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Euskal Herria :: 15/05/2020

72 años desde la Nakba, ¡Ni uno más!

Askapena

 El 15 de mayo es el día de la Nakba, el “desastre” en árabe. En este día se conmemora la limpieza étnica de la población palestina por parte del movimiento sionista que permitió la creación del Estado de Israel en 1948 con la complicidad de las potencias imperiales ante la expulsión forzada de la población, las masacres y la destrucción de ciudades y pueblos que el movimiento sionista había puesto en marcha semanas antes.

 La Nakba es la consecuencia de la implementación del proyecto sionista de la creación de un Estado exclusivamente judío en Palestina que comienza a finales del siglo XIX con el establecimiento de las primeras colonias en Palestina y que bebe del colonialismo racista europeo de la época. De hecho, la creación del Estado sionista no podría haberse dado sin el apoyo de las potencias imperiales y la recién creada Organización de las Naciones Unidas. Por un lado, fue Gran Bretaña, que ejercía su poder como potencia colonial sobre Palestina, quien prometió la creación de un “hogar nacional” para los judíos en contra de la voluntad de la población palestina. Por otro, fue la ONU quien decidió el reparto de Palestina en dos Estados, en contra, de nuevo, de la voluntad de las palestinas. Así mismo, ninguno de estos dos actores, tomaron ninguna medida eficaz para detener las masacres, la limpieza étnica y el desplazamiento forzado de población palestina, que se iniciaron antes de que expirara el mandato británico, contribuyendo así al proyecto sionista de establecer un estado colonial y dando luz verde a la política de hechos consumados por parte de Israel. Política con la que, a través de los años y mientras en teoría se compromete a procesos de negociaciones, ha ido anexionando y colonizando cada vez más territorios, violando los derechos de la población palestina, y de paso, también el derecho internacional.

 La limpieza étnica de la población palestina sobre la que se creó el Estado de Israel, supuso la expulsión forzada de entre 750.000 y 800.000 palestinas, la destrucción de entre 418 y 615 localidades, numerosas masacres como la de Deir Yasine, la confiscación de las propiedades de las palestinas, el cambio de nombres de ciudades y pueblos e, incluso, la introducción de nuevas especies vegetales diferentes de las autóctonas. Todo ello para intentar ocultar que antes allí había ciudades, pueblos, campos y casas donde vivían palestinos y palestinas. En la actualidad el número de refugiados y refugiadas palestinas no ha dejado de crecer, así como su lucha por el retorno a sus lugares de origen a pesar de los intentos de negarles este derecho y de mercadear con él.

 Así mismo la Nakba marca el inicio de una serie de disposiciones legales y actos israelíes en contra de la población palestina que crean un sistema de apartheid. Dentro del Estado de Israel, la población palestina tiene menos derechos que los ciudadanos israelíes. En Cisjordania, Israel aplica a las palestinas la ley militar israelí, mientras que aplica la ley civil a los colonos israelíes, en ventaja sobre los primeros, y ha establecido un sistema de colonias, muros, checkpoints y carreteras de uso exclusivo de colonos que aíslan y limitan el movimiento de la población palestina. En Gaza, Israel lleva implementando un bloqueo sistemático desde 2006 concentrando a casi dos millones de personas en lo que se conoce como la cárcel más grande del mundo y los somete a continuos ataques y privación de elementos básicos para la vida.

 A parte de esto, Israel lleva a cabo una persecución continua en contra de la población palestina y su resistencia a su proyecto colonial. Desde los campos de concentración y trabajos forzados en los que se concentró a la población en los años posteriores a 1948, a los castigos colectivos a las familias de las presas con la destrucción de sus viviendas, la tortura, la detención arbitraria sin cargos ni juicios y las ejecuciones extrajudiciales de palestinos y palestinas en la actualidad. Hoy en día hay 5000 presas políticas palestinas en cárceles israelíes, entre ellas 183 menores de edad, y 430 detenidas sin cargos ni juicios que, aparte de la represión sionista, se enfrentan a la amenaza de la pandemia del coronavirus y el empeoramiento de sus condiciones de vida.

 Sin embargo, pese a la represión israelí y la complicidad de la comunidad internacional, la resistencia y la lucha por la autodeterminación y la soberanía del pueblo palestino continua. Es nuestro papel como internacionalistas que luchamos por la liberación de nuestros pueblos, situarnos al lado de las compañeras palestinas.

 Como decíamos, la creación del Estado de Israel no habría sido posible sin el apoyo, velado o directo, de las Naciones Unidas, de la potencia colonizadora de Reino Unido, ni de las principales potencias imperiales. Hoy en día, el Estado sionista sigue dependiendo de la complicidad explícita de las principales potencias imperialistas como EEUU o la UE. Los procesos de negociaciones, como el mal llamado proceso de paz de los acuerdos de Oslo, solo han servido para la expansión del proyecto sionista que, con la política de hechos consumados, va adquiriendo más territorio y control sobre Palestina con total impunidad. Un paso más es el anuncio por parte de las autoridades israelíes de que en julio se anexionará áreas ocupadas de Cisjordania. No sólo no se le ponen límites desde la comunidad internacional sino que se le premia, por ejemplo, adquiriendo tecnologías de vigilancia y control de la población y armamento que Israel vende con la “ventaja comparativa” de haber sido probadas en contra de las palestinas. Esto vuelve a demostrar la máxima de que ¡solo el pueblo salva al pueblo!

 En Euskal Herria, es de sobra conocida la complicidad de las instituciones de la CAV y de los Estados español y francés, con el estado sionista. Hemos visto cómo la Ertzaintza y la policía foral navarra, entre otras, han recibido formaciones en Israel, cómo el Gobierno Vasco incluía a Israel en la lista de socios prioritarios y cómo naturaliza las relaciones con representantes de ese Estado genocida.

 Entre estas complicidades, también se encuentran las de las corporaciones y empresas que, aparte de explotar a sus propias trabajadoras, prestan servicios y contribuyen a las políticas del Estado de Israel. Desde el verano pasado, sabemos que la empresa CAF, con sede en Beasain, y que cuenta entre sus accionistas con el Gobierno Vasco, se le había adjudicado un contrato para la ampliación del tren ligero de Jerusalén. Este tren tiene como objetivo conectar Jerusalén con las colonias israelíes en Cisjordania contribuyendo a la anexión de territorio palestino. Como internacionalistas tenemos que dar una respuesta firme a este hecho y luchar contra todas las complicidades que desde Euskal Herria puedan estar sosteniendo la opresión del pueblo palestino.

 Con motivo de este día, os invitamos a participar en el encuentro (charla?seminario?) sobre la Nakba y la situación de las refugiadas palestinas en Líbano este sábado día 16 a las 18 a través del canal de youtube de Askapena como parte del ciclo de formación “¡Frente al estado de excepción, los pueblos en pie!.”

 La lucha por la liberación del pueblo palestino es la lucha por la liberación de los pueblos, contra el imperialismo y el sistema capitalista patriarcal que lo genera. Quienes oprimen a las palestinas son las mismas que aquí nos condenan a vidas precarias sin ningún tipo de seguridad. Como decimos siempre: hamaika herri borroka bakarra!

 Israeli Boikot!

Gora Palestina askatuta!

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/fS2n