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Ecuador, Bolivia y Argentina: Lucha de masas y autoorganización (II)

Ecuador: El levantamiento de enero del 2000 y los Parlamentos populares

Desde principios de 1997, cuando una masiva rebelión obrera, campesina y popular derribó a Bucaram, el país ha atravesado un proceso revolucionario plagado de convulsiones económicas, políticas y sociales. El año 2.000se inició con una agudización de la crisis. En medio de grandes brechas en las alturas, el gobierno de Mahuad agonizaba. En estas condiciones se produjo una nueva irrupción del movimiento campesino e indígena ecuatoriano, que ha venido protagonizando a lo largo de la década un amplio proceso de organización y movilización, incluyendo a cuatro grandes levantamientos nacionales. Al calor de este proceso se ha fortalecido la CONAIE (Confederación de Nacionalidades indígenas del Ecuador), sobre la base de organizaciones troncales como Ecuarrunari y la FENOC11. El movimiento combina la resistencia a los planes proimperialistas de los sucesivos gobiernos con la lucha por la tierra y por la autodeterminación.

El 21 de enero

Este levantamiento señaló un hito en la lucha política de masas, como una gran acción protagonizada esencialmente por el movimiento campesino e indígena, que planteó abiertamente el problema del poder político cuestionando al gobierno de Mahuad y orientándose hacia una salida política por fuera de las instituciones normales de la democracia para ricos. Esto, aunque la dirección de la CONAIE impuso una política de apoyo a los militares sublevados y un programa tibiamente reformista. La rebelión avanzó con bloqueos y varios miles de campesinos e indígenas convergiendo hacia Quito a pesar del despliegue represivo, donde tomaron el Congreso y otros edificios públicos. Allí se combinó con la sublevación de un ala de la oficialidad media para dar por tierra con el gobierno e imponer fugazmente una Junta de Salvación Nacional integrada por el Cnel. Lucio Gutiérrez, Antonio Vargas, líder campesino, y un ex juez. Entre tanto, entraban en huelga los trabajadores del estratégico sector petrolero y de la electricidad. El levantamiento reclamaba la disolución del Congreso, la depuración de la justicia y un programa económico no neoliberal: una economía mixta de mercado solidario. En lo político proponía la implantación de una Junta de Gobierno, un Consejo de Estado y el Parlamento de los Pueblos, para arribar a un Estado Plurinacional y Multiétnico12. Es decir, un plan de reformas fundamentalmente políticas que no planteaba la ruptura con la gran propiedad capitalista de la tierra y las empresas. El levantamiento fue concebido por la dirección de la CONAIE y Pachacutic13 como una gran movilización pacífica y con escasa participación obrera y urbana y estaba subordinado a la conspiración militar. Al no tener un programa de unidad con el movimiento obrero e independiente de los militares y la izquierda burguesa, el movimiento quedaba sin ninguna perspectiva propia. El fracaso del Cnel. Gutiérrez en ganar el apoyo del conjunto de las FF.AA., desarticuló el intento y el gobierno quedó en manos de Noboa (el vicepresidente) en reemplazo de Mahuad, con lo que la burguesía retomó la iniciativa política y el control de la situación. De esta forma el levantamiento terminó en una dura derrota política para las masas.14

La responsabilidad política recae en la dirección de CONAIE y Pachacutic. Es una responsabilidad compartida con el bloque maoísta-stalinista, que mantuvo una política divisionista, negándose a coordinar las fuerzas del campo y la ciudad donde influye en el movimiento sindical y estudiantil-, mientras cortejaba a los mismos sectores del personal político de la burguesía: militares, curas y jueces-, y apoyaron a la Junta en nombre de un gobierno de soberanía y unidad nacional15 Tras el fracaso de su proyecto frente populista, la CONAIE se orientó a la negociación con Noboa y se reconcilió con la democracia: Pachacutic es parte hoy de los gobiernos municipales en muchas provincias. A pesar de la impresión que causaron los acontecimientos a nivel internacional y en particular en la izquierda, que se impactó con los discursos iniciales de Antonio Vargas, su programa era limitadamente reformista y como reconocía un dirigente pocos entienden que el indígena es un movimiento que, a partir de un discurso que puede parecer radical, fuerza lo posible16 La base campesina estuvo muchas veces más a la izquierda que los dirigentes, como se reflejaría después en las tensiones y críticas internas a Antonio Vargas. La derrota del 21 no significó sin embargo una estabilización duradera del Ecuador, a pesar de la imposición del programa de dolarización. Diversas movilizaciones de trabajadores y campesinos se han sucedido desde entonces y en los primeros días de febrero de este año un nuevo levantamiento(que culminó con el paro nacional del 7 de febrero y una enésima negociación con el gobierno) se demostró la recuperación de las masas ecuatorianas, a pesar de la política conciliadora de los dirigentes indigenistas, socialdemócratas y mao-stalinistas.

Los Parlamentos populares

En los días previos al levantamiento del 21 se fue estructurando el Parlamento Nacional de los Pueblos del Ecuador, constituido con la participación de 21 Parlamentos Provinciales, innumerables Parlamentos Comunales, Cantonales y Barriales que se arrogaba haber asumido directamente el ejercicio de la soberanía nacional y llamaba a la disolución de los poderes del estado17. El llamado a constituirlos partió de Antonio Vargas y la dirección de Pachacutic, reiterando una mecánica típica: direcciones burocráticas y reformistas se ven obligadas por el conjunto de las circunstancias políticas a buscar un punto de apoyo más firme entre las masas, y éstas, a su vez, se vieron empujadas a la acción. 18 Al impulsar los parlamentos trataban de encontrar un punto de apoyo en la movilización de masas para el proyecto de frente popular con el Cnel Gutiérrez y sus oficiales, así como una palestra para apuntalar la colaboración con los representantes de izquierda de la clase dominante. En efecto: Previo a la instalación del Parlamento Nacional, la CONAIE, los sindicatos, organizaciones de profesionales y no gubernamentales, empresarios y religiosos establecieron en diversas provincias parlamentos populares como autoridades alternativas. En la serrana provincia de Azuay, 500 kms. al sur de Quito, el parlamento popular presidido por el arzobispo de la ciudad de Cuenca, Luis Alberto Luna Tobar, se instaló el domingo con la participación de más de 50 delegaciones.

Esos parlamentos, que discuten los problemas regionales, elaboraron propuestas para presentar a un parlamento nacional, que se instalará este martes en Quito.19 La base de los Parlamentos estaba en las organizaciones campesina se indígenas, pero la mayoría de los sindicatos y organizaciones estudiantiles no participaron; ante todo, por la política divisionista de los maoístas que, empeñados en su disputa de aparato con pachacutec, habían intentado crear su propio Congreso del Pueblo sin éxito.20 Los Parlamentos comenzaban a constituirse en centralizadores de la movilización social en varias provincias (eran mucho más débiles en Quito y Guayaquil). Algunos análisis insistieron en la situación de doble poder que imperó en Ecuador durante unos días, y en que aún después del 21, los poderes populares locales son todavía una escuela política, pero son también ya centros de organización en torno de los indios de otros sectores oprimidos o explotados21 Para el análisis impresionista del PSTU y la LIT, se trataba de una revolución clásica, equiparando a los Parlamentos con soviets22. Pero los Parlamentos populares, frentes únicos de las organizaciones existentes nacidos de un acuerdo de los dirigentes oficiales, no maduraron como expresión de las aspiraciones de las bases a la democracia directa y a la unidad para lucha. Por ello no alcanzaron a convertirse en una autoridad reconocida por el conjunto de los trabajadores y campesinos. Decía Trotsky, la tarea del Soviet no consistía en transformarse en una parodia de parlamento ni en organizar la igual representación de los intereses de los distintos grupos sociales, sino en dotar de unidad a la lucha revolucionaria del proletariado23 y (agregamos nosotros), de las masas campesinas y populares. Debido a la nefasta política de las direcciones, que los convirtió en escenario de sus intrigas y maniobras, los Parlamentos se fueron reduciendo a una parodia. De espaldas a la necesidad de unir a las masas de la ciudad y del campo en la resistencia contra la ofensiva de Noboa, se fueron diluyendo y no volvieron a jugar un papel relevante.

Los Parlamentos no cayeron del cielo ni fueron un invento de los dirigentes. Se apoyan en diversos antecedentes en el rico y convulsivo proceso ecuatoriano. En los días de febrero del 97, en el curso del gran levantamiento contra Bucaram, en varias provincias se reunieron Asambleas del pueblo que centralizaron la movilización social, y en algunos casos destituyeron a gobernadores y otros funcionarios bucaramistas, nombrando nuevas autoridades provisionales. En algunas empresas del Estado los trabajadores habían expulsado a directivos y nombrado intervenciones sindicales. Se expresaban así las tendencias a la democracia directa y al surgimiento de un poder dual embrionario, inmaduro. Estas tendencias resurgieron en las distintas rebeliones de masas durante estos años. Los Parlamentos del 21 de enero representaron el punto más alto. En las movilizaciones de este verano (2.001), en Cotopaxi una asamblea popular desconoció a las autoridades y proclamó gobernador al presidente de la federación universitaria local.

En otra provincia, se ocuparon los medios de comunicación para ponerlos al servicio del levantamiento. Esta tradición de democracia popular de antigua raigambre andina tiene una vertiente en los cabildos abiertos de pueblos y ciudades, y otra en la democracia comunaria campesina. Y es alimentada por la creciente experiencia con los mecanismos de engaño de la democracia formal burguesa. La clase que puede tomar en sus manos y llevar hasta el final las aspiraciones de las masas pobres a ejercer su propia democracia en la acción, es el movimiento obrero ecuatoriano. El proletariado tiene una tradición de lucha muy rica como las insurrecciones de Guayaquil en 1922, la Gloriosa Revolución de 1944 o el gran ascensode los 80-. Sin embargo, siempre se ha visto disuelto políticamente en el populismo ecuatoriano, del cual las direcciones obreras han sido siempre correas de transmisión. La clase obrera necesita unificar sus filas y levantar un programa propio. La dispersión sindical y la precarización pueden superarse por el camino de la autoorganización y la democracia directa. En los próximos combates de las masas ecuatorianas estará planteada profundizar la experiencia de los parlamentos, con organismos superiores de frente único, donde se imponga una representación genuina de las masas en lucha, se liberen de la influencia de los notables pequeñoburgueses y burgueses (curas, militares, intelectuales de las ONG), y comience a pesar la centralidad social y política de la clase obrera, acaudillando a los pobres de la ciudad y el campo.

Bolivia: Abril, septiembre y la Coordinadora por el agua y la vida

El año pasado, Bolivia se constituyó en el país de mayores enfrentamientos de la lucha de clases, marcando un salto en la recuperación de las masas bolivianas y revirtiendo a favor de las mismas la relación estratégica de fuerzas luego de 15 años de durísima ofensiva neoliberal. El gran factor en este escenario ha sido la irrupción en gran escala del movimiento campesino e indígena. Durante la última década los colonizadores del Chapare, pequeños productores de coca, jugaron un gran papel resistiendo los planes imperialistas de erradicación. Pero el hecho nuevo es la poderosa reemergencia del movimiento en el Altiplano y en los valles, protagonizando el mayor bloqueo desde 1979. La Coordinadora de Cochabamba se constituyó en un hito de autoorganización y de alianza entre el campo y la ciudad. En abril como en septiembre, el enfrentamiento alcanzó ribetes de guerra civil y elementos de autodefensa de masas. Al cierre de esta edición, Bolivia parece dirigirse a un nuevo enfrentamiento de alcance nacional con el gobierno de Banzer. El examen de estos grandes combates y sus lecciones son, pues de una extraordinaria actualidad.

Abril

Desde inicios del 2.000 se iba gestando la movilización en la ciudad y en el campo de Cochabamaba, contra la privatización de los servicios de agua regionales a favor de Aguas del Tunari. A principios de abril eclosiona el proceso de movilización en la ciudad y en todo el departamento, centralizado por la Coordinadora por el Agua y la Vida. La declaración del estado de Sitio por el gobierno de Banzer provocó una verdadera rebelión popular, se generalizan los bloqueos en el campo y los enfrentamientos con las fuerzas represivas en las calles de la ciudad. Entre tanto, el GES (Grupo Especial de Seguridad de la policía), se autoacuartelaba en La Paz en demanda de mejoras salariales, abriendo una grave grieta en las fuerzas represivas.

La lucha en Cochabamba se convirtió en una semiinsurrección popular, con barricadas en las calles y durísimos enfrentamientos, lo que obligó al Ejército y la policía a retirarse y dejar la ciudad en manos de las masas durante varios días. La fuerza decisiva de la espontaneidad liberada de las masas se demostró en los momentos culminantes, como reconoce Oscar Olivera, dirigente de los fabriles y principal vocero de la Coordinadora: El jueves senos comunicó que iba a haber la primera reunión (para abrir un diálogo con las autoridades) La gente cercó la prefectura y todas las autoridades quedaron retenidas dentro. Ahí nos dimos cuenta de que el problema era bastante grave porque nosotros perdimos el control sobre la gente. Esa misma noche(...) nos detuvieron a todos los de la Coordinadora (...) A las tres de la madrugada vinieron a decirnos que el gobierno se había equivocado y que nos consideráramos libres. Ese hecho motivó a la gente a salir adelante. El viernes la gente se vino en masa y decidió quedarse en la plaza hasta que el asunto se defina. (...) Empezó la reunión, cuando nos comunicaron que estaban llegando refuerzos militares de La Paz y Santa Cruz. Debía haber unas 50.000 personas y todos se dispersaron para preparar la batalla.24 Compañeros de la LORCI, testigos de estas jornadas, escribían: No pudiendo contener toda esa energía, y cuando ya ni los gases ni los balines eran suficientes, las balas de guerra reemplazarían a éstas, provocando un muerto y más de 30 heridos. La ira de la población ante tal masacreno tuvo límites y quemó aquellos edificios que los representaba: la escuela de Suboficiales, el Grupo Especial de Seguridad (GES), sus motocicletas, sí como el edificio de la ex CORDECO (Corporación de Desarrollo de Cochabamba). Luego de 10 horas de combates y producto del amotinamiento del GES en La Paz, la policía se encontraba moral y físicamente derrotada25 Las masas consagraron su triunfo tomando la plaza central de la ciudad, espacio simbólico del poder, en torno a la cual se batalló en los días anteriores.

Allí se reunieron masivos cabildos abiertos de decenas de miles de personas, ante los cuales se manifestaba la Coordinadora y se discutían las grandes decisiones. Entre tanto, se extienden los bloqueos campesinos en varias zonas del país, sobre todo en el Altiplano norte paceño, como en Achacachi. Allí, los campesinos indignados por la brutal represión militar matan a golpes a un capitán del Ejército. En varias ciudades, como en Oruro, Sucre y Potosí se dieron importantes movilizaciones populares con diversos reclamos populares y en La Paz los estudiantes chocan con la policía. Finalmente, después del 12 de abril, Banzer, debilitado y en medio de una enorme crisis en el régimen, debió retroceder en la privatización del agua y levantar el Estado de Sitio. La lucha no alcanzó a nacionalizarse, ante todo por la política de las direcciones, en particular la COB que hicieron todo lo posible por limitar el conflicto. Sin embargo, Bolivia ya no sería la misma: la rebelión de Cochabamba abrió una nueva situación, con las masas a la ofensiva, el gobierno y el régimen duramente deteriorados, y una extraordinaria experiencia de lucha y organización conquistada, mientras cundían la alarma y la desazón entre la clase dominante y sus políticos.

La Coordinadora por el Agua y la Vida

Esta fue la gran conquista político organizativa de las masas cochabambinas que permitió centralizar en la acción, democráticamente, a todos los sectores de las masas en lucha, sellando una alianza entre la ciudad y el campo. La Coordinadora era un organismo amplio de frente único que reunía a un amplio espectro de organizaciones obreras, campesinas: los comités de regantes campesinos que dependen del agua de riego-, los sindicatos ante todo la federación de fabriles, así como el magisterio; juntas vecinales, ONGs, partidos políticos, etc. La COD (Central Obrera Departamental) se vio sobrepasada y debió integrarse a la Coordinadora, mientras el Comité Cívico ente de las fuerzas vivas controlado por la burguesía regional- se eclipsaba. Al calor de la rebelión de las masas la Coordinadora expresó las tendencias a la autoorganización y a la democracia directa, a pesar de la política negociadora de la mayoría de los dirigentes. Este papel progresivo se apoyaba en las masivas asambleas populares que llenaban la Plaza 14 de Septiembre, y en el momento más álgido de la lucha, cuando en torno al centro urbano surgieron las barricadas, éstas se constituyeron como un embrión fugaz de autodefensa de masas, donde los jóvenes guerreros del agua se batían con las fuerzas de seguridad apoyándose en el respaldo multitudinario de la población.

Luego del triunfo, la Coordinadora se mantuvo organizada, aunque se institucionalizó y quedó bajo control de las direcciones oficiales. Volvió a actuar en septiembre, aunque esta vez la alianzade clases urbanas y rurales que le dio la preponderancia en abril, no se reeditaría, ya que la ciudad estuvo casi ausente. Y hoy puede jugar un rol importante en las nuevas movilizaciones. La Coordinadora es el ejemplo más alto de las tendencias a la autodeterminación y la democracia directa, así como un doble poder en abril, en el pico de la movilización. Apunta en esta dirección G. Linera al escribir: La Coordinadora pudo derogar y cercar al estado por más de una semana, no sólo porque obligó a sus tropas a encerrarse en los cuarteles y a pedir permiso para recibir sus alimentos. El Estado comenzó a disolverse porque la multitud desplegó formas de participación política asambleística que devolvían al ciudadano el control y la responsabilidad directa de sus asuntos (...)26 Fue la negativa de la mayoría de las direcciones a dar algún paso en el sentido de nacionalizar la lucha y la falta de centralidad política del proletariado a nivel nacional lo que impidió que sobre el ejemplo de la Coordinadora cochabambina surgiera un Comité de Huelga o una Coordinadora nacional que sellara la alianza obrera, campesina y popular.

Septiembre

Un segundo y amplio embate del movimiento campesino e indígena estremeció a Bolivia en este mes, reafirmando y ampliando la relación de fuerzas impuesta con la semiinsurrección cochabambina. Esta vez, las ciudades, salvo la huelga del magisterio por salarios y otra reivindicaciones, tuvieron poca repercusión y no se reeditó la unidad entre el campo y la ciudad que se había logrado en Cochabamba en torno al reclamo del agua y la Coordinadora. Sin embargo, el levantamiento campesino tuvo alcance nacional, basándose en los núcleos fundamentales del movimiento campesino e indígena: Achacachiy el Altiplano norte paceño, semillero histórico de las sublevaciones agrarias aimaraes, el valle cochabambino, el Chapare de los cocaleros. El movimiento campesino reclamaba la reforma de la Ley INRA (de reforma agraria) y otras demandas, y en el Chapare, la defensa de los cultivos de coca y que no se construyeran tres nuevos cuarteles financiados por los yanquis. Los campesinos -dirigidos por la CSUTCB, liderada por el Mallku Quispe, aymará e indianista-, cortaron con cientos de bloqueos masivos las rutas más importantes del país y aislando a las principales ciudades, como Santa Cruz, Cochabamba y La Paz-, paralizando el tránsito de mercancías y personas y amenazando con el desabastecimiento a las ciudades. La bárbara represión desatada por el gobierno, con más de 10 muertos y numerosos heridos a bala, así como muchos detenidos, no logró quebrar el movimiento y más bien provocó una radicalización del enfrentamiento. Estaba en disputa no sólo el derecho al tránsito, sino el control del territorio. La rebelión campesina cuestionó abiertamente la autoridad estatal y el orden vigente, en un episodio de guerra civil territorial que incluyó formas organizadas y generalizadas de autodefensa de masas. Las tácticas militares campesinas tornaban inefectivo el despliegue militar de tanques y tropas a menos que los mandos se arriesgaran a una masacre generalizada de efectos impredecibles-.

La organización de los distintos aspectos de la lucha recayó sobre las asambleas de comunidad y los sindicatos de base, mostrando la efectividad y capacidad organizativa de la democracia directa de base comunitaria.La juventud campesina jugó un rol de vanguardia en el enfrentamiento, y a los dirigentes nacionales les costó no poco esfuerzo encarrilar el proceso a la negociación posterior. La fuerza de la movilización multitudinaria, a través de estos métodos, insufló rasgos de poder dual territorial a los sindicatos campesinos de base, (como ocurrió en otras fases de ascenso de las masas agrarias), mientras que la superestructura de la CSUTCB permanecía como el ámbito de los dirigentes oficiales. Después de varios días de heroica lucha campesina, el Mallku Quispe y luego Evo Morales, el líder cocalero, buscaron una salida en negociaciones por separado con el jaqueado gobierno de Banzer. Una vez más, como en abril, la política de las direcciones fue un obstáculo para la movilización y la unidad obrera y campesina. La COB se negaba abiertamente a impulsar la lucha. El programa de Quispe, con su doble juego de cerco a las ciudades y discurso indianista, mientras buscaba la negociación con el gobierno alejaba la posibilidad de unir a las masas trabajadoras urbanas con la rebelión campesina. Además, el Mallku optó finalmente por negociar por separado rompiendo la unidad entre el Chapare y el Altiplano. La CSUTCB se vio en una crisis y divisiones entre los distintos sectores dirigentes como mostró el congreso de enero de este año en Oruro.

Democracia directa y Asamblea Constituyente

Abril y septiembre, desnudaron la enorme deslegimitación social y política del débil Estado boliviano, así como la extrema gravedad de las tareas estructurales: la cuestión de la tierra, los derechos a al plena autodeterminación de los pueblos originarios, la miseria y el desempleo, la humillante entrega al imperialismo. Así pusieron sobre el tapete la necesidad de reorganizar el país sobre nuevas bases. Todo el reformismo y progresismo boliviano, desde el PCB al Movimiento Sin Miedo, intenta escamotear una respuesta independiente de los obreros y campesinos a esta crisis nacional, planteando el llamado a una Asamblea Constituyente, desde tesis como la democracia participativa o el poder constituyente a la venezolana. Es decir, proponen una política de reformas en las instituciones políticas sin romper con la gran propiedad ni con el imperialismo. Esta forma de plantear la cuestión opone el programa engañoso de perfeccionamiento de la democracia formal semicolonial, fundada en la explotación y opresión de obreros, campesinos e indígenas; a la democracia directa y a las legítimas aspiraciones democráticas de las masas.

La corriente autogestionaria que orienta García Linera, a pesar de su reivindicación de la democracia directa y de la Coordinadora, fracasa en ofrecer una alternativa consecuente a la trampa del reformismo tradicional. En Así Es, vocero de esta corriente, se puede leer por ejemplo: la Asamblea Constituyente se perfila como una instancia de nuevo tipogestada desde la propia sociedad civil para discutir y decidir sobre los asuntos colectivos (...) Para la Coordinadora de Defensa del Agua y la Vidase entiende como una gran reunión soberana de representantes ciudadanos que habiendo sido elegidos por sus organizaciones barriales, urbanas, sindicales, campesinas, comunales, etc., traen proyectos de cómo organizar la vida política del país (...) Y todos esos acuerdos tomados, sonde ejecución inmediata. De aquí que la Asamblea Constituyente es un poder soberano (...)27 Esto es una completa confusión, pues una Asamblea Constituyente, por democrática y amplia que sea, no deja de ser una institución de la democracia burguesa. No puede planteársela como un equivalente a escala nacional de la democracia directa de las masas movilizadas, como tendía a ser la Coordinadora. Ésta se apoyaba directamente en el levantamiento insurreccional. ¿Puede imaginarse en una Constituyente soberana, sin un gobierno provisional de las organizaciones obreras y campesinas que la garantice? ¿Mientras el pueblo delibera Banzer, la burguesía, los militares, el imperialismo, esperan la decisión puertas afuera? Así Es combina su orientación democrática con un programa mínimo de autogestión del Agua.

Sería una conquista de las masas y una gran escuela política el imponer la administración directa de obreros y usuarios sobre este servicio. Pero ¿puede plantearse como exitos a la gestión del poder público en un tema específico, el agua28, sin plantear que hay que revertir todas las capitalizaciones de empresas públicas y derrotar al conjunto del plan burgués? Esta política lleva a desnaturalizar la Coordinadora como lo que debe ser: un instrumento de las masas para la autoorganización democrática y unitaria para la lucha. García Linera y sus seguidores confunden los órganos de democracia directa; la lucha por la mayor libertad política, agotando la experiencia con la democracia formal o representativa (y para ello es útil la lucha por una Constituyente sobre las bases de la ruina del régimen actual); y la necesidad de un régimen superior que sólo puede lograrse mediante la toma del poder político por las organizaciones democráticas de la masas . De esta manera, el programa autogestionario termina siendo en la práctica la sombra de izquierda del programa reformista de las direcciones burocráticas, enemigas cerradas de la autoorganización y la democracia directa. Para terminar, señalemos que en el Manifiesto de la LOR-CI que publicamos a continuación de esta nota, desarrolla la política ante estos importantes problemas.

El sectarismo del POR

Un párrafo aparte merece el POR- Masas, tradicional corriente que se reclama trotskista. Ante estos candentes problemas, reeditó por enésima vezsu impotencia sectaria: en abril como luego en septiembre-, jugandoun rol importante desde el magisterio, y contando con Miguel Lora como uno de los dirigentes de la Coordinadora, capituló en todos los momentos decisivos ante las direcciones reformistas, negándose a pelear por una perspectiva independiente para la Coordinadora, por su extensión a nivel nacional o por Comités de Huelga para generalizar la autoorganización y socavar ala cúpula burocrática y reformista de la COB. Tampoco tuvo ninguna política para la alianza con los campesinos e indígenas, haciéndole así el juego a las direcciones pequeñoburguesas del movimiento campesino. Como acostumbra, el POR Masas esconde su impotencia y adaptación repitiendo estridentemente fórmulas abstractas (como dictadura del proletariado)y oponiéndolas a la experiencia de las masas en lucha. Pensando en alguien como Guillermo Lora, parece haber escrito Trotsky lo siguiente: Oponer la consigna de los soviets, como órganos de la lucha del proletariado, a la lucha real de hoy, significa convertir dicha consigna en un santuario ultrahistórico, en un ícono ultrarrevolucionario, que pueden adorar algunos devotos, pero que no puede nunca arrastrar a las masas revolucionarias.29

La crisis de la COB y el papel de la clase obrera

La Central Obrera Boliviana la histórica central surgida de la revolución del 52- arrastra una crisis agudísima. La base objetiva está en la derrota histórica de 1985-86 (con la dispersión del legendario proletariado minero tras el cierre de las minas estatales desde 1985)y las transformaciones impuestas en 15 años de reformas liberales: desocupación masiva, precarización, destrucción de los sindicatos de base, etc. Pero la debilidad del movimiento obrero es ante todo política, y una enorme responsabilidad recae en la dirección burocrática y enfeudada al régimen de la democracia para ricos que ha traicionado una y otra vez la resistencia de las masas. En Abril y septiembre una vez más la COB jugó un rol divisionista y de freno. La experiencia de abril mostró la tendencia a recuperar las tradiciones de centralidad obrera en la movilización política de masas. En este sentido, coincidimos con García Linera cuando reconoce que: un mandoobrero ha unificado en el tiempo y en el proyecto de acción a trabajadores del campo con trabajadores de la ciudad; a transportistas con vendedoras de los mercados y la clase media empobrecida.30 Precisamente, el papel de la federación de fabriles en la Coordinadora hay que recordar queen Cochabamba el sector fabril tiene una larga tradición combativa- así como de los sindicatos del magisterio urbano y rural, demuestra el potencial dirigente y unificador del movimiento obrero.

Sin embargo, no se trata tan sólo de mando obrero, sino de un programa obrero independiente que muestre una salida a la nación oprimida. Y por otra parte, es preciso que la clase obrera pueda unir sus filasy poner en juego su papel en la producción y su peso social para imponer su centralidad. La división entre campo y ciudad en septiembre consolidada por la política de las direcciones campesinas y el rol de la COB-, ratifica la necesidad de la irrupción obrera independiente, única clase que puede dar al campesinado un aliado firme y un programa que unifique las demandas de las masas. El gran ejemplo de la Coordinadora muestra el camino para superar la dispersión entre los trabajadores y lograr la alianza con las heterogéneas masas populares del campo y la ciudad. Con una política correcta basada en la unificación de las filas obreras, la independencia del estado y la burguesía y la democracia de clase, es como los sindicatos y las federaciones pueden convertirse en órganos de la autoorganización obrera. Un Comité Nacional de Huelga o una Coordinadora nacional pueden superar el rol frenador de la cúpula cobista y serían el mejor método para organizar el estado mayor coordinador que necesita una gran lucha nacional unificada contra Banzer.

Argentina: Piquetes, cortes de ruta y paros generales

Incluimos en esta edición de EI dos trabajos sobre la crisis argentina. Aquí nos limitamos a un análisis de las experiencias avanzadas del movimiento de desocupados y de algunas luchas obreras durante el período reciente, como alentadores pasos iniciales de un nuevo movimiento obrero,31 moldeado bajo la ofensiva del capital y en las difíciles condiciones de la hiperdesocupación.

Piquete, corte de ruta y autoorganización

En noviembre del 2.000, se produjo un impactante levantamiento en Mosconi y Tartagal (Salta), a raíz del asesinato de un piquetero por la policía durante la represión a un corte de ruta en reclamo de puestos de trabajo. El pueblo entero se sublevó, tomó las comisarías, retuvo a los policías como rehenes y se apoderó de las armas policiales: La venganza se dirigió sobre aquellos símbolos del poder y de la desgracia popular, igual que en el santiagazo de 1993: los piqueteros apedrearon el Hotel Pórtico Norte. Seguiría la Unidad Regional 4 y la comisaría 36 (antes habían incendiado la seccional 41 de Mosconi), ... el Diario El Tribuno, la Municipalidad,el banco Nación y el Provincia... los talleres y la confitería de la empresa Atahuallpa.32 Finalmente el gobierno debió conceder unos 1.300 puestos provisorios de trabajo y otros compromisos. En Tartagal reaparecen las tendencias a la autoorganización y los elementos de autodefensa popular, los rasgos semiinsurreccionales y el poder dual embrionario que habían caracterizado a las rebeliones de los desocupados del interior desde el primer Cutralcazo en junio de 1.996, con los piquetes y Asambleas Populares, y la Coordinadora de piqueteros de Jujuy en 1997, como experiencias más avanzadas. Asimismo, los piqueteros levantan la progresiva consigna de trabajo para todos, que cuestionaba el plan burgués y abre el camino para la unidad con los trabajadores ocupados. Sobre los piquetes y cortes de ruta un estudio señala: Para poder conocer realmente cuál es su relevancia como instrumento de lucha y como indicador de la fase por la que ésta transita, debería distinguirse entre los cortes que constituyen un instrumento subordinado a otra forma que los incluye, que es como históricamente se han presentado (como los piquetes para garantizar un lock-out o una huelga) de los que se constituyen como el instrumento principal de un conflicto. La imagen generalizada, construida en buena medida por los medios de comunicación masiva, no establece esta distinción. Los cortes de ruta del tipo de los de Cutral Có en 1996 y 1997, Libertador General San Martín en 1997, Tartagal en 1997, Cruz del Eje en 1997, corresponden a otra categoría, ya que constituyen la ocupación (toma) de una posición que es defendida frente a las fuerzas policiales. En este caso, los piquetes son para garantizar el mismo corte, son masivos, está presente más de una fracción socialy, aunque comienzan organizados en multisectoriales u otras formas semejantes, pronto surge una organización en asamblea y formas de lo que tentativamente podemos llamar democracia directa, lo que conlleva la desinstitucionalización (...)33 Aún como experiencias locales o episódicas, estos son valiosos jalones de autoorganización democrática y experiencia en los primeros escarceos de una guerra de clases.

El movimiento de desocupados y la generalización del piquete y el corte

Desde entonces, el corte de ruta y el piquete para organizarlo y defenderlo se generalizarían, convirtiéndose en patrimonio del movimiento de desocupados a nivel nacional, de las luchas por empresa y sectoriales, y finalmente de los paros generales activos. La generalización de estos métodos acompañó al desarrollo de un movimiento de desocupados a escala nacional, un fenómeno muy importante en un país que tiene un 15% de desocupación -4 millones de desocupados y precarizados-. Este movimiento, con diversos nucleamientos en todo el país, muchas veces no controlados por las direcciones oficiales de las centrales o los partidos tradicionales (aunque estos actúen e influyan en los mismos), es un importante avance para la clase obrera en su conjunto, pues comienza a cuestionar, objetivamente, la división en las filas obreras entre ocupados y desocupados, aunque no establezca todavía una ligazón estrecha con las fábricas y los sindicatos. En los últimos paros y movilizaciones han tendido a converger en los cortes y en los piquetes. Éstos, como método, se han incorporado al arsenal del movimiento obrero y de masas y es una herramienta de organización democrática para la lucha: El piquete, nudo central del corte, es formado por un grupo de hombres y mujeres si bien efímero, ése es el destino de la vanguardia!- que organizan y asumen la responsabilidad de mantenerse en el lugar aunque no necesariamente de dirigir. El ámbito de decisión es la asamblea, democrática y plural, que a veces reúne miles de personasen un ejercicio de democracia directa.34 En los últimos tres años se han producido más de 800 cortes, protagonizados por desocupados, obreros industriales, estatales del interior y maestros, vecinos de barrios populares y pequeños productores del campo. En 1997 se realizaron 140 cortes, en 1998 sólo 51, pero en 1999 fueron252 y en el 2.000 llegaron a 476 en todo el país,35 muchos en las grandes ciudades: Rosario, Mar del Plata, La Plata, y al Gran Buenos Aires. En este verano (2.001), se ha mostrado un mayor desarrollo de los cortes de ruta y los piquetes, en las acciones del movimiento de desocupados en el gran Buenos Aires y en el interior, y el paro nacional y protestas de marzo, las luchas contra el cierre de empresas y otras.

Primeros pasos de un nuevo movimiento obrero

Avanza así un lento, largo aprendizaje de experiencias prácticas de las masas, que viene desde las revueltas provinciales y el Santiagazo de 1993. El estudio citado, de I. Carrerasy M. Cotarello, analiza tres momentos: el motín (en que estudia el Santiagazo); las huelgas generales (donde señala a los paros del 26 y 27 de septiembre y del 18 de noviembre del 96 como determinantes para frenar al ofensiva del gobierno de Menem); y los llamados cortes de ruta. Los autores señalan que la descripción de estos tres tipos de protesta parecen señalar un avance desde formas no sistemáticas a formas sistemáticas. Pero el interrogante que debe plantearse es si llegó a constituirse un movimiento de protesta o sólo protestas aisladas. (El documento es de fines del 99, durante el breve interregno de las expectativas en la Alianza). El curso posterior de los acontecimientos, a nuestro juicio, confirma el curso ascendente del movimiento obrero, por el camino de las grandes acciones de masas, como los paros generales (en varios se dio un frente único de las centrales sindicales CGT, CGT disidente, CTA), así como el movimiento de los desocupados y las diversas luchas parciales. El movimiento obrero protagonizó cuatro fuertes paros en sólo dos años de gobierno aliancista, terminando por abrir una nueva situación en el país.

El contundente paro nacional de 36 hrs. en noviembre pasado, abarcó a 6 millones de trabajadores y fue acompañado por acciones directas, marchas y protestas en todo el país, así como la participación de sectores de desocupados y del pueblo pobre. Los trabajadores de las grandes fábricas y desocupados participaron juntos de los piquetes y cortes de ruta 300 en el país con más de 100.000 personas36, mostrando progresivas tendencias a la unidad del conjunto del movimiento obrero y la simpatía en sectores medios. Al calor de este proceso está dando los primeros pasos de un nuevo movimiento obrero, mostrando tendencias a la unificación y centralización (como el movimiento de desocupados y su convergencia en los paros con el movimiento obrero) así como el carácter objetivamente político de sus acciones, cuestionando los planes de ataque y erosionando la fuerza política del gobierno. Si bien el proletariado no ha irrumpido en acción como una fuerza autónoma, y el retraso político es muy grande, este proceso es sintomático de las tendencias a una mayor centralidad social y política de la clase obrera argentina. La realidad desmiente las tesis de quienes como opinan en la órbita del CTA, por ejemplo-, afirman la decadencia del proletariado, y su disolución en nuevos movimientos sociales donde el movimiento obrero sería un componente más. Hay que tener en cuenta que venimos de tres años de aguda recesióny desocupación que hace muy difícil la huelga por empresa aislada o los conflictos salariales. Sin embargo, sintomáticos procesos puntuales, moleculares, se están produciendo en distintos segmentos de los trabajadores ocupados.

Como entre los autoconvocados del magisterio correntino a fines del 99, donde se desbordó en la huelga a la conducción del gremio mediante una organización democrática de delegados de base,se cortó por varios días el estratégico Puente sobre el Paraná y se enfrentó a la gendarmería. La larga lucha de los trabajadores del Ingenio La Esperanza incluyó la toma con rehenes y el funcionamiento de la planta bajo control obrero, en una experiencia inédita en largos años. En 1997 los trabajadores de la actual Fiat-Córdoba expulsaron a la burocracia del SMATA he intentaron organizarse independientemente en el Sitramf. Ahora, la tradición de lucha antiburocrática aflora en distintos procesos de nuevas direcciones por fábrica o seccional, y ha estalla en luchas como la de los trabajadores marplatenses del pescado que expulsaron a la burocracia local. Los trabajadores ceramistas de Neuquén lograron echar del SOECN, el sindicato provincial, a la burocracia y se orientan a poner en pie un sindicato militante e independiente del Estado. Estos elementos son todavía fenómenos aislados, de vanguardia, pero muestran que la clase obrera ha comenzado a tantear y reconocer sus propias fuerzas y se está templando en la lucha bajo condiciones muy difíciles. Al calor de estos ricos procesos de lucha en las empresas, de movilizaciones y grandes paros generales, en el marco de la convulsionada vida política del país, se prepara lentamente el camino para avanzar en la renovación de la subjetividad obrera. El movimiento obrero encontrará los métodos para superar en la lucha la dispersión de sus filas, impuesta por la ofensiva capitalista, y las trabas que oponen los cuerpos orgánicos en que se basa una burocracia enfeudan a la patronal y estrechamente ligada al Estado. Muy posiblemente ésta avance por la combinación entre:

a) Procesos de renovación, en medio de agudísimas luchas internas, de aquellas organizaciones tradicionales las comisiones internas, los cuerpos de delegados, los sindicatos- que mantengan vitalidad, mediante la ruptura de su sujeción al estado y la patronal, la expulsión de la burocracia enquistada y la más amplia democracia de clase para unirá todos los segmentos de la clase (mujeres, jóvenes, contratados, efectivos, desocupados, etc.).

b) Procesos de creación de todos aquellos agrupamientos especiales para la lucha, que sean necesarios, como los piquetes, los comités y otros organismos de desocupados, los organismos de control obrero,etc. Este proceso incluirá la lucha por una nueva ideología obrera, independiente, que comience a superar el atraso político de una clase obrera moldeada por el peronismo.

III. - Algunas lecciones estratégicas

En estos tres procesos que hemos reflejado sucintamente se manifiestan las tendencias en las masas a tomar en sus manos sus propios problemas, la aspiración profunda de hacer valer su voluntad y los primeros pasos en la búsqueda de una salida a sus acuciantes penurias, comenzando a cuestionar el orden social y político vigente. Como experiencias avanzadas ofrecen importantes lecciones: el carácter abierto de los enfrentamientos la tendencia a la autoorganización y a la democracia directa para la lucha, los métodos radicalizados en que se libera la espontaneidad, heroísmo y creatividad de las masas explotadas y oprimidas.

Armas de la movilización social y escuela de educación política

Las masas, en el curso de sus luchas y avanzando sobre la experiencia colectiva están ensayando y comprobando nuevas formas político-organizativas y métodos de acción, buscando un camino para enfrentar las difíciles condiciones económicas, sociales y políticas que ha creado la ofensiva capitalista e imperialista de las últimas décadas. La lucha por las reivindicaciones inmediatas la tierra, el trabajo, la defensa de las fuentes de trabajo o las condiciones laborales-, y por demandas fundamentales de autodeterminación nacional o libertad política reclama el desarrollo de toda clase de agrupamientos especiales de masas para la lucha (...), con los comités de vigilancia de los precios y con todos los demás nuevos centros del movimiento, cuya misma aparición testimonia que la lucha de clases ha desbordado los límites de las organizaciones tradicionales del proletariado.37

La lucha por la autoorganización no se limita al movimiento obrero, en el cual es un aspecto de vital importancia la lucha en los sindicatos para independizarlos del estado e implantar la democracia obrera en su seno, es decir, para su recuperación revolucionaria. Es una necesidad también del movimiento campesino e indígena, de las masas populares empobrecidas, del movimiento estudiantil. Las acciones de las masas están comenzando a mostrar cómo enfrentarla dispersión de las filas obreras, la fragmentación de los sectores populares, la presión destructiva sobre el mundo campesino, la insuficiencia de las organizaciones de masas tradicionales, la necesidad de encarar luchas políticas unificadas a nivel regional y nacional. La profundización de la crisis social no sólo aumentará los sufrimientos de las masas, sino también su impaciencia, su persistencia y su presión. Constantemente nuevas capas de oprimidos levantarán la cabeza y avanzarán con sus reivindicaciones. (...) todos ellos buscarán la unidad y una dirección. ¿Cómo pueden armonizarse las distintas reivindicaciones y formas de lucha, aunque sólo sea en los límites de una sola ciudad? La historia ya ha respondido a esta pregunta: a través de soviets (...)38 Así explícala dinámica de la movilización de masas, a partir de cierto nivel de radicalización, el programa en que nos basamos los trotskistas. Esta dinámica profunda se las lecciones de la Coordinadora de Cochabamba, en las Asambleas Populares o en los piquetes. Y junto con ellas, en las explosiones de la guerra social: el enfrentamiento abierto con la policía, la gendarmería o los militares, en las semiinsurrecciones y levantamientos, en los bloqueos, cortes de ruta o barricadas, enfrentando la represión y las persecuciones, se van acumulando experiencias de autodefensa y templando el ingenio, el coraje y la determinación combativa de la vanguardia. Estas experiencias de autoorganización y democracia directa, constituyen una escuela política formidable: condensan la experiencia con la democracia formal y las instituciones estatales, facilitan la crítica de las direcciones oficiales y de los distintos programas y corrientes políticas, aceleran la selección de nuevas capas dirigentes.

La clase obrera tiene que convertirse en el caudillo de la nación oprimida

Es a través de su propia autoorganización que las masas se preparan para constituirse como sujeto autónomo frente al orden burgués. Pero sólo la clase obrera puede desarrollar este proceso hasta el final, ofreciendo una dirección firme a los explotados y oprimidos y una salida de fondo a la encrucijada nacional. La clase obrera latinoamericana, uniendo sus fuerzas por sobre las fronteras y estableciendo estrechos lazos de clase con el proletariado norteamericano, puede darle una perspectiva antiimperialista e internacionalista a la lucha de las masas oprimidas por su liberación. Sólo la clase obrera puede asegurar, mediante la toma del poder político, la resolución íntegra y efectiva de las demandas democráticas, populares y nacionales. Pero para convertirse en el caudillo de la nación oprimida, el movimiento obrero tiene que conquistar la más amplia independencia de clase. Este es un prerrequisito fundamental para el triunfo de una genuina revolución obrera y popular. Es necesario que ya en la víspera (el proletariado)ocupe una situación de extraordinaria independencia con respecto a la clase oficialmente dominante, más aún, es preciso que en ella se concentren las esperanzas de las clases y de las capas intermedias descontentas con lo existente, pero incapaces de desempeñar un papel propio.39 La ruptura de la clase trabajadora con la subordinación a la burguesía, va unida a la lucha por la hegemonía política sobre el conjunto del movimiento de las masas explotadas y oprimidas, combatiendo por destruir la influencia burguesa en ellas. La lucha por la unificación y centralización del movimiento obrero y la conformación de la alianza obrera, campesina y popular es a la vez una lucha por la diferenciación política, no sólo respecto al bloque explotador, sino también internamente.

Si dentro del movimiento obrero significa la ruptura con la burocracia sindical, privilegiada y corrupta; dentro del movimiento campesino y popular significa la separación y el enfrentamiento entre las masas pobres y los sectores acomodados no dispuestos a romper con la gran propiedad y el orden burgués. En efecto, el movimiento campesino e indígena, como las capas medias empobrecidas urbanas, es un conglomerado social heterogéneo. La mayoría explotada y oprimida estará dispuesta a luchar consecuentemente junto a los trabajadores, pero la minoría dirigente, que en las primeras fases del movimiento suele representar a los sectores más acomodados y estar influenciada por las ONG, la Iglesia, etc., no querrá romper con el orden burgués. En los momentos decisivos traicionará a las masas de campesinos más pobres, sin tierra y oprimidos. Por todo ello, el desarrollo de la democracia directa y la autoorganización más amplia en el campo y la ciudad, minando el control de los aparatos reformistas y de la burocracia, es una gran arma para que esa diferenciación política se resuelva a favor de los intereses de la alianza obrera, campesina y popular. En los órganos democráticos de las masas en luchase facilita el combate contra las direcciones traidoras, pues, serán la vasta arena en que cada partido y cada grupo será sometido a prueba ante los ojos de las grandes masas.40 De esta manera, los órganos de democracia directa crean un escenario propicio para la preparación de la lucha por el poder obrero y popular, para la superación de las organizaciones y direcciones actuales, para la selección de nuevas capas dirigentes, para la decantación de una vanguardia avanzada que aquilate la experiencia acumulada. En suma, crean un terreno extraordinariamente favorable para combatir por una política de clase y por una dirección obrera revolucionaria.

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