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Venezuela :: 09/01/2015

Vital, contradictoria, abierta

Diego Castro
Hay múltiples sellos distintivos del proceso bolivariano estos años. El que más me llamó la atención: la capacidad de ir a la ofensiva frente a cada crisis, a cada ataque

Para los que habitamos el siglo XXI pocas son las oportunidades de vivir la efervescencia de un pueblo revolucionándose. La experiencia explota en sentimientos y razones, uno va y viene con el pecho abierto y la cabeza en ebullición. Fuera de todo manual el bravo pueblo hace su camino.

Hay múltiples sellos distintivos del proceso de estos años, solo destacaré algunos. El que más me llamó la atención: la capacidad de ir a la ofensiva frente a cada crisis, frente a cada ataque, lejos de la conciliación, práctica sistemática de la política profesional.

Por otra parte la existencia de un estado viejo, que a la vez que actúa por arriba, en representación, en ausencia del representado impulsa a un estado nuevo, comunal, por abajo. Poder instituido y poder instituyente, en este movimiento contradictorio se hacen lugar los defensores del viejo estado, el que garantizando mejoras a la población no está dispuesto a ceder el rol de dominador, la relación con el pueblo tendencialmente se presenta de manera asistencialista. A la vez que, incluso sus principales dirigentes, el propio Maduro, recurren en sus apariciones públicas a la idea de un estado viejo, burgués, en autodestrucción. Para ir dando lugar al nuevo, al comunal.

Este es el espacio de la autodeterminación. Es aquí donde la revolución experimenta su potencia, donde el pueblo sabe que sabe de gobernarse. La multiplicación de referencias y liderazgos; la politización de los y las más jóvenes; la fractura de la relación entre dirigentes y dirigidos; la articulación de lo diferente, campesinos, trabajadores, pobladores, son sus rasgos particulares de vitalidad, no ausentes de contradicción, todas las imaginables y las imposibles de imaginar también. En ese abajo, como en casi todo nuestro continente, la voz del pueblo es femenina, las mujeres son el sostén organizativo de muchas de las comunas. En el corazón de esta tensión se juega parte importante del camino, en el medio todo los debates abiertos para los caminantes.
Revolucionarios de escalera mecánica abstenerse, no hay linealidad ascendente.

Otra de las particularidades es la referencia omnipresente a Chávez. La síntesis explicativa podría formularse de esta manera: Venezuela post Chávez, es igual a más Chávez. Quien recorre el trayecto de estos años no puede sino reconocer el liderazgo y la capacidad de Chávez de hacerse pueblo. Casi todo se explica y se fundamenta a partir de él, los proyectos futuros a partir de lo que dijo en “alo presidente” número 255 o similar, así también las orientaciones generales y el socialismo del siglo XXI.

Para nuestra izquierda que le huye pavorosamente a las vanguardias y las edificaciones personalistas es algo difícil de digerir, pero así es el proceso venezolano, no cabe en ninguna definición previa, parecen estar todas allí, jugándose en este preciso instante. Por arriba y por abajo, en el estado burgués y en el comunal, en la dominación y en la potencialidad de emanciparse, todo es multidimensional, y por ello alguna de sus dimensiones no dejan de ser preocupantes, desdeñables y otras simplemente bellas, a compartir, a proyectar. Así como tantas otras cosas, la referencia centralísima al líder, al “comandante supremo” al decir de todos y todas, es a la vez potencia y límite.

Todo en medio de guerra económica y disminución del precio del petroleo, ambos instrumentos empuñados fuera y dentro del país por intereses comunes. La idea instalada de escases (nobleza obliga, cosa no constatable) hace que la compra de artículos básicos se realice en cantidades irracionales. El contrabando hacia Colombia, en volúmenes muy importantes, la existencia de una estructura productiva poco diversificada y la fuerte dependencia a las importaciones de los productos básicos hacen de la economía venezolana una ecuación difícil de mantener sin la renta del petroleo, más aún con su precio a la baja. Por todo lo dicho los desafíos de la economía venezolana no son menores y la forma que adquiera la respuesta del gobierno a este problema, menos aún.

No son estas las primeras, ni serán las últimas dificultades que enfrentará la Venezuela de los hijos de Chávez, en su actitud de ir a la ofensiva se encuentran las principales reservas de un proceso que cuenta con pocos amigos poderosos y muchos enemigos imperiales.

En fin, la invitación es a acercase, hay que verlo y vivirlo en sus contradicciones, alejarse del pintoresquismo caribeño, en su cotidianidad estalla el manual canónico revolucionario, se inventa, se erra y se vuelve a inventar, reescribiendo a su maestro Simón Rodríguez. Es una revolución que necesita de muchas para revolucionarse (¿cuál no?), día a día, minuto a minuto, en cada rincón, y en eso están, estamos.

“No nos llamemos a engaño: la formación socioeconómica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista (…) Para avanzar hacia el socialismo, necesitamos de un poder popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación en la sociedad venezolana, capaz de configurar una nueva sociedad desde la vida cotidiana (…) Esto pasa por pulverizar completamente la forma de Estado burguesa que heredamos, la que aún se reproduce a través de sus viejas y nefastas prácticas y darle continuidad a la invención de nuevas formas de gestión política” .
(Hugo Chávez Frías, Plan de la Patria 2013 – 2019 en diario “Cambio”, setiembre 2014. Argentina)

Zur, pueblo de voces / Contrahegemoníaweb

 

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