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Estado español :: 07/01/2020

Colectivos por la vivienda cuestionan el acuerdo UP-PSOE

Roberto Jara / Izquierda Diario
Es clave poner en pie una izquierda que se plante, que levante sin tapujos medidas radicales y anticapitalista frente a los grandes problemas sociales

Si algo conoce el movimiento antidesahucios es que las promesas se las lleva el viento si no llegan por la lucha y de forma concreta. Ante las medidas sobre vivienda del acuerdo UP-PSOE para una posible investidura, que la PAH define como “listado de buenas intenciones que no contempla ninguna medida concreta”, aseguran que “lo que necesitamos, que no son ni titulares ni buenas intenciones, son derechos garantizados y casa para todas”.

Y es que, tras movilizar el voto por pánico a la ultraderecha, el aire de triunfo social que la izquierda reformista y sus medios dan a las posibilidades de formar gobierno con el PSOE puede “convertirse en un nuevo brindis al sol”, tal y como afirma la PAH. Mientras tanto, a ojos de la PAH, entre estas medidas no se encuentran las “ausentes y necesarias para hacer justicia a casi 1.002.000 desahucios que ha sufrido este país desde los inicios de la crisis y a los que siguen ocurriendo cada 12 minutos a día de hoy.”

Por ejemplo, frente a la promesa del pacto PSOE-UP de “impulsar medidas para asegurar el realojo” en los desahucios, la PAH apunta que “es totalmente insustancial cuando no hay vivienda en manos de la Administración Pública para garantizar esos realojos inmediatos”.

La cantidad de incongrugencias y del acuerdo aparece una y otra vez señaladas por la PAH como huecos por los que puede no cambiar nada la situación a pesar de las promesas que parece asegurar el acuerdo. Así, la PAH ha tenido que indicar que “Estimular la oferta privada de alquiler en suelo público es seguir poniendo la alfombra roja a los fondos buitre y especuladores” ante la venta de tal propuesta como un avance social.

Otra de las lagunas que permite a este acuerdo no cambiar nada es una de sus grandes promesas, “la declaración de zonas urbanas de mercado tensionado” en los lugares donde el alquiler se dispare de forma continuada. Sin embargo no indica a partir de qué precio se considera zona tensionada, ni qué se va a hacer al respecto.

De esta forma, la PAH explica que “a este programa le falta valentía y contundencia al no concretar la definición de zona tensionada, dejando que sean las comunidades autónomas y/o ayuntamientos las que regulen si lo creen conveniente.[...] ir marcando aisladamente zonas tensionadas es ir provocando que la burbuja no desaparezca, solo se vaya trasladando.”

Aunque el Sindicato de Inquilinos advierte que “el alquiler no debería suponer más de un 20% o un 30% de los ingresos”, la realidad es que tiene un coste abrumadoramente superior, alcanzando los 16,4 €/m² en Madrid, es decir, unos mil euros por 60 metros cuadrados de media.

El acuerdo PSOE-UP llega a plantear que es viable “en un marco donde los grandes tenedores de vivienda colaboren con la administración competente para poner a disposición del mercado de alquiler la vivienda vacía a precio razonable”. Pero, ¿es el mismo marco de los fondos buitre, los desahucios, el stock de cientos de miles de pisos de la banca y la subida constante del alquiler?

De esta forma quedando en manos de los grandes tenedores de vivienda decisiones como cuántos pisos se ofertan, cuántos se dedicarán a otras actividades (en especial turísticas) o cuantos se dejarán en stock o pasarán al mercado de compra. Todas son decisiones que se tomarán pensando en como maximizar el lucro, en ningún caso en como satisfacer la necesidad social básica de la vivienda.

El problema de la vivienda y los alquileres no se puede resolver sin tomar medidas radicales contra estos grandes capitalistas. Empezando por la nacionalización de la banca y todo el parque inmobiliario en manos de ésta, las grandes inmobiliarias y fondos de inversión, para poner esos miles de pisos a disposición de las necesidades sociales.

Que éstos sean la base para un parque de alquiler social cabal con los ingresos de la unidad familiar, y mediante impuestos a las grandes fortunas se pueda avanzar con celeridad en la construcción y mejora de tantas viviendas públicas como sean necesarias.

Un programa así no podrá conseguirse por la vía de la negociación parlamentaria con un Gobierno que ha dejado más que claro que -y el historial de su partido lo confirma- que en ningún caso tomará medidas lesivas contra los grandes capitalistas.

De conjunto, PSOE-UP presentaron un programa conjunto de gobierno que incluye tibias medidas de tinte social, pero limitadas por los parámetros del "equilibrio fiscal" y la austeridad presupuestaria exigida por la Unión Europea. Un programa social-liberal con rostro progresista, que no se propone afectar verdaderamente las ganancias mil millonarias de la banca y las empresas del IBEX35, sino garantizarles sus buenos negocios.

Frente a este programa y la hoja de ruta de una izquierda cada vez más domesticada, es clave poner en pie una izquierda que se plante, que levante sin tapujos medidas radicales y anticapitalista frente a los grandes problemas sociales y que se plantee, junto a los movimientos y organizaciones del movimiento de vivienda, poner en pié una gran pelea en las calles para imponer una salida al problema endémico de la vivienda favorable a los sectores populares.

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