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Mundo, Medio Oriente :: 24/02/2015

Suben los precios del petróleo a pesar de la “conspiración Aramco”

Nazanín Armanian
La fiesta duró poco y los regímenes saudí y yanqui se han dado cuenta de que los perjuicios de la bajada son mayores que sus beneficios político-económicos

Por si aún alguien no lo sabe, Aramco, la compañía de petróleo de Arabia Saudita y la mayor del mundo, hasta hace bien poco, en 1988, se llamaba Arabian American Oil Co., siendo la propiedad común de la familia saudí y varias empresas de California y Texas. Por lo que no debe sorprender que el dúo Washington-Riad tuviera algo que ver con la brusca caída de los precios de crudo de los 115 dólares el barril (db) a los 45 entre junio y diciembre pasados, teniendo en cuenta que el mercado de petróleo no es “libre”: lo controla un cartel llamado OPEP y las grandes compañías petrolíferas occidentales. Es más, el combustible pringoso y maloliente es, ante todo, un arma que en este caso fue apuntada contra Rusia, Irán y Venezuela con el fin de conseguir cambios en sus políticas y una vía de hundimiento de sus economías, y de paso rescatar a un desfallecido petrodólar, uno de los pilares de la hegemonía mundial de EEUU

Sin embargo, la fiesta duró poco y los promotores de la “conspiración Aramco” se han dado cuenta de que los perjuicios de esta bajada son mayores que sus beneficios político-económicos. Por lo que el crudo a la venta para el mes de marzo ha notado una considerable mejoría en los tres mercados de Brent, de EEUU y de la OPEP, oscilando en torno a los 59 db.

Aquí van algunos motivos:

1. Los miembros de BRICS, salvo Rusia, han sido los principales agraciados por la compra de un petróleo barato:

a) China, el principal rival de EEUU y el segundo consumidor mundial de petróleo, ha batido su récord de importaciones de petróleo, a pesar de que su crecimiento económico fue el más flojo desde 1990 (pero que registró, en el tercer trimestre del 2014, un crecimiento del 7,2%). Empezó a comprar unos 6,2 millones de barriles por día (mbpd) y terminó en el mes de diciembre con 7,2 mbpd, inyectándolos a su Reserva Estratégica de Petróleo (almacenaje del mismo para afrontar las emergencias como la interrupción del suministro). Con estas compras, China no solo puso nervioso a EEUU, sino que contribuyó a empujar los precios al alza por otros dos factores: retirar buena parte del excedente de petróleo que nadaba en el mercado y generar incertidumbre sobre su siguiente paso en el mercado.

b) Benefició a Brasil, la principal potencia rival de EEUU en América –ahora que está decidido a recuperar su influencia en “su patio trasero”—, y a Sudáfrica, el principal competidor de Washington en África. Los BRICS han decidido ir abandonado el dólar en sus transacciones y han creado un banco con el fin de debilitar las instituciones financieras occidentales.

2. No conseguir cambiar la postura de Moscú en los casos de Ucrania, Crimea y Siria.

Pues, si los sectores belicistas occidentales asestaban el primer ataque a Rusia provocando un golpe de Estado en Ucrania, llevándose la sorpresa de la integración de Crimea en la Federación de Rusia, pensaron que una drástica bajada de los precios de petróleo –triturando el rublo y la economía rusa-, iba a provocar la rendición del Kremlin. Mala estrategia, ya que el golpe a la economía del país eslavo, así como la dramática guerra de Ucrania que ha dejado unos 6.000 muertos y millones de desplazados, han tenido un efecto negativo sobre los países europeos aliados de Washington, enfrentándolos a una amenaza de recesión: están perdiendo el mercado ruso y también las inversiones, tanto de los magnates rusos como de su Estado.

En España, por ejemplo, los millonarios rusos estaban comprando edificios enteros heredados de la era de la especulación inmobiliaria. Además, es incomprensible que no previesen un acercamiento entre Moscú-Beijing (sin precedente tras la muerte de Stalin) y Moscú-Teherán: los presidentes Vladimir Putin y Hasan Rohaní, que comparten el sufrimiento por las sanciones impuestas por EEUU y sus socios, así como por la “Conspiración Aramco”, han tenido cuatro encuentros en un año, otro hecho también sin precedente en la historia de los dos vecinos.

3. En cuanto a Irán, presionarle para conseguir más ventajas en las negociaciones nucleares en curso y restarle fuerzas en la región, y no lo han conseguido, pues:

a) Teherán no ha dejado de apoyar al Gobierno de Bashar al Assad (Siria representa la profundidad estratégica de Irán estando él en el poder), e incluso habla ya abiertamente de los generales iraníes que trabajan en el suelo sirio;

b) Ni ha aceptado el cierre total de su programa nuclear, y eso a pesar de que John Kerry haya lanzado un ultimátum a Teherán para firmar un acuerdo político global hasta finales de marzo, sino no reanudarían las negociaciones. Lo cierto es que la Administración Obama es muy consciente de la lucha por el poder en el seno de la República islámica entre los sectores militares –contrarios a un acuerdo con EEUU- y el gobierno del presidente Rohaní, que intenta por un lado levantar las sanciones que están ahogando la economía iraní y, por otro, evitar una confrontación bélica (intentó rebajar la tensión después de que el misil israelí matase a un general iraní en Siria, el pasado 20 de enero).

Si Obama pretende impedir un Irán nuclear, un petróleo con precios por el suelo aumentará la tensión social en un Irán monoproductor y fortalecerá la posición de los escépticos y de los sectores que buscan guerra (al igual que en EEUU y en Israel). Las medidas de Rohaní ante la maniobra de Aramco han sido animar la exportación de los productos no petrolíferos, invertir en el turismo, aumentar los impuestos, mantener los subsidios a los principales productos de consumo y las llamadas “llarané” (ayudas a las familias desfavorecidas), y una política exterior agresiva en la región con un ramo de olivo en la mano, que incluye sobre todo a los países árabes “enemigos” y miembros de la OPEP, como Kuwait o Qatar.

4. La pérdida de cientos de millones de dólares por parte de las grandes compañías petrolíferas occidentales, como las que operan en Irak, Libia, Nigeria, entre otros.

5. El déficit presupuestario generado por el desplome del precio del crudo ha creado dificultades para los jeques saudíes, al menos tres de estos escenarios:

a) En el interior del país: sus presupuestos fueron elaborados a base del barril de 72 dólares, y ahora se enfrentan a un aumento importante de los precios de productos básicos. Además tenían previsto, desde la represión de la primavera de 2011, realzar una serie de proyectos que iban a mejorar la vida de los ciudadanos, como la construcción de viviendas, crear puestos de trabajo o llevar agua y luz a millones de personas que viven en la pobreza absoluta, y que ahora están paralizados.

b) En Egipto: por la promesa dada en 2011 a los militares encabezados por el general Al Sisi de recibir 160.000 millones de dólares anuales si acababan con los Hermanos Musulmanes del presidente Mohammed Mursi, encarcelado tras el golpe de Estado. ¿Qué ocurrirá en Egipto, su gran aliado contra Irán, si no cumple?

c) En Irak y Siria: dificultad ante el pago de los sueldos y honorarios de miles de yihadistas del Estado Islámico y grupos parecidos, cuya misión es acabar con los gobiernos de Damasco y de Bagdad, ambos próximos a Teherán, y arrastrar a Irán a una guerra regional sectaria. Desde 2011 hasta hoy, ha invertido en el menester a dichos terrorista miles de millones de dólares, con un éxito a medias: ha destruido el Estado sirio; pero aún no ha podido levantar uno nuevo y afín.

6. En EEUU dos hechos sucedidos han contribuido al incremento de los precios del barril:

a) Los recortes en las inversiones de capital por parte de las multinacionales en la extracción de hidrocarburo de esquisto, como respuesta a la caída de los precios. Pues cada barril les está costando entre 70 y 80 dólares (frente a los 15-20 dólares en Oriente Próximo) y un petróleo por menos de este precio, obviamente, no les es rentable. Por lo que, en EEUU y Canadá unas 90 plataformas de exploración han cerrado. BP ha perdido miles de millones de dólares en todo el mundo y planea reducir sus actividades de exploración a la mitad y las inversiones hasta un 20%. Chevron está en situación parecida.

b) La huelga de unos 4.000 trabajadores de las compañías Royal Dutch Shell Oil y BP en nueve refinerías (que representan el 13% de la capacidad de refinación del país), y de siderúrgicos en Ohio, California, Kentucky, Texas y Washington, iniciada el 1 de febrero. Exigen un convenio colectivo para el sector, la reducción del número de los contratistas no sindicalizados y mejoras en las condiciones de seguridad y salud, en una huelga que es la primera de esta envergadura desde hace varias décadas.

7. El aumento de la tensión en Libia y la pérdida de 800.000 barriles en un incendio.

8. El peligro de inestabilidad social en países aliados de EEUU como Irak (incluido su Kurdistán) o Nigeria, por la bajada de los petro-precios.

El único y gran triunfo de EEUU-Arabia Saudí en esta historia y hasta este momento ha sido convertir la OPEP en el espectro de lo que fue entre 1960 y 1990, y no solo porque su cuota de mercado ha caído de 62% al 30% de hoy, sino porque Arabia, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos han hecho un frente contra los pesos pesados de la organización como Irán, Irak, Argelia, Venezuela y Ecuador.

Los precios del petróleo han tocado fondo. Es muy lógico que “naft” (su nombre en persa, y de donde proceden palabras como “naftalina”) no sólo recupere su precio –que hoy es más barato que una botella de buen vino— sino también su valor: es el resultado de millones de años del esfuerzo “no renovable” de la naturaleza.

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