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Pensamiento :: 18/07/2020

18 de Julio de 1936. Ver, oir, no callar y no olvidar

Daniel Fernandez Abella
1936-1939 No fue una Guerra Civil sino un golpe de estado contra un gobierno democrático

Cuando se utiliza el término «Guerra Civil» para hablar del enfrentamiento que se produjo como consecuencia y en respuesta al Golpe Militar del 18 de julio de 1936, se tiende a olvidar: que comenzó tras un acto de rebelión militar contra un gobierno legítima y democráticamente constituido; que los sublevados llevaron a cabo un auténtico genocidio contra los no afectos a su causa; y que la intervención y el apoyo de algunas potencias fascistas europeas fue determinante en el desarrollo militar y resultado final de la contienda.

El papel de las potencias europeas, que crearon un entorno hostil contra la economía española, fue clave en 1936: “El golpe militar no habría sido posible sin la financiación de Mussolini, ni la de Hitler. Fue la primera pieza en Europa de la demolición del orden internacional de los años 30, en la que la España democrática se queda sola. Incluso Gran Bretaña, con grandes intereses económicos en el país, decide dejar caer la República y apoyó a Franco”.

CÓMO SE FRAGUÓ EL GOLPE DE ESTADO:ANTECEDENTES
El 16 de febrero de 1936, se celebraron las terceras elecciones generales en la historia de España, y las que poco tiempo después fueron la consecuencia del violento final de la Segunda República. Las mismas tuvieron un resultado controvertido. Las cifras oficiales daban el 47,1% para el Frente Popular (coalición de izquierdas que agrupaba diferentes partidos); el 45,6% para las derechas, agrupadas en la CEDA, y el centro y el partido nacionalista vasco el 5,3% de los votos, según datos del historiador Javier Tusell. Aunque por poco margen, la izquierda salía favorecida.

A mediados de julio de 1936 tomó cuerpo una doble conspiración, civil y militar, contra el gobierno republicano del Frente Popular. La primera respondía al deseo de reponer en el trono a Alfonso XIII o bien al eterno candidato carlista, Alfonso Carlos de Borbón; la segunda, perseguía el propósito de restaurar un orden social que se estimaba deteriorado.

Muy pronto el elemento militar, con Mola como director, se situó al frente de la conspiración. En ella estaban también generales como Sanjurjo, que moriría más tarde, Franco, Yagüe, Fanjul, Orgaz o Varela. Después se sumaron otros como Queipo de Llano, López Ochoa o Cabanellas. 
El día 14 de julio Mola había impartido la última orden para el golpe, que debería iniciarse tres días después. Para el éxito del mismo fue fundamental el papel jugado por un avión, el Dragon Rapide, alquilado por elementos monárquicos. El aparato, un De Havilland DH 89, salió el día 11 de julio de Croydon, Inglaterra, y tras varias escalas, llegó a Tenerife en secreto tres días más tarde. 
Según lo planeado por Mola, la misión del Dragon Rapide era trasladar en secreto a Franco, Capitán General de Canarias, al protectorado español de Marruecos, donde se pondría al frente del ejército una vez comenzado el golpe. Éste se inició el 17 de julio, cuando las tropas africanas de Marruecos se sublevaron. Extendida por la península, la rebelión triunfa en ciudades como Sevilla, Cádiz, Córdoba, Cáceres, Pamplona, Burgos, Valladolid o Zaragoza. Fracasa, sin embargo, en Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao. 
En la madrugada del 18, el general Franco se pronunciaba contra el Gobierno de la República en Canarias y a lo largo de ese día se fueron sumando otras guarniciones comprometidas. A las 14,33 horas del 18 de julio Franco partió en el Dragon Rapide con destino a Marruecos. Tras hacer escala en Agadir y Casablanca, el 19 de julio llega a Tetuán. 
Puesto al frente del Ejército de África, el 5 de agosto de 1936 pasa a la Península con un fuerte contingente militar. La República de abril, y con ella la España posible que alentaban los reformadores republicanos, había desaparecido en los cálidos días del verano de 1936.
El 18 de julio de 1936 supuso el inicio de una guerra en el estado español que fue el ensayo de las potencias fascistas para comprobar su poder, el objetivo real de la guerra era instaurar un estado fascista que, eliminando cualquier enemigo y erradicando la democracia (en ningún momento se habló de convivencia en los planes golpistas, se habló de eliminar al contrario), permaneciera en el tiempo.

EL PAPEL DEL COMITÉ DE NO INTERVENCIÓN: LA TRAICIÓN INTERNACIONAL

El Comité de NO Intervención fue un Comité creado por iniciativa francesa, bajo fuerte presión diplomática del gobierno británico, cuyo objetivo fue evitar la intervención extranjera en la guerra civil española. El 8 de agosto de 1936, Italia y Alemania se adhirieron al pacto.

De ahí en adelante, hasta 27 países europeos, incluyendo la URSS, se adhirieron al pacto.
La política de no intervención fue una gran farsa diplomática. Mientras las potencias democráticas, Gran Bretaña y Francia, se abstuvieron de intervenir en la guerra civil, Alemania e Italia apoyaron de manera sistemática y decisiva a la España de Franco. Así mismo, la Unión Soviética envió ayuda a la España republicana.

Carente de medios para comprobar las denuncias y acusaciones de infracción del Acuerdo, el Comité se convertía de facto en una pantalla que ocultaba la ayuda militar de algunos de sus adherentes a los sublevados fascistas en contra del Gobierno legítimo español.

El recelo en el Foreign Office ante el sesgo de los acontecimientos en la España republicana y la aplicación de los principios de la política de apaciguamiento están en el origen de esta política.
A modo de conclusión, se puede citar la expresiva apreciación de la “No-Intervención” hecha por el ex ministro de Estado de la República Española, Álvarez del Vayo en su libro ‘La batalla por la libertad’: “Ha sido un brillante modelo del arte de servir en bandeja la víctima de la agresión a los Estados agresores, observando las refinadas maneras del gentleman y dando la sensación, al mismo tiempo, de que el único fin que se persigue al proceder así es conservar la paz”.

Como bien dijo Azaña en su libro Causas de la guerra de España: “La no-intervención, tal como se definió para España, consistía en privar al gobierno español de la posibilidad de comprar armas en los mercados extranjeros. Y tal como se practicaba, consistió en disimular (y, por tanto, en proteger), bajo las discusiones bizantinas del Comité, la intervención a fondo de dos estados”.

Tras la Segunda Guerra Mundial, los países vencedores estaban demasiado ocupados en los nuevos escenarios de la Guerra fría y la cuestión española pasó a un segundo lugar. Si bien es cierto que Stalin en la Conferencia de Postdam afirmó que “Nosotros los rusos consideramos que el presente régimen de Franco en España fue impuesto por Alemania e Italia y que entraña grave peligro para las naciones unidas amantes de la libertad. Opinamos que será bueno crear condiciones tales que el pueblo español pueda establecer el régimen que elija.”, Churchill y Truman no estaban por la labor de meterse de lleno en la cuestión española.

Podemos distinguir dos fases: una de condena y otra de aceptación.

El 12 de diciembre de 1946, la Asamblea General de la ONU acordó por 34 votos a favor, seis en contra y trece abstenciones, la condena del régimen franquista en la que se decía que «por su origen, naturaleza, estructura y comportamiento general, el régimen de Franco es un régimen fascista, organizado e implantado en gran parte merced a la ayuda de la Alemania nazi y de la Italia de Mussolini», lo que «hace imposible que este pueblo participe con los de las Naciones Unidas en los asuntos internacionales… hasta que se forme en España un gobierno nuevo y adecuado… cuya autoridad emane del consentimiento de los gobernados». A continuación recomendaba la inmediata retirada de los embajadores acreditados en Madrid. Esta última medida fue aplicada por la gran mayoría de los países

Si bien los acontecimientos de la guerra fría salvaron al franquismo: la posición macartista fue clave para la supervivencia de la dictadura. La posición anticomunista de EEUU casaba muy bien con la dictadura franquista. El interés de Estados Unidos por España se centró en su valor geoestratégico, pues además de «controlar el estrecho de Gibraltar, el territorio peninsular podía servir también de base de retaguardia para el dispositivo militar estadounidense en Europa, mientras que las islas Canarias ocupaban una privilegiada situación en el control de una extensa área del Atlántico y del África noroccidental».

La instalación de bases militares en territorio español permitió al franquismo abandonar su aislamiento, si bien fue a cambio de las migajas del plan Marshall y ser reconocido con el único gobierno legítimo en España. Esa puñalada trapera fue una sentencia de muerte para el exilio republicano y para todos aquellos que fueron perseguidos, torturados y asesinados, puñalada que todavía en la actualidad sufrimos con monumentos de ensalzamiento a la dictadura, fosas comunes, represaliados y partidos e instituciones que recuerdan la figura del dictador y su legado


¿GOLPE DE ESTADO O GUERRA CIVIL? LA VERDADERA HISTORIA
Cuando se habla de "guerra civil" o "guerra entre hermanos" se olvida o minusvalora la importancia decisiva que tuvo el apoyo de los gobiernos fascistas de Alemania, Italia y Portugal. Su intervención fue determinante. Por ejemplo, la aviación italiana y alemana representó más del 65% del potencial aéreo franquista. Respecto a las tropas terrestres, Italia aportó no menos de 80.000 soldados, Portugal unos 20.000, y las fuerzas militares alemanas sumaron 18.000 hombres. Eran fuerzas perfectamente instruidas, encuadradas en unidades militares y provistas de su correspondiente logística y medios de transporte de tropas. Si a estas fuerzas sumamos las reclutadas en el protectorado de Marruecos, que llegaron a los 75.000 hombres armados, tenemos que todo este contingente representó, aproximadamente el 39% del total de las tropas fascistas.
Los militares españoles no iniciaron una «guerra civil», sino una cobarde y cruel actuación de exterminio ideológico y cultural, es decir, verdaderos crímenes de lesa humanidad, un genocidio contra una población civil desarmada e indefensa.

La mejor manera de intentar justificar ese golpe de Estado fue establecer una política de tensión contra las organizaciones de izquierdas y obreras. Tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, los grupos de extrema derecha se lanzan a la calle para generar un clima de violencia.

Los últimos desencadenantes del conflicto, que sumergió a España en una larga y cruenta noche, de cerca de 40 años, se iniciaron el día 12 de julio, cuando el teniente de la Guardia de Asalto, José del Castillo, fue asesinado sobre las 22:00 horas por cuatro desconocidos de la derecha española.

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/fT2b