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La magia de las mascarillas en España: el gobierno, de repente, dice que sí sirven contra el covid19
Tras afirmar reiteradamente que la utilización de mascarillas por parte de toda la población "no servía para evitar el contagio del coronavirus", e incluso podía ser contraproducente, el Gobierno español cambiaba repentinamente de opinión el pasado viernes. Todo indica que en las próximas semanas, y tras concluir el confinamiento, el Ejecutivo recomendará la utilización de mascarillas a los ciudadanos al salir a la calle. Pero, ¿se ha producido algún cambio que justifica este radical cambio de criterio?
"Si no estás enfermo no debes ponerte mascarilla. Llevarla para prevenir no sirve absolutamente de nada". "Las mascarillas son totalmente inútiles".
Desde la misma aparición del SARS-Cov2, y hasta el pasado jueves 30 de marzo, los responsables médicos y políticos del Gobierno español han reiterado este mensaje a la población, animándola a que nos las utilizaran.
Para justificarse, tanto el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, como el ministro de Sanidad. Salvador Illa, han contado también con la opinión de la Organización Mundial de la Salud.
Con ese aval institucional, una cohorte de "especialistas" médicos y periodistas han repetido este “mantra” en todos los medios de comunicación, a pesar de que jamás resistió el más mínimo análisis a la luz de lo que, desde hace meses, se conocía sobre la enfermedad.
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Y es que, para tratar de velar que sus recomendaciones se debían, en realidad, a la falta de oferta de mascarillas, los responsables sanitarios y políticos de España -y la OMS- tuvieron que ocultar la evidencia fundamental.
Dado que el SARS-Cov2 se transmite a través de las gotas de saliva y por contacto cercano, la utilización de cualquier tipo de mascarillas supone una medida de prevención esencial. Si, efectivamente, solo las mascarillas tipo FPP2 y FPP3 incluyen filtros totalmente efectivos para impedir la penetración del virus, incluso las mascarillas quirúrgicas, o las de fabricación casera, constituyen una barrera esencial a la transmisión si son utilizadas por toda la población, tal y como explica el mayor experto chino en coronavirus, George Gao.
"Este virus – apuntaba el doctor George Gao en una entrevista concedida a la revista Science - se transmite por gotitas y por contacto cercano. Por eso tienes que llevar una máscara, porque cuando hablas siempre salen gotas de tu boca. Mucha gente tiene infecciones asintomáticas o presintomáticas. Si llevan máscaras, pueden evitar que las gotas cargadas de virus escapen e infecten a otros".
Este veterano médico, director general de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de China - advertía sin ambages que "el gran error de Europa es que la gente no se pone mascarilla".
Es por el convencimiento de que la utilización de mascarillas es fundamental, y no porque los chinos tengan algún tipo de querencia estética por esa prenda, por lo que su uso se impuso como obligatorio en ese país.
También en Corea del Sur, otro país que ha logrado mantener a raya la pandemia, los expertos médicos expresan la misma seguridad.
"Las mascarillas son definitivamente efectivas. Incluso una mascarilla quirúrgica común. Durante los brotes de SARS y MERS se demostró que las mascarillas eran efectivas para prevenir la infección" - aseguró el profesor Kim Woo-joo, especialista en la materia, en una entrevista concedida a Asian Boss.
Kim Woo-joo se refirió, igualmente, a las recomendaciones que hasta ahora venía realizando la Organización Mundial de la Salud.
"Sé que en Occidente, en Europa y en Estados Unidos, no es frecuente ver a las personas con mascarillas. Y sé que la OMS recomendó que no se las pusieran. No estoy de acuerdo".
"Creo- concluyó Woo-joo - que hay que analizar ese mensaje en su contexto. Creo que la razón es que como la oferta era baja, había que priorizar el uso de las mascarillas para los profesionales médicos".
Sin embargo, ni siquiera la escasa oferta en los países occidentales se puede aceptar como justificación, cuando incluso mascarillas de fabricación casera, utilizadas masivamente, podrían reducir drásticamente los contagios del SARS-Cov2.
La reiteración durante semanas del mensaje falso sobre su supuesta “inutilidad” por parte del gobierno español -y la OMS- debe sumarse, pues, al resto de actuaciones negligentes con respecto a la pandemia que han contribuido a su expansión.
EL GOBIERNO DECIDE AHORA RECOMENDAR EL USO DE LAS MASCARILLAS, ¿PARA IMPONER LA VUELTA AL TRABAJO ANTES DE LO RECOMENDADO POR LA EVOLUCIÓN DE LA PANDEMIA?
Pero la última vuelta de tuerca de esta gestión desastrosa –guiada desde el comienzo más por intereses económicos que por la necesaria protección de la Salud - la daban el pasado viernes los portavoces del Gobierno español.
Durante la rueda de prensa de ese día, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, adelantó -sin atreverse a utilizar aún la palabra- que en adelante "habrá que acostumbrarse a usar equipos de protección personal en la medida en que estén disponibles en grandes cantidades".
Unas horas más tarde, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, era el encargado de confirmar que "el Gobierno contempla la posibilidad de generalizar el uso de mascarillas".
Casi de inmediato, la prensa se hacía eco del increíble giro de 180º, anunciando que “el gobierno pedirá a los españoles que lleven mascarillas en la calle”.
Medios progubernamentales como el diario Público, se apresuraban a “explicar” el radical cambio de criterio, apelando a supuestos "nuevos descubrimientos científicos" de la OMS que “indicarían que el virus sí se puede tener una transmisión aérea”.
Una explicación que, además de ocultar nuevamente la razón principal que siempre ha justificado el uso de mascarillas, seguramente adelanta los nuevos “argumentos” que utilizará el Ejecutivo central para presentar ante la población la monumental incongruencia. Particularmente, porque la nueva recomendación de utilizar mascarillas podría utilizarse, a su vez, como supuesto "paliativo" para poner en marcha la actividad económica antes de lo recomendado por la evolución de la pandemia, siguiendo el dictado de los mismos grupos empresariales cuyos intereses retrasaron la adopción de las medidas necesarias para detenerla.
Y es que si PP y VOX se frotan en estos días las manos pensando en los espurios réditos electorales que esperan obtener de la tragedia sanitaria y social, no es gracias a las escasas críticas que el gobierno recibe desde la izquierda. Ni siquiera, gracias a los interesados ataques de los mercenarios mediáticos de la extrema derecha que – con tanta fuerza como sus colegas “progresistas”- defendieron hasta comienzos del mes de marzo que “era un disparate paralizar por ‘una gripe’ la actividad económica normal”.
Es el propio gobierno socioliberal el que se esfuerza en labrarse una posible derrota electoral, con una gestión negligentemente criminal que solo el partidismo más acrítico, o el comprensible terror a la caverna, pueden permitir ignorar.
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