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Europa, EE.UU., Europa :: 01/02/2016

Tres despachos sobre el autoplagio

Maciek Wisniewski
Cuestionan a Bauman o Zizek desde posiciones 'mainstream', pero evitan discutir sus ideas de justicia social, optando en cambio por desprestigiarlos

Zygmunt Bauman. ¡Culpable! Bauman es culpable de... no citar bien a Bauman, escriben con ironía B. Evans y H. A. Giroux, comentando el estudio de P. Walsh y D. Lehmann (en www.academia.edu), investigadores de la Universidad de Cambridge que acusan al eminente sociólogo polaco y profesor emérito de la Universidad de Leeds de autoplagio. Los acusadores –al examinar 29 de sus 47 libros escritos desde 1990– apuntan a unas 90 mil palabras recicladas sin indicar fuentes, lo que constituye un monstruoso engaño a editores y lectores y golpe a los fundamentos de la escolaridad (Times Higher Education, 20/8/15).

¿De veras es un pecado reutilizar partes de sus propios escritos? Más bien se trata de algo otro. Evans/Giroux: “es un vil ataque reaccionario e ideológico (disfrazado sólo de ‘discurso del método’ y ‘empirismo apolítico’) que parte de una ofensiva contra las voces disidentes/izquierdistas que hay que ver en contexto de ‘estandarización de academia’ puesta al servicio de reproducción del capital y sujeta a patrones de ‘productividad/novedad’” (Counterpunch, 27/8/15). J.P.E. Harper-Scott: “el pecado de Bauman es contra el capitalismo mismo que demanda cosas ‘nuevas’ que el consumidor pueda comprar con confianza” (Open Democracy, 25/8/15).

Para los lectores de Bauman –gran crítico del consumismo– nada de esto es nuevo. La repetición y el reciclaje desde que cambió su estrategia de escribir al jubilarse (1990), cambiando gruesos tomos por libritos/Büchleins, son característicos para todo su giro literario en que Marx y Weber encuentran a Calvino y Kundera, y en que su estilo se volvió más líquido (...como si obedeciera a este paradigma de nuestra modernidad, el término que él mismo acuñó). Sus principales motivos van y regresan –él mismo habló de su escribir como entrar al mismo cuarto por puertas diferentes–, una práctica que bien describió P. Beilharz, sociólogo y amigo del autor de Modernidad líquida, cuando hablamos para un ensayo sobre él: ...es como si tejiera una tela. De repente corta, nos deja en medio, luego vuelve a usar viejos fragmentos y sigue tejiendo (para evitar las acusaciones de autoplagio va la fuente de mi propia obra: Biweekly, 1/2011, http://goo.gl/xNfuj5).

Slavoj Zizek ...es otro autor conocido y acusado de reciclar: textos en libros, libros en textos, libros en libros (hasta chistes, anécdotas, etcétera). Si bien no se conocen casos de lectores o editores engañados por Bauman –seguramente no Evans, Giroux, el que escribe estas palabras o Polity, su editorial–, una vez The New York Times y algunos de sus lectores sí se sintieron engañados por Zizek cuando reutilizó en un texto (ISIS is a disgrace..., en: NYT/Opinionator, 4/9/14) parte de su libro (Violence: six sideways reflections, 2008) sin indicarlo.

Mientras Bauman optó por no comentar las acusaciones, Zizek (Newsweek, 9/10/14) sí lo hizo: ¡¿De qué tanta bulla?! Si agarro cosas de mis libros es porque allí ya las tengo bien formuladas... No robo nada a nadie (otras dos acusaciones contra él por plagio común resultaron falsas). Para él la repetición es incluso más central que para Bauman y funciona al menos en cuatro niveles: 1) como una estrategia literaria tan intrínseca que hasta para sus críticos “acusarlo de ‘autoplagiarse’ no tiene sentido” (New Statesman, 19/3/15) y de la cual sus dos últimos libros (Absolute recoil / Trouble in paradise, 2014) que comparten mismos pasajes son el mejor ejemplo; reseñándolos, Terry Eagleton llamó a Zizek simplemente “uno de los más grandes ‘autoplagiarios’ de nuestros tiempos”, e ironizó que sin duda leeremos algo de todo esto en sus libros por venir (The Guardian, 12/10/14); 2) una estrategia intelectual, de ir clarificando las ideas (aunque según algunos eso crea más confusión...); 3) una estrategia política (p.ej. repetir a Lenin), y 4) un modo de debate público (repetir incansablemente sus argumentos e ideas).

El neoliberalismo vs los intelectuales públicos. Evans y Giroux tienen razón: a) este tipo de ataques –aunque supuestamente neutrales y/o metodológicos– son fruto de la lucha política y parte del atraco neoliberal al mundo de la academia; b) revelan un importante cambio en la universidad de hoy, en que la lucha de ideas quedó sustituida por los ataques ad hominem (el asesinato del personaje): los autores del mencionado estudio cuestionando a Bauman desde las posiciones mainstream evitan discutir sus ideas de justicia social, optando en cambio por desprestigiarlo y minar su credibilidad como académico; c) la extraña acusación por autoplagio puede parecer sensata sólo en los tiempos como hoy, cuando el pensamiento se volvió una mercancía como cualquier otra (en este sentido, es sintomático que tanto Zizek como Bauman son fervientes críticos del Proceso de Bolonia, una contrarreforma universitaria en Europa que pretende rentabilizar la academia, véase: Biweekly...); d) finalmente, ambos casos confirman que los intelectuales públicos y las cosas que escriben o dicen (una y otra vez...) son vistas por los acólitos del sistema como una verdadera amenaza (algo que resuena también en ataques –por otros motivos– a C. West, uno de los principales intelectuales públicos y activistas estadunidenses, véase: H.A. Giroux, Counterpunch, 27/4/15).

Coda. Más que un problema en sí mismo, el curioso caso de autoplagio (sin dejar de ser un tema de debate ético, metodológico o literario...) es un simple red herring –arenque rojo (un modismo inglés)–, una maniobra para desviar la atención...

...del verdadero contenido de las obras de Bauman o Zizek y sus propuestas en cuanto a la relación entre la escolaridad y la acción social para desafiar el statu quo;

...del hecho que la academia mainstream –y el neoliberalismo mismo– está fundada en la repetividad y reciclamiento acrítico de ideas (la defensa de las bondades del mercado, el fin de la historia, etcétera);

...y del verdadero pecado que acecha la academia: el plagio común –copiar/robar partes de escritos ajenos– que se volvió casi una norma y de la impunidad de que gozan los plagiarios (en caso de México, véase: P. Salmerón, http://goo.gl/HGP0RV y http://goo.gl/xLfGoa).

@periodistapl

 

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