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Socialismo para ricos
Alizia Stürtze, publicado en GARA el 8 marzo de 1999

La carga impositiva que soportamos los ciudadanos nos ha convertido en siervos de la gleba. Sin embargo, desde las instituciones no paran de acusarnos de derrochones por el pastón que gastamos en medicinas o en pensiones, mientras privatizan lo público a precios de risa. La idea de fondo es convencernos de que todo lo público es ruinoso, que en el capitalismo funciona la "libre competencia" y que para competir hay que ser rentable; en palabras de Aznar y Blair: "superar la cultura del subsidio y aceptar la cultura del trabajo". Lo público es atraso, lo privado progreso. Triunfa el que vale.

Tras este principio se oculta un inmenso fraude. Enormes caudales de dinero público (nuestro), en lugar de socializarse, de redistribuirse en forma de gasto social o hacia sectores de la economía que debían ser públicos, son privatizados, es decir, se emplean ahí donde interesa al capital: en las infraestructuras que éste necesita, en los programas de investigación y desarrollo que le van bien, en compra y recalificación de terrenos, en favorecer en definitiva una cada vez mayor concentración de riqueza en manos de ciertas "tiranías privadas". La Volkswagen, la Daewoo o la Warner han recibido terrenos, infraestructura y enormes subvenciones públicas para dignarse instalarse entre nosotros y poder largarse cuando les dé la tos. El Estado son ellos. Los sectores "dinámicos" de la economía dependen del dinero del pueblo para subvenciones, investigación, desarrollo, innovación y préstamos y también para que les refloten las industrias que van mal y nos controlen el salario. En EEUU los contribuyentes son quienes hacen el gasto gordo en investigación en nuevas tecnologías, como es el caso de la informática, que luego es cedida a la industria privada para que engorde sus bolsillos. En nuestro caso, además, las finanzas públicas (nosotros) son quienes pagan las grandes inversiones (infraestructuras de todo tipo, mantenimiento, armamento ­320.000 millones en tanques es el último gasto del PP...­) y los beneficios que con ello se generan van a manos privadas. Ahí tenemos el caso de la Bilbao-Behobia, por la que se nos quiere seguir esquilmando, o el de todas esas obras faraónicas (¿y corruptas?) que al final doblan o triplican su presupuesto inicial. Esa es la base de la economía de libre empresa: el público paga los costes y asume los riesgos mientras el beneficio y el poder se privatizan. Socialismo para los ricos y capitalismo salvaje para la gran mayoría.

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