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Nacionales E.Herria :: 27/07/2020

[Cast/Eusk] Proletario izaera / Carácter proletario

Ainhoa Vidal / Gedar
La urgencia política para cambiar la situación de las mujeres trabajadoras se encuentra, por tanto, en la reestructuración de la conciencia de este proletariado

Enlace al articulo en Gedar.eus

https://gedar.eus/ikuspuntua/ainhoa-vidal

Traducción A. Bas. para La Haine

Castellano

No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado íntegro, se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer de acuerdo a su ser. Su finalidad y su acción histórica le están trazadas, de manera tangible e irrevocable, en su propia situación de existencia, como en toda la organización de la sociedad burguesa actual. (K. Marx eta F. Engels. La sagrada familia, 1844).

Mi objetivo en la introducción anterior era explicar la necesidad de desarrollar una política antagonista ante una cuestión social capitalista que nos afecta específicamente a las mujeres trabajadoras. Como punto de partida quise dejar escritas algunas ideas generales y un esquema general, quizás algún día, como testigo del desarrollo de la teoría y la práctica política, para volver a ella y seguir desarrollando también esas ideas y conceptos. Sin embargo, como considero que estas ideas lanzadas al aire el otro día son un buen punto de partida en el camino de la liberación de las trabajadoras, me extenderé un poco más en las próximas entradas de lo que tienen que decir.

Mencioné que "el sujeto universal con potencial revolucionario es la clase trabajadora" y seguidamente sugerí "la necesidad de un programa basado en mínimos que tenga como deber inmediato la creación de mecanismos de defensa de las condiciones de vida de los sectores más desfavorecidos". En el artículo de hoy, me gustaría que se entendiera entonces de la condición de clase de la mujer trabajadora para explicar que la forma cultural de su opresión está condicionada por su función económica o por su posición en la relación capital-trabajo.

Por encima de los datos estadísticos, podemos observar que en la mayoría de los índices asociados a la escasez de recursos vitales los porcentajes de las mujeres superan la media: según datos del INE, aunque la tasa de población en riesgo de pobreza en el Estado español es ya alta (en torno al 25%), en los últimos 10 años ha aumentado en 4,1% en el caso de las mujeres, frente al 2% de los hombres. Atendiendo a los datos del Eustat, el 8,5% de las mujeres de la CAE vivía en pobreza de mantenimiento en 2018 [i], a falta de recursos económicos para hacer frente a las necesidades materiales básicas; en cuanto a la renta personal media, en la CAE en 2016, las mujeres eran un 18% inferiores a los hombres. En cuanto al empleo, los salarios bajos y la jornada a tiempo parcial predominan en las condiciones laborales de los sectores feminizados ocupados por mujeres proletarias [ii]. La tendencia de los casos de violencia machista también está lejos de ser descendente cuando abrimos los periódicos, por lo que situarlo entre los graves problemas que plantea el capitalismo no sería un disparate. [Iii] Sólo con una mirada rápida podemos percibir, por tanto, que nuestra miserable realidad nos exige a gritos la necesidad de mecanismos eficaces para que esta violencia que se ejerce en formas muy diversas deje de ser norma cultural.

Pero para poder desarrollar estos instrumentos no nos quedamos sólo en una mirada superficial, ya que estos datos no responden a un sistema ideológico ajeno al capitalismo, sino a la función estructural que para la acumulación de capital desempeña la opresión de la mujer trabajadora: que la fuerza laboral femenina aparezca devaluada y que la mujer trabajadora, junto con otros sectores, sea un sujeto socioeconómico en primera línea de las condiciones de precariedad más avanzadas [iv], entre otros. Todo ello, obviamente, sobre la base de una división sexual del trabajo que legitima el menosprecio social de las mujeres trabajadoras, que va cambiando de forma a medida que cambian las necesidades de acumulación de capital. Podríamos decir que desde hace décadas, la ofensiva burguesa contra estas mujeres trabajadoras ha tomado la forma de una feminización de la fuerza de trabajo y de un deterioro de las condiciones de vida de la mujer trabajadora. No seré yo quien niegue que, además de la cuestión de la mujer trabajadora, pueda existir una cuestión femenina extraordinaria que afecte a las mujeres burguesas o a las pequeñas burguesas, sino que lo que quiero decir es que no hay más que mirar con cuidado el entorno para darse cuenta de que la opresión que nos provoca a las mujeres trabajadoras es una clase de opresión. Y así, la cuestión femenina que afecta a la mujer trabajadora, por llamarla de alguna manera, se ve afectada por su condición de proletaria.

Volvamos, en un momento dado, a la primera frase mencionada. El proletariado es producto del capitalismo y, por tanto, decimos que es un sujeto universal y potencialmente revolucionario, porque existe en todo el mundo y el trabajo de capital tiene el mismo interés como producto de la relación. La clase trabajadora en la realidad social aparece como si tuviera intereses contrapuestos, pero si nos fijamos en el verbo no ha aparecido, y la clase obrera global está obligada a participar en la dinámica social que refuerza el poder del enemigo, entenderemos que se caracteriza por su dependencia vital de su enemigo, que se manifiesta en el mundo sin poder material ni libertad política. Pero sabemos que en el seno de esta subordinación económica se producen formas diferentes de opresión, como formas diferentes de afloramiento que tiene la dominación de clase, o como distintas subjetividades sociales que viven formas diferentes de desigualdad de oportunidades y discriminación.

De lo dicho podemos extraer dos conclusiones: por un lado, que tanto la base de la desigualdad de oportunidades como la imposibilidad de alcanzar la igualdad se explica por esta condición proletaria y, por otro, que la mujer trabajadora tiene como sujeto proletario la potencialidad revolucionaria de destruir la sociedad burguesa que le condena a su situación de subordinación, siempre que así y para ello se organice. Sin embargo, sin un movimiento socialista reforzado, aunque el proletariado existe como sujeto económico, no aparece como bloque político y cultural en la realidad social. Para que aparezca como una fuerza social capaz de revertir su situación, deberá construirse como un sujeto político con un marco de entendimiento e iniciativa propio. De lo contrario, mientras no reaccione ante su situación o limite la reacción a respuestas espontáneas, el proletariado será un conjunto de personas que no tienen más remedio que acostumbrarse a vivir en condiciones miserables, que seguirá reproduciendo entre sí las formas de relación competitiva y agresiva del capitalismo y que no optará por asumir el futuro de la sociedad sin ser conscientes de sus intereses comunes.

La urgencia política para cambiar la situación de las mujeres trabajadoras se encuentra, por tanto, en la reestructuración de la conciencia de este proletariado, de una forma cultural y política. En esa dirección podremos organizar nuestras luchas, con las condiciones de hoy y en función de las necesidades de hoy. Y ya hemos llegado a la segunda idea señalada al principio: ¿por qué es prioritario crear mecanismos de defensa de las condiciones de vida de las mujeres proletarias? Existe, por un lado, una ofensiva burguesa que los deteriora y no hay otros agentes políticos que hagan una defensa real de los mismos (salvo para hacer campaña a partir de la conciencia espontánea burguesa). Por otro, porque nos son necesarias experiencias de lucha que parten de las necesidades inmediatas de construir un poder propio, que ponen sobre la mesa tanto la base de la organización como la utilidad de nuestras bases. Porque, partiendo de necesidades concretas, entienden que esas necesidades lejos de ser propias son colectivas y comunes a la clase y permiten la formación de una clase universal, pueden ser el punto de partida para crear una nueva objetividad en la potencia. En definitiva, las luchas defensivas para mejorar las condiciones de vida de las mujeres proletarias, enmarcadas en el objetivo de transformar la condición de proletarias a través de la revolución, ponen condiciones para aumentar sus capacidades para atacar el principio de dominación de clase.

[I] Aunque no pueda saberlo con certeza, creo que, conscientes de los contextos en los que vivimos, las cifras de este año pueden ser más altas.

[II] Véase https://gedar.eus/ikuspegi/nahiasantander/analisi-socioeconomico-Corta-ofentsiba-capitalista-eta-emakumeen en-proletarizazioa-

[III] Debe analizarse bien por qué ocurre esto, cómo el contexto de crisis influye en un hipotético aumento de la violencia machista o qué formas concretas adopta ésta en el contexto actual.

[IV] Ibíd. "No sólo el sector juvenil, sino también las mujeres trabajadoras nos utilizan como herramientas para la ofensiva burguesa, como medio para extender las condiciones de trabajo y vida futuras a toda la clase trabajadora".

Euskera

No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado íntegro, se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer de acuerdo a su ser. Su finalidad y su acción histórica le están trazadas, de manera tangible e irrevocable, en su propia situación de existencia, como en toda la organización de la sociedad burguesa actual. (K. Marx eta F. Engels. La sagrada familia, 1844).

 Aurreko sarreran emakume langileoi espezifikoki eragiten digun auzi sozial kapitalistaren aurrean politika antagonista bat garatzeko beharrizana azaltzea nuen helburu. Abiapuntutzat ideia orokor batzuk eta eskema orokor bat idatzita utzi nahi izan nituen, beharbada, egunen batean, teoria eta praktika politikoaren garapenaren lekuko, bertara itzuli eta ideia eta kontzeptuok ere garatzen jarraitzeko. Hala ere, aurrekoan airera jaurtitako ideiok emakume langileon askapen bidean abiapuntu egokia direla uste dudanez, horiek esateko dutenaz zertxobait gehiago luzatuko naiz hurrengo sarreretan.

Aipatu nuen «potentzial iraultzailea duen subjektu unibertsala langile klasea dela» eta, segidan, «sektore kaltetuenen bizi baldintzen defentsarako mekanismoak sortzea berehalako eginbehar gisa izango duen minimoetan oinarritutako programa baten beharrizana» iradoki nuen. Gaurko artikuluan, orduan esandakoa uler dadin emakume langilearen klase baldintzaz mintzatzea gustatuko litzaidake, bere zapalkuntzaren forma kulturala bere funtzio ekonomikoak edo, kapitala-lana harremanean betetzen duen posizioak baldintzatzen duela azaltzeko.

Datu estatistikoei gainetik erreparatuz gero, ohar gaitezke bizi baliabideen eskasiari loturiko indize gehienetan emakumeen portzentajeek bataz besteko portzentajea gainditzen dutela: INEren datuen arabera, espainiar estatuan pobrezia arriskuan dagoen biztanleriaren tasa lehendik altua izanik ere (% 25 inguruan), azken 10 urteetan % 4,1ean hazi da emakumezkoen kasuan, gizonen kasuan, aldiz, % 2. EUSTATeko datuei begiratuta, EAEko emakumeen % 8,5 mantenu pobrezian bizi zen 2018an[i], hau da, oinarrizko beharrizan materialei aurre egiteko errekurtso ekonomikoen faltan; bataz besteko errenta pertsonalari dagokionez, EAEn, 2016an, emakumeena % 18 baxuagoa zen gizonezkoena baino. Enpleguari dagokionez, soldata baxuak eta lanaldi partziala dira nagusi emakume proletarioek betetzen dituzten sektore feminizatuetako lan baldintzetan[ii]. Biolentzia matxista kasuen tendentzia ere beherakorra izatetik urrun dagoela nabari da egunkariak zabaltzen ditugunean, beraz, berau kapitalismoak planteatzen dituen arazo larrien artean kokatzea ez litzateke disparate bat izango[iii]. Begirada azkar soilez antzeman dezakegu, beraz, gure errealitate miserable honek garrasika eskatzen digula mekanismo eraginkorren beharra, forma oso anitzetan gauzatzen den biolentzia honek norma kultural izateari utz diezaion.

Baina tresnok garatu ahal izateko ez gaitezen azaleko begiradan soilik geratu, datuok ez baitiote kapitalismoarengandik apartekoa den sistema ideologiko bati erantzuten, ez bada kapitalaren metaketarako emakume langilearen zapalkuntzak betetzen duen egiturazko funtzioari: lan indar femeninoa debaluatuta agertzea eta emakume langilea (beste sektore batzuekin batera) prekarietate baldintza aurreratuenen lehen lerroan dagoen subjektu sozioekonomiko izatea[iv], besteak beste. Hau guztia, noski, emakume langileon gutxiespen soziala zilegi egiten duen lan banaketa sexuala oinarri duela, kapital metaketaren beharrak aldatu ahala formaz aldatzen doana. Esan genezake azken hamarkadetatik hona, emakume langileon kontrako ofentsiba burgesak lan indarraren feminizazio baten forma eta emakume langilearen bizi baldintzen narriatze baten itxura hartu duela. Ni ez naiz izango emakume langilearen auziaz gain, emakume burgesei edo burges txikiei eragiten dien aparteko auzi femeninorik existitu daitekeela ukatuko duena; ordea, esan nahi dudana da inguruari pixka bat tentuz begiratzea besterik ez dagoela emakume langileoi eragiten digun zapalkuntza klase zapalkuntza dela ohartzeko. Eta horrela izanik, emakume langileari eragiten dion auzi femeninoa –nolabait deitzearren– haren proletario izaerak eragiten diola.

Itzul gaitezen, momentu batean, aipatutako lehenengo esaldira. Proletalgoa kapitalismoaren produktua da, eta, horrenbestez, diogu subjektu unibertsal eta potentzialki iraultzailea dela, mundu guztian existitzen delako eta kapitala-lana harremanaren produktu gisa interes berbera duelako. Errealitate sozialean langile klasea interes kontrajarriak balitu bezala agertzen da, baina aditzari erreparatzen badiogu agertu ez da izan, eta langile klase globala etsaiaren boterea indartzen duen dinamika sozialean parte hartzera behartuta dagoenez, bere etsaiarekiko duen bizi dependentziak ezaugarritzen duela ulertuko dugu, botere materialik eta askatasun politikorik gabe ageri baita munduan. Baina menderakuntza ekonomiko horren baitan zapalkuntza forma desberdinak gertatzen direla jakin badakigu, klase menderakuntzak dituen azalerapen forma desberdin bezala edo, aukera desberdintasun eta diskriminazio forma ezberdinak bizi dituzten subjektibitate sozial desberdin bezala.

Esandakotik bi ondorio atera ditzakegu: alde batetik, aukera desberdintasunaren oinarria zein berdintasuna lortzeko ezintasuna proletario izaera honek azaltzen duela eta, bestetik, emakume langileak bere menderakuntza egoerara kondenatzen duen gizarte burgesa suntsitzeko potentzialitate iraultzailea daukala subjektu proletario gisa, baldin eta horrela eta horretarako antolatzen bada. Mugimendu sozialista indartsurik gabe, ordea, proletalgoa subjektu ekonomiko bezala existitzen bada ere, ez da bloke politiko eta kultural gisa errealitate sozialean ageri. Bere egoera iraultzeko gai den indar sozial gisa ager dadin, ulermen eta ekinbide marko propioa dituen subjektu politiko gisa eraiki beharko da. Bestela, bere egoeraren aurrean erreakzionatzen ez duen bitartean edo erreakzioa erantzun espontaneoetara mugatzen duen bitartean, proletalgoa baldintza miserableetan bizitzera ohitzea beste aukerarik ez duten pertsonen multzoa izango da, kapitalismoaren harreman forma lehiakor eta erasokorrak bere artean erreproduzitzen jarraituko duena eta ez duena bere interes komunen jakitun izan gabe gizartearen etorkizuna bere eskuetan hartzeko hauturik egingo. 

Emakume langileon egoera aldatzeko urgentzia politikoa, hortaz, proletalgo honen kontzientziaren berregituraketan aurki dezakegu, haren forma kultural eta politiko baten berregituraketan, hain zuzen ere. Norabide horretan ahalko baititugu antolatu gure borrokak, gaurko baldintzekin eta gaurko beharren arabera. Eta honezkero hasieran aipatutako bigarren ideiara heldu gara: zergatik da lehentasunezkoa emakume proletarioen bizi baldintzen defentsarako mekanismoak sortzea? Bada, alde batetik, hauek narriatzen dituen ofentsiba burges bat abian delako eta ez dagoelako hauen defentsa erreala egingo duen beste agente politikorik (ez bada kontzientzia espontaneo burgesetik abiatuta kanpaina egiteko). Bestetik, botere propioa eraikitzeko berehalako beharrizanetatik abiatutako borroka esperientziak beharrezko zaizkigulako; izan ere, antolatzeko oinarria zein gure oinarrien baliagarritasuna mahai gainean jartzen dute. Beharrizan konkretuetatik abiatuta, behar horiek norberarenak izatetik urrun kolektiboak eta klasearekiko komunak direla ulertu eta klase unibertsal baten eraketarako aukera ematen dutelako, potentzian objektibitate berri bat sortzeko abiapuntua izan daitezkeelako. Finean, emakume proletarioen bizi baldintzak hobetzeko borroka defentsiboek, iraultzaren bidez proletario izaera eraldatzeko jomugan kokatuta baldin badaude, klase dominazioaren printzipioa erasotzeko gaitasunak handitzeko baldintzak jartzen dituzte.

 [i] Ziurtasunez jakiterik ez badut ere esango nuke, bizi dugun testuingururen jakitun, aurtengo zifrak altuagoak izan daitezkeela.

[ii] Ikus https://gedar.eus/ikuspuntua/nahiasantander/analisi-sozioekonomiko-laburra-ofentsiba-kapitalista-eta-emakumeen-proletarizazioa-

[iii] Ongi aztertu beharko litzateke ea zergatik gertatzen den hau, ea krisi testuinguruak nola eragiten duen biolentzia matxistaren gorakada hipotetiko batean edo zer forma konkretu hartzen dituen honek egungo testuinguruan.

[iv] Ibíd. «Gazte-sektoreak ez ezik, emakume langileok ere erabili egiten gaituztela ofentsiba burgeserako tresna moduan, hots, etorkizuneko lan- eta bizi-baldintzak langile-klase osora hedatzeko bitarteko gisa».

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/fT3h