Fundamentalismo made in USA

x Alizia Stürtze - Historiadora

Bush es, como otros 65 millones de yankis, un born-again, un cristiano que ha «renacido» al redescubrir la fe, y sabe bien que EEUU es un país elegido con una misión divina, el destino mesiánico no sólo de prosperar, enriquecerse y establecer su supremacía militar, sino de liderar la lucha contra el mal (según el momento, comunismo, islamismo, feminismo o catolicismo disfrazado de teología de la liberación).

Esta mezcla de americanismo fundamentalista con la geopolítica, es decir, con el deber/derecho que asiste a los gringos de conquistar antes del segundo advenimiento de Cristo a todas las naciones, no ha surgido con Bush: ha jugado un papel histórico en la política imperialista de EEUU, válido incluso para justificar la eliminación de los indios. Pero este mito que fundamenta el expansionismo yanki es con Bush II más peligroso que nunca, al coincidir con la unipolaridad de su hegemonía y con la universalización uniformizadora del consumismo, de la comunicación de masas, de la cultura y también de la fe.

Y es que nos enfrentamos a una agresiva y acelerada operación de penetración mundial de un neofundamentalismo cristiano ideado y liderado por EEUU, que ha merecido portada del "Time" (desde otra perspectiva, claro). Se trata de una cultura religiosa transnacional, ultraconservadora y patriarcal, que forma parte de la guerra de baja intensidad del imperialismo, que se reproduce a gran velocidad en los países neocoloniales para explotarlos mejor, y que, en Europa Occidental, está contaminando a ciertas comunidades inmigrantes. Procedente de las diferentes confesiones del protestantismo evangélico o de grupos como los testigos de Jehová o los mormones, es una mezcla made in USA de religión y negocio transnacional, comercializada por un agresivo ejército de vendedores internacionales, que santifica la superioridad gringa y su evangelio del éxito, la riqueza y el consumismo, y que busca llenar el hueco dejado por el desmantelamiento social de las culturas locales.

Leyendo sus características, parece que estamos en tiempos de las Cruzadas: la Biblia es un mensaje infalible que hay que cumplir; todo creyente tiene el deber de convertir a otros; estamos en la sexta etapa o dispensación, que culminará, antes de la llegada de Cristo (milenarismo) con una batalla final entre el bien y el mal, que ocurrirá «casualmente» en Oriente Medio, y cuyo signo anunciador será la restauración de Sión (Israel); sus templos están full Gospel (llenos de evangelio), por lo que sus fieles, «habitados» por el Espíritu Santo, tienen poderes milagrosos, incluidos los de curar, profetizar y exorcizar, lo que explica la irresistible expansión de este pentecostismo entre culturas indígenas. Y luego hablan del fundamentalismo islámico.

Gara 23/06/03

 
       

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