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Andalucía :: 19/01/2015

Podemos:la nueva PSOE realiza su primer acto en Andalucía al más puro estilo “casta”

La Otra Andalucia
“La PSOE” es un apelativo peyorativo con el que se suele denominar al PSOE en Andalucía, como sinónimo de empresa ecónomica

Como lleva haciendo hace décadas el PSOE, Podemos escogió el auditorio del Palacio de Congresos y Exposiciones de FIBES en Sevilla para realizar su primer acto multitudinario en Andalucía tras su conversión en partido político. Y no fue esa la única semejanza entre su acto y el los del PSOE, tanto en sus formas como en sus contenidos también los recordó. Y no fue casual.

Podemos ha escogió el mismo lugar donde tradicionalmente el PSOE ha realizado sus grandes actos multitudinarios en Sevilla. El escenario no era por tanto casual o accidental, aunque en el colmo del cinismo Sergio Pascual, el secretario de organización de la dirección estatal, lo justificase afirmando que  “a nosotros nos gustaría reunirnos en un espacio público, pero no los hay con las características que necesitamos”. Pascual, como vecino de Sevilla, sabe que si hubiesen querido realizarlo en un “espacio público”, claro que lo podrían haber hecho. En la ciudad los hay con capacidad para permitir la cabida de una asistencia no solo similar sino incluso muy superior al del auditorio de FiBES. Por cierto que haber escogido uno de esos “espacios públicos” no sólo les hubiese resultado más económico, sino que también les ofrecía la oportunidad de dar  un ejemplo de austeridad y marcar diferencias. Según los medios, sólo el propio alquiler del Palacio de Congresos, sin incluir otros gastos como los de las grandes pantallas desplegadas, les ha supuesto un desembolso de 15.000 euros, dos millones y medio de las antiguas pesetas.

No, Podemos escogió el Palacio de Congresos de forma consciente, y no por un problema de capacidad, sino para visualizar en el imaginario de los votantes del PSOE que ellos eran el relevo. Que ellos representaban una nueva versión de aquel PSOE de los ochenta que les prometió también el “cambio” y que posteriormente les había desilusionado, cosa que ellos no harían. Ese era el mensaje subliminal que pretendían transmitir, y dicho colectivo social era el destinatario. De ahí que no sólo realizasen su acto en un lugar tan emblemático para el psoismo sevillano, sino que, igualmente, lo envolviesen con el mismo aspecto y con los mismos contenidos superficiales y sentimentales. Y por eso también la mayor parte de los discursos de los diversos intervinientes lo dedicaron a criticar al PSOE y a Susana Díaz. Podemos se presentó como la nueva PSOE, y la nueva PSOE sabe que para gobernar, tanto la Junta como el Estado, tiene que arrancarle su electorado andaluz a la vieja PSOE, a “la PSOE” por antonomasia (*). Ese era el objetivo. Como muestra de dicha intencionalidad prioritaria baste el botón de esta afirmación en su discurso de Teresa Rodríguez: “al PSOE ya no le duele Andalucía”.

Entre los asistentes al acto como espectadores y entusiastas aplaudidores, se pudieron ver caras conocidas del Partido Andalucista (PA), como su antiguo Secretario General, Julián Álvarez, así como de la Candidatura Unitaria de Trabajadores (CUT) y del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), como su Portavoz Nacional, Diego Cañamero.

Con retraso, como solía hacer Felipe González para caldear el ambiente, Pablo Iglesias hizo su entrada en la sala mientras los asistentes, igual que se hacía antes con González o Chaves en dicho lugar, le recibían con gritos de “presidente, presidente”. "Con verte tenemos bastante", le llegó a gritar agradecida una mujer. En un escenario y un auditorio en los que no había ni una sola bandera andaluza, Iglesias desgrano un discurso muy calculado, al viejo estilo de la “casta”. Tras ganarse a los presentes recitando un poema de Machado o contando anécdotas de su abuelo, quien según él paseó por Sevilla con García Lorca, centro su discurso en dos cuestiones. Por un lado la “marcha por el cambio” y, por otro, los ataques al PP y, sobre todo, al PSOE.

En cuanto a la “marcha por el cambio”, en sus porqués cada vez recuerda más a la “marcha sobre Roma”, con afirmaciones por parte de Iglesias como,"Ya no queremos protestar sino salir a defender", "no vamos a protestar por nada ni vamos a pedirles nada, sólo decirles que su tiempo se acaba, que este país se merece un gobierno decente de la gente" , o "será una foto histórica para enseñar a vuestros hijos y nietos, y para poder decir: yo estuve allí". Así mismo, Iglesias no ocultó su intención de reclutar a los andaluces para lograr sus objetivos en Madrid declarando: "el cambio político (en Madrid) llegará desde el sur", y “necesitamos el duende de Sevilla (después lo repetiría dicendo Andalucía). El cambio no lo va a traer ningún partido ni nosotros, sino gente como vosotros”.

El resto del discurso, más allá de citar algunos lugares comunes y superficialidades buenistas que nada dicen pero lo aparentan, lo dedicó a atacar a su enemigos electorales, el PSOE y el PP. También al más clásico estilo de “la casta”, en su discurso no llegó a profundizar en ningún aspecto de las situación andaluza o estatal, ni realizó ni una sola propuesta, un solo compromiso concreto ni una sola  que concretizase del tan cacareado “cambio”, limitándose a mantenerse en la superficie con frases como "nos faltan escobas para barrer la suciedad en la política y hace falta democratizar la economía, que lo público no se convierta en un instrumento para que algunos se hagan ricos”, "la corrupción es una forma de gobernar y quieren convertir lo que es de todos en instrumento para que se hagan ricos sus amigos", y "esa corrupción estructural afecta al funcionamiento del sistema".  En definitiva, en la reiteración de las ya conocidas viejas tesis reformistas de la socialdemocracid: la de la posibilidad del “capitalismo con rostro humano”, la del “Estado de bienestar” para el purblo dentro de la sociedad capitalista  y  la de la posibildad de un gobierno pupular dentro de uun Estado burgués. En la dictadura del Capital. Posteriormente lo centró en criticar a los líderes del PSOE Pedro Sánchez y Susana Díaz, al primero reprochándole sus indecisiones y sus pactos con el PP, y a la segunda como “casta” y continuadora de sus políticas, además de volver a trabajarse la víctima denunciaando que lo veta en Canal Sur.

Sus palabras eran constantemente interrumpidas por los fervorosos seguidores, además de con el grito ya mencionado de “presidente, presidente”, por otros como: “PSOE y PP la misma mierda es”, “El pueblo unido jamás será vencido” o “Ese pedazo de coleta”. Tras concluir inició el canto, junto al resto de los asistentes, del Himno de Andalucía. El oficial, claro. Un guiño de inocuo regionalismo igualmente dirigdo a granjearse la simpatía de los presentes. Como cuando un artista hace algún gesto dirigido al país donde realiza un concoerto.

El discurso supuestamente “más andaluz” fue reservado para Teresa Rodríguez, como futura candidata a la Presidencia de la Junta.
Rodríguez, como anteriormente los líderes de la vieja POE, se apoderó de Carlos Cano, malcantando una estrofa de “la murga de los currelantes”, y utilizando el estribillo para resumir su programa, así como reivindicando hipócritamente el 4D: "No salieron dos millones de andaluces a la calle para que haya un alto porcentaje de paro y personas sumidas en la pobreza severa, para que estemos a la cabeza de los desahucios; todo eso no es un fatalismo natural, es un problema político, y su solución también lo es, pues Andalucía no es una tierra pobre sino empobrecida", así como que en ella “se esgrimían principios como soberanía, autogobierno, techo y dignidad, paz y trabajo". Pero, a continuación, ni reclamó esa soberanía ni propuso más “cambio” que un gobierno de Podemos, además de añadir las ya tópicas referencias a la casta, a acabar con la corrupción, a gobernar don decencia, etc.,  con lo que pasó en apenas unos minutos de una aparente defensa del autogobirno andaluz al debate españolista que lo limita a quien tiene que gobernal la dependencia andaluza.

Rápidamente, lo centro después, al igual que antes lo había hecho Iglesias, en las críticas al PSOE y a Susana Díaz. Al PSOE le achacó los males de Andalucía, en lugar de al propio Sistema: "los 35 años de gobierno del PSOE ha traído más parados, más pobreza, con una comunidad que contribuye menos a la riqueza que en 1981. 35 años de gobierno del PSOE no nos han sacado de nada, solo ha existido amiguismo y clientelismo y subvenciones a gran escala, con dos administraciones, oficial y paralela; en Andalucía tiene más sentido hablar de casta".
Unas palabras que podría firmar hasta el PP y la UPyD. El problema es el PSOE, no España y el capitalismo, y el "cambio" es traducido como sinónimo de cambio de gobierno. De sustituir el del POSOE por el de ellos, claro. De Díaz llegó a afirmar que “presume de ser de una casta de fontanero, y hoy es presidenta de Andalucía por hacer fontanería en el PSOE sin llave y sin soplete desde que era una chavala". Considera que "ella es un ejemplo de casta, Susana progresó; y quien progresa de esa manera en Andalucía es porque tiene el carnet del PSOE", lo que los asistentes recibieron con gritos de “Teresa presidenta acaba con la fontanera”. En definitiva, todo se redujo a un: ¡quitate tú, que ahora m toca a mí!. Lo propio de la "casta".

(*) Nota: “La PSOE” es un apelativo peyorativo con el que se suele denominar al PSOE en Andalucía, como sinónimo de ser una mera empresa económica, como "la FASA" o "la Citroen". Entre los que suelen utilizar habitualmente éste término se encuentra Diego Cañamero.

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