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Europa :: 28/02/2014

Ucrania: La locura de la intromisión imperial

Paul Craig Roberts
En 2004 Hungría se unió a la Unión Europea, esperando calles de oro. Cuatro años después se endeudó con el FMI y está más pobre que antes
El rock en vídeo del grupo húngaro Mouksa Underground resume el resultado en Hungría actual de haber caído en manos de la UE y del FMI. La canción trata de los resultados decepcionantes de caer en manos de la UE y del FMI, y en Hungría los resultados no son ciertamente alentadores. El título es “Desilusión con el cambio de sistema”.

El texto es el siguiente:
Desde hace unos veinte años Hemos estado esperando la buena vida Para el ciudadano común En lugar de riqueza tenemos pobreza Explotación ilimitada Esto es el gran cambio de sistema Esto es lo que esperabais No hay vivienda No hay alimento No hay trabajo Pero eso es lo que nos habían prometido que no pasaría Los de arriba Nos devoran Los pobres sufren todos los días. Esto es el gran cambio de sistema Esto es lo que esperabais ¿Cuándo habrá un cambio verdadero? ¿Cuándo habrá un mundo digno de vivir? Habrá la solución decisiva Cuando este sistema económico sea abandonado para siempre Esto es el gran cambio de sistema Esto es lo que esperabais
No hay ninguna solución que no sea revolución Si tal vez los estudiantes de Kiev hubieran escuchado al grupo de rock húngaro en lugar de a las ONG de Washington, comprenderían lo que significa ser saqueado por Occidente, y Ucrania no estaría en el caos y orientada hacia la destrucción. Como la secretaria de Estado adjunta Victoria Nuland dejó en claro en su discurso de diciembre pasado y en la grabación filtrada de su conversación con el embajador de EEUU en Kiev, EEUU gastó 5.000 millones de dólares de dólares del contribuyente preparando un golpe en Ucrania que derribó al gobierno democrático elegido. El que se trató de un golpe es subrayado también por las obvias mentiras públicas que Obama ha expresado sobre la situación, culpando, por supuesto, al gobierno derrocado, y por la tergiversación de los eventos en Ucrania por los medios prostituidos de la prensa de EEUU y Europa. El único motivo para distorsionar los eventos es apoyar el golpe y encubrir la mano de Washington. No cabe ninguna duda de que el golpe es una acción estratégica de Washington para debilitar Rusia. Washington trató de capturar Ucrania en 2004 con la “Revolución Naranja” que financió, pero fracasó. Ucrania formó parte de Rusia durante 200 años antes de recibir la independencia en los años noventa. Las provincias orientales y meridionales de Ucrania son áreas rusas que fueron agregadas a Ucrania en los años cincuenta por la dirigencia soviética a fin de diluir la influencia de los elementos nazis en Ucrania occidental que habían combatido por Adolf Hitler contra la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. La pérdida de Ucrania a manos de la UE y la OTAN significaría la pérdida de la base naval rusa en el Mar Negro y la pérdida de muchas industrias militares. Si Rusia aceptara una derrota estratégica semejante, significaría que Rusia se habría sometido a la hegemonía de Washington. Sea cual sea el camino que emprenda el gobierno ruso, la población rusa de Ucrania oriental y meridional no aceptará la opresión por ultranacionalistas y neonazis ucranianos. La hostilidad que ya se ha mostrado hacia la población rusa puede ser vista en la destrucción por ucranianos del monumento a las tropas rusas que expulsaron las divisiones de Hitler de Ucrania en la Segunda Guerra Mundial y la destrucción del monumento al general ruso Kutuzov, cuyas tácticas destruyeron el Gran Ejército de Napoleón y llevaron a la caída de Napoleón. La cuestión del momento es si Washington cometió un error de cálculo y perdió el control del golpe a manos de los elementos neonazis que parecen haber arrebatado el control a los moderados en Kiev pagados por Washington, o si los neoconservadores en Washington habían estado trabajando con los neonazis durante años. Max Blumenthal dice esto último. Los moderados ciertamente han perdido el control. No pueden proteger monumentos públicos, y se ven obligados a adelantarse a los neonazis legislando el programa neonazi. El parlamento ucraniano cautivo ha introducido medidas para prohibir todo uso oficial del lenguaje ruso. Esto, por supuesto, es inaceptable en las provincias rusas. Como señalé en un artículo anterior, el propio parlamento ucraniano es responsable por la destrucción de la democracia en Ucrania. Sus acciones inconstitucionales y antidemocráticas han allanado el camino para los neonazis que ahora tienen el precedente de tratar a los moderados de la misma manera cómo los moderados trataron al gobierno elegido y ocultar su ilegalidad con acusaciones de crímenes y mandatos de arresto. Actualmente el ilegalmente depuesto presidente Yanukovych está en fuga. ¿Estará mañana en fuga el actual presidente, Oleksander Turchinov, puesto en su cargo por los moderados, no por el pueblo? Si una elección democrática no aseguró la legitimidad del presidente Yanukovych, ¿cómo asegurará la legitimidad de Turchinov un retazo de parlamento? Qué puede responder Turchinov si los neonazis le plantean la pregunta de Lenin a Kerensky: “¿Quién te eligió?” Si Washington ha perdido el control del golpe y es incapaz de restaurar el control a los moderados que ha alineado con la UE y la OTAN, una guerra parecería inevitable. No cabe duda que las provincias rusas buscarían y obtendrían la protección de Rusia. No se sabe si Rusia iría más lejos y derrocaría a los neonazis en Ucrania occidental. Si Washington, que parece haber posicionado fuerzas militares en la región, suministraría fuerza militar a los moderados para derrotar a los neonazis también está por ver, así como la reacción de Rusia. En un artículo anterior describí la situación como “Sonámbulos de Nuevo”, una analogía con el resultado de los errores de cálculo en la Primera Guerra Mundial. Todo el mundo debería estar alarmado ante la imprudente e irresponsable intromisión de Washington en Ucrania. Al crear una amenaza estratégica directa para Rusia, el demente hegémono en Washington ha urdido un enfrentamiento de Grandes Potencias y creado un riesgo de destrucción del mundo. CounterPunch. Traducido para Rebelión por Germán Leyens. Revisado por La Haine
 

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