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Por eso cantaron los jóvenes de Haika en sus celdas
Anjel Epelde - En nombre de los familiares de los 17 presos y presas de Haika

A los jóvenes de Haika no los «pilló la policia en su guarida» como culminación de ninguna habilísima investigación. Fueron víctimas de una actuación represiva pronosticada e instigada desde la prensa, y en la que lo político, lo policial, lo judicial y lo mediático forman un todo indisoluble. Fueron secuestrados de madrugada por orden del juez Garzón cuando dormían en sus domicilios de siempre. Aun conscientes de que, por pura probabilidad estadística y por obscenas necesidades de la campaña electoral, tenían muchos boletos para ser los siguientes de la ya larga cadena de correrías contra la izquierda abertzale, no cambiaron ni uno solo de sus hábitos. Y ello por una razón muy sencilla. Porque su responsabilidad era precisamente demostrar que, desde una perspectiva de Estado de Derecho, no tenían nada «ilegal» que ocultar y que su previsto encarcelamiento sólo se puede explicar desde el pavor que al Estado le produce la fuerza organizativa, la impresionante capacidad constructiva y transformadora, la enorme ilusión generada entre la juventud por la organización juvenil independentista y revolucionaria vasca Haika, desde su presentación oficial hace menos de un año, en Kanbo.

Por mucho que se intente ligar a Haika con oscuridad y tinieblas, Haika es luz, calor, vida, futuro, esperanza, generosidad, solidaridad. Diga la prensa lo que diga, Haika ha mostrado ya que su capacidad de convocatoria y de trabajo son únicas en Europa y en Occidente.

Haika es luz y vida, porque es juventud comprometida y creativa. Ahí están los datos. Durante la pasada Semana Santa, Haika aglutinó en Kanbo a 21.000 jóvenes para participar en su nacimiento. En el proceso Amaiur de su constitución, desde Tudela hasta Baiona, públicamente y a la luz del día, en infinidad de barrios y pueblos, han tomado parte 4.000 jóvenes, muchos de los cuales no habían pertenecido ni a Jarrai ni a Gazteriak, y se aproximaban por primera vez a una organización juvenil abierta que les ofrecía posibilidades reales de ir elaborando propuestas viables sobre acuciantes problemas juveniles como la vivienda o el trabajo, de conquistar el protagonismo social que les pertenece, de desarrollar nuevos modos de práctica política que, frente a los paralizantes individualismo y consumismo dominantes, les permitan tomar las riendas de su destino y luchar por una globalización solidaria, frente a la mundialización neofascista de mercado.

Haika es luz y vida porque es juventud solidaria, rebelde y constructiva. En sus 11 meses de existencia, los jóvenes de Haika no han parado de crear, de idear, de construir. Han elaborado un profundo informe sobre el tráfico y consumo de drogas en Euskal Herria que se quiere debatir en todos los barrios y pueblos y que constituye el único intento serio de abordar el tema; han creado una revista que aborda todo aquello que interesa o debería interesar a cualquier joven; han potenciado las luchas por el euskara y el curriculum vasco; han trabajado contra el trabajo precario y a favor de unas condiciones de vida dignas; han desarrollado cursos formativos con la idea básica de generar pensamiento crítico y abierto, que es la única forma de pensamiento posible; han combatido la globalización neoliberal y luchado por el derecho de Euskal Herria a existir, que nos niegan quienes tanto se emocionan ante la lucha de los zapatistas o los albano-kosovares... han demostrado una capacidad creativa, participativa y combativa que bien harían en recuperar esos supuestos luchadores antifranquistas oxidados.

Repitan lo que repitan esos siervos del poder que son los medios y los jueces, declaren lo que declaren Anasagasti o Josu Jon Imaz para justificar su sometimiento a Madrid, la realidad es la que es: Haika no es el apéndice juvenil de ETA ni el cachorro de nadie. Haika es una nueva y potente organización juvenil vasca, que ha mostrado ya sobradamente su independencia pero que, porque ama y respeta la vida desde el único sitio que se la puede realmente amar y respetar, desde la ética y la práctica revolucionarias, es perseguida, demonizada, encarcelada, ilegalizada.

El juez Garzón, que le hace el trabajo sucio al Gobierno, tiene, qué duda cabe, poder para destrozar vidas abertzales. Sin embargo, los detenidos que pasan por sus manos, torturados física y/o psicológicamente pero enteros en sus convicciones, dicen de él que siempre rehuye la mirada. Al parecer, no soporta ver reflejadas su miseria, su bajeza y su cobardía en los ojos transparentes y valientes de quienes va a encarcelar. En esta ocasión tampoco ha tenido arrestos para mirar de frente a nuestras hijas e hijos, a esos 17 jóvenes de Haika que ha secuestrado y encarcelado, porque son 17 jóvenes éticamente bellos, representantes fieles de una juventud vasca ejemplar, solidaria, generosa, internacionalista y comprometida con la sociedad y el futuro de su pueblo. Son 17 jóvenes que aman la vida más que nadie. Por eso cantaban en sus celdas y sonreían al pasar ante el juez. Porque su encarcelamiento injusto les permitía comprender con total claridad lo justo de su compromiso y lo acertado del camino emprendido el día en que, junto a otros muchos jóvenes abertzales, ayudaron a parir Haika.

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