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Radicalidad de fondo
Alizia Stürtze, publicado en GARA el 6 de septiembre de 1999

Ninguna política de izquierdas debe confundir o mezclar táctica coyuntural con objetivos estratégicos, medios con fines. Tomar parte en ese juego verbal entre profesionales del engaño que es esa negación de la democracia real que llaman política institucional o política a secas no tiene porqué implicar negación de la estrategia a largo plazo sino que debe instrumentalizarse para avanzar por el camino elegido, para convertir las cañas en lanzas, como decía Mao. En nuestro caso, una estrategia de liberación nacional y social (en la medida en que ésta realmente exista) necesita de un claro planteamiento de los escalones y las etapas que tiene que ir cubriendo y de las herramientas que le son útiles para ese avance (instituciones incluídas) sin perder nunca de vista que el enemigo de clase nunca dejará de serlo (aunque, como el PNV, pueda ser compañero de viaje) y que nuestro futuro como izquierda abertzale diferenciada dependerá de nuestra capacidad de desarrollar un proyecto de futuro real, ilusionante y diferente. El paso a segundo plano de la radicalidad formal (de ciertas formas violentas de lucha) no debe suponer abandono ni de la radicalidad de fondo, ni de una práctica política popular y de izquierdas en la que la base mantenga su protagonismo y su enorme creatividad (la Giraldilla es un ejemplo de lo que digo), ni de un descafeinamiento del discurso o de los elementos ideológicos básicos para intentar que "nos acepten en sociedad" y nos concedan el "pedigrí de demócratas".

Por ello, no puedo dejar de constatar sin preocupación el disolvente y debilitante discurso conceptual y la desideologización que están anidando entre nosotros. La superficialidad "burguesa" de ciertos análisis es patente; por poner un ejemplo reciente, ése que hacemos, tan similar al del infecto bilbainismo-donostiarrismo del Correo-Diario Vasco, y que dice que "gracias al Guggenheim y a los cubos de Moneo, Bilbao y San Sebastian son ya ciudades del S. XXI", sin especificar para quién, ni hablar de los porqués de la patente derechización-españolización ocurrida en nuestras capitales y que tiene sus causas y sus culpables. La puesta en tela de juicio de ciertos principios esenciales de nuestro corpus ideológico ha empezado también a florecer últimamente y, así, por poner un ejemplo entre muchos, hay quien cuestiona ese principio tan potente de "Euskal Herrian euskaraz" y lo sustituye por esa peligrosa idea de que somos una comunidad plural, tras la que subyace que ya que los españoles PP-PSOE-UPN-UA "no vienen a nosotros nosotros deberemos ir a ellos", es decir, dejar que sigan mandando lingüísticamente hasta en nuestra propia casa y disponernos a bajar la testuz para el descabello. Entrar a trapo en todas las trampas "dialécticas" que nos ponen (caso de la kale borroka) tampoco parece que nos ayude mucho porque, entre otras cosas, nos obliga a introducirnos por un camino cada vez más estrecho ya que a la derecha nunca se le sacia el apetito como se demostró cuando los concejales de EH firmaron en Gasteiz el comunicado de "condena y repulsa" a pesar de lo cual el PP siguió considerándolo insuficiente.

No tenemos porqué disfrazarnos de corderos porque no somos lobos y además porque con ello no conseguimos engañar a nadie que no sea a nosotros mismos.

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