo cada vez más a lo que la gente espera y requiere de él, mejorar tanto el diseño como la profundidad de sus contenidos, su visibilidad en Internet y su alcance en las redes sociales. Cambiar lo que deba ser cambiado, manteniéndose fieles a sus raíces, Granma podemos decir a plenitud es necesario hoy y lo seguirá siendo en el futuro.

Queridos compañeros y compañeras:

El Partido ha estado al frente de las tareas más importantes y complejas de la Revolu­ción. Hoy inmerso en la actualización de nues­­tro mo­delo económico-social e implementación de los Lineamientos de la Política Eco­nómica y Social del Partido y la Revolución, aprobados en el Sexto Congreso y los Ob­je­tivos trazados en la Primera Conferencia Na­cional.

Ya estamos enfrascados en el proceso asambleario de los comités municipales del Partido, antesala del Séptimo Con­greso a ce­le­brarse en abril del año próximo.

El Partido Comunista de Cuba creció, se fortaleció y perdurará eternamente. El Par­tido Comunista de Cuba será siempre la co­lumna vertebral de la resistencia de la nación cubana.

¡VIVA EL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA!

¡VIVAN FIDEL Y RAÚL!

Muchas gracias

 

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