Principal |
Estado español :: 04/02/2020

Si la Justicia de este país fuese tal, Aznar estaría en la cárcel por su responsabilidad en crímenes

Insurgente
Con su estúpida soberbia a cuesta, sigue sacando pecho en lugar de estar en la cárcel pagando por su responsabilidad en la destrucción de todo un país

Justificada con mentiras y alejada de las reglas de juego del derecho internacional (nunca contó con el visto bueno de la ONU), la guerra de Iraq, promovida por el ex presidente del Gobierno de los Estados Unidos George Walker Bush y secundada por Tony Blair (entonces primer ministro del Reino Unido) y José María Aznar, ex presidente español, causó decenas de miles de muertes, así como la destrucción del país. Sin embargo, los responsables de la barbarie nunca fueron juzgados.

Efectivamenete, José María Aznar, apoyó la intervención armada de una coalición de países liderada por Estados Unidos contra Iraq bajo el supuesto que aquel país, gobernado entonces por Saddam Hussein, poseía armas de destrucción masiva.

Tantos años después y cuando aún no han aparecido dichas armas (ni van a aparecer, porque nunca existieron), un libro desvela que Aznar fue informado por la oficina de espionaje español, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de la inexistencia de las armas y que éste ignoró el aviso para secundar la iniciativa norteamericana de atacar a Iraq como venganza por el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York en 2001.

El Cofidencial ha reproducido un diálogo aparecido en el libro Destrucción masiva. Nuestro hombre en Bagdad, del periodista Fernando Rueda y de, al parecer, pronta publicación, donde el espía José Antonio Bernal, muerto posteriormente en Iraq, confesó a su padre que el CNI había llegado a la conclusión sobre el terreno de que no existían las armas que, supuestamente, motivaban la guerra, y que así se informó a José María Aznar. El presidente español, según este testimonio, habría ignorado el aviso y siguió con su tesis pública sobre la necesidad de intervenir para destruir dicho armamento.

Lo dicho, Aznar, con su estúpida soberbia a cuesta, sigue sacando pecho en lugar de estar en la cárcel pagando por su responsabilidad en la destrucción de todo un país, de todo un pueblo que aún continúa sufriendo las consecuencias.

NOTA IMPORTANTE: Respecto a la participación española en aquella guerra, se debe añadir el nombre y apellido de otro sujeto que, a pesar de su inmensa responsabilidad en el citado genocidio, nunca fue mencionado como individuo merecedor de ser detenido y juzgado; nos referimos, por supuesto, a Juan Carlos de Borbón, el rey de España, entonces, hoy emérito.

Juan Carlos de Borbón era el Jefe del Estado desde la muerte del dictador español Francisco Franco, y su cargo, desde entonces, nunca ha sido sometido a la voluntad de la población. Pero es que, además, este antidemocrático señor era el Capitán General de las Fuerzas Armadas, de las que ostentaba el mando supremo. Luego, Juan Carlos de Borbón difícilmente pudo estar al margen de la decisión del envío de tropas españolas por parte del presidente Aznar. La firma del Capitán General de las Fuerzas Armadas —su aprobación, en definitiva— tuvo que ser imprescindible para materializar el envío de los soldados españoles a la ilegal y genocida guerra de Iraq.

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/fQ5Z