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Mundo :: 16/12/2014

Perú: El café ecológico arrasa con vida animal, ríos y bosques

Cristóbal Llanos

Para preparar una taza de café se requieren entre10 y 20 gramos de café tostado. Para sembrar una hectárea de café, se requiere haber brozado (incendiado) unas 10 hectáreas de bosque húmedo tropical, haber sembrado piñas para suavizar la tierra y haber inutilizado para la vida animal en unas 100 hectáreas de selva hábitat.

El hábitat de los felinos como el puma, o mas en la selva, el tigrillo, el jaguar y muchos otros, es muy amplio y son animales que necesitan grandes áreas de desplazamiento en búsqueda de alimento.

Los constructores de carreteras [para el transporte del café] las hacen al borde de los ríos, impidiendo con esto que los venados, tapires, otorongos y en general los sufridos habitantes de la selva, puedan ir a tomar agua.

Los poblados en tierras de selva alta implican una total deforestacion de entre 100 y 200 Has por poblado, contaminación de los ríos y... ¡de las mentes!

En estos días, los nativos ashaninkas se rasgan las vestiduras, diciendo que ellos SI cuidan el medio ambiente, cuando la verdad es que de todo el café que se produce en Perú, las comunidades nativas aportan un tercio. Unas veces vestidos de civil y otras de nativo, participan de la vida social activamente sacando provecho de esa dualidad, pero obviando el hecho de que han barrido ¡un millón de hectáreas de selva alta para café y como la mitad para cacao, además de la madera, palmeras y plantaciones de frutales!

No hay que olvidar que el tema ashaninka tiene su origen en queesos indígenas establecen su espacio ecológico y no permiten que la "civilizacion" avance más: Pues bien, Fujimori y su gente, les propusieron poner electricidad eterna, limpia y gratis en mutua concesión y por supuesto nunca cumplieron. Eso, entre otras causas, condujo al llamado "baguazo".

En efecto, la causa es justa, como injusto es que hayan metido a todo el mundo en el problema por haber negociado con Fujimori.

Lo que debe aclararse, pues no forma parte del debate actual, insulso por sobre todo, es que el tema no es medio ambiente, el tema es conservación.

Mientras que Gastón ha entendido que debe controlarse la depredación del camarón, y en el norte las comunidades y gente como Peter Henry en Máncora, están rescatando a los árboles y especies nativas como la pava, los zorros del Pacífico, ofidios y animales que tienen derecho elemental a vivir en su hábitat, en la selva alta cada nueva hectárea de café Tunki, el más fino del mundo, el ecológico, el orgánico: ¡arrasa con la vida animal, con los ríos y el bosque húmedo tropical!

Para obtener un kilo de café se requieren veinte litros de agua pura de río, fría, fresca y sana, después el beneficio [tratamiento del café] regresa 30 litros de aguas de fermentación, podridas, contaminantes, sin ningún tratamiento.

Casi nadie recuerda que Costa Rica detuvo las nuevas siembras cuando hace veinte años se constató que todos los ríos estaban contaminados por pulpa de café.

Antes de que entrasen los colonos al río Perené, el paso de las tortugas de río duraba más de dos horas y los nativos solo tenían que disparar sus flechas al cielo para cazar y obtener la carne y caparazón para sus instrumentos. Ahora es inimaginable.

Las boas, tigrillos y demás especies, hace cuarenta años se aparecían en la parte de atrás de la cabaña, hoy se tiene que viajar dos días en carro desde Pucallpa para talar un árbol.

Las zonas cafeteras y cacaoteras son difíciles de catalogar. Son un permanente tema de conflicto en búsqueda de culpables de la ineficiencia y el retraso. Los colonos no entienden que tienen que devolver esos millones de hectáreas como las encontraron. Son hectáreas que no compraron y que quemaron, dejando sin hábitat a las especies nativas, igual que a a ellos los dejan las mineras.

Hay programas enormes que promueven y realizan labor efectiva en la reconstrucción del bosque húmedo tropical, concientizando y certificando cafetales que recuperen bosques, pero la suma de las tierras que se deben recuperar es muchísimo mayor, y las necesidades de la gente, también. El cafetal peruano ha crecido 10 veces en veinte años. Como ejemplo, hoy Colombia está en reconstrucción, asolada por cincuenta años de explotación, porque el cafetal simplemente se murió. Y no dejó selva.

La mayor parte de los cafetales del Perú, más de dos tercios, tienen solo veinte años, lo indica el volumen exportador en los 80 y ahora. Es decir son bosque húmedo tropical y bosque tropical, con mucha mayor exposición que el bosque de hace 50 años. Los colonos avanzan cada vez más rápido, sin control, cambiando un paisaje por un cultivo. No existe el concepto conservación, lo han cambiado por impacto ambiental, no existe hábitat sino frontera agrícola, no hay INADE, no hay dirección de foresta y fauna, solo prevalece la necesidad de satisfacer el concepto de libre empresa pues cualquier obstáculo es inconstitucional.

Red Voltaire. Extractado por La Haine

 

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