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Ecuador, Bolivia y Argentina: Lucha de masas y autoorganización (III)

De la lucha por las reivindicaciones inmediatas a la lucha por el poder político

Los Parlamentos, Coordinadoras, Asambleas Populares, a pesar de su carácter episódico, embrionario, son una experiencia práctica y una palanca de apoyo fundamental para un problema decisivo de la revolución en Latinoamérica: la de los órganos superiores de frente único obrero, campesino y popular que puedan llevar a la toma del poder político. En esta perspectiva luchamos por la constitución y desarrollo de organismos alternativos de democracia directa (comités de fábrica, comités de huelga, coordinadoras) así como organismos de autodefensa (piquetes, comités, etc.), para que en el curso de la lucha se transformen en verdaderos consejos obreros, campesinos y populares.

La dinámica general es similar a la que, en los inicios de la revolución española, preveía Trotsky: En la fase actual, las juntas son la forma organizada del frente único proletario, para las huelgas, para la expulsión de los jesuitas, para la participación en las elecciones a las Constituyentes, para el contacto con los soldados, para el apoyo al movimiento campesino. (...) En una de las etapas ulteriores, -no sabemos aún cuando-, las juntas, como órganos del poder del proletariado, se verán opuestas a las instituciones democráticas de la burguesía. Sólo entonces llegará la última hora de la democracia burguesa.41 Como coartada teórica, el reformismo tradicional argüía que la autoorganización sólo es posible en situaciones directamente revolucionarias, las que por supuesto, para ellos nunca estarán suficientemente maduras42.

Por en verdad los más variados organismos democráticos de frente único para la lucha pueden surgir y surgen sobre la base y se necesitan precisamente para luchar por- las demandas democráticas e inmediatas más sentidas por las masas, por las tareas democráticas, las luchas por la tierra y contra la opresión imperialista. Esto cuando el movimiento revolucionario de las masas obreras, aunque se halle lejos todavía de la insurrección, engendra la necesidad de una organización amplia y prestigiosa capaz de dirigir los combates políticos y económicos que abarcan simultáneamente establecimientos y profesiones diversas.43 Por otra parte, sólo a condición de que los soviets, durante el período preparatorio de la revolución, penetren en el seno de la clase obrera, resultarán capaces de desempeñar un papel directivo en el momento de la lucha por el poder. 44 Se trata entonces de que en la conciencia del movimiento de masas se pueda aquilatar la experiencia práctica acumulada en la lucha de clases, más allá de cuáles sean sus fases episódicas, para que en las fases decisivas, la clase obrera y los oprimidos puedan encontrar un punto de concentración para todas sus energía en los Consejos y orientarse hacia la toma del poder por ellos. Así, para retomar las palabras de Lenin, los órganos de la lucha de masas inmediata. (...) surgidos como órganos de la lucha mediante la huelga. La necesidad los ha impulsado a convertirse con mucha rapidez en órganos de la lucha revolucionaria general contra el gobierno. Se han transformado irresistiblemente por fuerza del desarrollo de los acontecimientos y del paso de la huelga a la insurrección- en órganos de la insurrección (...)45 Por supuesto éstos necesitarán una dirección revolucionaria al frente, pues Sin una firme dirección, se convertirían en una forma vacía de organización y caerían indefectiblemente bajo la dependencia de la burguesía.46 Sólo un partido obrero revolucionario podrá garantizar esta dirección.

IV. - Retomar el camino de los años 70

El gran ensayo revolucionario internacional abierto en 1968 con el Mayo francés mostró extraordinarios ejemplos de las tendencias de las masas obreras y populares a la autoorganización. Entre ellos, los Comités de soldados, de obreros e inquilinos durante la revolución portuguesa en 1974-75; los shora (consejos) en las fábricas y cuarteles en la revolución iraní de 1979; y la organización masiva de Solidaridad con 10 millones de afiliados en Polonia en 1980. El ascenso del Cono Sur, en América Latina logró importantísimos hitos en este camino: Los Cordones industriales chilenos fueron en 1972-73 el más alto ejemplo de autoorganización y poder dual del período en la región. Agrupaban a representantes de las fábricas y empresas de toda una zona, incluyendo no sólo a las grandes empresa sino a los pequeños talleres y muchas veces coordinaban con las organizaciones de pobladores, campesinas, juveniles, de amas de casa, etc. Discutían y resolvían toda clase de problemas, desde abastecimiento y precios hasta la incautación de empresas, la organización de la producción o la autodefensa. Los cordones comenzaban a rebasara la dirección burocrática de la CUT así como a las cúpulas de los partidos de la UP.

La Asamblea Popular, surgida en 1970 sobre la base de la COB y las representaciones sindicales junto a los partidos políticos de izquierda, se perfilaba como un poder paralelo al débil gobierno militar nacionalista, en los meses previos al golpe de Banzer. Las Coordinadoras surgieron en el Gran Buenos Aires en 1975, al calor de la lucha contra el gobierno peronista de Isabel, comenzando a nuclear a las comisiones internas combativas de numerosas grandes empresas, por fuera del control de la burocracia cegetista. Hoy, comienza a plantearse con fuerza creciente la necesidad de retomar y profundizar el rumbo que señala esta gran tradición.

Los 70: fortaleza y debilidad del movimiento obrero

Las condiciones actuales que enfrenta el movimiento obrero y de masas tras dos décadas de ofensiva del capital, hacen más difícil el comienzo de la lucha, pero como vemos, las masas inician su experiencia de autoorganización y democracia directa desde las fases iniciales del movimiento, lo que puede facilitar una preparación más amplia y autónoma de la clase obrera y sus aliados, antes de que se abran etapas directamente revolucionarias de la lucha de clases. Esto es una importante diferencia con el gran ensayo revolucionario de los 70 pues entonces, esas conquistas de autoorganización aparecieron tardíamente, próximos ya los enfrentamientos decisivos, y no pudieron madurar.

En los 70 la fortaleza relativa del movimiento obrero, altamente sindicalizado, con escasa desocupación, confiado en sus fuerzas y con gran experiencia de lucha acumulada. La posibilidad de una sociedad distinta era visible para millones, y en la vanguardia impactaban el ejemplo de revoluciones como la cubana y Vietnam. Pero esta subjetividad relativamente alta estaba moldeada al calor de las relativas concesiones económicas y sociales que posibilitaba la prosperidad capitalista de posguerra.

Es cierto que éstas se obtuvieron y defendieron al precio de extraordinarias y constantes luchas como la revolución de abril del 52 en Bolivia o la resistencia del 56-59 en Argentina; pero el subproducto de las mismas era una subordinación cada vez mayor de las organizaciones obreras y populares al estado y el estrechamiento de los lazos entre sus direcciones y el orden burgués. En estas condiciones, la subjetividad formalmente fuerte del proletariado se fue moldeando bajo el control del stalinismo y el nacionalismo. Cuando el ensayo revolucionario de los 70 puso al movimiento obrero ante la alternativa de la derrota o la revolución, no pudo superar el peso conservador de esa amplia superestructura construida en las décadas anteriores. A pesar de los extraordinarios logros del proletariado en Chile, en Bolivia, en Argentina o Uruguay, no pudo romper con la vieja dirección e improvisar una nueva en la fase final de la carrera de velocidad con la contrarrevolución burguesa e imperialista que se preparaba47. Éste fue el talón de Aquiles que llevó aun desastre para el proletariado internacional, permitiendo la ofensiva neoliberal de los 80 y 90. Las crueles derrotas históricas impuestas a las masas latinoamericanas, mediante los golpes sangrientos del Cono Sur en los 70; y luego en los 80, con la combinación de Acuerdos de Paz y guerras de baja intensidad contra la revolución centroamericana, señalan la tremenda responsabilidad política de las direcciones burocráticas, reformistas y guerrilleras.

Las difíciles condiciones sociales de hoy reclaman nuevos métodos y un nuevo programa

Hoy, las condiciones son muy distintas, el proletariado y las masas parten de un punto bajo, en medio de dificultades muy grandes. Se vienen remontando las secuelas de dos décadas de ofensiva burguesa e imperialista bajo el programa neoliberal, que se asentó sobre las derrotas históricas a fines de los 70. El proletariado enfrenta una enorme desocupación y precarización, en medio de un mar de trabajadores flotantes, cuentapropistas, migrantes, etc. Los sindicatos agrupan a una reducida minoría de los trabajadores y están más subordinados que nunca al estado burgués. La mayoría de la izquierda se ha pasado con armas y bagajes al campo de la democracia.

Este difícil cuadro es utilizado por dirigentes y teóricos para justificar el escepticismo sobre las potencialidades revolucionarias del movimiento obrero. Sin embargo, lo que en realidad demuestra es el fracaso de los métodos reformistas y la insuficiencia de las organizaciones tradicionales, para responder a las duras exigencias de la hora. Es inútil esperar una recomposición orgánica, evolutiva de la subjetividad del movimiento de masas.

Además, es necesario remarcar que la globalización capitalista, estrechando aún más los lazos económicos y políticos bajo el dominio imperialista, comienza a hacer que en sectores avanzados se vea la necesidad de unir la lucha contra los enemigos comunes, por sobre las fronteras. Esto comienza a expresarse en progresivas banderas antiimperialistas, como contra el Plan Colombia o los planes del ALCA, en el repudio a la injerencia yanqui, y en los primeros atisbos de un nuevo internacionalismo entre los elementos de vanguardia.

El movimiento obrero necesita formas organizativas, métodos de lucha, programa y dirección renovados, a la altura de las tareas planteadas. Comenzamos a ver en las primeras experiencias que hemos destacado el enorme potencial de los métodos de autoorganización y la democracia directa. Por otra parte, son menores las posibilidades estructurales de los aparatos burocráticos y reformistas para frenar duraderamente la evolución del movimiento de masas: su influencia es la sombra del control que tenía el stalinismo o el nacionalismo en los 70. Todo ello abre más las posibilidades de que el nuevo movimiento obrero, campesino y estudiantil, avance en su experiencia práctica hacia un curso independiente ya desde etapas tempranas de su desarrollo.

V. -Dos estrategias

Como ante todos los problemas fundamentales de la lucha de clases, en el terreno de la organización y la democracia directa se oponen dos estrategias irreconciliables: la reformista y la obrera revolucionaria. Las corrientes reformistas y populistas, -desde los partidos comunistas y los progresistas a la guerrilla-, para no hablar de las distintas variantes de la burocracia sindical, son enemigos frontales de la organización independiente y democrática del movimiento obrero. Son hostiles a todo paso audaz de las masas que rebase los marcos orgánicos de los sindicatos que dirigen, que cuestione la división de tareas entre lo reivindicativo y lo político, entre lo sindical y el frente o partido.

Esta hostilidad no es una cuestión doctrinaria. Ven todo paso serio en esta dirección como una amenaza directa a sus propias posiciones y a su estrategia de colaboración de clases con sectores patrióticos, progresistas o democráticos de la burguesía. Los espacios de democracia directa que conquistan las masas pueden ser el mejor instrumento para las tareas de la lucha por conquistar la influencia sobre la pequeña burguesía. Pero, por el contrario, hacen extremadamente difícil la colaboración de la burocracia obrera con la de la burguesía.48 Por eso, cuando no pueden impedir su aparición o disolverlos, se esfuerzan por reducirlos a puntos de apoyo de la colaboración de clases, en subordinarlos a las organizaciones existentes y en reconciliarlos con el orden burgués. Esto es lo que muestran la actuación de los maoístas e indigenistas en Ecuador, de la COB y el stalinismo en Bolivia o de la CTA y el maoísmo en Argentina. Por otro lado, como hemos visto en el caso de Bolivia, el programa de corrientes como la autogestionaria es impotente para plantear una estrategia consecuente de autoorganización y democracia directa para la lucha.

Una estrategia para la autoorganización de masas

La lucha por la organización independiente es consustancial a la preparación subjetiva de la clase obrera y sus aliados para la toma del poder político, conquistando la más amplia autonomía como clase, asegurando las condiciones de la alianza obrera, campesina y popular, y luchando contra las direcciones conciliadoras y por la formación de la dirección revolucionaria. Este es el contenido de una estrategia consecuente de autoorganización -lo que en ocasiones denominamos una política soviética.49 Por eso, una política para impulsar consecuentemente los pasos progresivos de las masas hacia su autoorganización, sólo puede formularse en base al método y el programa trotskistas, que generaliza y sintetiza la extraordinaria experiencia histórica del movimiento obrero internacional. Sin embargo, la mayoría de las corrientes que se reivindican trotskistas fracasan en ofrecer una política consistente para desarrollar la organización independiente de los trabajadores y oprimidos, debido a su adaptación a las direcciones existentes, su respeto por los cuerpos orgánicos de los sindicatos y su carencia de una estrategia soviética.

La UIT y la LIT ensalzan como órganos de poder los Parlamentos Populares en Ecuador, pero han sido incapaces de plantear una política independiente de la dirección indigenista y reformista.

En Bolivia el POR se opone a luchar por el desarrollo de Coordinadoras o Comités de huelga a nivel nacional. En Argentina ni el MST ni el PO han sabido sacar ninguna lección revolucionaria de los piquetes, como no sea para buscar construirse acarreando material para sus pequeños tinglados sectarios.

Pese a los trotskistas de este tipo, el programa y el método del trotskismo es poderoso porque responde a las necesidades profundas de la movilización y encuentra nuevos puntos de apoyo en las experiencias de las masas. El trotskismo confía en la energía, espontaneidad y creatividad de los explotados y oprimidos para superar todos los obstáculos y ponerse a la altura de sus tareas históricas; mientras combate intransigentemente a las mediaciones que obstaculizan este desarrollo. Parte de alentar todo paso progresivo que las masas den en el terreno de la autoorganización y de los métodos de lucha, peleando por su desarrollo extensión, masificación, centralización- por dotarles de un programa independiente y por una dirección obrera revolucionaria.

VI- Algunas conclusiones

El complejo cuadro de la política latinoamericana y mundial, las erupciones de la lucha de clases en el continente, la experiencia política y de lucha que las masas están acumulando en el curso de la movilización, constituyen un laboratorio político y social extraordinario en el cual las masas obreras y populares comienzan a poner en pie un nuevo movimiento.

En este contexto, asistimos al despertar de una nueva generación ala vida política que comienza a buscar una salida de fondo, ávida de nuevas ideas, al calor de importantes experiencias. Además, los actuales combates de la lucha de masas ofrecen una oportunidad invalorable para extraer lecciones revolucionarias e incorporarlas al método, al programa, a la teoría marxista.

Todo esto abona un terreno más favorable para la lucha por recomponerla continuidad del marxismo revolucionario y comenzar a reagrupar en torno al programa de la revolución proletaria a los elementos más avanzados. Como decía Lenin Una acertada teoría revolucionaria no es un dogma, sino que sólo se forma de manera definitiva en estrecha conexión con la experiencia práctica de un movimiento verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario50 Consideramos que es una necesidad de la vanguardia obrera, estudiantil y popular, así como de quienes se reclaman trotskistas y buscan un camino hacia la revolución, reflexionar y apropiarse de las lecciones que arrojan estos combates de las masas latinoamericanas, así como de las enseñanzas de la lucha de clases y la política mundial de nuestros días. Estas tareas de candente actualidad, se enmarcan en la perspectiva estratégica del combate por lo que será el elemento más concentrado y decisivo de la renovación revolucionaria de la subjetividad de la clase obrera y las masas: la construcción de nuevos partidos obreros, revolucionarios e internacionalistas, y de una Internacional revolucionaria, que centralice la lucha contra el capital imperialista. Es decir, avanzar en la reconstrucción de la Cuarta Internacional como el partido mundial de la revolución socialista.

Desde la Fracción trotskista Estrategia Internacional, ponemos nuestras modestas fuerzas al servicio de esta perspectiva y de las tareas urgentes que demanda.

Nos consideramos una liga de propaganda marxista revolucionaria que interviene en la lucha de clases combatiendo por una política trotskista principista. Para nosotros se trata de extraer lecciones revolucionarias de estos acontecimientos no como comentaristas de la realidad, sino como una necesidad urgente para armar la intervención en la lucha de clases. Así, hemos intervenido en varios de estos acontecimientos. En México, nuestros compañeros de la LTS y Contracorriente han estado en primera línea en el CGH, esa gran herramienta de autoorganización que se dieron los estudiantes de la UNAM, defendiéndolo.

En Bolivia, la joven LOR-CI combate por una política obrera revolucionaria para avanzar por el camino abierto en las heroicas jornadas de abril y septiembre.

En Argentina, el PTS, como muestra la edición masiva de La Verdad Obrera pugna por ligarse a las luchas y procesos más avanzados dados por los trabajadores.

No compartimos el afán autoproclamatorio de otras corrientes que se consideran el partido revolucionario. Por el contrario, creemos que se avanzará hacia la construcción de nuevos partidos obreros revolucionarios y de la Cuarta Internacional a través de procesos vivos de fusiones y rupturas en torno a los grandes acontecimientos de la lucha de clases. En este camino, proponemos como un método correcto que permita dar pasos prácticos iniciales hacia un reagrupamiento principista de los trotskistas, el establecimiento de Comités de Enlace con aquellos que converjamos en base a las cuestiones fundamentales de la hora histórica. El esfuerzo por extraer lecciones en un sentido revolucionario de los acontecimientos políticos y de las grandes acciones de las masas, como las que hemos estudiado eneste trabajo, está guiado también por este norte.


1 León Trotsky, Sobre Europa y Estados Unidos, ediciones Pluma, Buenos Aires, 1975, pág. 10

2 Es decir, una etapa preparatoria de la lucha de clases en los marcos de la época imperialista que los marxistas revolucionarios definimos como de crisis, guerras y revoluciones.

3 F. Engels, Sobre la acción política de la clase obrera, discurso del 21/09/1871, en Obras Escogidas, Tomo II, p.260.

4 V. I. Lenin, ¿Qué hacer?, varias ediciones.

5 K.Marx, F. Engels, El Manifiesto Comunista

6 Hemos abordado esta cuestión vital en varios artículos de Estrategia Internacional y otros materiales. Remitimos al lector interesado a El nº10 y nº 13.

7 James Petras, El nuevo campesinado revolucionario,14 de junio de 2.000, Rebelión (Internet).

8 El verano del 2.000 el gobierno costarricense intentó avanzar con el Combo energético, un proyecto de ley para privatizarel ICE (electricidad), despertando un proceso masivo de movilizaciones que abrió una nueva situación en el país. Desde el 20 de marzo (...) sectores estudiantiles y trabajadores habían comenzado a movilizarse combativamente hacia la Asamblea Legislativa, obligando a decretar un receso (...)se paraliza el principal poder del Estado por la acción de las masas. Desde esa fecha se producen a nivel nacional paros y huelgas en diferentes centros de trabajo, universidades y colegios, la incorporación de comunidades, bloqueos de carreteras y calles con métodos violentos, movilizaciones espontáneas, etc. Con fuertes enfrentamientos entre los sectores populares que bloquean y el aparato militar, como en San Isidro de El General, Puntas Arenas y Guanacaste. Los campesinos, las comunidades y los estudiantes jueganun papel central en los bloqueos de carreteras y le dan una dinámica nacional a la lucha (...) consigna el documento Situación nacional y tareas del PRT (Costa Rica). El 4 de abril el gobierno retrocede en su proyecto y las direcciones reformistas logran canalizar el proceso en una negociación.

9 León Trotsky, Los problemas de la insurrección y de la guerra civil en Trotsky: teoría y práctica de la revolución permanente (compilación por Ernest Mandel), Siglo XXI editores, México, 1983.Pág.

110.

10 Cabe señalar los piquetes masivos en los paros generales en Paraguay; o los Frentes Regionales en Perú.

11 Ecuarrunari nuclea al campesinado quechua de la Sierra, la FENOC es la Federación Nacional de Organizaciones Campesinas.

12 Programa del Parlamento de los Pueblos del Ecuador, borrador s/f., s/e.

13 Movimiento político basado en las organizaciones campesinas y los movimientos sociales, fuertemente influenciado por las ONG y la Iglesia. Su programa combina rasgos indigenistas y socialdemócratas.

14 Hemos analizado estos acontecimientos y el nefasto papel político que jugaron las direcciones políticas y sindicales, responsables de esta frustración con su política reformista y su divisionismo, en diversos artículos de Estrategia Internacional. nº (15 de marzo del 2.000) y en LVO.

15 Llamamiento del PCML, 25 de enero del 2.000.

16 Javier Ponce, analista político, citado en Kintto Lucas, La rebelión de los indios, Quito, Ecuador, 2.000, pág. 99.

17 Comunicado del Parlamento Nacional de los Pueblos del Ecuador, 23/01/2.000.

18 Pueden consultarse los trabajos de Trotsky sobre la lucha contra el fascismo en Alemania, por ejemplo.

19 Kintto Lucas, La rebelión de los indios, Quito, Ecuador, 2.000,pág.

93.

20 El PCML, junto con el FP había convocado poco antes a un Congreso que no tuvo mayor trascendencia.

21 Guillermo Almería, Ecuador: los poderes en pugna y el poder estatal, en La Jornada, México, 31/01/2.000.

22 Ver Revista Correo Internacional, N°84. La UIT publicó también análisis rojos sobre el levantamiento y los parlamentos bajo su estrategia de presión sobre las direcciones

23 Trotsky, León. La Revolución de 1905. Barcelona, Ed. Planeta, p.191,

1975.

24 Oscar Olivera, en Pulso, 26/05/2.000.

25 Lucha Obrera nº 2, La Paz, Bolivia, abril del 2.000.

26 Raquel Gutiérrez y Álvaro García Linera, El proyecto de la rebelión social, en La Razón, La Paz, Bolivia, 23/04/00.

27 Raquel Gutiérrez Asamblea Constituyente: el poder en nuestras manos, en Así es, nº 2, diciembre del 2.000.

29 León Trotsky, La Revolución española y sus peligros, en La Revolución Española, ediciones El Puente, Buenos Aires, s/f., pág.81.

28 R. Gutiérrez, ídem.

30 Raquel Gutiérrez y Álvaro García Linera, El proyecto de la rebelión social, en La Razón, La Paz, Bolivia, 23/04/00.

31 Hemos publicado diversos artículos y materiales sobre los procesos de la lucha de clases en Argentina en La Verdad Obrera, en cuyas páginas de Informaciones Obreras, puede encontrarse abundante material vivo por corresponsales y protagonistas de estas luchas.

32 LVO nº 74.

33 Nicolás Iñigo carrera y María C. Cotarello, Clase obrera y protesta social en la Argentina de los ‘90, ponencia de noviembre de 1.999.

34 Eduardo Lucita (director de Cuadernos del Sur), Viejas y nuevas formas de lucha, en Inprecorr, marzo de 2.001

35 Datos de Nueva Mayoría.

36 Ver diario La Nación, 27/11/00 y ss.

37 León Trotsky, Programa de Transición de la Cuarta Internacional.

38 León Trotsky, ídem.

39 León Trotsky, Historia de la Revolución Rusa, capítulo El doble poder, Editorial Antídoto, tomo ..., pág ..., Buenos Aires,1999..

40 León Trotsky, La revolución española y la táctica de los comunistas, en La Revolución Española, El Puente, Buenos Aires, s/f., pág.62.

41 León Trotsky, La Revolución española y sus peligros, en La Revolución Española, ediciones El Puente, Buenos Aires, s/f., pág.81

42 El stalinismo, mientras forjaba la teoría y práctica de los frentes populares, ha causado un daño incalculable al movimiento revolucionario en todo el mundo al afirmar en muchas mentes el prejuicio de que los soviets se crean únicamente para las necesidades del levantamiento armado y en vísperas del mismo. León Trotsky, La revolución española y la táctica de los comunistas, en La Revolución Española, El Puente, Buenos Aires, s/f., pág.61.

43 León Trotsky, ídem

44 Programa de Transición de la Cuarta internacional.

45 V. I. Lenin, La disolución de la Duma y las tareas del proletariado, julio de 1.906, Obras Completas, tomo, BuenosAires, 1960, Pág..

46 León Trotsky, La revolución española y la táctica de los comunistas, en La Revolución Española, El Puente, Buenos Aires, s/f., pág.62.

47 En otro trabajo, ver EI nº 13, hemos tomado esta comparación con el trágico ejemplo de la revolución alemana.

48 León Trotsky, ¿Adónde va Francia?, editorial Pluma, Buenos Aires1974, pág. 119.

49 En castellano sería una política consejista pero esta denominación quedó ligada a una corriente sectaria y ultraizquierdista luego de la revolución rusa.

50 V. I. Lenin, El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo, en Obras Completas, tomo XXXI, pág. 19 y ss. Editorial Cartago, Buenos Aires, 1960.

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