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Nacionales E.Herria :: 23/07/2020

[Cast/Eusk] MLNV: Lecciones para el futuro

Hauspoa
Podemos asegurar que ya para el año 2008, lo único que sostenía la existencia del MLNV era la existencia misma de la lucha armada.

Castellano

En el último texto que publicamos, dedicado a la historia de la lucha de clases en Euskal Herria, cerramos el análisis en la apertura del ciclo político que nos ha traído a la situación actual. Pasada la mitad del siglo XX y, especialmente con la creación de ETA (1958), la perspectiva progresistas y de izquierdas fue adquiriendo cada vez más relevancia dentro del movimiento abertzale. No se trataba de un fenómeno nuevo, ya que antes del alzamiento franquista del 36 existían ya expresiones organizativas e ideológicas que desde el abertzalismo apuntaban en esa dirección. EAE-ANV fue quizá el ejemplo más destacado. Sin embargo, no fue hasta la década de 1960 que el socialismo terminó por enraizar definitivamente en el mundo abertzale, que por lo general hasta ese momento, al abrigo del PNV, podemos considerarlo en muchos sentidos reaccionario. Para entonces, el desarrollo industrial ya estaba extendido por muchas comarcas de Euskal Herria, y la lucha obrera bullía por las calles de nuestros pueblos y ciudades, bajo la férrea amenaza de la represión franquista. Por su parte, ese mismo régimen de Franco, que había arremetido violentamente contra la cultura vasca y el movimiento abertzale desde el fin de la Guerra, avanzaba inexorablemente hacia una profunda crisis económica y política. En ese contexto, y con el decidido impulso de una nueva generación abertzale y combativa, se aceleró la tendencia a fusionar la conciencia de clase dentro del marco de la liberación nacional. En el seno de una organización revolucionaria como ETA, se pudo desencadenar todo el potencial liberador que esa combinación guardaba en su interior. Quedaban así establecidas las bases del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV); se ponía en marcha el movimiento que, tomando como eje la independencia y el socialismo, vertebraría la lucha revolucionaria en Euskal Herria durante las próximas décadas.

Llegados a este punto podríamos analizar toda la génesis y desarrollo del MLNV, ya que son numerosos los elementos para el análisis y reflexión que podemos encontrar a lo largo de ese ciclo político que se alargó durante 50 años. Sin embargo, desde la perspectiva actual hoy nos gustaría centrar el análisis hacia el final de dicho ciclo político. En concreto, en el momento en el que la estrategia del MLNV se va agotando, y ante la incapacidad de reinventarse a sí mismo, toma el camino de la desintegración. Tal y como mencionamos en nuestro primer texto, es indudable que a medida que se consumaba la derrota del MLNV (con el cambio de siglo), el sector socialdemócrata fue tomando el control político de lo que se venía denominando como Izquierda Abertzale y desplazó todas sus estructuras al espectro ideológico reformista. Por el contrario, no es menos cierto que el reformismo no hizo más que aprovechar la ocasión lo mejor que pudo; las claves para entender la derrota histórica deberemos hallarlas en el socialismo abertzale revolucionario. En concreto, en su incapacidad para llevar a término sus objetivos. Ahí es donde queremos colocar el análisis de hoy. Y es que para las que tenemos la mirada puesta en la apertura de un nuevo ciclo político revolucionario, es un trabajo fundamental entender las claves que provocaron el agotamiento y la desarticulación del ciclo anterior, y sacar las lecciones pertinentes de ello. ¿Cuáles son, por tanto, los errores que cometió el socialismo abertzale revolucionario? ¿Cuáles las razones del colapso estratégico?

En primer lugar, debemos de prestar atención a factores externos al propio MLNV, que van más allá de sus dinámicas internas, y que sin duda han condicionado el contexto socio-económico y político de Euskal Herria en las últimas décadas. Entre ellos, cabe que subrayar la profunda transformación socio-económica que se ha producido en sociedad vasca en los últimos 60 años. Así, la crisis mundial de 1973 supuso el punto de partida para la desindustrialización y la reforma neoliberal en nuestra tierra. Para la década de los 90, el nuevo ciclo económico había transformado de arriba abajo la composición de clase de la sociedad vasca. Tal y como analizaremos en los siguientes textos, la contradicción entre capital y trabajo seguía vigente (como lo sigue estando hoy en día), pero las condiciones materiales y subjetivas que constituían la clase trabajadora se habían transformado completamente. Como consecuencia de tal transformación, el proletariado industrial, a cuya vera despegó la lucha revolucionaria en los inicios del MLNV, aparecía cada vez en en una proporción menor dentro de la sociedad vasca.

Del mismo modo, con el paso de los años se fue consolidando el cambio de régimen en el Estado español. De la dictadura militar a la democracia liberal, el régimen español logró legitimarse por la vía electoral sin necesidad de ruptura alguna. Una legitimación y cohesión interna que no hizo más que acrecentarse con la entrada en la Unión Europea. En el mismo sentido, en Euskal Herria el autonomismo fue logrando un nivel de arraigo cada vez mayor. No era posible un estado independiente dentro del Estado español, pero sí ir desarrollando estructuras de estado. La burguesía vasca, una vez más de la mano del PNV y en alianza con el poder central de Madrid, se lanzó a esa construcción, cuyo objetivo principal no era otro que la asimilación de Euskal Herria en el marco autonomista español. Así, según iban pasando los años, para muchas vascas fue aumentando la simpatía hacia ese marco administrativo impuesto; teníamos “nuestro gobierno” (Eusko Jaurlaritza), “nuestra policía” (Ertzaintza) o “nuestros medios de comunicación” (EITB). Todo esto impulsó una transformación político-cultural en la sociedad vasca que no podemos ignorar, y que con los años traería graves consecuencias para el movimiento revolucionario. La conciencia obrera y combativa que una vez estuvo generalizada en grandes capas de la población, fue poco a poco sustituida por una la conciencia ciudadanista y cosmopolita; el pensamiento y la ideología burguesa estaban cada vez más extendidos en nuestros pueblos, barrios y ciudades. Más allá del contexto político particular a nivel autonómico y estatal, el desarrollo del estado del bienestar también tuvo mucho que ver a la hora de condicionar la subjetividad de la clase trabajadora. Como conclusión de todo ello, la sociedad vasca pasó de una cultura de la resistencia a una cultura de la falsa convivencia forjada a expensas de un conflicto social y nacional aún sin resolver.

Por otro lado, la represión también ha sido otro factor externo que ha condicionado enormemente al MLNV. Más allá de la “transición”, la actividad represiva del Estado español continuó sin mayores modificaciones. Con el paso de los años, sin embargo, la persecución policial aprendió abordar la labor represiva desde una perspectiva más selectiva, más quirúrgica; de golpear directamente a amplios sectores de la sociedad vasca en su conjunto, paso a centrarse en los elementos y estructuras específicas del MLNV: operaciones policiales constantes, detenciones de cuadros, ilegalizaciones, golpes a organizaciones, torturas salvajes, condicionamiento de las movilizaciones callejeras… En las Vascongadas, la Ertzaintza y el PNV fueron constituyéndose como colaboradores indispensables en esa tarea; en Ipar Euskal Herria, de forma similar, la coordinación policial con el Estado francés fue siendo cada vez más estrecha. Si a todo esto le sumamos el sistema de euro-órdenes que se puso en marcha a nivel europeo y la lucha que se emprendió contra el “terrorismo global” tras el atentado de las Torres Gemelas, cada vez se hizo más difícil llevar adelante la actividad revolucionaria en condiciones adecuadas.

Por último, no podemos dejar de mencionar los cambios que sucedieron en el escenario geopolítico e ideológico internacional. Con la caída de la URSS el neoliberalismo pudo tomar una dimensión mundial sin ningún tipo de obstáculo, abriendo las puertas a la Globalización. Parecía que la lucha de clases estaba históricamente agotada y la mayoría de movimientos socialistas y revolucionarios se quedaron sin rumbo ideológico. Al mismo tiempo, en las academias universitarias se iban desarrollando nuevas propuestas ideológicas dentro del paisaje progresista y de izquierdas, muchas de ellas en torno al marco de pensamiento posmoderno. A ese respecto, debemos de conceder a dicha corriente haber sabido aportar ciertos elementos a la perspectiva de género, trayéndola al centro del panorama político, así como aportaciones en torno a la concepción de las relaciones de poder. Aún así, en el contexto de los movimientos revolucionarios, la posmodernidad hizo las veces de licuadora ideológica, sirviendo en bandeja a la ideología burguesa y liberal la posibilidad de parcializar y disgregar la perspectiva revolucionaria. Un resultado a todas luces desastroso.

Con todo, para inicios del siglo XXI, el MLNV se encontraba sin duda ante la necesidad de repensar y reconstruir la estrategia revolucionaria; lo que obviamente nunca llegó a suceder. Al igual que en muchos otros movimientos revolucionarios, en el nuestro también (quizás un poco más tarde) se terminó tomando el camino reformista, con la socialdemocracia y el institucionalismo burgués a la cabeza. Es cierto que el contexto había cambiado de raíz y que el reformismo jugó bien sus cartas. Pero como hemos subrayado anteriormente, la incapacidad para dar una respuesta revolucionaria ante las nuevas condiciones es responsabilidad únicamente de las revolucionarias. En nuestra opinión, los errores y carencias que para entonces se habían ido acumulando durante años dentro del MLNV, hicieron imposible revertir la situación en el momento que correspondía. Era responsabilidad de nosotras las revolucionarias identificar y corregir esas carencias, pero, por diferentes razones, no ocurrió así. Por eso, los fallos y carencias que enumeramos a continuación, más que como ataque, las subrayamos en nuestro análisis como autocrítica. Se trata, además, de tendencias que siempre van a aflorar en los movimientos revolucionarios y que, por tanto, habremos de tener muy presente en el futuro si no queremos repetir los errores del pasado:

• Formación. Por diversas razones, el peso que adquiría la formación en el proceso militante fue disminuyendo, llegando a cumplir una función cada vez más secundaria. Hay que entender la importancia central de la formación más allá del intelectualismo; para entender la realidad de manera crítica y para actuar en ella en una dirección revolucionaria, es imprescindible la formación básica de los nuevos cuadros, así como profundizar en la formación de las que ya están en el movimiento. Las carencias que fueron generalizándose en la formación básica alimentaron una actitud acrítica, una confianza ciega en las estructuras y el corporativismo. Como consecuencia, a la hora de reinventar el movimiento en claves revolucionarias o a la hora de hacer frente al reformismo, se impusieron la incapacidad y la pasividad.

• Ética revolucionaria. La revolucionaria no debe solo pensar y decir; también ha de hacer. Y demasiadas veces, esa práctica no ha ido acorde con los valores revolucionarios que se teorizaban. Qué duda cabe que, dependiendo del contexto, la militante revolucionaria debe aprender a vivir con la contradicción; pero al mismo tiempo debe ser el reflejo revolucionario de esos valores por los que luchamos. El cuadro revolucionario debe estar en un esfuerzo constante por materializar en sí mismo y en el movimiento esa vida libre sin propiedad privada ni dominación. En ese sentido, el compromiso y la ética militante han tenido relevancia dentro del MLNV, pero por diferentes razones no se le ha ofrecido la centralidad que requería. Son ejemplo de ello las actitudes patriarcales, individualistas, agresivas y arrogantes, consumistas… que se han reproducido entre las militantes. En muchos sentidos, el mismo movimiento fue un mero reflejo de la sociedad patriarcal y capitalista de la que partía.

• Perspectiva de clase. Al igual que con la formación, conforme avanzaban los años, se fue dejando de lado la importancia de la cuestión de clase y ésta pasó a ser un objeto de estudio sectorial. No hemos de olvidar que la perspectiva de clase es la mejor vacuna contra el pensamiento burgués y liberal; la clave para entender y superar las raíces de la dominación, y por tanto, la garantía de que el camino revolucionario se mantendrá siempre a favor de las oprimidas. Además de eso, y partiendo de las lecciones del proceso de lucha e historia que había ido acumulando durante a lo largo de las décadas, el movimiento perdió la oportunidad de impulsar una teoría unificada para la revolución socialista vasca. Tampoco llegó a realizarse un diseño estratégico de la lucha de clases que debía darse en Euskal Herria. De este modo, la unidad estratégica y organizativa fue rompiéndose paulatinamente, lo que fue acumulándose como carencia estructural dentro del movimiento.

• La debilidad de las organizaciones socialistas-revolucionarias. Unido a lo anterior, dentro del MLNV han convivido diferentes sensibilidades de izquierdas, empezando por las tendencias libertarias hasta las socialdemócratas, pasando por el comunismo o el socialismo abertzale. Ya sea por la represión, ya sea por cambios sociales y económicos más profundos, la posición, teoría y organización socialista-revolucionaria fue perdiendo peso dentro de la izquierda abertzale, mientras se iban fortaleciendo paradigmas, militantes y organizaciones ubicadas en coordenadas reformistas.

• Burocratización. La dirección política, junto con la figura de las liberadas, se fue burocratizando. En sí mismo, la figura de la liberada es esencial para cualquier proceso revolucionario; así ha sido en el nuestro, y durante años el mayor nivel de compromiso y las condiciones de vida más duras han recaído sobre las liberadas. Sin embargo, con los años (y sobre todo a partir del cambio de estrategia) esa condición se fue distorsionando; de suponer la figura de mayor responsabilidad y sacrificio revolucionario, pasó a representar un mero cargo político asalariado. De la misma manera, la falta de transparencia impulsó el corporativismo, al tiempo que la falta de información obstaculizaba el debate. Las dinámicas de nivel nacional tomaron preferencia frente a las de nivel local y se fue reduciendo la diversidad y flexibilidad organizativa que había sido característico de ciertos sectores del MLNV. Se iban generalizando las condiciones para el dirigismo y los personalismos, o sea, las condiciones para tomar decisiones cada vez más por encima de la base social.

• La alianza nacional con la burguesía vasca. Ésta ha sido una de las mayores tensiones que se ha dado al interior del MLNV: Txiberta, Lizarra-Garazi, la unidad de fuerzas soberanistas de los últimos años… Esto es, aliarse con la burguesía vasca para construir el Estado burgués vasco primero, y luego ya avanzaremos hacia el socialismo; o construir la independencia y el socialismo mediante el proceso de lucha en sí mismo, tomando la independencia de clase como punto de partida. Los acontecimientos de los últimos años nos muestran que ha terminado por imponerse la primera opción. Aunque hay mucho que decir en este tema, nos gustaría recalcar lo siguiente. A día de hoy caben pocas dudas de que no se calibró adecuadamente el papel que el PNV debía jugar en todo esto y la capacidad política que ha mostrado como agente político. De hecho, hasta el momento podemos asegurar que siempre ha estado cómodo en el autonomismo y nunca ha tenido un interés real en crear un Estado burgués en Euskal Herria. El Estado español siempre ha protegido sus intereses de clase y parece que así seguirá haciéndolo. De este modo, podemos comprobar cómo ha sabido sacar el mayor provecho posible a cada coyuntura que se le presentaba y a día de hoy está más fuerte que nunca.

• Institucionalismo. El parlamentarismo liberal siempre crea corrupción y aburguesamiento. Si no va acompañado de una tensión en los ejes de opresión, de la confrontación y la presión popular, ese parlamentarismo termina por absorberte en su propia lógica. Si la participación en las instituciones no va encaminada a alimentar un poder popular y obrero que supere la misma institución, terminará por fagocitarte. Con los años, el ámbito institucional se fue convirtiendo en prioritario para el MLNV, al tiempo que la radicalización que había que hacer con paciencia y pedagogía en los sectores obreros y populares fue perdiendo relevancia. En términos generales, podemos asegurar que durante toda la historia del MLNV ha existido una relación en continuo desequilibrio entre la lucha institucional, la lucha armada y el movimiento popular.

• Las áreas metropolitanas. Uno de los retos del MLNV siempre ha sido superar los límites identitarios que atravesaban la sociedad vasca. Y falló en ese propósito. Gran parte del pueblo trabajador vasco se concentra en zonas metropolitanas (la margen izquierda de Bizkaia, por ejemplo), y las dificultades para enraizar en esos territorios han sido históricamente manifiestas. Es en esas zonas donde viven las capas de población que están en peor situación y si queremos lograr una unidad de clase que sirva de catalizador para el proceso de lucha, es imprescindible que los trabajadores de estos sectores se unan al proceso de liberación. Entre las razones que explican esta incapacidad, puede encontrarse el desplazamiento de la perspectiva de clase del centro de la perspectiva estrategica; de hecho, en las primeras décadas del MLNV, cuando la centralidad de la cuestión de clase era manifiesta, los migrantes se unían con mucha más facilidad a la lucha de liberación.

Con todo, tenemos que la suma de estos fallos, dificultades y carencias se fueron acumulando conforme pasaban los años. Puede que en algunos casos no llegaran a identificarse; en otros casos, el acelerado ritmo del proceso de militancia o la represión policial dificultaron enormemente hacerles frente. Además, a pesar de que el cambio de estrategia terminó de materializarse entre 2008-2013, fue madurando como un proceso más largo y complejo. En nuestra opinión, las claves para entenderlo están en la década de los 90: la desaparición de HASI y el vacío que dejó; los cambios que se dieron a partir del año 92 y la reconfiguración de KAS; el despliegue de la estrategia de construcción nacional y la negociación entre élites políticas (PNV-Izquierda Abertzale) que se dio paralelamente; las dinámicas posteriores a Lizarra-Garazi… Aunque no lo abordaremos en esta ocasión, sería necesario investigar en profundidad los movimientos y acontecimientos que sucedieron en esa década.

De cualquier manera, podemos asegurar que ya para el año 2008, lo único que sostenía la existencia del MLNV era la existencia misma de la lucha armada. Lo que formalmente aparecía estructurado como un movimiento revolucionario, carecía ya de una estrategia y una praxis política revolucionaria. Así, al desaparecer la lucha armada, desapareció el principal factor de cohesión. En el proceso de desarticulación, la lucha armada y sus consecuencias tomaron centralidad, lo que nos distrajo de la cuestión sobre la que realmente hubo de pivotar todo el proceso; es decir, la reformulación de una estrategia revolucionaria capaz de garantizar la liberación de este pueblo. Queda fuera de toda duda que en las condiciones actuales carece de sentido retomar la lucha armada, pero más allá de eso, ¿por qué renunciar a la perspectiva y práctica política revolucionaria? Ahí está la clave principal para entender la situación que vivimos hoy en día; en el proceso de desintegración del MLNV no solo se desmantelaron las estructuras armadas, sino que también se desmanteló completamente la estructura organizativa y teórica que podría reformular la estrategia revolucionaria. No solo eso, sino que se impidió y obstaculizó la creación de cualquier espacio organizativo que apuntara en esa dirección.

En el vacío que provocó este contexto, el reformismo, que siempre había existido, tomó el control. Por el camino de la socialdemocracia, y con la ayuda de los errores acumulados durante años, el MLNV se convirtió en un partido político normalizado, dispuesto a participar en el juego parlamentario burgués. Además, centró su propuesta política en ese peligroso campo de juego. Se abandonó la riqueza organizativa del movimiento, la lucha y radicalidad ideológicas, la combatividad en las calles, se destruyeron las estructuras que podían cumplir una función revolucionaria y se confirmó la apuesta por el acercamiento a la burguesía vasca. Cada vez la integración en el sistema era más completa, y a día de hoy, podemos asegurar que el pueblo trabajador vasco ha dejado de ser un dolor de cabeza de primer nivel para los estados y el capital.

Y a pesar de todo esto, la fase actual también nos abre nuevas opciones. Tenemos frente a nosotras una oportunidad histórica para reformular de arriba abajo la teoría y práctica revolucionarias, tarea a la que cada vez se encomienda más gente a lo largo y ancho de Euskal Herria. De igual modo, no debemos olvidar tampoco el potencial político y organizativo que aún conserva Euskal Herria, el aliento y el latido revolucionario que todavía persiste en este pueblo. Qué duda cabe que todo esto únicamente es posible gracias a las miles de militantes que que han luchado por la libertad de este pueblo durante las décadas anteriores. Izan direlako gara, garelako izango dira. Por tanto, no nos queda otra que aprender de las lecciones que nos ofrece el pasado y apuntar hacia el futuro. Un futuro en el que la propuesta revolucionaria habrá de materializarse bajo una conciencia de clase, feminista y nacional. Por el contrario, el autonomismo, el estatutismo, la falsa paz o cualquier otra opción que nos reconcilie con el capital y los estados nunca podrán dar una solución real a los problemas, ya que se basan precisamente en ocultar las raíces de los problemas. Así pues, unamos fuerzas, reorganicémonos, construyamos la estrategia revolucionaria y pongámonos a caminar en esa dirección. Esas son, en nuestra opinión, las prioridades que requiere la fase histórica actual. En lo que a nosotras respecta, en el próximo texto nos centraremos en analizar las formas que adopta hoy en día el sistema de dominación.

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Euskera

Aurreko testua Euskal Herriko klase borrokaren historiarieskaini genion eta analisia gaur egungo egoerara ekarri gaituen azken ziklo politikoaren irekieran utzi genuen. XX. mendearen erdialdetik aurrera, eta bereziki, ETAren sorrerarekin (1958), abertzaletasunaren baitan ikuspegi aurrerakoi eta ezkertiarra gero eta leku handiagoa hartuz joan ziren. Bazeuden tendentzia horren aurrekariak, besteak beste 36ko altxamendu frankista baino lehenago sortutako EAE-ANV, baina historikoki atzerakoia zen abertzaletasunean sozialismoa ez zen errotu 1960. hamarkadara arte. Garapen industriala Euskal Herriko eremu askotara hedatua zegoen harrezkero eta langile borroka pil-pilean, errepresio frankistaren mehatxupean. Bestalde, Francoren erregimena, euskal kultura eta abertzaletasunaren kontra ere bortizki oldartua zena Gerraren amaieratik, krisi ekonomiko eta politiko sakon baten murgilduz zihoan. Testuinguru horretan, langile kontzientziak nazio askapenarekin bat egiteko joera azkartu zen, belaunaldi gazteek bultzatuta. ETA bezalako antolakunde iraultzaile baten baitan, konbinazio horrek bere baitan gordetzen zuen potentzial askatzaile guztia piztu zuen. Euskal Nazio Askapenerako Mugimenduaren (ENAM) oinarriak ezarriak zeuden; hurrengo hamarkadetan herri honen independentzia eta sozialismoaren alde, borroka iraultzailea gorpuztuko zuen mugimendua martxan zen.

Puntu honetara helduta, ENAMen genesi eta garapen osoa azter genezake, 50 urtez luzatu zen ziklo politikoan elementu ugari baitaude analisirako eta hausnarketarako. Hala ere, egungo ikuspuntutik, eta aurrera jo nahi duen begirada iraultzaile batekin, gaurkoan azterketa momentu zehatz baten kokatu nahiko genuke. Alegia, ENAM estrategikoki agortu zeneko momentua eta bere burua berrasmatzeko gaitasunik gabe, desintegraziorako bidea hartu zuenekoa. Gure lehenengo testuan adierazi bezala, argi ikusten dugu ENAMen porrotaren ondotik (mende aldaketarekin) sektore sozialdemokratak kontrol politikoa hartu eta egitura guztiak erreformaren koordenadetan kokatu zituela. Hala ere, hori bezain argia da, erreformismoak abagunea behar bezala probesten baino ez zuela jakin izan; porrot historikoaren gakoa sozialismo abertzale iraultzailearen huts egitean kokatu beharko genuke. Hein handi batean, proiektu iraultzaileak bere helburuak betetzeko gaitasun ezak eragin zuen ENAMen desegitea. Hor kokatu nahi dugu gaurko analisia; ziklo iraultzaile berri baten irekieran begirada jarrita daukagunontzat, funtsezko lana baita aurreko zikloaren agorpena eta porrota eragin zuten gakoak ulertzea eta horietatik irakaspenak ateratzea. Zeintzuk dira, beraz, sozialismo abertzale iraultzailearen huts egiteak? Zeintzuk kolapso estrategikoaren arrazoiak?

Lehenengo eta behin, badaude zenbait kanpo faktore ez dagozkionak ENAMi berari eta ezbairik gabe Euskal Herriko testuinguru sozioekonomiko eta politikoa baldintzatu dutenak. Horien artean azpimarratzekoa da azken 60 urteetan euskal jendartean emandako eraldaketa sozioekonomikoaren sakontasuna. 1973ko mundu mailako krisiak gurean desindustrializazioa eta erreforma neoliberalaren abiapuntua ezarri zuen. 90. hamarkadarako, ziklo ekonomiko berriak euskal jendartearen klase konposizioa goitik behera eraldatua zuen. Ondorengo testuetan aztertuko dugun bezala, lana eta kapitalaren arteko kontraesanak bertan zirauen (eta oraindik badirau), baina langile klasearen baldintza material eta subjektiboak erabat antzaldatuak ziren. Ondorioz, ENAMen hastapenetan borroka iraultzailearen abangoardia hartu zuen proletargo industriala gero eta proportzio txikiagoan agertzen zen euskal jendartean.

Era berean, Espainian erregimen aldaketa finkatuz zihoan; diktadura militarretik demokrazia liberalera, erregimen espainola bozka bidez zilegiztatu zen inolako hausturarik gabe. Europar Batasunean sartzearekin batera, barne kohesioa eta zilegiztatzea areagotu zen. Gurean, autonomismoa gero eta errotze maila altuagoa lortuz joan zen. Estatu espainolaren baitan ez zen posible estatu independiente bat, baina bai estatu egiturak garatzen joatea. Euskal burgesiak EAJren eskutik ekin zion eraikuntza horri; beste behin, Madrilgo botere zentralarekin aliantzan, eraikuntza horren helburu nagusia Euskal Herriaren asimilazioa izan zen espainiar marko autonomistan. Horrela, urteak aurrera egin ahala, estatu egitura eta marko administratibo inposatu horiekiko atxikimendua areagotuz joan zen euskaldun askorentzako; bageneukan “gure gobernua” (Eusko Jaurlaritza), “gure polizia” (Ertzaintza) edota “gure komunikabideak” (EITB). Honek guztiak saihestu ezin dugun transformazio politiko-kulturala abiatu zuen euskal jendartean, mugimendu iraultzailearentzako ondorio larriak izango zituena. Behinola hedatua egon zen langile kontzientziaren gainean, kontzientzia hiritar metropolitarra gailenduz joan zen; pentsamendu eta ideologia burgesa gero eta hedatuagoak ziren gure herri, auzo eta hirietan. Ongizatearen Estatuak ere zeresan handia izan zuen langile klasearen subjektibitatea baldintzatzeko orduan. Horrela, erresistentziaren kultura batetik, bizikidetza faltsuaren kultura batera igaro zen euskal jendartea; ebatzi gabeko gatazka sozial eta nazionalaren gibelean eraiki nahi izan den bizikidetza faltsua, hain zuzen ere.

Errepresioa izan da ENAM baldintzatu duen beste kanpo faktore bat. “Trantsizioak” trantsizio, Estatu espainolaren jardun errepresiboa bere horretan mantendu zen. Hala ere, urteak aurrera egin ahala, jazarpen polizialak zehatzagoa, kirurjikoagoa, izaten ikasi zuen; euskal jendartea bere osotasunean eta zuzenean kolpatu gabe, ENAMeko elementu eta egiturak astintzean zentratu zen: operazio polizialak noiznahi, koadroen atxiloketak, antolakundeen kolpatzeak, tortura basatiak, kale mobilizazioen baldintzatzea… Baskongadetan Ertzaintza eta EAJ premiazko kolaboratzaileak bilakatu ziren egiteko horretan; Ipar Euskal Herrian, berriz, estatu frantsesarekin gero eta koordinazio polizial estuagoa zegoen. Honi guztiari Europa mailan martxan jarri zen euroagindu sistema eta Dorre Bikien atentatuaz geroztik “terrorismoaren globalaren” aurka abiatutako borroka gehitzen badiogu, gero eta zailagoa bilakatu zen jardun iraultzailea baldintza egokietan aurrera eramatea.

Azkenik, eszenatoki internazionalean gertatutako aldaketak aipatu behar ditugu. SESBren erorketarekin neoliberalismoak mundu mailako dimentsioa hartu zuen, globalizazioari ateak irekiz. Klase borroka historikoki agortuta zegoela zirudien eta mugimendu sozialista eta iraultzaile gehienak ideologikoki noraezean geratu ziren. Bitartean, akademia unibertsitarioetan, pentsamendu postmodernoa oinarri hartuz, proposamen ideologiko berriak garatuz zihoazen paisaia “ezkertiar” edo progresistaren baitan. Onartu behar dugu zenbait aportazio interesgarri egin zirela korronte horretatik: besteak beste, genero ikuspegia aberastu eta erdigunera ekarri, edota botere harremanen ulerkerari buruzko ekarpenak. Hala ere, mugimendu iraultzaileen testuinguruan, oro har, txikizio ideologikoa eragin zuen postmodernitateak. Alegia, ideologia burges eta liberalak ondo baino hobeto erabili zituen iturri postmodernoak ikuspegi iraultzailea partzializatzeko eta disgregatzeko.

Honen guztiaren aurrean, XXI. mende hasierarako, ezbairik gabe, estrategia iraultzailea birpentsatu eta berreraikitzeko beharra zegoen. Argi dago ez zela horrelakorik gertatu; beste mugimendu iraultzaile askotan bezala, gurean ere (agian zertxobait beranduago), erreformismorako bidea hartu zen, sozialdemokraziak eta instituzionalismoak gidatuta. Egia da testuingurua errotik aldatuta zegoela eta erreformismoak bere kartak ondo jokatu zituela. Baina baldintza berrien aurrean erantzun iraultzaile bat emateko ezgaitasuna iraultzaileon ardura baino ez da. Gure ustez, ordurako ENAMen barruan urteetan zehar metatuz joan ziren akats eta gabeziek, ezinezkoa egin zuten zegokion momentuan egoerari buelta ematea. Iraultzaileon betebeharra zen gabezi horiek antzematea eta zuzentzea, baina arrazoi ezberdinengatik ez zen horrela gertatu. Horregatik, ondoren zerrendatzen ditugun akats eta gabeziak, eraso baino, autokritika bezala plazaratzen ditugu. Edozein mugimendu iraultzailetan beti azaleratuko diren tendentziak dira, eta beraz, etorkizunera begira, kontuan hartu beharko ditugu iraganeko hanka-sartze berdinak ez egiteko:

• Formakuntza. Formakuntzari ez zitzaion behar besteko garrantzirik eman eta gero eta gehiago funtzio sekundarioa betez joan zen. Intelektualismotik haratago ulertu behar da formakuntzaren garrantzi zentrala; errelitatea era kritikoan ulertzeko eta bertan norabide iraultzailean eragiteko ezinbestekoa da koadro berrien oinarrizko formakuntza, zein dagoeneko mugimenduan daudenen sakontze formakuntza. Oinarrizko formakuntzan orokortzen hasi ziren gabeziek akritikotasuna, egiturekiko konfiantza itsua eta korporatibismoa elikatu zituen. Ondorioz, mugimendua gako iraultzaileetan berrasmatzerako orduan edota erreformismoari aurre egiterako momentuan, ezintasuna eta pasibotasuna nagusitu ziren.

• Etika iraultzailea. Iraultzaileak ez du bakarrik pentsatu eta esan behar; egin ere, egin behar du. Eta gehiegitan, egite horrek ez du bat egin izan pentsatutako balio iraultzaileekin. Argi dago, testuinguruaren arabera, militante iraultzaileak kontraesanarekin bizitzen ikasi behar duela, baina era berean, borrokatzen duen jendarte berriaren islada garbiena izan behar da. Etorkizuneko momentu hori, jabetza pribaturik eta dominaziorik gabeko bizitza askea, bere baitan eta mugimenduaren baitan materializatzeko etengabeko ahaleginean aritu behar da koadro iraultzailea. Konpromiso eta etika militantearen aferak garrantzia izan du ENAMen barruan, baina arrazoi ezberdinengatik ez zaio dagokion zentralitatea eskaini. Horren adibide izan dira militanteen artean erreproduzitu diren jarrera oldarkor, patriarkal, indibidualista, kontsumistak… Zentzu askotan, mugimendua bera jendarte patriarkal eta kapitalistaren islada hutsa baino ez zen.

• Klase ikuspegia. Urteak aurrera egin ahala, klase ikuspegiaren garrantzia alboratuz joan zen eta aztergai sektoriala izatera pasatu zen. Pentsamendu burges eta liberalarekiko txerto eraginkorrena da klase ikuspegia analisien erdigunean mantentzea; baita norabide iraultzailea beti zapalduen mesedetara mantenduko denaren bermea ere. Dominazioaren erroak ulertu eta gainditzeko gakoa. Horrez gain, hamarkadetako borroka prozesuaren irakaspenetatik eta euskal historia eta kultura abiapuntutzat hartuta, ez zen euskal iraultza sozialistarako teoria orokor eta bateratu bat bultzatu. Euskal Herrian eman beharreko klase borrokaren diseinu estrategikoa ere ez zen gauzatu. Batasun estrategiko eta organizatiboa hautsiz joan zen eta hau guztia, gabezia estruktural bezala metatuz joan zen mugimenduaren baitan.

• Antolakunde sozialista-iraultzaileen ahuldadea. Aurrekoarekin lotua, ENAMen baitan ezkerreko sentsibilitate ezberdinak elkarbizi izan dira, hasi tendentzia libertarioetatik eta sozialdemokratetara, komunismo edota sozialismo abertzaletik pasatuta. Bai errepresioaren eraginez, eta baita aldaketa sozial eta ekonomiko sakonagoen ondorioz, ezker abertzalearen baitan posizio, teoria eta antolakuntza sozialista-iraultzailea pisua galtzen joan zen, erreformismoaren magalean kokatutako paradigma, militante zein antolakundeak indartzen joatearekin batera.

• Burokratizazioa. Zuzendaritza politikoa, liberatuaren figurarekin batera, burokratizatuz joan zen. Berez, liberatuaren figura ezinbestekoa da edozein prozesu iraultzaileetan; gurean ere horrela izan da, eta urteetan zehar konpromiso maila altuena eta bizi baldintza gogorrenak liberatuen gain jausi dira. Hala ere, urteekin (eta batez ere estrategia aldaketatik aurrera) izaera hori higatuz joan zen; betebehar iraultzaile gorena suposatzetik, soldatapeko kargu politiko soil bat izatera pasatu da. Era berean, transparentzia faltak korporatibismoa bultzatu zuen, informazio faltak eztabaida oztopatzen baitzuen. Nazional mailako dinamikek maila lokaleekiko lehentasuna hartu zuten eta ENAMen zenbait eremutan bereizgarri izan zen malgutasun organizatiboa murriztuz joan zen. Dirigismo eta personalismoentzako baldintzak orokortuz zihoazen, erabakiak gero eta gehiago oinarri sozialaren gainetik hartzeko baldintzak, alegia.

• Euskal burgesiarekin aliantza nazionala. Txiberta, Lizarra-Garazi, azken urteetako indar soberanisten batasuna… ENAMen barruan eman izan den tentsio nagusietako bat izan da hori: euskal burgesiarekin bat egin Euskal Estatu burgesa eraikitzeko, eta gero gerokoak; edo klase independentzian oinarrituta, independentzia eta sozialismoa borrokaz eraiki. Azken hamarkadako gertakariek lehenengoa gailendu dela adierazten digute. Hemen asko esateko badago ere, ondorengo hausnarketa azpimarratu nahiko genuke. EAJk bete behar zuen papera eta erakutsi duen gaitasun politikoa ez zen behar bezala kalibratu. Autonomismoan eroso egon da beti eta ez du inoiz interes errealik izan Euskal Herrian Estatu burgesik sortzeko. Estatu espainolak babesten zituen bere klase interesak eta ematen du horrela izaten jarraituko duela. Horrela, koiuntura bakoitza ahal bezain ondo probesten jakin izan du eta inoiz baino indartsuago dago orain.

• Instituzionalismoa. Parlamentarismo liberalak beti sortzen du ustelkeria eta aburgesamendua. Zapalkuntza ardatzetan beharrezkoa den tentsionamendua ez badoa gatazka eta konfrontazioaz lagunduta, parlamentarismo horrek bere logikan xurgatuko zaitu. Instituzioetan parte hartzeak, instituzioa bera gaindituko duen herri eta langile boterea elikatzera norabidetuta ez badoa, bertan fagotizatuko zaitu. Urteekin, esparru instituzionala ENAMen lehentasuna bilakatuz joan zen eta bestalde, langile eta herri sektoreetan, pedagogiaz eta pazientziaz egin beharreko erradikalizazioa, garrantzia galduz joan zen. Oro har, esan dezakegu, ENAMen historian zehar, borroka instituzionalaren, borroka armatuaren eta herri mugimenduaren arteko desoreka konstante bat izan dela.

• Hiri eremuak. ENAMen erronketako bat euskal jendartean agertzen ziren muga identitarioak gainditzea izan da, eta hiri eremu handietan errotzea. Eta kale egin zuen horretan. Eremu metropolitarretan (Bizkaiko Ezkerraldean, esaterako) batzen da gaur egun euskal herri langilearen gehiengoa eta eremu horietan errotzeko zailtasunak agerikoak izan dira historikoki. Egoera kaxkarrenean dauden populazio geruzak bizi dira eremuotan eta klase batasuna lortze aldera ezinbestekoa da bertako langileak askapen prozesura batzea. Langile ikuspegia estrategiaren erdigunetik aldentzea izan daiteke ezintasun honen arrazoietako bat, ENAMen lehenengo hamarkadetan migranteak askoz ere errezago batzen baitziren askapen borrokara.

Akats, zailtasun eta gabezia hauek guztiak metatuz joan ziren urteak pasa ahala. Baliteke batzuk identifikatu ez izana; beste batzuetan, garaiko militantzia prozesuaren abiadurak edo presio polizialak benetan zailduko zuten gabezia horiei aurre egitea. Gainera, estrategia aldaketa 2008-2013 bitartean gauzatu bazen ere, prozesu luzeago eta konplexuago bezala joan zen gauzatzen. Prozesu hori behar bezala ulertzeko ikerketa sakonago bat behar bada ere, gure ustetan, 90. hamarkadan kokatzen ditugu korapiloaren gakoak: HASIren desagerpena eta horrek utzitako hutsunea; 92. urtetik aurrera emandako aldaketak eta KASen rekonfigurazioa; nazio eraikuntzaren estrategiaren despliegea eta bitartean ematen zen elite politikoen arteko negoziazioa (PNV-Ezker Abertzalea); Lizarra-Garaziren osteko dinamikak… Hamarkada horretan gertatutako mugimendu eta gertakariak ikertzea ezinbestekotzat jotzen dugu.

Edozein modutara ere, gure ustez, 2008rako ENAMen existentziari eusten ziona borroka armatuaren existentzia bera zen. Formalki mugimendu iraultzaile bezala egituratua zegoenak ordurako ez zuen estrategia ezta jardun politiko iraultzailerik. Horrela, borroka armatua desagertzerakoan, kohesio faktore nagusia desagertu zen. Desartikulazio prozesuan, borroka armatuak eta honen ondorioek hartu zuten zentralitatea, eta horrek, errealki erdigune izan beharko lukeen aferatik distraitu gintuen; herri honen askatasuna bermatuko zuen estrategia iraultzailea birpentsatzetik alegia. Agerikoa da egungo baldintzetan borroka armatua berrartzeak ez daukala inolako zentzurik, baina hortik haratago, zergatik jardun politiko iraultzaileari uko egin? Eta hor dago egun bizi dugun egoera ulertzeko gako nagusia; izan ere, ENAMen desintegrazio prozesuan egitura armatua ez ezik, prozesu iraultzailearen ondorengotza berma zezakeen egitura organizatibo eta teorikoa ere desmantelatu egin baitzen erabat, berririk sortu gabe eta berriak sortzeari ateak itxiz.

Testuinguru horrek eragindako hutsunean, beti existitu izan den erreformismoak hartu zuen kontrola. Sozialdemokraziaren bidetik, eta urteetan zehar metatutako akatsen laguntzarekin, ENAM alderdi politiko normalizatu bat bilakatu zen, joko parlamentario burgesean aritzeko prest. Hortxe kokatu zuen, gainera, jardun politikoaren erdigunea. Mugimenduaren aberastasun organizatiboa baztertu, funtzio iraultzailea bete zezaketen egiturak deuseztatu eta euskal burgesiarekiko hurbilpenerako apustua berretsi zen. Sistemarekiko integrazioa gero eta osatuagoa izanik, euskal herri langileak estatuentzako eta Kapitalarentzako lehen mailako buruhauste izateari utzi zion.

Alabaina, egungo faseak aukera berriak ere zabaltzen dizkigu. Teoria eta praktika iraultzailea goitik behera birpentsatzeko aukera historikoa dugu parez pare, eta gero eta jende gehiago dabil horretan burubelarri. Ez dugu ahaztu behar, ezta ere, egun Euskal Herriak duen potentzial politiko eta organizatiboa, oraindik bizirik dirauen arnas eta taupada iraultzailea, posible dela bakarrik aurreko hamarkadetan herri honen askatasunaren alde borrokatutako milaka militanteei esker. Izan direlako gara, garelako izango dira. Hortaz, iraganak eskaintzen dizkigun irakaspenetatik ikasi eta lanari ekitea besterik ez daukagu. Argi dugu herri honetako askapen integrala bermatuko duen proposamena klase kontzientzia nazional eta feministaren pean gorpuztuko dela. Kontrara, autonomismoak, estatutismoak, bake faltsuak edota kapitalarekin adiskidetuko gaituen beste edozein aukerak, ezingo dituzte inoiz errotik arazoak konpondu, horien funtsa arazoen erroak ezkutatzea baita. Bada, indarrak batu, berrantolatu, estrategia iraultzailea eraiki eta ekin diezaiogun norabide horretan ibiltzeari. Horiek dira egungo fase historikoaren lehentasunak. Guri dagokigunez, egun dominazio sistemak hartzen duen formaren analisian zentratuko gara hurrengo testuan.

+ Arrakalak hauspotu, etorkizuna piztu

+ Historiaren hari gorritik tiraka

+ Euskal Herriko klase borrokaren historia

 

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