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Madrid :: 19/12/2019

“A Dani se le está usando como un cabeza de turco para evitar la solidaridad con Catalunya”

Alejandro Bravo
El agente que le acusa nunca fue hospitalizado y el parte de lesiones que presentó data de dos horas antes de los hechos

Daniel Gallardo es un chico gaditano de 22 años que hace años se emancipó y actualmente reside en Getafe. Comenzó la carrera de Filología Hispánica, pero tuvo que dejarlo por la imposibilidad de compatibilizar sus estudios con los trabajos precarios que iba encadenando y le permitían pagar el alquiler.

El pasado 16 de octubre participó junto a cientos de personas, en su mayoría jóvenes como él, en una concentración en la Plaza de Sol en solidaridad con las movilizaciones en Catalunya. Allí fue testigo de la represión desatada por las fuerzas policiales contra los manifestantes. Cuando su amiga Elsa fue víctima de una brutal agresión por parte de la policía, Dani se vio obligado a intervenir resultando detenido. Desde entonces se encuentra en prisión preventiva en la cárcel de Alcalá Meco, donde va a pasar las navidades.

Sobre él pesan cargos de desórdenes públicos, atentado a la autoridad y lesiones. Convenientemente la policía presentó imágenes de palos grandes con los que supuestamente habrían sido agredidos los policías, pero no hay ningún indicio físico que muestre que Dani haya podido utilizarlos, como magulladuras en las manos o restos de astillas. De hecho, el agente que le acusa nunca fue hospitalizado y el parte de lesiones que presentó data de dos horas antes de los hechos. Pese a ello, el juzgado lo consideró motivo suficiente para decretar prisión provisional para Dani, a pesar de no tener cargos anteriores ni de existir riesgo de fuga.

“Salió a defenderla, como habríamos hecho todos si vemos que están dando una paliza a una amiga nuestra”, cuenta Sara, amiga de Dani y una de las personas que más está luchando por su liberación junto al Movimiento Antirrepresivo de Madrid. En la rueda de prensa convocada ayer por esta plataforma, Sara relataba cómo Dani le explicaba el momento en el que decidió intervenir en defensa de Elsa: “tú no oíste como chillaba”.

De lo único de lo que es culpable Dani es de tratar de parar la paliza que estaba sufriendo su amiga a manos de una policía que puede permitirse actuar con total impunidad. De lo único de lo que es culpable es de salir a protestar contra una represión que terminó sufriendo él mismo. Como afirma Marco, del Movimiento Antirrepresivo, se le está usando como “un cabeza de turco para evitar la solidaridad con Catalunya”.

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Efectivamente, la encarcelación de Dani responde a motivaciones políticas. Se le está aplicando el “derecho penal del enemigo”, que pretende juzgarle por sus opiniones políticas. Es una víctima de la campaña represiva emprendida por el gobierno de Pedro Sánchez, con el Ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska a la cabeza, contra el movimiento democrático catalán y contra toda expresión de solidaridad que surgiera en el resto del Estado.

Dani forma parte de esa juventud trabajadora que no le debe nada a este régimen y a este sistema más que precariedad y miseria. Una juventud que empieza a despertar en todo el mundo y que está protagonizando enormes procesos de lucha como las revueltas en Chile, la resistencia contra el golpe de Estado en Bolivia o la Huelga General en Francia. Una juventud a la que solo se responde con represión, como es el caso de Dani y de tantos otros, como son varios de mis compañeros de La Izquierda Diario.

 

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